Ahora voy a construir una oficina para alojar al
psicólogo y así poder tener la opción de activar el programa de reinserción correspondiente al tratamiento de la violencia de presos muy agresivos.
Es complicado que haya presos actualmente que estén interesados o que por su perfil vayan a encajar en este programa porque por defecto sólo los presos de máxima seguridad, los más peligrosos, son los que realmente tienen patologías muy graves vinculadas con la violencia y de esos todavía no he dado permiso para que entren mi prisión. La mía de momento sólo acoge presos de riesgo intermedio así que es complicado encontrar alguien que requiera sesiones de tratamiento pero mejor estar preparado y, además, el psicólogo dará por finalizada una de las subvenciones que tengo todavía como activas e ingresaré dinero extra.
También decido dar por dar un empuje final a otra subvención y construyo una
enfermería.
Sólo requiere camas de hospital y un par de doctores, aunque uno de ellos es más que suficiente y despediré al otro en cuanto se dé por hecha la finalización de la subvención y el ingreso correspondiente.
Otras de las novedades que emprendo son las salas de aislamiento o de castigo, como prefiramos denominarlas. Son celdas pero con una puerta blindada especial y no tienen una dimensión determinada mínima, ni necesitan WC ni cama alguna. Es lo que en muchas películas llaman “
el agujero”, un lugar pequeño donde se encierra a los que han hecho algo que no deberían.
Junto a ellas se ha construido la sala de recreo para los presos, con muchas mesas de billar y varias hileras de TVs.
Podemos ver que tengo ya 26 presos y mis ingresos diarios se acercan a los 4.000 dólares. A la derecha se aprecia que ya puedo seleccionar qué tipo de castigo y duración puedo emprender dependiendo del tipo de infracción que se cometa. Eso da al jugador la libertad de castigar al preso encerrándolo en su propia celda o bien en una de aislamiento y escoger cuánto tiempo tiene que durar el castigo.
Los programas de reinserción fueron una gran novedad hará unas cuantas Alphas y es momento de echar un vistazo porque son importantes.
Como veis hay bastantes pero pocos programas son los que despiertan interés (las dos primeros de la lista son los que de momento centran el interés de los presos). Algunos de estos programas forman a los presos para que luego puedan realizar otro programa más completo. Por ejemplo, el de seguridad en la carpintería ayuda a aprender lo básico para luego realizar el programa de carpintería más “profesional”. Este es un programa interesante porque a la larga los trabajos realizados se pueden vender (exportar, en esta Alpha hay una nueva “habitación” que sirve para vender estos trabajos) y conseguir dinero extra.
En la siguiente pantalla podemos ver un resumen de las necesidades de los presos.
Fijaros que hay dos grandes demandas, la comida (que siempre es alta dependiendo de la hora pero que rápidamente se ve satisfecha después de pasar por la cantina) y la ropa. La ropa es un gran problema porque eso sólo se soluciona activando la lavandería y permitiendo que la ropa se pueda lavar, planchar y enviar la limpia o de recambio a las celdas. Este es el mayor problema que tengo ahora mismo en mi prisión.
Como curiosidad, es divertido ver cómo transcurre el día a día de la prisión y en la siguiente imagen podemos ver que hasta los abogados visitan a los presos. Tarde o temprano los abogados serán motivo de tratamiento a fondo en alguna de las Alphas, aportando novedades (pleitos, demandas, posibilidades de otorgar la condicional, acusaciones de maltratos en la prisión, etc,).
De hecho en esta Alpha 19 el personaje del abogado, que se podía reclutar y darle una oficina, ha sido sacado temporalmente del juego porque a fecha de hoy no aportaba nada, está pendiente de que se creen las condiciones para su uso y volverá más adelante.
Es momento de ver un poco más el tema del contrabando. En la siguiente imagen podemos ver los lugares donde se genera y el tipo.
