El 12 de junio, a mediodía, partimos hacia una nueva patrulla por los mismos mares que surcaron Ulises y Eneas. Con la moral alta y bien morenitos por las horas de sol de que disfrutamos en el sur de Europa soltamos amarras. Bueno, en realidad falta uno. El pobre Albert, nuestro ofical técnico, tuvo un pequeño "percance" después de salir de la taberna del pueblo en el que nos alojamos. De momento el mar se ha acabado para él y se va a quedar reposando (muchos hombres creen que lo ha hecho a propósito para poder estar más tiempo cerca de la panadera del pueblo, una moza de muy buen ver ...)
Todo transcurre plácidamente (qué diferencia con el Atlántico) y el mar mece suavemente el U608 (sí, cambiaron de nombre mi uboat, ahora ya no somos el U103). Nos dirigimos hacia el oeste de Creta, nuestra zona de patrulla.
Las noticias del frente:
Dos días después de partir avistamos un mercante. Estamos cerca de aguas italianas y quiero asegurarme de su nacionalidad antes de tomar una decisión, así que decido acercarme un poco.
Enemigo!!. Profundidad de periscopio, máquinas a media potencia, abran tubos 1 y 3. Zafarrancho de combate!!!. Arriba periscopio de observación. Sonarista a su puesto!!. Quiero su posición cada dos minutos!!.
Es un mercante pesado británico. No sé qué hace tan cerca de la costa italaina, espero que no estén desembarcando comandos o algo parecido. Bueno, se va a enterar.
Lo tenemos centrado en el periscopio y estamos en buena posición. Ahora es muy fácil tomar su rumbo y calcular su velocidad. Eso y un poco de trigonometría y ...voilà
Uno menos. Ahora a seguir nuestro camino.
Pasando cerca de Mesina nos encontramos con un buque alemán.
Nos saludamos y seguimos hacia el sur. Nada sucede hasta diez días después, cuando en plena noche el radar nos da un contacto muy cerca de nuestra posición. Nos dirigimos hacia allá y pronto avistamos un mercante ligero. Paramos motores y dejamos que se acerque hasta los 1000 metros. Un torpedo y un par de cañonazos lo envian al fondo antes de que la tripulación sepa qué ha pasado.
Con poco combustible nos dirigimos hacia La Spezia, donde atracamos el 6 de julio.
Y ahora, novedades. Me han ascendido a Oberleutnant y me han enviado de nuevo al Atlántico. Tanta dicha en el Mediterráneo no era normal. Ahora nos tocará volver a sufrir.
Enhorabuena por el ascenso. Aunque la vuelta al Mar del Norte no presagia nada bueno.
Ten cuidado y asegurate en tu próximo blanco, no te vaya a pasar esto:
PD: Una cosa en la que me fijo siempre es en las noticias del frente y me llama la atención la cantidad de submarinos perdidos cada vez.
Siempre pone x submarinos por x toneladas aliadas.
¿Se perdían tantos submarinos mensualmente?.
Saludos,
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Antes que nada, perdón otra vez por el retraso. Ando muy liado últimamente y tengo pocas horas semanales para jugar al SHIII.
Primero te contesto, Santi. Lo de poner el número de uboats comparado con las toneladas hundidas tiene mucho sentido. La única intención de los uboats era estrangular la cadena de avituallamiento a la que debía recurrir Inglaterra para mantener la guerra y su misma existencia. Sin embargo, la Kriegsmarine también era consciente de que las tripulaciones de uboats eran militares altamente preparados y que debían ser usados con cuidado, ya que eran mucho más difíciles de reemplazar que otro tipo de soldado. Por eso siempre se estaba comparando las toneladas hundidas con el número de uboats perdidos: para saber si compensaba. En los primeros meses de la guerra el balance era positivo pero a partir de mediados del 42 la cosa cambió ya que el radar y las nuevas técnicas de protección de convoyes hicieron mella en los submarinos alemanes, haciendo incluso que fueran llamados todos a sus bases para revisar sus propias técnicas. En mayo de 1943, por ejemplo, se perdieron más de 30 submarinos con más de 10000 marinos muertos o desaparecidos. Una cifra imposible de soportar para la Kriegsmarine. A partir de esa fecha ya fue todo cuesta abajo para ellos, entre la superiroridad aérea aliada (verdadera cruz de los uboats) y las mejoras tecnológicas nunca se recuperó. Sólo cuando se atacó la costa este americana se obtuvieron algunos hundimientos significativos, pero la suerte ya estaba echada.
