Bueno, aquí está la siguiente entrega de las 20000 leguas de un boquerón submarino
Partimos de la base de Lorient el día 9 de octubre de 1941 a la ocho de la mañana. Como en la anterior patrulla había comentado que no quería volver a aguas africanas, los jefazos se han acordado de mí y me han enviado a patrullar al sur de Cabo Verde. ¡Si no quieres caldo, toma dos tazas!
Pero bueno, ya estamos acostumbrados a estas cosas. Así que nos vamos hacia el sur otra vez. Al menos nos pondremos morenitos ...
En vista de los problemas que he tenido en los últimos ataques a convoyes he decidido cambiar de táctica y atacarlos sólo de noche. Soy consciente de que es mucho más difícil conseguir buenas posiciones de tiro, pero es que de la otra manera lo único que conseguiré es que me hunda más pronto o más tarde. Bueno, primero las noticias del frente, como siempre:
En nuestro camino hacia Cabo Verde nos encontramos, oh milagro! con un convoy cerca de la costa portuguesa. Ya nos acordábamos de cómo eran los convoyes. Decido poner en práctica mi táctica de atacar de noche y a buen ritmo me sitúo por delante de la ruta supuesta del grupo. Allí les esperaré mientras anochece. Estamos a 16 de octubre.
Es difícil acertar a la primera y debo repetir la maniobra hasta que la noche siguiente el avistamiento consigo situarme en una ruta de interceptación respecto del convoy. Calculo la posición para que sea ya noche cerrada cuando el convoy pase por la zona. Me sumerjo, paro máquinas y escucho por el hidrófono. Ya se acercan ...
Aprieto los ojos contra el periscopio y veo desfilar por delante de la lente a los primeros integrantes del convoy. Están a unos 2000 metros de mí. De momento, los únicos barcos de escolta se oyen lejanos, muy por detrás del grupo principal. De éste sólo consigo distinguir los elementos que se encuentran más cerca de mí. A los demás los oculta la noche. Me fijo en un mercante medio que se dirige hacia mí y apunto dos torpedos a su popa y su proa. Hago fuego:
Después de la explosión y hundimiento del mercante ya no consigo distinguir ningún buque más. Es posible que el hundido fuera el último de su línea. Ese es uno de los inconvenientes de atacar de noche, pero de momento el saldo es positivo. No hay sonido de destructores y por el hidrófono puedo seguir todavía al convoy. Enciendo motores y los voy siguiendo. Y ese fue un error. El sonido de los motores enseguida atrae a la escolta como el dulce a las moscas. Ahora se dirigen hacia mí a toda máquina. Hora de irse abajo.
Las cargas empiezan a caer. El submarino se agita violentamente. Por eso la fotografía sale borrosa, apenas nos sosteníamos de pie.
Algunas cargas nos alcanzan. Los daños se reparan rápidamente y seguimos sumergiéndonos. El tiempo pasa mientras el ataque prosigue. Así durante una hora. Finalmente se alejan y podemos emerger. Imposible seguir al convoy. El factor sorpresa ya se ha perdido.
Seguimos nuestro viaje al sur y cuatro días más tarde, cuando ya hemos dejado atrás las Canarias no encontramos con un pequeño mercante que navega hacia el norte. Nos servirá para hacer prácticas de tiro.
Nos acercamos a toda máquina y lo acribillamos a corta distancia con el cañón de cubierta. En menos de cinco minutos se convierte en una antorcha flotante.
Seguimos rumbo al sur y ... ¡sorpresa! Otro convoy. Nos sorprende nuestra suerte.
Voy a volver a poner en práctica otra vez la táctica de atacar de noche, pero esta vez lo haré en superficie. Hago los cálculos pertinentes y me detengo en el punto que creo adecuado. Desde el UZO observo la calmada superficie del mar e intento distinguir algún buque entre las tinieblas. Al fin aparecen. Tranquilamente, sin prisas, elijo mi primer objetivo, un mercante medio que navega en la mitad del convoy, en su parte exterior más cercana a mí. Dos torpedos ya se dirigen hacia su objetivo.
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El buque se hunde delante de mis narices. En ese momento, el barco que navega en cabeza de la formación me ilumina con su proyector del puente. Joder! Intento esquivar el rayo delator y ordeno sumergirnos a toda máquina. La escolta se dirige hacia aquí clamando venganza ...
Consigo llegar a los 100 metros sin problemas. Sólo unas rozaduras en la parte de popa que son arregladas enseguida.
De nuevo a tomar viento la sorpresa. Nos vamos a nuestra zona de patrulla y me olvido del convoy por el momento. Realizo mi patrulla en la zona asignada sin ninguna novedad y me dirijo otra vez al norte. El tiempo ahora es bastante malo, pero aún así lo serviolas siguen en el puente. No nos encontramos muy lejos de la zona en donde avistamos el último convoy y es posible que aún tengamos suerte.
La suerte es relativa esta vez. En plena marejada avistamos un mercante que navega en solitario. Después de haber comprobado que se trata de un buque con pabellón británico nos dirigimos hacia él. Decido usar el cañón, ya que las nubes bajas de momento me cubren de cualquier ataque aéreo.
Y cuando digo que el estado del mar es malo, es porque es malo.
Parece que la artillería naval está de rebajas en esta temporada, porque ya es la segunda vez que me saludan con una descarga. Esta vez consiguen darnos en el puente. Milagrosamente no hay ningún herido, pero decido poner fin a la diversión de manera contundente.
Nos acercamos a toda máquina hacia el objetivo y lo rebasamos por babor. Su cañón está en su proa, por lo que no lo podrá usar. A 2000 metros de él me sumerjo. Me imagino la cara de angustia del capitán del mercante. Intenta girar a toda máquina, pero será tarde para él. Había previsto que intentaría escapar y me he situado justo a su babor. Ahora se dirige hacia mí. Tan sólo tengo que apuntar y hacer fuego. Será fácil.
Mal lo tienen los supervivientes con esta mar. En fin, nosotros ponemos rumbo al norte, hacia Lorient. Aún nos quedan algunos torpedos pero el cansancio empieza a hacer mella en los hombres. Finalmente, decido parar en Las Palmas y usar nuestro barco nodriza “Corrientes” que está situado allí para aprovisionarme de torpedos y llenar los depósitos de fuel. El día 29 de octubre avistamos las islas y nos ganamos 24 horas de descanso.
El 30 de Octubre soltamos amarras desde el puerto de Las Palmas y nos dirigimos hacia alta mar. Bueno, lo de soltar amarras es relativo, porque en realidad hemos estado abordados con nuestro buque “Corrientes”. Los españoles permiten que usemos sus aguas para aprovisionarnos, pero de momento no nos dejan usar sus puertos. Una foto del momento de la partida.
Pongo rumbo hacia la zona de Gibraltar mientras pienso seriamente en solicitar un traslado a la flotilla 29 cuando lleguemos (si es que lo hacemos) a Lorient. Me apetece navegar por el Mediterráneo, estoy cansado del mal tiempo del Atlántico. Además, diversos informes recibidos por el BdU apuntan que los británicos están moviendo unidades de superficie pesadas hacia ese escenario. Daría lo que fuese por poder ver un acorazado enemigo desde mi periscopio. En el Mediterráneo hay más posibilidades, aquí en el Atlántico sólo nos interesan los mercantes.
Mientras me dirijo hacia Gibraltar recibimos una notificación de que una unidad de superficie pesada se dirige hacia esta zona. Habrá que estar atento por si hay suerte. Mientras tanto seguimos nuestro viaje hacia el noreste.
Tres días después de nuestra partida desde Las Palmas, cuando ya estamos en la zona de “pesca” de Gibraltar avistamos un mercante solitario. Me sumerjo inmediatamente, no quiero que me vea y pueda alertar a la unidad británica que se acerca y que ya debe estar cerca. El estado del mar es bastante malo y tengo que acercarme bastante para tener una buena solución de tiro. Le lanzo dos torpedos y espero.
Uno ha impactado y se distingue la columna de humo del mercante alcanzado. El estado del mar es tan malo que no consigo ver nada más. Me sigo acercando y al fin puedo comprobar que el impacto ha sido letal.
Ordeno emerger y decido patrullar por la zona. Todos mis serviolas están en sus puestos intentando avistar el contacto del BdU.