Como veis la cantina y la cocina son lugares donde el tráfico de cubiertos es muy grande. Los presos roban los cubiertos para luego comerciar con ellos y que puedan ser usados como armas o para cavar túneles u otras acciones punibles. También hay tráfico de cigarrillos, alcohol, estupefacientes, mecheros, móviles, etc. Sin duda mucho de este otro tráfico viene del exterior y se cuela en la prisión a través de las visitas diurnas de las “familias” de los presos.
No obstante hay elementos que se generan dentro de la propia prisión, como el tráfico de cubiertos, que son un problema que tiene su origen en la cantina y la cocina, no en el exterior. Y es ahí donde puedo actuar rápidamente para mirar de acotar la impunidad del comercio de cubiertos y cortar de raíz el robo regular de los mismos. Es por esto que se lleva a cabo la instalación de
detectores de metales en todos los accesos a la cantina.
Nada mejor que un detector de metales para evitar que los cubiertos robados puedan salir de la cantina y llegar a las celdas. Sólo hay que instalarlos y hacer que la corriente eléctrica llegue hasta ellos. Cuando pasen por debajo los detectores harán su trabajo y emitirán un bip especial cuando detecten algo que sea de metal, momento en el cual los guardias acudirán a inspeccionar al sujeto afectado.
La primera víctima de los detectores de metales trae aparejada una gran sorpresa, ¡¡¡ya que en vez de cubiertos lo que portaba encima eran las llaves de la prisión!!!
Todo hace pensar que aprovechó alguna distracción para robárselas a algún guarda. Menudo panorama. He establecido que cualquier preso que sea pillado con algo de metal sea inmediatamente cacheado y que su celda sea inspeccionada de arriba abajo por si esconde algo más.
Al poco otro preso es cogido y esta vez sí que con cubiertos encima.
Los detectores están dando un gran resultado y ha de empezarse a notar una reducción de la oferta de herramientas al ser más complicado sacarlas de la cantina.
En vistas a dar escarmientos, endurezco las penas por este tipo de infracciones.
No eliminarán las ganas de trapichear pero los presos se lo pensarán dos veces.
Una de las penas es el LOCKDOWN, que es encerrar al preso esposado en su celda durante un tiempo como medida preventiva. Aquí vemos a uno de los capturados por el detector de metales cumpliendo dicho castigo.
Después de estas mejoras en la seguridad interna, es momento de repasar la situación general.
La prisión presenta un aspecto “saludable” pero hay algunas cuestiones que siguen siendo un problema, especialmente el tema de la ropa limpia y el nulo uso de la lavandería.
Tengo que solucionar el tema de la ropa y rápidamente. La forma más rápida y sencilla es reclutar más conserjes para que puedan hacer la limpieza en la lavandería a pesar de tener que dedicarse también a la limpieza de la prisión (fregar suelos y paredes). Y poco a poco empiezan a verse los resultados.
Los carritos de la ropa sucia/limpia empiezan a recorrer las celdas y eso significa que la lavandería ya empieza a dar rendimiento.
Otro problema, este más sutil, es el más que seguro tráfico que hay de contrabando en la sala de visitas.
Las dos salas de visitas empiezan a estar bastante concurridas y tengo que encontrar la forma de reducir el tráfico de contrabando en ellas.
El número de presos sigue aumentando a medida que voy construyendo más salas de celdas siguiendo el diseño (layout) que creé inicialmente. Esto significa que la prisión está más poblada y que lugares como la cantina necesitan nuevas inversiones en mobiliario para dar respuesta a la demanda creciente.
A su vez esto implica invertir más en frigoríficos, hornos y en personal de cocina para dar cobertura y también más guardias para poder cubrir las nuevas salas de celdas.
Lo que ya es una rutina es la captura de presos que intentan salir de rositas de la cantina con cubiertos robados o con armas afilazas, lo que es más sorprendente.
Este es el primer preso en estrenar el “agujero” o la celda de aislamiento, que como podéis ver usa una puerta blindada de seguridad mucho más robusta que una simple puerta de rejas.
Las ampliaciones de nuevas salas de celdas eleva el número de prisioneros a casi la cincuentena.