Bueno, y ahora sigamos :
Partimos el 26 de julio de la base de Lorient. El rostro de los hombres es sombrío. Después de los meses pasados en el Mediterráneo en el que no avistamos un solo buque de guerra aliado ahora todos sabemos qué nos espera ahí afuera. Los hundimientos de uboats han empezado a aumentar y se habla de una nueva arma aliada que es capaz de detectar submarinos a muchos quilómetros de distancia. Desde luego, no es para sonreír.
Antes que nada, las noticias:
Ya casi no nos acordábamos del tiempo infernal del Atlántico. En un día se nos refresca la memoria.
El cuadrante que se nos ha asignado está en la costa africana y ponemos rumbo al sur cruzando el golfo de Vizcaya, en donde la galerna de turno nos está esperando. Bordeamos la costa portuguesa sin problemas y al pasar por el oeste de las Canarias el operador de radio me avisa de la existencia de un contacto en el radar. El tiempo es muy malo y la visibilidad muy reducida, pero aún así decido seguir en superficie y acercarme a ese contacto. "Ya tendremos tiempo de sumergirnos", pensé.
Efectivamente, un par de horas después, la figura de lo que parece un mercante aparece entre la bruma a poca distancia de nuestra proa.
En un par de minutos aparecen dos más. Es un pequeño convoy. Entonces seguro que hay escoltas. Con esta visibilidad no quiero arriesgarme a que me sorprendan en superficie y ordeno navegación periscópica. El hombre del sonar avisa de un contacto dirigiéndose hacia nuestra posición. Es posible que sea un mercante o algún buque de la escolta. De momento parece que no hemos sido detectados.
Con este tiempo horrible no quiero arriesgarme. Abro las compuertas y aunque la distancia no es demasiado buena, apunto al mercante que está en medio de la formación. Si fallo quizás le de al de delante o al de atrás. Ordeno lanzar tres torpedos y ...
Uno estalla nada más activarse la espoleta. Silencio. Parece que no se han dado cuenta de la explosión ... pero pronto nos damos cuenta de que no es así.
El sonarista avisa de que dos contactos nuevos se dirigen a toda velocidad a nuestra posición. ¡¡Maldita sea!! "Inmersión de emergencia!!!. A 140 metros, que nadie haga ruido, navegación silenciosa."
Así que nos vamos al fondo poco a poco mientras los contactos se acercan cada vez más. Ordeno ir variando el rumbo a intervalos de pocos minutos pero parece ser que no consigo despistarlos. En uno de eso giros el sonarista avisa de que ha recogido un impacto de torpedo. Al menos hemos dado en uno de los mercantes. Ordeno marcar su posición estimada en el mapa por si acaso sobrevivimos y hay que rematarlo.
Pronto empiezan a caer las cargas a nuestra popa. Empiezo a contarlas. 1,2,3 ... 11,12,....28,29,... Navegamos a más de 100 metros y una descarga casi nos alcanza.
Otro buque se une a la persecución. Convencido de que no los voy a despistar a base de maniobras evasivas, ordeno bajar hasta lo 170 metros jugándome el submarino.
La tensión se palpa en el ambiente y todos recordamos situaciones anteriores. Al llegar a 170 metros todo el submarino cruje como una bellota a punto de ser aplastada. Ordeno detener los motores y silencio absoluto. Las cargas van cayendo a nuestro alrededor durante más de una hora, pero ninguna nos alcanza. Creo que no se imaginan que esté a esta profundidad y las tiene ajustadas a menor profundidad. Como no puedo hacer nada, me tumbo tranquilamente en la cama a descansar. Los hombres con menos experiencia lo pasan mal.