Sin embargo, no hay suerte. Al día siguiente, la radio informa que la unidad de superficie ya ha cruzado el estrecho y se encuentra en aguas del Mediterráneo. Los malditos ingleses, dominando el aire desde su base de Gibraltar, lo tienen muy fácil para alertar a sus unidades de nuestra presencia y guiarlas por un rumbo alternativo. Estoy seguro de que el último avión que me ha obligado a sumergirme me habrá visto y habrá radiado mi posición. Ahora debo alejarme si no quiero tener problemas. Pongo rumbo al oeste.
Noticias de otros compañeros.
Sigo mi ruta hacia el oeste y en la noche del día 4 de octubre avistamos un convoy. El estado del mar es pésimo, con olas de varios metros de altura que sumergen el puente continuamente. La luna brilla en lo alto e ilumina suavemente a los mercantes. Una noche ideal para cazar.
A buen ritmo, me sitúo por delante del convoy y me sumerjo. Con este estado del mar, los escoltas bastante tienen con mantenerse a flote. De momento estoy seguro. El hidrófono me permite establecer la posición del convoy cada minuto. Mientras no cambie de rumbo se dirige hacia mí. Ordeno abrir los cuatro tubos de proa. Ajusto los torpedos a una profundidad de 5 metros y desactivo la espoleta magnética. Con este tiempo la mejor opción es la espoleta de impacto.
A duras penas consigo distinguir las siluetas de los primeros integrantes del convoy. Poco a poco van apareciendo los buques navegando lentamente. Sólo consigo ver la columna más cercana a mí, que se encuentra a unos 1000 metros. Otra columna navega por mi popa, pero no consigo verla. Apunto a dos siluetas (imposible saber qué son) y ordeno hacer fuego. Esperamos con el cronómetro en la mano mientras ordeno recargar los tubos. En pocos segundo se escuchan tres impactos.
Altísimas llamaradas surgen de uno de los buques alcanzados. Está herido de muerte. El otro ha sido también alcanzado pero parece que sigue navegando. No puedo acercarme a averiguarlo. Los proyectores de todos los buques se encienden a la vez e iluminan el mar a mi alrededor. Creo que no me han visto, pero por si acaso ordeno sumergirnos a 70 metros. Mientras se van recargando los tubos.
Escucho cargas lejanas. La escolta ya se ha empezado a mover. Y otra vez el maldito ping. Con esta mole los ecos del sonido deben marcar nuestra posición como si fuera un faro. Nos vamos hacia abajo mientras los escoltas se acercan. El ataque es brutal, me lanzan de todo.
Me paso horas en el fondo hasta que consigo emerger. Tenía las baterías casi agotadas y el aire del submarino se estaba volviendo irrespirable. El estado del mar sigue siendo igual de malo que cuando nos sumergimos. Nos dirigimos hacia el norte, hacia casa.
El 6 de octubre, dos días después del ataque al convoy avistamos un buque. El perfil nos resulta extraño, es la primera vez que lo vemos. Consulto con el libro de identificación y parece ser un “Liberty ship”, de fabricación norteamericana. Habrá que acercarse no sea que metamos la pata.
Efectivamente, es un buque británico. Ordeno abrir los tubos 1 y 2. Mi posición es perfecta. Ordeno hacer fuego. En unos segundos el mercante es historia (se me olvidó hacer una foto).
Nos dirigimos hacia Lorient a donde llegamos el día 10 de noviembre sin ninguna incidencia. Esta patrulla ha sido muy corta, pero es que el estado del mar hacía muy difícil nuestro trabajo y los hombres estaban agotados. Necesitamos descansar unos días en casa y no en un buque nodriza.
Beren escribió:Te animo a que intentes pasar el estrecho, justo ayer lo oncsegui, pero eso si, a costa de casi 3 horas de paciencia...
Yo ayer tb pasé el Estrecho. Cagondié, estaba lleno de vigilancia, y además si sacaba el persicopio acudían como bestias... Era impresionante ver a media docena de escoltas iluminar una zona mientras la machacaban con las cargas...
Al fin, al amanecer, logré doblar el cabo junto a una ciudad llamada "Cueta" y salí a mar abierto... Eso sí, luego me pillaron los hurricanes, y sufrí varios ataques, sin daños. Y de paso, me he llevado media docena de barcos por delante Ahora mi barco reposa en La Spezia, Oh sole mioooooo!
