El 18 de septiembre se tiene conocimiento de una batalla naval entablada entre la flota de Corfú (vasallo de Venecia) con la flota genovesa en aguas del Golfo de Tarento, junto a la isla de Corfú. Parte de la flota veneciana que estaba bloqueando el puerto de Urbino (31 naves), en el cercano Golfo de Venecia, acude al auxilio de su vasallo. Sin embargo, el resultado es una derrota clara para Venecia, ya que también han acudido naves del Papado para apoyar a la flota genovesa. Venecia pierde muchas naves. Demasiadas. Y todo ha sido por culpa de no unir todas las naves venecianas en una única flota de combate.
Y mientras parte de la flota veneciana combatía en Tarento, la flota dedicada al corso en el Mediterráneo oriental se encuentra con parte de la flota sienesa, a la cual ataca y hunde completamente.
La existencia al sur de la península itálica de las flotas genovesas y de los Estados Pontificios, hace que todas las flotas venecianas, que están separadas entre sí, tengan que buscar refugio en puertos seguros hasta que consigan reunirse para formar una única y potente flota que le pueda hacer frente. Ha sido un error de cálculo no haberlas reunido todas antes de comenzar las hostilidades. Error cometido seguramente por haber subestimado las fuerzas de los enemigos.
El 14 de octubre, finalmente, Bohemia se rinde a Austria y le cede las provincias de Praga y Neuhaus, además de indemnizaciones por gastos de guerra y de convertir su religión oficial a la religión católica. Los ejércitos venecianos que estaban en las provincias de Opole, pueden regresar a la Península Itálica para combatir contra genoveses y pontificios.
Llega el año 1581 y continúan los asedios. Mientras tanto, todas las naves venecianas consiguen reunirse en el puerto de Ragusa para formar una gran flota. Esta flota, al mando de un excepcional almirante recién contratado, se hace a la mar para buscar y atacar a la flotas enemigas que durante varios meses controlan las aguas del Golfo de Venecia. El día 15 de enero consiguen descubrir a naves genovesas en el golfo de Tarento y después de un combate de varios días, consiguen hundir a varios buques enemigos y lo que es más importante, los venecianos vuelven a tener el dominio del mar.
Y con ese dominio del mar, el almirante veneciano puede trasladarse frente a las costas de la provincia de Urbino para bloquear su puerto, lo que provoca acelerar la rendición de la ciudad fortificada. Y acto seguido, todas las tropas venecianas situadas en el sitio de Urbino, se dirigen hacia la provincia de Ancona para enfrentarse a tropas papales allí situadas a las que expulsan de la provincia, la cual ocupan rápidamente al no contar con fortalezas que la defiendas. Después de estos movimientos, el siguiente destino de las tropas de tierra es dirigirse directamente a Roma, a la cual ponen sitio.
Y mientras esto ocurre con los 29.000 tropas del Ejercito veneciano de Treviso, ¿Qué pasa con los otros dos asedios que está llevando a cabo Venecia? Pues ocurre que van mucho más lentos, ya que las tropas sitiadoras poseen bastante menos artillería.
Es por eso que en el asedio de Parma, los venecianos no consiguen abrir una brecha en las murallas hasta julio, cuando llevan ya casi 10 meses de asedio. Demasiado tiempo. El tiempo, vuelvo a repetir, urge. Y como las tropas que están sitiando la ciudad son mercenarios, el Dogo ordena el asalto a sangre y fuego de la ciudad. Da igual el número de pérdidas, los mercenarios son carne de cañón. Finalmente, la ciudad cae el 28 de julio, después de 320 días de asedio.
¿Y qué pasa en el asedio de Siena?. Pues más de lo mismo. Las tropas venecianas que sitian la ciudad poseen poca artillería. Pero además, el puerto de Siena no está bloqueado, lo cual hace que los sitiados puedan recibir suministros, lo cual hace más difícil la rendición. Sólo cuando las ciudades de Urbino y Ancona, que estaban sitiadas y bloqueadas por mar, son tomadas, la flota veneciana se puede dirigir a la costa oeste de la Península itálica para bloquear los puertos de Siena y Roma. Es noviembre de 1581, y el Tesoro de la República está en 824 ducados. Se llevan ya gastados más de 2.000 ducados en una guerra muy costosa.
Volviendo al norte de la Península. Los dos ejércitos venecianos mercenarios que conquistaron Parma, ahora están en el sitio de la capital, Génova. En enero de 1582 se logra hacer una brecha en sus murallas, y de nuevo, como se trata de chusma mercenaria, el Dogo ordena el asalto a la ciudad a cualquier precio. Pero esta vez, las cosas no van a salir tan bien como en Parma. Génova está mejor protegida y sus murallas son mayores. El asalto es un total desastre y sólo sobrevive la artillería que sigue con el asedio hasta que lleguen nuevos reemplazos a cubrir las bajas venecianas.
Al otro lado de la Península itálica, en la Dalmacia veneciana, un ejército enemigo de 12.000 tropas ha conquistado la provincia de Istria. El Dogo ordena que se ignore esa amenaza. Lo más urgente (extremadamente urgente, para ser más exactos) es la conquista y toma de las capitales de sus enemigos, esto es, Génova y Roma.
A finales de enero, fallece el Dogo Andrea Modigliano. Le sucede, elegido por estricto sorteo, el noble Ludovico Veniero (2/3/5).
Y en abril de este año 1582 es cuando por fín, caen en manos venecianas las ciudades de Génova y Siena. El asedio de Siena es un buen ejemplo de cómo NO se debe realizar un asedio. Con pocas tropas de artillería y con ausencia de bloqueo naval en una provincia costera, ha hecho que su rendición durara casi ¡dos! años, 593 días para ser más exactos. Pero bueno, para mi descargo, he de decir que las tropas que invadieron Siena tenían como único objetivo atacar y destruir al ejército sienés que allí había, y que, una vez que dichas tropas huyeron, las tropas venecianas allí estacionadas hacían de “tapon” para que tropas papales y sienesas no invadieran territorio veneciano por ese lado.
Mientras, las tropas genovesas que conquistaron y tomaron Istria, ahora están asediando Spalato. Pero al dogo eso no le preocupa “Que se mantengan alejadas y entretenidas, mientras tomamos la última capital enemiga, Roma” piensa para sí.
Y finalmente, el día 22 de mayo, después de un largo asedio y un asalto a las murallas, la ciudad santa cae en manos de Venecia. La flota papal que estaba en el puerto es totalmente destruida, ya que la flota veneciana bloqueaba todas las salidas.
Y es entonces cuando, con las arcas del Tesoro muy exhaustas (apenas 500 ducados) se empiezan las negociaciones de paz, dando lugar al siguiente resultado el día 29 de mayo: Venecia consigue humillar a su rival (con todo el prestigio que eso supone). También consigue indemnizaciones económicas durante los próximos 10 años.
Y lo que es más importante, Venecia se hace con las dos provincias reclamadas, esto es, Urbino y Ancona, dos ricas provincias de la costa este de la Península que aumentará el poder comercial de Venecia en su Centro de comercio.
Mapa de Centros de Comercio:
