Patxi escribió:Patxi escribió:
El teniente Patxi escucho el tintineo de las botellas en la parte trasera del jeep. El encuentro con el teniente Iberalc habia resultado decepcionante. No contará con su compañia para la toma del puente.
-Ordenes del coronel -chasqueo los dientes Iberalc mientras se limaba las uñas recostado en un sillon estilo Luis XVI.
-¿Como pretende el coronel que tomemos el puente y dos nidos de aguila que lo defienden desde las alturas solo con una compañia?
-Ni idea -volvio a retocarse la uña del dedo indice-, puede contactar con él usando la radio que tenemos instalada debajo.
El tintineo persistia y el teniente ordeno al chofer que redujese la velocidad. Solo faltaria que llegasen a Picard House sin una gota que echarse al gaznate para pasar el mal trago. Esperaria contactar con Koenig y pedirle apoyo con su compañia. El bueno de Koenig. Seguro que no le fallaria. Ahora solo hacia falta saber en que garito de mala muerte se haya metido en visperas de la ofensiva. Jodio estres:
-Chunguez, acerqueme el tabaco por favor. Me voy a fumar una pipa.....
La llegada a Picard House, punto de concentracion de la compañia Charlie horas antes del ataque, no sirvio de cura para la gastritis que comenzaba a castigar las tripas del teniente Patxi. El lugar era un erial infecto. Nada que ver con Villetot, con sus bonitas y coquetas casas y sus cuidados e inmaculados jardines y aquel aire limpio y perfumado. Picard House era una granja inmunda, con una miserable casucha de granjeros, un enorme establo que hacia las veces de barracon y muchas boñigas de vacas y caballos salpimentando todo el terreno. Con las altas temperaturas de ese mes de junio, una miriada de mosquitos tigre completaban aquel cocktail demencial.
-Dios mio, ¿pero que es esto?
La pipa se le fue resbalando de la boca. No queria ni imaginarse las condiciones de los hombres de la compañia que le habia tocado en gracia al teniente, aunque por los alrededores reinaba la quietud y no se veia ni un alma.
El jeep se detuvo frente a la puerta de la casucha. Patxi bajo lentamente. Incredulo. Todavia en estado de shock. Tres hombres, los unicos en kilometros a la redonda, se encontraban sentados en la entrada, jugando a los dados y se levantaron rapidamente al ver las insignias del oficial, dejando caer los dados que fueron a acabar rodando hasta los pies de las botas del teniente.
-A sus ordenes, mi teniente -dijo uno.
Patxi no respondio. Se quedo quieto viendo como se detenian los dados junto a sus suelas.
-No le esperabamos hasta mañana, mi teniente -trato de excusarse otro.
Patxi adelanto ligeramente un pie, dando un pequeño paso. Lo suficiente para colocar la bota sobre los dados.
-Los hombres han ido a darse un baño al rio, señor, estos mosquitos nos estan comiendo vivos, señor.... -apostillo el tercero para explicar la quietud que se respiraba en aquella granja.
-Esto es casi peor que aquel bamboleo en la lancha de desembarco, ¿verdad Joe?
-Por no mencionar lo fria que estaba el agua que nos calo hasta los huesos....
Patxi basculo un poco hacia adelante. Los soldados callaron. Aplasto los dados con su bota contra las losetas de la entrada y un pequeño crujido de dados rotos rompio el incomodo silencio.
-Llame al suboficial al mando.... -ordeno secamente, mientras giraba la bota de un lado a otro, haciendo trizas los restos de fragmentos que todavia crujian bajo su pie.
Habló despacio, acompasando las palabras con cada giro de bota:
-En diez minutos quiero a toda la compañia formada frente a esta puerta.
Los hombres, palidos y temblorosos, saludaron rapidamente y salieron atropelladamente en tres direcciones diferentes. El teniente Patxi se encamino hacia el interior de la casucha:
-Sargento Chunguez -musito en voz baja al suboficial que habia permanecido detras suyo todo el rato, como un perro fiel a su amo-, acerqueme una de las botellas de Licor Benedictine que estan en el jeep.
El sargento se dio media vuelta, saliendo al exterior y el teniente Patxi se dejo caer pesadamente abatido, en la unica silla que decoraba la espartana cocina. Una pequeña gota de sudor empezo a resbalarle desde el flequillo. Estaba muy orgulloso de aquel flequillo suyo. Pero aquella calurosa tarde, todo empezaba a darle igual, el flequillo, los esperados refuerzos provenientes de la compañia de Koenig, las cuidadas uñas de Iberalc, resbalando sus pensamientos hacia una vertiente tremendamente catastrofista:
-Voy a necesitar un trago.... -penso para sus adentros-. O quizas dos....