Después de haber estado así durante más de una hora y media por fin deciden alejarse. Espero prudencialmente otra hora antes de subir (todo esto sin acelerar el tiempo) Cuando elevo el periscopio de observación veo justamente lo que quería. Un mercante completamente escorado a estribor y en muy mal estado. Seguro que es el que recibió el impacto del torpedo. Ahora es coser y cantar. Nos acercamos lentamente hasta unos mil metro de distancia y lo remato con otro torpedo.
Antes de que se acabe de hundir decido emerger y echar un vistazo. Me resulta curioso que un buque de pabellón inglés transporte aviones de bandera frabncesa por estas latitudes.
Nos alejamos mientras el buque se hunde poco a poco. Decido poner rumbo a las Canarias y repostar fuel y torpedos antes de seguir con la patrulla. Hemos gastado demasiadas provisiones desde que salimos de Lorient.
Saludos
Última edición por Lino el 12 Dic 2006, 20:04, editado 5 veces en total.
La cosa se esta poniendo malita para ponerse a navegar por esos mares con un submarino aleman.....
Yo iria pensando en cambiar de bando y entregarme antes de que me envien al fondo para siempre.
Genial. Es como vivirlo. Muy bien redactado y los graficos consiguen una perfecta ambientación.
Estoy deseando que salga la cuarta parte.
Yo jugué mucho a uno que creo recordar se llamaba Wolfpack. Es apasionante sentir minimamente la sensación de ir en un submarino. El factor sorpresa está siempre presente y le pone mucha emoción a la aventura.
Gracias por recordarme aquellas horas de juego.
De nuevo sigo con las aventuras del capitán "Memo".
Como recordaréis, estábamos en el puerto de Las Palmas, recuperándonos de nuestra última y fallida misión. Después de haber pasado 24 horas repintando el uboat y recargando pertrechos nos hacemos de nuevo a la mar. Esta vez ponemos proa al norte. Tenemos ganas de revancha.
Unas fotos saliendo de las Canarias, en donde se puede apreciar nuestro buque de aprovisionamiento y un pesquero español que se sorprendió al ver un submarino alemán emerger de repente.
Nos dirigimos hacia el golfo de Vizcaya con un clima apacible y sin ser molestados (cosa rara) por la maldita RAF que se dedica a ptrullar esta zona desde su base en Gibraltar. Pronto la calma dará paso a la tempestad...
En esta patrulla podremos comprobar como un error en apariencia insignificante puede acabar en un desastre total. Y cometer errores es muy fácil a estas alturas. A unos 400 km al oeste de las costas españolas de Galicia, uno de nuestros serviolas detectó la presencia de un buque que se dirigía hacia nosotros. La niebla no permitía identificarlo con precisión, pero parecía un mercante. Dí orden de sumergirnos a profundidad de periscopio y esperar.
Enseguida identificamos el contacto. Se trataba de un buque transatlántico usado como transporte de tropas. Una buena presa, y encima se dirigía directamente hacia nuestra posición. No nos había visto. Ordeno apagar motores y bajar el periscopio. Hago rápidamente un cálculo mental de su distancia y velocidad estimada y decido que hasta dentro de tres minutos no levantará el periscopio. Espero que entonces lo tenga a unos 1000 metros a proa y sea un blanco fácil. Pero veremos que no fue así. A los tres minutos ordeno subir el periscopio y sólo veo agua. Ordeno emerger inmediatamente temiendo que la he cagado. Efectivamente, no he tenido en cuenta la velocidad tan elevada que pueden llevar estos buques (al tenerlo de prora resultaba más difícil) y el buque se aleja a hora a toda velocidad por mi popa. ¡Debe navegar al menos a 20 nudos!
Ordeno avante a toda máquina, viro en redondo y ordeno a la tripulación que se sitúe en el cañón. El buque nos ha visto y empieza a hacer zig zags. Eso no es lo que más me preocupa: seguro que todos los aviones de la RAF en un radio de 100 km y cualquier destructor que esté por la zona se están dirigiendo hacia aquí a toda leche. Hay que hundir a la presa enseguida y sumergirnos.
Ordeno lanzar una salva de tres torpedos. Espero que no los pueda esquivar todos:
Tenemos suerte y recibe dos impactos en su popa mientras que el cañón hace su trabajo con efectividad. Poco a poco va perdiendo velocidad, pero ya han transcurrido casi diez minutos desde nuestra emersión.
Poco a poco se va deteniendo y para motores. Al fin se hunde:
Pero ahora empiezan las malas noticias. Enseguida se avistan dos aviones en el horizonte. No me voy a quedar para comprobar si son de los nuestros. Ordeno inmersión de emergencia. Cuando estamos sumergiéndonos dos explosiones sacuden la superficie cerca de nuestro submarino. Eran enemigos ... mal asunto.
El sonarista empieza a cantar contactos que se acercan a toda velocidad. Al menos identifica a tres que parecen ser destructores. Suenan los pings. Empieza la caza.
Navegación silenciosa y a 120 metros. Las cargas caen y caen ... Alguna nos roza pero ninguna nos alcanza de lleno. Tras casi una hora parece que el peligro ha pasado.
Cuando anochece aprovechamos para emerger y recargar oxígeno y baterías. Y entonces, sorpresa:
Un destructor aparece de repente en medio de la oscuridad escupiendo fuego. Esta vez sí nos alcanzan.
La torre registra la mayor cantidad daños, pero al menos los timones y motores parece que funcionan correctamente. Otra vez la pesadilla de las cargas.
Esta vez estamos muy cerca. Una estalla muy cerca y nos deja muy tocados.
La misión ya se ha terminado, ahora hay que llegar a casa vivo. No sé si será fácil. Nos sumergimos hasta los 100 metros conteniendo la respiración. El submarino está tocado y no sabemos si resistirá la presión. Los crujidos nos ponen a todos los pelos de punta. Pero de momento parece que resiste. Así transcurre toda la noche. Por la mañana temprano, el destructor se larga. Nuestras baterías están casi agotadas y el aire del interior del submarino está completamente viciado. Si se hubiese quedado sólo una hora más no hubiésemos tenido más remedio que emerger y nos hubiesen capturado. Aprovecho para sacar el uboat a flote y dirigirme a toda máquina (que no es mucho, tenemos daños en los motores diesel) hacia Lorient. al fin llegamos sanos y salvos a casa el primero de octubre del 42.
Esto se pone cada vez más difícil.
Lino, tal y como se estan poniendo las cosas vuelvo a insistir en que reconviertas el submarino en un yate para sacar a los peces gordos del partido a dar una vuelta por la bocana del puerto.
Da gusto leer estas aventuras, hasta ya me parece formar parte de tu tripulacion y todo...
Pedazo aar. Felicidades. También tengo este juego y es una maravilla. Lo que menos me gusta es la vuelta a casa, que se me hace eterna Pero como simulador de submarinos es lo mejor que he visto nunca.
Ahhhh, buena visita a Canarias jejeje. Nunca me he adentrado tanto con mis subs Un saludo
El 9 de enero a primera hora se recibe una orden urgente del BdU. Nos encontramos en Lorient, descansando de nuestra última patrulla y poniendo a punto el U608 para la próxima misión. Lo que no esperábamos es que esa patrulla llegara tan pronto, pensábamos estar unos días más en tierra disfrutando de un poco de paz. Pero parece ser que en la marina no hay descanso posible.
Así que ordeno que se busque a los marineros que no estaban de guardia entre los burdeles y las tabernas del puerto y rápidamente dejamos el submarino listo para zarpar. Nuestro objetivo es el cuadrante AL39, por el que se supone que deberán navegar dos convoyes que según inteligencia naval han partido desde Boston con destino a Gran Bretaña.
Los informes del BdU llegan con su habitual puntualidad.
Los primeros días tanscurren tranquilos, tan solo algunos avistamientos lejanos de aviones que son ignorados. Navegamos muy alejados de la costa y no me preocupa la RAF. Al menos de momento.
Llegamos a nuestra zona de patrulla sin más incidentes. Los días son todavía muy cortos y por la noche ordeno navegar sumergidos. Estas aguas están dominadas ahora por la Home Fleet (nuestros buques de superficie han perdido claramente la partida en esta guerra) y no querría verme sorprendido en plena noche en superficie.
