Vayamos conociendo a los protagonistas del juego. Hora de Horace Sebastiani, el encargado este turno de quemar los puentes de Liegnitz, lo cual consigue, saco un 1 en iniciativa, no era muy dificil ya que tiene iniciativa 5.
Horace-François-Bastien Sebastiani de la Porta nació en La Porta, Córcega, el 15 de noviembre de 1772 y era hijo de un sastre que se hallaba desterrado en aquella isla mediterránea.
Al comienzo de la Revolución francesa abandonó el seminario donde cursaba estudios eclesiásticos y se alistó en un regimiento de Vintimile en 1789 y en el mes de agosto alcanzó el grado de subteniente. Fue promovido a teniente en el año siguiente y participó en la represión de los paolistas. Tras su incorporación al Ejército de los Alpes en junio de 1794 fue herido en el encuentro de Dego. En septiembre de 1797, luchó bravamente en Arcola y fue promovido al grado de Jefe de Escuadrón. Lo hicieron prisionero el 28 de abril de 1799, pero fue liberado poco después y ascendido al grado de Jefe de Brigada. Mientras se encontraba de guarnición a París, se unió a Napoleón Bonaparte y al frente de sus dragones expulsó a los diputados a Saint-Cloud, en esa decisiva jornada del 19 Brumario. Napoleón no se olvidó del gesto de Sebastiani y su decisiva participación.
En 1800, Sebastiani asistió a la batalla de Marengo y al paso de Mincio. En 1802 fue destinado a una misión diplomática en Turquía y Egipto y a su regreso fue promovido al grado de General de Brigada, en 1803. Durante la batalla de Austerlitz, donde cayó herido gravemente el 12 de diciembre, fue promovido al grado de General de División.
El 2 de mayo de 1806, Napoleón le nombró embajador en Constantinopla, ya que el Emperador mantenía una relación de amistad con el sultán turco, Selim III. Allí permaneció hasta que el 27 de abril de 1808 y se ocupó de dirigir la defensa de esta ciudad contra la flota británica que, pasando al Bósforo, había acudido a presionar a aquel sultanato proclive a Francia. La flota tuvo que etirarse del asedio. Aquella defensa, sin embargo, sería la causa que hizo posible la caída del sultán de Turquía, al rebelarse los jenízaros, descontentos por haber tenido al mando a un cristiano. A Sebastiani le supuso ser premiado por Napoleón con el título de conde.
Fue destinado al Ejército que invadió España y participa en varias acciones, entre las que se encuentran la batalla de Almonacid, el 11 de agosto de 1809. Así mismo dirigió la campaña de José I, a principios de 1810, para recuperar el dominio sobre Andalucía. En sólo unos meses Sebastiani ocupó Jaén, Córdoba, Granada y Sevilla hasta llegar a las puertas de Cádiz, que sometió a sitio debido a la resistencia de la ciudad.
Cuando el mariscal Soult y el rey José I comenzaron con sus intrigas, Sebastiani rehusó participar en ellas, aunque no dejaron de circular rumores que le incluían en ellas. El 15 de julio de 1812, asedió Drissa y el 8 de agosto hizo lo mismo en Inkowo y en la retirada de Moscú. Bonaparte le puso a la cabeza de los restos de la caballería de la Grande Armée en los finales de la campaña de Rusia y tomó parte en todos los combates importantes de la final campaña de 1813.
Durante la jornada de Leipzig fue herido de un lanzazo en el pecho, pero siguió al frente de sus hombres y en la lucha del 30 de octubre de ese año, propició la caída de los bávaros en Hanau, y se cubrió de honores en aquellos últimos días de la campaña. Napoleón le encomendó la defensa de París, entre Bercy y La Villette durante las jornadas de los Cien Días.