Adelscott escribió:Dejaos de videos y leed
esta entrada del blog de un madridista de pro con mucho sentido común

Iturriaga y Sentido Común no casan bien juntos, que todos nos conocemos...
por cierto, las imágenes de Messi provocando, retando y agrediendo a Coentrao no son de hace veinte años, son de JUSTO ANTES de la tangana. Igual tiene su importancia el curso causal, que parece que los ángeles blaugranas, pobricos, nunca hacen nada, no juegan sucio y juegan siempre bien al fútbol.
Las imágenes antiguas las he puesto, por si alguno no lee los comentarios, para ilustrar que Mou no trajo la crispación al fútbol español. De hecho, probablemente no fue el culpable de tirar botellas de JB ni cochinillos en el Santiago... a no, que era en el Camp Nou, campo impoluto, jamás cerrado... ah, que fue condenado a cerrarse y... curioso, no se hizo por una amnistía ad hoc del presidente de la federación... ah, no, eso fue para perdonar cuando GUARDIOLA protagonizó aquel esperpento de no presentarse a una vuelta de semifinales de copa, fue por un cambio ad hoc de la normativa... Chico, me pierdo. Tanta exquisitez me abruma, no como ahora que, desde que está Mou los entrenadores se quejan de los árbitros y ponen excusas como que juegan con balones de playa...
Esto concuerda más con lo que pensamos los madridistas. A los que no son madridistas o son del tipo "madridista si cobro, antimadrista si no cobro" tipo Valdano e Itu, pues como que tienen poco peso en la afición.
"Primero fue el fútbol, pero los acontecimientos pasan rápido, se suceden los comentarios y el fútbol ha quedado olvidado al final del paisaje. Los dedos corren por el teclado.
Los guionistas del cine clásico eran especialistas en caracterizar a un personaje en rápidos plumazos. En la primera escena de El Gran Carnaval, de Billy Wilder, vemos a Kirk Douglas en su coche. Echado hacia atrás, el sombrero descolocado, sonrisa canalla. El plano se abre y vemos que en realidad no está conduciendo, sino que el coche está siendo arrastrado por la grúa. Esa imagen ya nos deja descrito perfectamente al personaje, un vividor, un pícaro, que además carece de dinero para no quedarse sin gasolina en medio del desierto. Pues bien, si yo fuera guionista y quisiera caracterizar a Guardiola, sin duda elegiría una escena concreta: el vacile a Cristiano el día del 5-0. Ese Guardiola quieto en la banda, con cara de no haber roto un plato. El balón va hacia él y sin apenas inmutarse burrea al portugués, que se acercaba a recogerlo, provocando las burlas del público. Cristiano responde con un empujoncito en el hombro y Guardiola se queda donde está, con la mano en la cara y aspecto de aturdido, fingiendo una torta que no se produjo, mientras en el estadio se desata la tormenta y todo su equipo rodea a Cristiano zarandeándolo y desde la grada llueven los improperios. No hay mejor manera de definir a Guardiola, provocando una bronca descomunal sin perder el aspecto de bueno, ese aspecto que algunos por aquí andan calificando, con acierto, de ursulina.
Leo estos días que muchos compañeros madridistas se lamentan de que el Madrid no sea capaz de contrarrestar la eficaz estrategia de imagen del Barcelona, personificada y liderada por Guardiola. Personalmente, creo que estamos cayendo en una trampa. Porque esa estrategia no se puede considerar ni inteligente, ni bien elaborada. Es una ficción burda, que apesta desde lejos. Todos sabemos que Guardiola no es el bendito que pretende aparentar, se le ve venir a leguas. Por lo tanto, ¿qué tiene de inteligente una comedia que no engaña a nadie? Las representaciones de Guardiola en las ruedas de prensa, así como las floridas glosas de sus mamporreros periodísticos, no producirían más que risa si no estuviéramos tan quemados. El disfraz de piel de cordero le queda grande, y para colmo se ha dejado puesta la etiqueta. ¿De verdad hay madridistas que envidian eso?
