CAPÍTULO 12: Duelo a muerte. Alle el Humano vs Los Campeones enanos
El periodo de Edund como Alcalde termina definitivamente cuando sale elegido para el puesto el curtidor
Onul Taronamost. No obstante, Edund sigue ostentando el cargo de broker y el líder espiritual de Swordshanks.
Onul, de acuerdo a su nuevo cargo, solicita mejores habitaciones y se convierte en un noble más.
Puesto que hay salas disponibles no hay problema para satisfacer sus demandas. Edund traspasa los poderes a Onul y le desea buena suerte en su nueva andadura lejos de la curtiduría.
El periodo de Onul en el cargo pronto va a mostrarse como el más movido y complicado de todos los mandatos que han tenido lugar hasta la fecha. Entrando ya en el 4º año y con una fortaleza que supera los 100 habitantes y aumentado (casi 15 criaturas y más nacimientos por venir) Onul no hubiera sido capaz de prever las dificultades por las cuales iba a atravesar y seguramente habría renunciado a su cargo de haberlo sabido. Al poco de estrenarse Onul lanza una prohibición de
vender objetos de plata, algo que tiene sentido puesto que el Señor de las Mazmorras, el gran cabrón, está pidiendo una mesa de plata para darse el gusto. Parece que Onul quiere empezar su carrera política yendo de la mano de los más poderosos, el muy pelota.
Pero aquí se le va a terminar la suerte. Al poco suenan los cuernos de guerra y se notifica que cerca de 50 soldados humanos se aprestan para asediar Swordshanks.
¡Cincuenta soldados! Son 2 grupos, que aparecen lejos de la fortaleza, hacia el norte. Acampan en dos extremos opuestos y encienden varias hogueras. Esta vez van todos a caballo, con lo que se mueven bastante rápido. Hay muchos ballesteros y uno de los grupos está liderado por un espadachín humano armado con una armadura de hierro y una cimitarra que da miedo sólo de verla. Se trata de
Alle Kafekasthi, un cacique con aires de noble que ha ganado fama entre los humanos como cazafortunas.
Los enanos, aprovechando que los humanos están a la espera y no se acercan, deciden seguir sus labores y desbrozan grandes zonas de bosque para recopilar toda la madera posible. Los soldados enanos reciben órdenes de armarse con ballestas de hierro y se aprestan hacia la torre defensiva, hacia las almenas.
Durante varios meses los humanos fintan y vuelven, fintan y siguen volviendo. En esas fintas muchas mascotas son muertas por flechazos. Mueren mascotas de todo tipo, desde gatos hasta perros. Al no prohibir que los enanos salgan afuera, las mascotas están sueltas y caen presas de las flechas. Los humanos son demasiados para poder hacer nada agresivo por el momento y, a diferencia de los goblins, no se lanzan hacia la entrada plagada de trampas de Swordshanks. El enemigo es listo y sólo provoca...
En uno de los acercamientos más agresivos los ballesteros enanos rocían a los humanos con flechas de madera y hierro, matando a varios sitiadores.
La torre defensiva está resultando práctica y en la imagen se aprecia a un enano soldado lanzando flechas hacia el enemigo. Los ballesteros humanos también lanzan flechas a diestro y siniestro pero se estrellan contra los muros fortificados.
La catapulta también es utilizada pero sin resultados efectivos. Mala puntería y mucho movimiento de los humanos, que esquivan los lanzamientos con sus cabalgaduras.
En la imagen se aprecia algunos humanos muertos por las flechas. Algunos caballos han resultado heridos y eso les hace ir más lentos, pero siguen siendo muchos y más que herir a las cabalgaduras lo que hace falta es herir a los que van encima.
La situación se prolonga sin que ni sitiadores ni sitiados se decidan a apostarlo todo a una carta. Algunas mascotas más mueren a manos de los sitiadores y el asedio se alarga durante meses. La situación empieza a ser preocupante. Las reservas de madera se están terminando y el clima entre los enanos empieza a hacerse más tenso. Las muertes de las mascotas han afectado a muchos enanos que empiezan a tener pensamientos negativos.
La situación estalla finalmente de forma alarmante en el almacén cuando
Nil Zulbannin, una granjero, deprimido y muy afectado por la pérdida de su mejor mascota, coge un cabreo del copón y se vuelve histérico perdido.
Datan Duralcatten, el forjador de metales, que está al lado de
Nil en el momento de su ataque de histeria, recibe una ostia de aquél que lo deja medio tonto.
Datan se vuelve loco a su vez y empieza a pegar a los Guardias, que acuden rápidamente hacia el lugar.
Nil, que ha empezado todo, se da a la fuga y busca con desespero al Alcalde, a
Onul. Le da alcance y le empieza a dar de mamporros que ríanse ustedes de la broma. El pobre
Onul se estrena en el cargo de Alcalde comprobando el “cariño” que siente hacia él el amigo curtidor. Recibe daños en la parte superior de la pierna y pierde la consciencia antes de que los Guardias puedan separarlos.
Onul es enviado inmediatamente a sus aposentos a descansar y se ordena ir a buscar agua para calmarle la sed.