En una de estas noches el sonarista avisa de múltiples contactos alejándose de nuestra posición. A pesar de que el contacto es muy débil decido intentarlo y ordeno emerger y dirigirnos hacia esa posición a media máquina. Mando al puente a los mejores serviolas de la tripulación, hay que estar muy atentos porque la noche es muy oscura y no me fío ni un pelo de esos asquerosos tommys. Muy pronto tenemos suerte y avistamos un buque. Ordeno sumergirnos inmediatamente.
Estamos muy lejos y la noche es muy oscura, a duras penas distinguimos su silueta. Mientras me planteo dar la vuelta e intentar adelantar al convoy para situarme en un ruta de interceptación, un contacto nos sorprende a nuestra popa. Así que ordeno navegar de manera silenciosa e irnos al fondo. De momento el convoy deberá esperar. Poco a poco van apareciendo más contactos acercándose a toda velocidad. No creo que nos hayan visto pero la situación es peligrosa. ¿Tendrán algún nuevo engendro electrónico que detecte nuestra presencia? Me escama esta manera de acercarse.
Nos sumergimos a 140 metros y esperamos. De momento parece que el peligro pasa y los destructores no arrojan ni una sola carga, pero aún así siguen en nuestra vertical. Esto no me gusta ni un pelo. Ordeno silencio absoluto y esperamos. Al cabo de un buen rato los destructores se alejan, pero la oportunidad ya se ha perdido. Así que me dirijo de nuevo hacia el oeste y espero tener mejor suerte con el segundo convoy.
Mientras tanto ordeno poner rumbo cerca de las Azores y recargar fuel en el U643, que se encuentra en aquella zona. El viaje se transforma en una agradable navegación por el Atlántico, que se encuentra extrañamente quieto.
Tras cinco días de navegación nos encontramos con nuestro camaradas. Nos intercambiamos saludos y brindamos a su salud. Encontrarse con un alma en medio del océano siempre es motivo de alegría.
Cuando partimos lo semblantes están tristes. Todos sabemos que la zona marítima a la que nos dirigimos es la más protegida de todo el planeta, si exceptuamos algunas del Pacífico. Sabemos que cada día es un poco más difícil seguir vivos. Aún así, cumplimos con nuestro deber.
A 600 km de la costa de Galicia, y otra vez en plena noche, el sonarista informa de múltiples contactos. Ordeno navegar de manera silenciosa, ya que parece que estos contactos se acercan a nuestra posición. Tras más de diez minutos así, un grito del sonarista nos deja a todos paralizados.
“Contacto a nuestra proa, a corta distancia, acercándose a toda máquina. Parece un destructor, señor, y creo que viene hacia aquí”.
No me lo puedo creer, ni siquiera hemos salido a superficie y nos han detectado. Ordeno subir el periscopio de observación y lo que veo me deja helado:
Pero esta vez es TARDE. El destructor viene hacia nosotros como un torpedo. Nos embiste con su casco sin dejar caer ninguna carga. La colisión crea importantes vías de agua en la zona de torpedos y el submarino se hunde de proa casi en picado. Nos vemos obligados a soltar aire comprimido para no irnos hacia el fondo. Eso hace que el submarino se estabilice, pero nos deja a sólo 20 metros de la superficie. Los hombres corren por todo el submarino tapando vías de agua, tenemos varios heridos y la situación parece empeorar. El destructor ha virado en redondo y se acerca a rematarnos. Estos últimos segundos todos nos miramos y sabemos que la suerte está echada. Algunos hombres se cogen las manos, otros se tapan los oídos, pero la mayoría están tranquilos. Nos hundiremos como auténticos soldados alemanes.
La primera descarga sentencia al U608:
Las inundaciones son esta vez muy graves, lentamente nos empezamos a hundir. Las luces del submarino tililan y se apagan. Es el final, todos lo sabemos. Luego, un crujido, agua en la cara y después ... la nada.
Bueno, aquí se ha acabado el AAR. Ha sido un placer poder compartir las aventuras de esta campaña con todos vosotros. Esta ha sido la campaña en la que más lejos he llegado. Espero que hayais disfrutado tanto como yo.
Un saludo
Última edición por Lino el 17 Dic 2006, 22:13, editado 3 veces en total.
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