Otra cosa es la eficacia de la estrategia. Eficaz sí está siendo. Pero no por lo bien que esté urdida, sino por la complicidad entregada de gran parte del aparato mediático del fútbol español, y por extensión de los aficionados de su bando que disfrutan oyendo lo que quieren oír. Imaginemos una compañía de cómicos que estrena un entremés, y el entremés resulta ser un pestiño insoportable, sin pizca de gracia. Sin embargo, los críticos y parte del público, por amistad, afinidad o por joder a otras compañías rivales, se pasan toda la representación a carcajada limpia, como si lo que estuvieran viendo fuera el non plus ultra del teatro humorístico. Y, sentados en un palco, los familiares de los cómicos sonríen con satisfacción ante el éxito de la obra. Exactamente el mismo fenómeno que está ocurriendo en el fútbol español ahora mismo: el Barcelona sería la compañía de cómicos sin gracia, la prensa los críticos que fingen que sí la tienen, y la culerada los familiares que escuchan la canción que más les gusta. Pero, una vez fijada la situación, habría que preguntarse por qué ocurre esto.
Mourinho es un indeseable para el fútbol español. Así de simple. Indeseable para sus rivales, porque es un gran entrenador. Especialmente para el Barcelona, que le teme más que a un nublado, y que ya lleva años arrastrando peleas con él desde que entrenaba a Chelsea e Inter. La llegada de Mourinho al Madrid ya fue polémica y ya quemaba minutos y más minutos en las tertulias mucho antes de que el portugués abriera la boca para decir "hola", cuando aún ejercía de neroazzurro y andaba ocupado ganando un triplete. Si "la opinión pública" se pasa meses advirtiendo y comentando lo polémico que es Mou, sólo falta que llegue y diga o haga cualquier cosa para que el invento funcione. Tanto cuando polemiza de verdad como cuando no lo hace, Mou vive perpetuamente en el ojo del huracán, haga lo que haga, hablando o en silencio. Si Mourinho fuera el entrenador del Almería (y si fuera español, por añadidura), sus salidas de tono serían vistas con buen humor, se diría que es un tipo honesto y sincero que va siempre con la cara por delante aunque se la rompan, y tendría grandes amiguetes en la prensa, que lo alabarían por cantar las verdades del barquero e, incluso cuando hiciera la barrabasada más gorda, zanjarían el asunto diciendo que se ha equivocado pero es una gran persona. El problema es que Mourinho entrena al Madrid, y es el mejor entrenador del mundo. ¿El Madrid en manos del mejor entrenador posible? Horror...
Pero lo peor para Mourinho es que también es un indeseable para la prensa supuestamente madridista. Un tipo que blinda al equipo, que liquida a los chivatos, que no permite que la prensa fiche, como ocurrió con Xabi Alonso o cuando pretendían colarnos a Capel por 17 millones (un fichaje necesario, decían, que además el padre del chaval era muy madridista); el mismo Capel que no le sirve al Sevilla y que se ha ido a Portugal a precio de saldo, sí. Y es que además el Madrid mola más cuando está en crisis permanente, cuando la prensa puede pasarse desde abril vendiendo motos en portada sobre lo que ocurrirá en verano. Y si encima los acomodados de los despachos descubren que ya no pueden mangonear el club dando codacitos en el palco, mientras se sacan de entre las muelas hebras de jamón del caro, y si encima el portugués éste va y no le ríe las gracias a nadie, e incluso ridiculiza en rueda de prensa al Diego Torres de turno...