Onul ha sido objeto del ataque porque Nil cree que es el culpable de la actual situación, con los humanos campando a sus anchas en las cercanías de Swordshanks y haciendo una carnicería con las mascotas.
Aquí arriba vemos los pensamientos de Onul. También ha perdido una mascota pero no se ha cabreado como Nil.
Aquí están los pensamientos de Nil, que pueden servir para entender del porqué de su cabreo.
Está muy infeliz y el hecho de liarse a bofetadas le ha puesto de mejor humor (¡jeee, qué gracioso!). Ha perdido una mascota, ha sufrido de miasma (problemas con la carnicería...) y parece que la luz del sol no le gusta mucho...en fin.
La Guardia detiene a Nil y a Datan y los mete en la presión, por suerte antes de que la cosa degenerara más. De haber seguido adelante esto podría haber creado una cadena de acontecimientos que habrían podido dar rienda suelta a una espiral de cabreos sin fin, una de las formas más rápidas de perder una fortaleza.
Aquí vemos que Nil será metido en prisión durante 23 días por conducta desordenada y por haber causado daños al Alcalde Onul.
Nil es atado a una de las cadenas por agresión. Su mascota más fiel, un burro, le hace compañía. Habrá que vigilar a Nil cuando salga de la prisión. Onul, el Alcalde, se pondrá bien pero le llevará un poco de tiempo. ¿Pensará Onul en los días felices que vivió trabajando en la curtiduría?
Ante el retiro de Onul de su cargo temporalmente, Edund vuelve a hacerse cargo de la fortaleza durante un tiempo. Ordena salir y situar en la entrada a los 2 escuadrones de soldados enanos, armados con Warhammers y ver así qué reacción provoca entre el grupo humano más activo, el que lidera el espadachín humano
Alle Kafekasthi. El otro grupo humano está inactivo, acampando lejos de la vista y sin moverse.
A todo eso de pronto a
Rigoth Ugoshstukos, uno de los enanos soldados, ¡¡¡le da por entrar en un trance marcial y gritando como un loco se lanza hacia los humanos!!! Arggggggggg...
Los 5 soldados enanos restantes se lo quedan mirando mientras ven cómo se aleja hacia el enemigo, con cara de flipados. ¿Dónde va el “zumbao” éste? ¿Lo vamos a dejar sólo? ¡¡¡Noooooo!!! ¡¡¡Al ataqueeeeeee!!! Los 5 salen detrás de él con sus Warhammers, gritando como locos y en busca del enemigo.
Los humanos lanzan varias ráfagas de saetas pero no consiguen ningún impacto y los enanos se abalanzan sobre los ballesteros enemigos. Matan a sus cabalgaduras y luego se encargan de ellos, uno a uno...
El campo de batalla se convierte en un correcalles de cuidado, con los humanos presas del pánico huyendo ante los ataques de los enanos. Rigoth, todavía en trance marcial, parece un Señor de la Guerra, lanza martillazos a diestro y siniestro, no deja a nadie con vida y luego sigue buscando nuevas presas...
Y he aquí el gran duelo. Stakud, uno de los grandes Campeones enanos, ha ido a parar en su lucha delante de
Alle Kafekasthi, el espadachín humano con cimitarra. Este no es como el resto de humanos y se defiende bien. Los martilllazos de Stakud chocan contra la coraza de Alle, que además cuenta con un casco con visera muy chulo, todo de hierro. Stakud lo intenta pero Alle es de lo mejorcito que tiene el enemigo. En un rápido movimiento Alle le asesta un “cimitarrón” en el pecho a Stakud y le atraviesa los pulmones.
Stakud cae al suelo, sin resuello y con dificultades para respirar...Alle se aleja, sin rematar la faena.
Stakud intenta volver a la fortaleza, sediento y sin aliento...y cuando está a punto de llegar, los pulmones, encharcados en sangre, le estallan y se ahoga en su propia sangre.
Los 2 soldados enanos que conformaban el pelotón de Stakud gritan de rabia y se abalanzan sobre Alle al ver que su líder ha sido herido de gravedad en los pulmones. Persiguen a Alle durante un buen rato e intercambian algunos golpes.
Alle es muy bueno y de un golpe destroza la cara de Rigoth Ugoshstukos, el enano que entró en trance marcial. Es una fea herida que va desde la nariz hasta el cuello, un tajo que deja un fuerte reguero de sangre.
No obstante no pierde la consciencia ni tampoco es una herida de gravedad, lo que le permite seguir combatiendo.
Rigoth y su compañero, enfurecidos siguen apretando a Alle, hasta que consiguen darle un buen golpe y dejarlo medio tieso.
Con un brazo herido y con problemas en ambas piernas, no puede escapar. Otro golpe en el casco le provoca un fuerte hematoma, le deja atontado y con ganas de vomitar...le duele el cuerpo y Alle reconoce por primera vez el sabor del miedo. Un golpe más en el pecho y Alle cae muerto. ¡¡¡Venganzaaaaa!!!
Los enanos se retiran gritando como locos y cierran las puertas...porque detrás, a gran velocidad, se acercan 25 soldados humanos más. Seguramente alertados por los gritos de socorro del grupo humano ahora eliminado, el segundo grupo de asedio decide actuar por fin...