El interfecto de la foto del menda: pssse, un mal bicho que me ha caído bien desde hace mucho...
Un tal
Albrecht Eusebius von Wallenstein, personaje
sin patria (se organizó la suya propia en un par de ocasiones - Mecklemburgo, Fridlandia y el gobierno modélico de Jicin -) y
sin bandera (retomando al camarada Izan: el tipo trincó la bandera de sus regimientos de la española, pero sobre fondo gris, en vez de blanco).
Mercenario de pro (modelo de la época, y considerado el primer empresario bélico declarado, sirvió a católicos, pero bien podría haberlo hecho con protestantes, y montó todo un ejército de la época aflojado de su saca y con cargo a sus futuras conquistas),
mecenas (se rodeó de ingenieros, arquitectos, burócratas no politizados (o intentó minimizar el tema, aunque no siempre le salió bien, buscando sólo gente válida que supiera gobernar bienes y gentes), e iluminados en general que deambulaban por la corte de Praga en aquellos tiempos (la corte Rodolfina del s.XVI), incluso Van Dick llegó a pintarlo en un par de ocasiones pero, sobre todo, aflojó pensión al bueno de Johannes Képler - astrónomo y matemático imperial - y que anduvo los últimos 8 años de su vida a su servicio, maldiciendo mil veces a tan endemoniado señor... pero sirviendolo hasta el final de sus días)
Junto a su pabellón (ya digo, admiraba la calidad militar de los tercios españoles y, quizá por eso, adaptó el suyo a la cruz encadenada tan clásica de aquellos) tenía un lema "Invita Invidia" (Te invito a envidiarme) y gustaba de utilizar siempre una frase "¡Que maten a ese bruto!", cuando se cruzaba con traidores, reyezuelos e, incluso, emperadores.
Vamos, todo un personaje cuyo estudio siempre me ha deparado más de una buena risotada en alguna ocasión, y muchas muecas en otras tantas. Respetado por todas las partes, a la par de temido, tenía la curiosa costumbre de dejar en sus puestos a los gobernadores de plazas conquistadas, fueran del bando que fueran, en vez de darles matarile (que era la práctica habitual de los tiempos) pero, eso sí, haciendolos engrosar su lista de "asalariados". Todo un emprendedor, el jodio.
Quizá esa peculiar forma de ser y vivir (no fue una madrecita... nadie lo debió ser en aquella sangría de las Guerras de Religión, o también llamada de los 30 Años) le llevó a estar en el punto de mira de todo quisque... lo que incluyó al infame emperador al que salvó las posaderas en trotopecientas ocasiones, el tal Fernando II. Y así acabó.
Para más rollete y sin un punto de vista, digamos, tan romántico, pueden echar un visto a la wiki si eso (no le encuentro muchas chorradas de esas que a veces cuelan en algunos de sus wiki-artículos, y da una buena idea del personaje dentro de su época): buscar Wallenstein.
Por cierto, y si se dejan caer por Praga, no duden en participar en los actos que en su honor se celebran a lo largo de los fines de este año, y principios del próximo, y que ha sido declarado Año Wallenstein por esos lares.
Por lo demás, un placer largar
Un saludarro
PD: Es curioso, pero que muy curioso, esto de los avatares interneteros... pero mucho
