Queria compartirr con vostros uan relfexion encontrada en otro foro , en esta se habla un poco del desprecio intergeneracional hacia los jovenes a dia de hoy por parte de sus mayores . Esto viene a cuento de los peyorativos que se usan para describir a los conformistas que no hacen frente a la situacion que vivimos , los Ni-Ni's y luego los que protestan que son considerados unos Perroflautas , radicales o mil cosas mas . No va por nadie de este foro , simple quiero ponerlo pro el analisis que hace de lo que comento y ademas de la evolucion de la sociedad , algunas reflexiones merecen mucho la pena para enteder un poco el porque de este lio que tenemos , y cuidado , esto no disculpa a los jovenes de nada tampoco ...
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/bu ... ijooo.html
Mmmm... el problema de los insultos y el desprecio intergeneracional, tal como yo lo veo, es que representan la manifestación social de un fenómeno mucho más profundo. Son un destello, digamos, de lo que en realidad habita en el subconsciente colectivo de la sociedad española. Son el brillo en la oscuridad de los ojos de un Saturno dispuesto a devorar a sus hijos.
En mi opinión, en España se da un fenómeno único -o casi- en el mundo.
Durante el periodo comprendido entre los años 50 y 80, España experimentó un boom económico brutal. Eramos el segundo país que más rápidamente se desarrollaba en el mundo. Este proceso, por diversas causas, terminó corrompiendose hasta convertirse en una orgía crediticia inmobiliaria que, si bien ahora estamos pagando, en su momento creó una gran ilusión de riqueza y prosperidad.
En consecuencia España pasó de ser uno de los países más pobres de Europa a uno de los -aparentemente- más ricos del mundo en un periodo relativamente pequeño. El mismo periodo que una generación necesita para pasar desde su infancia hasta su madurez.
Esto produjo que en nuestro país una generación -o dos-, pasara de ver a los abuelos lavándose con palangana, a ocupar puestos de "manajement an jiuman resourses" en un "jran international bisnes".
Una generación de neo-ricos fue gestada.
Al calor de una economía que presentaba una tasa de crecimiento cercana al doble dígito, con una legislación laboral muy protectora con el trabajador heredada de la lucha de clases de los abuelos -contratos fijos, subidas salariales por antigüedad y jugosas indemnizaciones por despido- y mientras España recibía abundante turismo e inversión extranjera, las generaciones nacidas en las décadas de los 50 y 60 se lanzaron a la construcción de su proyecto vital.
Negocios que florecían por doquier, grandes empresas públicas que crecían y crecían, nuevas oficinas, nuevas instalaciones, nuevos puestos de encargado, de jefe, de manager. Las cosas iban bien. Se entraba de peón, tal vez sin formación, y a base de experiencia se iba avanzando en la jerarquía de la empresa -ya sabes, el "la experiencia lo es todo" que tanto cacarean los mamones, normal, pues a ellos les funcionó-, mientras, se recibía un salario acorde al nivel de precios de la época, un obrero podía mantener a su familia. Si eras ingeniero o licenciado entonces la cosa era ya la bomba.
Llegó la falsa transición, nos colaron la mierda de partitocracia. Nadie se quejó. Normal, había suficientes garbanzos para todos.
Vino el hijo de puta de Felipe González, la descomposición de la soberanía nacional, la progresiva desmantelación de nuestra industria, el capado de nuestra agricultura y ganadería. Había algo de paro pero ¡hoyga! nuestras recién adquiridas posesiones inmobiliarias comenzaban a subir como la espuma.
La crisis del 92. Reforma laboral. ETTs, precariedad para los jóvenes pero ¿a quién le importaba? La mayoría de los no tan jóvenes estaba muy bien. Con sus contratos fijos listos para proporcionarles una buena indemnización gracias a la ya apreciable antigüedad adquirida en la empresa.
¡Nah! Porque sufran un poco los jóvenes no va a pasar nada. "Todos hemos pasado por ello" ¿verdad? Resignación.
