Veo que este juego tiene menos tirón del que esperaba por aquí... Llevo jugando unas semanas y voy a comentar algunas cosas. Advierto que nunca jugué a CKII, así que no puedo compara cómo han cambiado las mecánicas de juego.
-En general, el juego es demasiado sencillo con cualquier reino de tamaño medio, no digamos ya los grandes. Hay muchas opciones y cosas por hacer, pero muchas de ellas tienen poco o ningún sentido. Se puede subir la dificultad, como en casi todos los juegos de estrategia, pero creo que ahí no está el problema. Más bien estriba en que todo resulta muy repetitivo, y al cabo de 4-5 generaciones de gobernantes todo se limita a un ciclo continuo de acciones: generar derechos-conquistar-ceder, y entre medias pues gastar dinero en construir para generar más dinero y seguir construyendo.
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Diplomacia. Aparte de influir, que se puede hacer continuamente, y concertar matrimonios, no hay mucho más en qué pensar. Al final de las demás opciones terminas pasando.
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Intriga. Creo que es lo que peor diseñado está. Los asesinatos parecen interesantes al principio, pero hay que invertir mucho en el enfoque para tener una posibilidad real de éxito, y todo para conseguir algo que puedes obtener por métodos más sencillos. Se puede cortejar y hacer algunas cosillas más, pero no hay nada útil. No merece la pena invertir en las conjuras ni centrarse en ese estilo de vida. Deberían ofrecerse un sistema más complejo que haga atractivo este apartado.
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Batallas. El sistema no es malo, pero creo que tienen que repensarlo y equilibrarlo. Aquí los que mandan son los caballeros. Da igual que tengas chorrocientas mil levas, los caballeros las matan por cientos. Uno solo puede acumular varios miles de víctimas en su vida, un despropósito. Las levas son la carne de cañón para ganar tiempo mientras los nobles hacen su trabajo, pero los hombres de armas no se sabe muy bien qué función tienen. Cuestan un pastizal y no te aportan casi nada, salvo las armas de asedio.
Con todo, lo peor es el juego del gato y el ratón. Todos los ejércitos parecen moverse a la misma velocidad, y cuando la IA detecta a uno superior, se mueve a otra provincia. Y así hasta el infinito, o hasta que por motivos que desconozco la IA se queda quieta y puedes cazarla.
No hay ningún motivo para planificar estrategias militares. Simplemente acumula tropas, ataca a los más débiles que tú en número, dirígete a su capital sin demora o a por el ejército que mande el gobernante y listo; así se terminan las guerras en CKIII.
Economía. También resulta todo demasiado fácil. Al principio andas escaso de oro, pero lo puedes conseguir en grandes cantidades del Papa si eres católico. Pero en cuanto te estabilizas y tienes un señorío de pongamos 10 posesiones -es fácil llegar a esa cifra-, te forras y al final no sabes en qué gastar el oro. Un ejemplo con Bohemia (uno de los reinos más fáciles): con sus 8 condados más otros 4 sacados de cualquier sitio y un rey centrado en Administración, mis ingresos eran de 160 al mes. Unos años después las arcas tienen más de 20.000 de oro acumuladas ya que no tienes nada en qué gastarlo. No hace falta recurrir a trucos extraños.
Los vasallos no aportan nada a las arcas, sólo te sirven para las levas. Sí, te dan un piquito de oro, pero es una miseria. En el mismo ejemplo de Bohemia, una vez que me nombraron emperador del Sacro Imperio (también es muy fácil llegar a serlo), con docenas de vasallos que me importaban un carajo, los ingresos ni siquiera llegaron a los 200. Toda la economía se puede reducir a lo que obtienes por tus posesiones directas. Con el sistema de clanes puedes conseguir algo más de tus vasallos, pero tampoco es una gran diferencia y como digo el oro termina siendo irrelevante porque te sale por las orejas.
Sucesión. Es uno de los aspectos más interesantes del juego, pero por su propia definición ocurre pocas veces a lo largo de una partida. Es divertido ir entrenando a tu sucesor, cuidarlo, vigilarlo, casarlo con alguien digno o decente (¿una futura reina o una plebeya inteligente?)... para luego ver que todo se va a la mierda por un resfriado, una guerra mal planeada en la que se cae del caballo, una sífilis o, como me ha pasado a mí, porque me había salido homosexual y no tenía ninguna intención de seguir perpetuando la dinastía

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Supongo que CKIII debe resultar mucho más desafiante con algún condado pequeño... Quizás alguno de los vikingos que acaban de mejorar. Yo hasta ahora sólo he probado reinos medianos (Bohemia, Irlanda, Navarra, los Omeyas...), pero mucho me temo que en cuanto te conviertes en una potencia mediana el ciclo que he comentado más arriba arranca y todo resulta repetitivo.