Muy bueno Rommel.

A veces también pienso en que pasará con mis libros, mis cascos alemanes, las fotografías de la IIGM que tengo, los álbumes que hicieron los soldados, etc... Y supongo que o tengo suerte y cómo han comentado antes o tienes hijos, sobrinos que demuestren una clara afición por ello o estás perdido.
Los diferentes elementos se perderán, se repartirán, quizá sean mal vendidos, no se les tendrá el aprecio con el que nosotros los atesoramos.
Es ley de vida o de muerte.

Pero incluso teniendo hijos o sobrinos, la cosa puede no salir tan bien.
A mí me viene la afición por el hermano de mi madre. Mi tío ya tenía unas estupendas maquetas cuando yo era un renacuajo. Me compraba soldaditos de plástico, tanques y hacíamos grandes batallas. Cada uno en su extremo del pasillo, alineábamos las tropas y con una peseta, nos la íbamos lanzando y todo el que cayera estaba muerto. Si los tanques eran tocados, estaban destruidos.

Pero todo niño pasa por esa etapa que es la adolescencia y a mí, no sé porqué me dio por quemar muchas de esas maquetas. Les metía pastillas de petroleo dentro y me gustaba ver cómo ardían, cómo si les hubieran alcanzado (hasta que el plástico se derretía y perdía la gracia).
Ahora ya no me quedan maquetas que quisiera haber conservado, ni muchas otras cosas. Ni soldaditos de plástico conservo, con lo que me gustaron.

Hay que vivir con la conciencia de la pérdida y disfrutar mientras se pueda de las cosas que nos dan placer y nos llenan.

Joer, por lo que veo, a la mayoría os da igual vuestro hobby bélico, ¿o que?

Soy joven, de momento. Más adelante ya veremos. Pero joer, no sé que me pasa, que últimamente me da miedo pensar que será de todo mi "hobby bélico"
Es muy fuerte, el apego (como dice Ronin) que tengo a mis cosas que he ido coleccionando. Mi mujer (y la mayoría de ellas) me dice lo típico: -Quieres más a tus soldados que a mí- Obviamente no es cierto, a ella la quiero mucho más

Y eso Espero que esta sensación de pena por mi hobby, desaparezca un día u otro.

Santiago Plaza escribió:...Me compraba soldaditos de plástico, tanques y hacíamos grandes batallas. Cada uno en su extremo del pasillo, alineábamos las tropas y con una peseta, nos la íbamos lanzando y todo el que cayera estaba muerto. Si los tanques eran tocados, estaban destruidos.

Yo también hacía lo mismo pero con canicas. Yo jugaba sólo. Mismo escenario bélico, ¡¡el pasillo!! Unos soldaditos en un una punta y otros en otra. Lanzaba las canicas y los que eran arrollados morían Para dar más variedad táctica, lo que hacía era golpear con la canica al rodapié del pasillo para disparar a los tanques, ya que éstos eran objetivos duros jajajaj

Santiago Plaza escribió:Hay que vivir con la conciencia de la pérdida y disfrutar mientras se pueda de las cosas que nos dan placer y nos llenan.

Eso mismo hago, disfrutar, pero ese desazón ahí está.

Curioso pensamiento.

Yo sobre mis posesiones terrenales pienso que una vez los gusanos se empiecen a poner moraos me la pelan, como si van todas al fuego. No tengo mucho apego a nada de lo que tengo, me gusta pensar que mañana puedo decir 'a tomar pol culo' y largarme con una maleta.


Podemos hacer un museo del frikismo PDLero e ir legando nuestras colecciones, entre ejércitos del warhammer, equipos de la segunda guerra mundial y el catálogo mundial de juegos al completo hasta la fecha seguro que atrae a los japoneses al menos (adoradores del frikismo).

Yo hace tiempo que no poseo ningún tesoro (salvo libros y algunos juegos incunables) pues en mi vida pasé por una etapa ajena al mundillo básicamente por no tener en mi entorno nadie con la misma afición y aquello, un mal día, me hizo deshacerme de forma voluntaria de muchas cosas: recuerdo con cariño una colección de Osprey comprada quincena a quincena, mis soldaditos que venían los amigos de la pandilla a verlos a mi casa por la ingente cantidad, un par de juegos de tablero que me tenía que adaptar las reglas para jugar solo, y, oh, dios, mi colección de Hazañas Bélicas... Lo más simpático de todo es que he recuperado la afición hace apenas unos años así que estoy en mi segunda juventud wargamera.
Anoche, mi hijo -7 años- me vió moviendo unos turnos al CMBN, y en tan solo unos segundos me estaba preguntando dónde estaba su bolsa de soldaditos. Luego me acerqué a su habitación, sobre la cama, con una base de un libro de esos grandes de tapas duras, enfrentaba a sus figuras. Le dejé estar allí. Y creedme que sentí una sensación de añoranza o de lejana distancia de un algo perdido. Aquellas colecciones de mi niñez. Bueno, me quedan los juegos de PC y me queda mi heredero que es un fanboy de lego y playmobil (por cierto, estos días hemos estado viendo esa exposición de playmobil en el castillo de Sta. Bárbara en Alicante y gozamos los dos una barbaridad... ).