"I believe all people are ready to follow idols and ideals if they become suficiently emotionalized. Though every epoch brings forth its own idols, the people who cheer them remain the same."
"Panzer Commander", Hans Von Luck.
Nos hacemos de nuevo a la mar desde la base de Lorient el día 20 de diciembre de 1941. Ya han pasado más de dos años desde la primera misión de guerra y esto parece que cada vez va a peor. La última noticia es que le hemos declarado la guerra a los Estados Unidos de Norteamérica. Todos hemos visto en el mar estos últimos meses el enorme potencial de esta nación y la incertidumbre atenaza nuestros pensamientos. Como si no tuviéramos poco con la Home Fleet, ahora nos tocará lidiar con otra flota de superior tamaño.
Las noticias positivas son el grave problema de suministros que tienen los ingleses. Según nuestra inteligencia los convoyes se van a tener que multiplicar en los próximos meses si los británicos quieren aguantar el esfuerzo de guerra. Con los americanos involucrados en el conflicto, se espera una cadena de convoyes navegando por el Atlántico Norte. Esperamos tener suerte, aunque eso será en un futuro. De momento se nos ha asignado el cuadrante EJ58, que se encuentra al sur de Cabo Verde. Nos dirigimos a aguas africanas por enésima vez. Ya estoy harto.
Noticias del frente:
La salida de Lorient al atardecer:
Más noticias desde el frente. Al menos parace que el OKW sí que cosecha éxitos.
Ponemos rumbo al Sur bordeando la costa portuguesa, sobrepasamos las Canarias y llegamos a Cabo Verde sin avistar ni un alma en toda la travesía.
Sólo la radio nos sirve de distracción en estos días aburridísimos.
Una vez acabado el tiempo de patrulla, decido poner rumbo al norte a buen ritmo. A ver si cerca del estrecho tenemos más suerte.
Después de tres semanas de navegación aún seguimos sin avistar nada, ni un mal contacto del BdU. Así que decido poner rumbo a Lorient. Por primera vez en toda la guerra llegaré a base sin haber disparado un solo torpedo.
Cuando nos encontramos cerca de Lorient la Luftwaffe sale a recibirnos. Es nuestro primer avistamiento desde hace un mes. En fin, debe haber un gafe en la tripulación ...
Y ahora las novedades. He solicitado mi traslado a la flotilla 29, con base en el Mediterráneo. Ya lo hice en la misión pasada y me la denegaron, pero esta vez ha sido aceptada. Así que rápidamente se nos ordena cargar los petates en el próximo tren que sale para Italia y llegar al puerto de la Spezia, en donde nos espera nuestro próximo uboat. Afortunadamente no tendremos que cruzar el estrecho. Según nos cuentan, dispondremos de algunas mejoras por lo que hace a la protección AA. De momento nos acomodamos en los vagones mientras empezamos a soñar con largos días soleados y con las hermosas y fogosas italianas.
Pues en mi última patrulla, octubre de 1941 me han mandado al cabo san vicente... Pero para la siguiente, ya tengo planeada una visita a la costa Este americana que espero sea de lo más provechosa...
"I believe all people are ready to follow idols and ideals if they become suficiently emotionalized. Though every epoch brings forth its own idols, the people who cheer them remain the same."
"Panzer Commander", Hans Von Luck.
Bueno, por fin en Italia. Una semanita viajando desde Lorient hasta cerca de Génova, en donde se nos proporcionó transporte para La Spezia. La tripulación tiene la moral alta. Por fin dejamos el mal tiempo del Atlántico y nos venimos a la "millor terreta del món", es decir, el Mediterráneo.
Un grupo de muchachas italianas nos recibe a nuestra llegada a la base con ramilletes de flores. Me parece que esto me va a gustar ...
En fin, el deber nos llama y el día 10 de febrero nos ponemos en marcha y soltamos amarras de nuestra nueva base. Nuestro objetivo, patrullar un cuadrante situado al sureste de Malta. A ver si tenemos suerte y le podemos echar una manita a nuestros compañeros del DAK hundiendo algún transporte británico. Si quieren llevar refuerzos a Tobruk o Alejandría que vayan por Suez.