El problema del Madrid es que le faltan guionistas. Si tuviera uno que cogiera la figura de Guardiola, sus peleas con árbitros y entrenadores rivales o sus desvaríos pseudoindependentistas en rueda de prensa, podrían pintar a un personaje al que sólo le faltaría silbar para ser M, el vampiro de Düsseldorf. Si tuviera uno que hiciera resumen de todas las actitudes antideportivas de Messi, con escupitajos, balonazos al público, y además enriqueciera el guión con comentarios sobre la salud mental del sujeto (que, no lo olvidemos, intentó abrir la puerta de un avión en pleno vuelo para hacer la gracia). Si alguien retratara como es debido a un personaje siniestro como Piqué, que empezó a hacer méritos ante su gente nada más llegar hablando del Madrid y de Cristiano, todavía en el Manchester. Si alguien pusiera el grito en el cielo sobre la prepotencia inaudita de ese Xavi al que definitivamente se le ha ido la olla entre delirios de grandeza. Si alguien hiciera acopio de pruebas documentales para relatar las tácticas antideportivas del Barcelona, desde el campeonato de piscinazos hasta las pérdidas de tiempo, con recogepelotas catatónicos incluidos. Si alguien resumiera los ataques verbales que ha sufrido el Madrid como club por parte de miembros de la actual directiva azulgrana, sin que haya habido declaración alguna en la dirección opuesta... Todas estas cosas no me las invento yo, suceden, y la prensa las refleja. Pero una cosa es reflejar hechos objetivos y otra muy distinta el tratamiento de la información, qué es lo que pasa rápido de moda y qué es lo que se repite hasta la saciedad, con el fin de que perdure con ínfulas de verdad absoluta. Ahora mismo, un dedo en el ojo de un imbécil tiene más importancia que 180 minutos de fútbol.
En Barcelona, que en lo futbolístico notan peligrosas humedades en la oreja, han tocado a rebato. Jugadores, directivos, todos se han lanzado como hienas al linchamiento de Mou. Y todo esto por una tangana después de una entrada dura (de un chaval que ciertamente se vio superado por los acontecimientos, pero en todo caso el árbitro pitó convenientemente, sin lugar a polémicas). Cualquiera que lea la prensa estos días y no hubiera visto la Supercopa pensaría que ambos partidos debieron de ser una batalla campal, con Pepe jugando con guadaña y Mourinho con un tirachinas en el banquillo. Todos sabemos que no fue así. Pero a la prensa le interesa seguirle el juego a los culés, a ver si con suerte Florentino se baja de la burra y echa al portugués. Artículos como el de Relaño producen vómitos espasmódicos. Menudo personaje, el tal Relaño. A veces parece sufrir un problema de doble personalidad, como Gollum, a medio camino entre arrebatos de dignidad periodística que le llevan a decir lo que realmente piensa y el servilismo rastrero hacia oscuros intereses que minan el poco crédito profesional que le queda. La cosa estaba suave, con la buena pretemporada y con el buen comportamiento de Mourinho, y eso se notaba en las columnas. Pero a las primeras de cambio, los periodistas han visto el cielo abierto y han dicho "ésta es la mía", y lanzan artículos incendiarios aunque con ellos contradigan todo lo que venían escribiendo desde hace dos meses.
Ha cometido un gran error Mourinho, diría que hasta un error impropio de la inteligencia que se le supone, dando munición con la bobada con Vilanova. Pero en cualquier caso, eso no exculpa la odiosa indignidad de la prensa, que aprovecha el viento a favor para montarse una campañita que no tiene justificación alguna tras dos partidos que, comparados con lo que venían siendo los Clásicos anteriores, han sido bastante plácidos, con el único borrón del final. Pero, ya lo hemos dicho, en Barcelona le han visto las orejas al lobo y han tocado a rebato...
Como madridista, me resulta inadmisible que el club no rompa inmediatamente relaciones con el Barça. Una cosa es que los jugadores se peguen palos en el campo, y otra que los mismos jugadores e incluso los directivos se permitan atacar públicamente a la entidad, con luz y taquígrafos y los micrófonos delante. ¿Alguien ha oído a algún directivo del Madrid atacar al Barça? ¿Siquiera Mourinho lo ha hecho? Ya puestos, también me gustaría que el club entrara en guerra directa con la prensa en lugar de limitarse a recibir collejas, pero supongo que eso ya es demasiado pedir..."