Pues yo cuando me he mudado he mandando todas mis cosas a casa de mis padres vía correo.

Pues espero que alguien les saque más provecho que yo y les de vidilla nueva.
Después de años de acumular juegos, revistas y libros a los que no puedo dedicarles el tiempo suficiente, lo mejor que les puede pasar es que alguien los llegue a ver como algo nuevo... Eso si, por encima de mi cadaver

Al hablar de las canicas (conocidas en Malaga comunmente compo bolas) me he acordado que hacia lo mismo. Ponia las formaciones y con las bolas las tiraba. A mi me gustaban los Madelman y tenia un monton incluso repetidos. Cumpleaños, reyes, santos, siempre por partida doble, a mi tia y a mi padre . Tenia decenas de Maldelman. Me acuerdo que cuando se rompian los "reciclaba" para hacer de "especialistas", es decir, como me gustaba el realismo si estaba jugando y a alguno le cortaban la cabeza, pues echaba mano de un descabezado y montaba la escena. Lo mismo si perdia los ojos los brazos, etc Tenia de todos, amputados, decapitados, mancos, sin dedos, cojos, desmebrados, ciegos, sin orejas, etc. Tenia para todas las escenas. Pero un dia... estaba jugando y le dije a mi madre de salir a la calle. Me imagino que seria verano con 40º a la sombra, y me dijo que no, que hacia mucho calor y que si estaba jugando con los madelman siguiera con ello. Mi solucion fue drastica...ejecute a todos los madelman , y desde ese dia no jugue mas, pero los eche de menos.

Madelman, Geyperman, que recuerdos...De hecho conservo dos Geyperman nuevecitos.

Yo en el pasillo hacia lo mismo pero con la pistola de bolas

Sobre que hacer con las cosas se podría poner en el testamento que las regalen a las gentes de PDL (JA yo soy el más joven y heredare todo al final MUAJAJAJAJA) sería una gran idea.

Veo que el clásico de darle a los soldaditos con las bolitas (canicas) es un vicio de carácter mundial.
Recuerdo que al lado de mi casa, en mi niñez, había una obra en construcción semi abandonada, que tardaron como 10 años en construir, asi que yo esperaba al sábado para tomar por asalto las pilas de arena y hacer pelear allí a mis soldaditos, como si fuera el Afrika Korps.
Todavia puedo imaginarme las caras de los albañiles cuando hacían la mezcla y encontraban alguno de aquellos muñequitos de plastico en el medio del cemento. Lo suyo me habran insultado.

En mi casa no usaba el pasillo (francamente no se me ocurrio, aparte de que mi madre me habría insultado de lo lindo por impedirle el paso).
Yo jugaba en el living (o la sala) sobre una alfombra verde. En esa sala había un sofa cama, que yo usaba de "montaña" desde la que tiraba la artilleria.
Para el tiro de los soldados usaba una bolita, pero la artillería tiraba con una pelota de tenis. Habia que ver el desparramo que armaba cada rebote.

Se me cae un lagrimón.

Mucha guerra y mucho soldadito pero en el fondo somos todos unas nenazas.

Bonitos recuerdos, sí señor.

Yo también jugaba en las pilas de arena de las obras. En mi caso con Airgam Boys, que me molaban más que los clicks de Famobil.
Y en el mueble del salón de mis padres, que tenía una amplia repisa con entrantes y salientes, hacia avanzar a los disciplinados soldaditos de la legión extranjera de plástico contra americanos de la 2 GMP (2º Guerra Mundial Plástica) que defendían con heroismo el mueble. Qué más daba el realismo histórico: ¡Ambos tenían fusiles!
Aquellos aguerridos soldaditos desaparecieron por culpa de la indiferencia cruel de la adolescencia hacia el más inmediato pasado.
Ahora solo me quedan juegos de ordenador y libros. Pero todos sabemos que no es lo mismo, aunque algunos tengamos maquetas supercalifragilisticas o cascos llenos de historia adornando las estanterías. No es lo mismo.
La sensación de aquellas batallas por el dominio de la arena, el pasillo, el salón o los muebles, que recordamos después de décadas, todavía la andamos buscando, como huérfanos, en cada lanzamiento que nos ofrecen, pero solo encontramos sucedáneos más o menos agradables.
Ya decía el poeta que la verdadera patria es la infancia... y nunca volveremos.
En mi testamento, pediré que se subasten mis juegos de PC y similares entre los socios de PdL. Lo valioso ya lo perdí hace tiempo.

Joder, yo tenía una colección de muñecos de plástico de la hostia!!
Ya cuando combinaba con petardos, era la bomba! Tengo los dedos de la mano todavía de puto milagro juas juas
A pocas cosas he jugado yo que no fuera a hacer la guerra, madre mía, qué infancia!
En el colegio era yo el que se pegaba las horas de antes dibujando el patio del cole en un papel y posicionando a los equipos que luego nos íbamos a enfrentar en combate mortal. O sea, que lo de que yo nací para mandar tropas, está más claro que el agua

Qué putada que te manden solo a los sitios entonces.