Ocho horas mas tarde, con la noche todavia sobre sus cabezas, la compañia Charlie abandonaba Picard House en direccion sur, hacia un pequeño puente que salvaba un arroyo. Un pequeño destacamento controlaba el paso de unidades por él. El teniente Patxi cruzo unas palabras con el suboficial que defendia aquel puesto avanzado:
-¿Que tenemos ahi delante, sargento primero?
-La carretera se divide un poco mas adelante, teniente. Hemos creido oir algun movimiento por ahi adelante, pero no puedo informarle de nada en concreto. Lo siento.
-Gracias sargento -el teniente se giro hacia la compañia, apostada a ambos lados del camino esperando ordenes- Chunguez, despliegue a los hombres a lo largo de la carretera. Distancia de 5 metros entre hombre y hombre.
-A sus ordenes, mi teniente.
-Y nada de ruido en toda la linea o hago volver a toda la compañia a Picard House a recoger todas las jodidas boñigas de vaca con una cucharilla de te.
El teniente saludo al suboficial del puente inclinando la cabeza y se perdio en la oscuridad de la noche, seguido del resto de aquella maldita compañia.
Unas horas antes y una botella de Licor Benedictine despues, la compañia Charlie permanecia formada en la extraña plaza que formaban la casucha y el establo, con el teniente sentado todavia en aquella silla solitaria dentro de la cocina de la casucha.

Tan solo le acompañaban el frasco practicamente vacio y unas cuantas notas desparramadas que le habian ido llegando una vez que el soldado que operaba la radio regreso empapado y a medio vestir del rio.
El teniente Patxi fue fijandose poco a poco en cada una de ellas.
Las fuerzas del teniente Koening deben encargarse de la exploración de nuestro flanco derecho, decia una. A tomar por saco el apoyo de la compañia D, penso.
El coronel Von Voit ha propuesto un plan B en caso de que el avance por Les Hommes y La Folie sea un fracaso, rezaba otra. Patxi apuraba los restos de licor que bailaban dentro del vaso. Esta claro que el duque (Von Voit) sabe de antemano que esta mision va a ser un fracaso monumental y se quiere cubrir las espaldas.
En otra hoja el radiotelegrafista habia garabeteado
el teniente Iberalc seguirá a la compañía C apoyándola con la mínima exposición posible. Patxi agito la cabeza. A ver como se come eso. Si encima de tener que abrirme paso por un puente batido desde dos nidos de aguila, tengo que llevar sobre mis espaldas a los guapetes de la compañia A para que no se manchen las botas y queden bonitos en las fotos, la mision parece que empieza a tornarse en un asunto personal de Von Voit hacia mi persona.
-Dita sea mi estampa -mascullo apretando los dientes.
Esta claro que el duque me quiere quitar de enmedio. Total, soy el unico que puedo hacerle sombra y él lo sabe. Bueno, vale, tambien estan Iberalc y Lino -seguia pensando.
Iberalc queda feten en las fotos, las cosas como son y a efectos propagandisticos seria un puntazo que le hicieran comandante del batallon, pero no es un soldado de despacho -se volvio a llenar el vaso, su mente cada vez funcionaba mas lucida-, y el bueno de Lino....., es un encanto, pero aquel asunto turbio de los uboot..... -chasqueo la lengua y prosiguio- le invalidan para un grado mayor que teniente. De Koenig y su desharrapada tropa, mejor ni hablar.
Se mojo los labios. El licor se deslizo por la garganta y dirigio la vista hacia los ultimos dos papeles.
Uno mencionaba de pasada que Iberalc iba a quedar bajo su mando aquella mañana.
Un placentero estremecimiento recorrio su cuerpo. El abatimiento se fue diluyendo entre los efluvios del Licor Benedictine y una dulce sensacion de venganza fue abriendose paso dentro de su ser. Se iban a enterar aquellos guapetones de la compañia A.
Una risita nerviosa se escapo de su boca.
La segunda nota lo catalpulto a un estado de franca euforia:
la compañía de apoyo se unirá a la compañía C y estará bajo el mando del T. Patxi hasta nueva orden. Magnifico -bisbiseo Patxi-, sublime.
Tres compañias enteritas bajo mi mando. Un pequeño temblor asomo al labio inferior. No siguio leyendo mas. No le hacia falta. Hizo caso omiso a la peticion de que conservara en buenas condiciones aquellas dos compañias para ulteriores acciones. Se levanto con brio de la silla. Para un dia que iba a ser casi tan poderoso como el coronel, penso, le iban a dar bien por saco a todas aquellas compañias. Apuro lo que quedaba en la botella. Se limpio con las mangas de la casaca y salio dando grandes zancadas al exterior, donde le esperaban los picajosos de la Charlie. No dejarian de caminar a ese paso hasta llegar a tomar contacto con el enemigo.
