Buena misión la de anoche. Paso a relatar la acción desde mi punto de vista para los que no estuvieron y los que a ver si algún día están.
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Eran las 0500 cuando nos despertaron los avisos de los vigías en el puesto Delta, un conjunto de ruinas de piedra con algunos bunkers de sacos improvisados entre ellas. Rápidamente buscamos las cajas de municiones para armarnos: sabíamos que el ataque iba a ser inminente. Yo pillé, como se me ordenó, una M60 y toda la munición que pude cargar. Mi compañero de binomio, Kros, cogió alguna cinta también; sabíamos que las íbamos a necesitar.
Charlie se posicionó al norte, Alpha al este y Bravo, mi pelotón, al sur. Aunque dado que al sur no había más que una extensión de agua, estuvimos más atentos a cubrir suroeste y sureste que el sur puro.
Al poco se cantaron los primeros contactos: dos patrullas de 7 u 8 hombres que avanzaban hacia nosotros desde los bosques del oeste. Estaban cruzando terreno descubierto y parecían muy confiados. Los dejamos acercarse y cuando estaban a menos de 200 metros, abrimos fuego. Fue devastador; en pocos segundos estaban todos muertos. A partir de entonces, el infierno.
Se cantaban contactos desde todos los puntos, especialmente al norte y al este. Yo batía con mi ametralladora el bosque del oeste de vez en cuando, para quitarles las ganas a los que pudieran quedar allí, mientras las balas silbaban cerca. Entonces Batten, al mando de la unidad, me ordenó colocar mi MG al norte, donde el Vietcong estaba atacando más duro. Efectivamente, solo acercarse hasta allí era ya un peligro. Busqué un buen punto para apoyar la MG y poder hacer un fuego efectivo pero nada más asomarme me alcanzaron de gravedad. Pude ver, herido como estaba, a un compañero acercarse arrastrándose por el suelo hasta mi para alejarme de allí y llevarme al médico pero le dieron también. Fueron unos momentos angustiosos hasta que por fin se pudo medio rechazar la oleada de charlies, tirar algo de humo y recogernos a los dos para meternos en un bunker a salvo y curarnos.
Después de eso pude posicionar la MG en el bunker del norte y desde allí tirar contra un buen número de charlies que se acercaban desde el noroeste y luego desde el nordeste. El espectáculo era brutal: trazadoras viajando desde ambos lados, explosiones y bengalas que hacían que el campo de batalla tomara un aspecto fantasmal.
Y mientras tanto, nuestros hombres que no paraban de caer, poco a poco, a pesar de los médicos de la compañía que trabajaban a destajo. Tuvimos varias bajas, entre ellas al jefe de nuestro pelotón, Buka, y algunos soldados más, pero podía haber sido mucho peor si no fuera porque estábamos bien posicionados, entrenados y guiados. Gracias a eso aguantamos causando más de 70 bajas al enemigo.
Al final el ataque cesó cuando ya empezaba a clarear. Aprovechamos para reequiparnos de municiones, explosivos y vendas y esperar al relevo que llegó al cabo de un rato en un Chinook. Allí los dejamos, bien desayunados y descansados (no como nosotros) para partir hacia el puesto Charlie, al norte, que no respondía a la radio y nos temíamos lo peor.
Los miembros supervivientes de Bravo nos integramos con los de Alpha y salimos en cabeza, por la orilla oeste del río para buscar un paso seguro. Patrullar por Vietnam es extenuante: tienes que ir muy pegado a tu compañero de delante o te pierdes sin remedio y con la poca visibilidad te pasas el tiempo temiendo una ráfaga de charlie que acabe con el pelotón.
Bueno, el caso es que pudimos llegar hasta el paso, con Charlie (el pelotón, no el Vietcong, por eso va en mayúscula) detrás nuestro. Cruzamos sin problemas ambos pelotones y nos situamos al borde de un claro, con la orilla del rio tras nosotros, y con una aldea enfrente. El avance era peligroso, pero había que hacerlo. Nos levantamos para avanzar pero enseguida comenzó un fuego intenso desde el pueblo que nos hizo echarnos cuerpo a tierra. Devolvimos el fuego pero estaba claro que la aldea estaba infestada de vietcongs.
Ante la posibilidad de perder a la mitad de los hombres, Batten llamó por radio al apoyo aéreo. En un par de minutos oímos las turbinas de los cazabombarderos que se dirigían a la aldea. Dejaron caer su carga de napalm mientras nosotros agachábamos la cabeza. Fue brutal.
Una vez despejada la aldea (o eso creíamos) avanzamos de nuevo, Alpha por la izquierda y Charlie por la derecha. Nosotros llegamos hasta las primeras casas sin problemas pero nada más llegar allí empezó un tiroteo intenso. Uno de nuestros hombres resultó herido pero la peor parte se la estaba llevando Charlie.
En medio de la confusión yo cometí un error. Cetme, que estaba al mando de Alpha, se llevó a Negro, uno de los médicos que teníamos (el otro era Iker, de Bravo), hacia las posiciones de Charlie para echar una mano y yo entendí que teníamos que ir todos. Al poco tiempo me di cuenta de que no era así pero ya era tarde para volver. Tomé posiciones en el centro del “fregao” pero no me atrevía a disparar sin ver nada por miedo a darle a alguno de los de Charlie que andaban por allí. Al cabo de un rato vino a buscarme Cetme: quería que me desplazara hasta las posiciones de lo médicos para cubrirles mientras trabajaban. Me puse de rodillas para ir hacia allá pero no llegué a hacerlo ya que en ese momento sonó una ráfaga de ametralladora vietnamita y quedé tendido en el campo de batalla: KIA.
Ya desde fuera pude ver el resto de la acción. Al parecer era un solo tirador el que estaba poniendo en jaque a los dos pelotones completos y casi acabando con ellos (se cobró unas cuantas piezas, el muy...). Una vez que pudieron abatirlo, los 6 supervivientes se encaminaron de nuevo hacia el puesto avanzado. Avanzaron apenas 30 metros y se refugiaron detrás de una cabaña cuando en ese momento... una explosión atronadora y 4 de ellos muertos en el acto con un quinto moribundo y otro herido. Afortunadamente el herido, Negro, era uno de los médicos y pudo curarse pero el resto del pelotón había sido eliminado. Poco podía hacer ya, aunque lo intentó. Continuó avanzando y pudo hacerlo durante un buen trecho pero la final una patrulla de 5 vietcongs le cazó. Lástima.
Una misión trepidante, desde luego. Habrá que repetirla y esta vez, darle por saco al enemigo. Hay que vengarse.
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Las imágenes son cortesía de Waldemarne, que está hecho todo un "fotero" de guerra.