Siglo XXI. Mileurismo. Deslocalizaciones. Precariedad prolongada en el tiempo. Licenciados e ingenieros por los suelos. Mega-inflación de los productos básicos. Dumping laboral. ¿Y qué? ¿Acaso eso iba con nuestras queridas generaciones 50 y 60? ¡Nah! Ellos seguían teniendo ese gran flotador que es el contrato fijo+indemnización. Además ya hacía tiempo que habían dejado atrás las farragosas aguas de "la juventud" para pisar la tierra sólida de "la madurez", ellos ya eran veteranos, ya tenían experiencia y, recordemos, la experiencia lo es todo. Aunque no tengas ni idea ni inglés, ni de informática, ni de nada de nada; aunque seas tan tonto como para compartir la contabilidad de la empresa en red -verídico- y que tus 35 empleados vean como gastas sólamente 55.000€ en nóminas mensuales, mientras tu te asignas un sueldazo de 60.000€ al mes. Aunque seas un lastre para la empresa. No importa porque, recuerda, eres manager, eres jefe, jefazo, y los jefazos no están para ser productivos sino para hacer que los que están por debajo sean productivos. Y eso si que sabes hacerlo bien. Vaya que si.
Segunda onda expansiva de la burbuja inmobiliaria. Decadencia. Deuda. Consumismo atroz. Pelotazos inmobiliarios. Corrupción. Anquilosamiento del aparato público. Nada importa. Las imbersiones inmobiliarias suben como la espuma. Los hijos de nuestras avezadas generaciones 50 y 60 pululan por su adolescencia o su juventud. Criados en un entorno de "toma niño la Play" y "has suspendido muchas ¿eh? pero bueno te compro la moto que no vas a ser tu menos que el hijo del vecino", comienzan a darse de morros con la realidad. Las quejas son aplacadas de manera inmisericorde "Niña no me molestes que estoy viendo la tele", "venga, venga, que os quejáis por todo, yo a vuestra edad...", "intereses del 15% ¡hoyga!". Una nueva generación comienza a tomar forma, criados entre algodones para después ser lanzados contra una pared de clavos oxidados. No comprenden lo que ocurre. Todo pinta tan bien. Tan bonito. La economía sube. Vacaciones y rayos uva por doquier. Y sin embargo la vida no les satisface. Navegan a través de un océano de frivolidad, de botellón en botellón, entre unos padres que no les comprenden -"yo a vuestra edad..."- y unos jefes tiranos que no dudan en exprimirlos hasta la médula en el trabajo -"esto es lo que hay"-. Los veteranos no les guían. Les pisotean.
2007-2008. Crisis. Todo a la mierda. Los más listos de la generación de triunfadores del pisito están recogiendo plusvalías inmobiliarias, el agua ya debería de llegarle al cuello a la mayoría de la población española para que a ellos les llegara a los pies. No harán nada para prevenir la debacle social. Los más tontos, pagarán su codicia ladrillil durante lo que les quede de vida llevando al cuello una soga hipotecaria atada a cientos de miles de euros de deuda. Tampoco harán nada en contra del actual sistema que les tiene pillados por los huevos. Por delante se han llevado todo lo bueno que este país algún día pudo ofrecer. Las nuevas generaciones tendrán que tragar con toda la basura que han generado durante su fiesta especulativa.
Esto es lo que hay.
Así nos han dejado el percal los mismos que despotrican contra los "ninis" a la par que contra los de la "titulitis", los que se quejan del "pasotismo" de la juventud a la vez que critican a esos salvajes "vándalos antisistema". Los que rajan, en definitiva, de todo y de todos. Apoltronados en su sillón de "self-made man" o en su sofá de "contrato fijo+indemnización muchimillonaria" la generación "Doctor Frankestein" se tira de los pelos al ver los defectos del monstruo que a creado. Todo con tal de evitar ver el reflejo de su propia decadencia.