Re: Voluntarios para saltar sobre Normandia
Publicado: 09 Feb 2013, 05:12
El sargento Perseo se encontraba asomado por la escotilla de su Sherman. Se removía inquieto, apoyado en el borde de la trampilla, viendo como el agua iba inundando la bodega interior del LSD donde se encontraba la barcaza desde donde desembarcarían en el continente. El agua marina comenzo a despegar los lanchones del suelo de la bodega.

Lentamente la compuerta de popa fue descendiendo hasta dejar al descubierto la enorme superficie del oceano. Los motores de las LCT, cargadas con los Shermans DD, petardearon y abandonaron, torpemente y perezosamente, la enorme piscina en la que se habia convertido el navio dique.
El resto de la tripulacion se encontraba encaramada sobre el chasis, intentando mantener ocupadas sus inquietas mentes con la maniobra e intentando retrasar lo maximo posible el momento de tener que introducirse en aquellos patitos feos de 30 toneladas, que en breve, tendria que lanzarlos a mar abierto.
La picada mar, una vez abandonada la seguridad del barco nodriza, empezo a juguetear con los lanchones mas livianos, levantandolos con cada ola que remontaban y dejandolos caer al dejarla atras. Los estomagos comenzaron a flaquear, las piernas comenzaron a flaquear y algunos tanquistas acabaron rodando por el suelo. Las tripulaciones estimaron que estaban mas seguros dentro de sus blindados y fueron ocupando, con mas pena que gloria, sus puestos de combate.
Perseo miro el reloj. Las 5:00AM. Un hora y media. No pudo reprimir el pensamiento de que aquella hora y media podria ser los ultimos noventa minutos de su corta vida. Se sintio desfallecer. Un escalofrio empezo a recorrerle la espalda. Se le erizo el vello. El miedo se apodero de su corazon y retorcio aun mas sus entrañas y el aturdimiento que le estaba provocando aquella marejada, termino por aflojarle totalmente las tripas. Y vomito. Dos veces. Y junto con el opiparo desayuno convertido en papilla, tambien le abandonó, escurriendose por el lateral de la torreta, aquel sorprendente y repentino acceso de panico.


Lentamente la compuerta de popa fue descendiendo hasta dejar al descubierto la enorme superficie del oceano. Los motores de las LCT, cargadas con los Shermans DD, petardearon y abandonaron, torpemente y perezosamente, la enorme piscina en la que se habia convertido el navio dique.
El resto de la tripulacion se encontraba encaramada sobre el chasis, intentando mantener ocupadas sus inquietas mentes con la maniobra e intentando retrasar lo maximo posible el momento de tener que introducirse en aquellos patitos feos de 30 toneladas, que en breve, tendria que lanzarlos a mar abierto.
La picada mar, una vez abandonada la seguridad del barco nodriza, empezo a juguetear con los lanchones mas livianos, levantandolos con cada ola que remontaban y dejandolos caer al dejarla atras. Los estomagos comenzaron a flaquear, las piernas comenzaron a flaquear y algunos tanquistas acabaron rodando por el suelo. Las tripulaciones estimaron que estaban mas seguros dentro de sus blindados y fueron ocupando, con mas pena que gloria, sus puestos de combate.
Perseo miro el reloj. Las 5:00AM. Un hora y media. No pudo reprimir el pensamiento de que aquella hora y media podria ser los ultimos noventa minutos de su corta vida. Se sintio desfallecer. Un escalofrio empezo a recorrerle la espalda. Se le erizo el vello. El miedo se apodero de su corazon y retorcio aun mas sus entrañas y el aturdimiento que le estaba provocando aquella marejada, termino por aflojarle totalmente las tripas. Y vomito. Dos veces. Y junto con el opiparo desayuno convertido en papilla, tambien le abandonó, escurriendose por el lateral de la torreta, aquel sorprendente y repentino acceso de panico.