Foto de nuestra nueva base con spaghettini al fondo:
El Nodo no para ni en Italia:
Me permitiréis que os presente unas novedades en mi uboat. El primero es el nuevo componente electrónico llamado radar. Según nos aseguran desde Berlin con este aparatejo podremos detectar la presencia de cualquier cosa que flote a muchos km de distancia. Ya veremos ... no me gustan demasiado las novedades, en esta guerra ya se nos ha prometido el arma definitiva demasiadas veces.
Otra novedad es el nuevo puente, más grande y con armamento AA de más calibre y más numeroso. En primer plano los dos AA de 20 mm y al fondo, sobre cubierta el nuevo AA pesado (ahora no recuerdo su calibre, pero creo que era de 37 mm).
Personalmente opino que esto no sirve para nada, ya que las posibilidades de salir ilesos de un encuentro con un avión son mínimas. Lo mejor que podemos hacer siempre es sumergirnos. Estoy pensando seriamente en cambiar a un tipo VIIC en la siguiente misión. El tipo IX no me acaba de gustar, demasiado pesado y lento para sumergirse. Me lo pensaré.
La siguiente novedad no se ve, pero es una especie de recubrimiento antisonar en el casco. No tengo ni idea de qué está hecho, pero nos aseguran que es capaz de reducir la señal del submarino en el sonar. En fin, novedades y más novedades, pero lo único cierto es que cada vez nos hunden más submarinos y a nosotros nos cuesta más acercarnos al enemigo sin ser detectados. Y la última novedad son las llamadas "contramedidas", una especie de señuelos que podremos soltar cuando seamos atacados y que confunfirán al enemigo. Son una especie de balones que se inflan y confunden al sonar enemigo, haciéndole pensar que estamos donde no estamos .. en fin, que no sé si me he explicado bien. Ya lo probaremos sobre el terreno.
En fin, nosotros a lo nuestro. Noticias desde el Atlántico. A ver si ahora que nos hemos ido va a empezar la fiesta ...
De camino a nuestro cuadrante:
Pronto comprobaremos la efectividad del radar. La noche del 14 de febrero el operador de radio informa de que recibe un contacto delante de nosotros, a unos 6 km. Es noche cerrada y los serviolas no distinguen nada. Avanzamos y decido sumergirme para escuchar por el hidrófono y ... en efecto, un contacto débil se escucha por delante de nosotros. Por el sonido es un mercante. Emerjo y ordeno poner rumbo hacia allí a media máquina. El radar me guía. Enseguida los serviolas lo avistan y me preparo para atacar. El contacto es identificado sin lugar a dudas como un Liberty Ship, por lo tanto, enemigo. Me preparo y lanzo dos torpedos.
Pronto es historia. El primer éxito del radar. Asombrados por la efectividad del aparato nos dirigimos a nuestra zona de patrulla sin avistar nada. Decido darme un garbeo por el oeste y me acerco a las costas españols y luego a la zona del estrecho. Me apatece echar un vistazo a esta zona desde el otro lado. Y hay suerte. El 14 de marzo de nuevo el radar no sinforma de la presencia de un contacto a nuestras 12. Hay un poco de niebla y nuestros serviolas no lo ven, pero el chivato del radar sí. Enseguida pongo rumbo hacia esa zona. En pocos minutos avistamos el mercante.
Avistar tan pronto un buque es una suerte porque tienes mucho más tiempo para prepararte. Me seumerjo y me acerco a una posición muy favorable, casi óptima.
Cinco minutos después el mercante es historia.
Y sin más novedad nos dirigimos a casita, muy satisfechos con el funcionamiento del nuevo juguete. Y encima no hemos tenido ni un día de mal tiempo. Hasta el color del mar es diferente. ¡Qué más se puede pedir!
Bueno, después de mucho tiempo, sigo con mis desventuras en el Mediterráneo. Debo pedir disculpas, pero el exceso de trabajo y un fallecimiento súbito de mi placa base me dejó a dos velas. Sólo tenía el portátil y el SHII no va demasiado fino en él, así que he estado casi diez días sin poder navegar.
Bueno, sigamos:
Estamos ya en el mes de abril de 1942. La guerra terrestre y aérea sigue su curso en el frente oriental mientras que en los océanos nuestros uboats combaten a los convoyes que se dirigen hacia Inglaterra. En el Mediterráneo se lucha ferozmente por el control de las vías de aprovisionamiento marítimas que sustentan a las tropas que se encuentran luchando en el norte de África. Ahí, en el Mediterráneo, es donde estamos nosotros.
He pedido volver a comandar un clase VII. Lo siento por los mastodontes de clase IX, pero no consigo encontrarles el feeling. Me parecen lentísimos para sumergirse y demasiado grandes para pasar inadvertidos. Nunca he estado a gusto en ellos. Por eso, usando toda la reputación que he ganado estos dos años, he conseguido que se me asigne un clase VIIC. Ya veremos de lo que es capaz de hacer este pez en un mar tan pequeño.
Bueno, soltamos amarras una tranquila mañana del 22 de Abril (víspera de San Jorge). Se nos ordena patrullar una zona próxima a Malta, la espina que tenemos clavada en medio del Mediterráneo. Esperemos tener suerte.
Los días transcurren plácidos en este pequeño mar. El color del cielo es más azul que en el Atlántico.
Noticias frescas desde Berlín:
Seguimos sin toparnos con ningún buque de guerra aliado de los "importantes". De vez en cuando avistamos algún destructor cerca de Malta pero ni nos acercamos. El día 25 avistamos un pequeño mercante que se dirige hacia la pequeña isla. Debe llevar suministros desde Alejandría. A por él.
Nuestra primera víctima. Aunque era un mercante muy pequeño eso nos alegra el día. Es un buen presagio empezar en un nuevo buque con buen pie.
Seguimos patrullando y el día 26 avistamos otro mercante.
Es una noche tranquila y con luna y la visibilidad es magnífica. Ordeno sumergirnos y esperar que pase por nuestra proa. Apunto dos torpedos y disparo.
Es alcanzado. Creyendo que se iría al fondo rápidamente ordeno emerger y me llevo una desagradable fiesta de bienvenida.
Con los motores detenidos y haciendo agua, pero el maldito aún tienen narices de disparar. Un proyecyil ha caído al lado del puente y no ha matado a alguien de milagro. Ordeno sumergirnos de nuevo y rematar la faena bajo el agua.
Sin más novedad nos dirigimos hacia el este. A ver si cerca de Alejandría conseguimos cazar algo.
El próximo avistamiento tiene lugar dos días más tarde. Es noche cerrada y más que verlo nosotros nos avista él. Un foco surge de la oscuridad de súbito y empieza a disparar sobre nosotros. Inmersión de emergencia. Al principio pensé que era un destructor y me dije:"Estamos jodidos", pero pronto el sonarista me advirtió que se trataba de un mercante.
En un par de minutos nos colocamos en posición de ataque y pronto fue enviado al fondo. Ordené sumergirnos tan solo salieron los torpedos de los tubos, aún estaba con los nervios a flor de piel. El sonar nos confirmó que el mercante había sido alcanzado y el sonido del hierro aplastándose (me encanta ese sonido) nos indicó que se iba al fondo.
Nuestros sumergibles ya se pasean por la costa americana.
De nuevo vuelta a la tranquilidad. El próximo avistamiento sucede el día 30. La misma rutina. Se identifica como enemigo. Nos situamos en una posición favorable y esperamos. No falla.
De camino a casa acabamos con otro pequeño mercante. Al volver nos consideramos afortunados por tener tanta suerte (5 hundimientos) y por poder disfrutar de este mar tan cálido y placentero.
Hombre, Lino. ¿Diez días? Una babaridad lo que nos tuviste esperando, pero muchísimas gracias por seguir con tu AAR, a ver si Haplo coge recorte y recuerda que está en plena ruptura por tierras de Normandía.
“Es natural que en el corazón de todos ustedes vibre el deseo y la esperanza de aplicar lo que han aprendido aquí. ¡Olvídenlo!: la guerra es el infierno”, Sherman a unos cadetes.
¿Y qúe quieres que te cuente de las italianas, pillín?
Las mejoras las pierdes cada vez que cambias de submarino, pero tenía suficiente crédito acumulado para poder hacerme con ellas otra vez. No acababa de hacerme con el clase IX, es como capitanear un petrolero. Prefiero los clase VII, mucho más ágiles y difíciles de detectar.
y salí a mar abierto... Eso sí, luego me pillaron los hurricanes, y sufrí varios ataques, sin daños. Y de paso, me he llevado media docena de barcos por delante 
Ahora mi barco reposa en La Spezia, Oh sole mioooooo!
