Fantasía: de Tolkien, George RR Martin y el polaco...
Publicado: 08 Jul 2016, 12:04
Cuando se habla de fantasía es inevitable que acuda a nuestra mente el nombre de Tolkien y su anillo de poder para controlarlos a todos. Tanto si se ha leído los libros como si se ha visto la trilogía para el cine (y ya puestos podemos incluir la trilogía del Hobbit) Tolkien es un referente y tiene el mérito y el título indiscutible de ser el padre de la fantasía moderna. De él surgieron los elfos, enanos, trolls, orcos y un largo etcétera. ¡Ah! Y el estereotipo de mago que todos conocemos: larga barba y gorro puntiagudo, fumador con pipa.
Uno de mis recuerdos de adolescente más bonitos, quizás rondaba los 15 o 16 años por entonces, es cuando volvía a casa en el coche de mi padre después de patear el mercado de Sant Antoni de Barcelona un domingo caluroso. Algunos fines de semana, de forma más o menos regular, mi padre y yo hacíamos una visita al mercado, sabedor él que yo era lector voraz. Mi padre nunca escatimaba esfuerzos para fomentar en mí esa afición así que a la que podíamos nos acercábamos para hacer la ronda y zambullirnos en la atmósfera mágica que rodeaba el mercado de libros. Pues, como decía, uno de mis recuerdos más bonitos fue cuando abrí el primer libro de la trilogía estando ya en el coche y yendo de vuelta a casa, me asaltó ese olor tan especial que hacen los libros encuadernados. Mezclen ustedes eso con la ilusión de un niño por leer un libro del que había oído hablar mucho y ya tenemos la pócima ideal para que el recuerdo quede imborrable. Cuando abrí el mapa desplegable con el que venía el tomo, donde se podía ver toda la Tierra Media, me quedé totalmente prendado.
Tolkien fue uno de los escritores importantes de mi adolescencia (Isaac Asimov fue mi gran referente) que me permitió descubrir nuevos mundos (hasta entonces la fantasía era un género casi desconocido para mí). Imagino que es la mejor forma de disfrutar de Tolkien: sin experiencias previas, sin “spoilers”, siendo joven, dispuesto a devorar cualquier cosa y con la imaginación rebosante. Por entonces no había todavía internet, foros, wikis o blogs donde poder informarse. Todo me llegaba a través de artículos periodísticos, el boca a boca, etc. Eran otros tiempos.
No obstante, no nos engañemos. Con el paso de los años uno se hace mayor y, dejando la nostalgia de lado y poniéndonos críticos, la trilogía del Señor de los Anillos pierde algo de su encanto. No resiste una segunda relectura al menos en mi caso. Más allá de que su estilo pueda ser algo cargante (esas largas descripciones sobre aspectos que no son fundamentales para la historia y que es una de las críticas más habituales a su obra que podemos encontrar en internet) o el que una segunda lectura ya no tenga el efecto sorpresa de la primera, lo que a mí realmente me echa para atrás es su manera maniqueísta de ver las cosas: el bien y el mal, sin términos medios, sin grises. No hay que olvidar que Tolkien es un escritor de otro tiempo y que estaba creando un mundo épico con mucha mitología y leyendas: reyes, héroes trágicos, amores imposibles y malos muy malos que buscan el poder a toda costa. Es normal que su visión sea muy enfocada a los dos extremos: el bien y el mal.
El Silmarillion es un ejemplo de libro que despierta pasiones y odios por igual ya que lleva hasta el extremo su estilo de narrar mitos con gran efusión de nombres, genealogías, canciones, descripciones que a veces se vuelven repetitivas, etc. Leerse el Silmarillion es un acto de masoquismo para algunos, para otros una obra maestra. El Hóbbit es sin duda su libro más ameno porque está escrito como si fuera un cuento, ideal como lectura adolescente y que rehúye ese estilo plomizo de sus otros libros y que sus críticos siempre sacan a relucir.
Soy consciente que hablar del Silmarillion se arrima uno al fuego al destapar la caja de los truenos pero es algo inevitable. Sé que para muchos este libro es un referente, incluso para muchos historiadores por su valor como libro creador de mitos y leyendas rodeados de épica, aunque sea todo inventado. No obstante no quiero entrar más a fondo en este debate porque quiero darle otra oportunidad al libro y no tengo suficiente fundamento para opinar sobre él. Soy consciente también que este libro no fue publicado por Tolkien padre y que la idea era más bien tener unos “apuntes” sobre el mundo que estaba creando, más para su propio uso y como referencia que como libro para las masas y eso se nota en su lectura: tiene incoherencias, tramos más amenos, otros más densos, etc. Teniendo en cuenta todo esto, se puede al menos leer el libro sabiendo lo que estamos haciendo y lo que tenemos entre manos.
Lo que Peter Jackson ha hecho con su trilogía fílmica reciente del cuento del hóbbit es una pequeña aberración porque precisamente hace cargante el único libro de Tolkien donde el escritor va al grano. El Hóbbit es una historia que podría haberse contado en hora y media pero a Peter Jackson se le va la pinza, no sólo rizando el rizo sino echando mano de un excesivo metraje cargado de efectos especiales sin mucha sustancia. Además abusa de las frases grandilocuentes que pretenden ser profundas y abusa de esa épica tan tolkieniana que acaba siendo ya pastosa de tan repetitiva.
Recuerdo recientemente haber leído un artículo en un blog donde comparaban Dune de Frank Herbert con Tolkien. El autor decía que Frank Herbert no tenía la prosa de Tolkien y que su libro desértico resultaba una lectura “difícil” y poco amena. Tengo en estima a ambos autores pero la crítica era desacertada: Frank Herbert puede que no sea un excelso escritor pero de ahí a decir que falla donde Tolkien lo borda es tener las ideas confusas. Frank tiene su estilo pero ni mucho menos es tan cargante como Tolkien ni se extiende en largas disquisiciones. Eso sí, la comparación era sobre su primer libro, Dune, porque el resto de la saga son bastante diferentes y algunos bastante pesados, me consta.
No obstante nadie quita a Tolkien sus méritos y para rendirle pleitesía como corresponde hay que situarlo en su momento: era otra época y más en los años que publicó sus libros. Imagino que para esas fechas debieron ser rompedores, un momento convulso en Europa sobre todo. Nadie le quitará el haber forjado en hierro en el imaginario de muchos lectores escenas impresionantes de sus libros, como el recorrido que hace la Comitiva por las Minas de Moria o la batalla del Abismo de Helm, etc. Al César lo que es del César y esos pasajes y algún otro son imborrables y por ellos solos valen la pena volver a leerse la trilogía, sin duda. No obstante como lectura global sus libros son algo espesos y tienen cierta particularidad en la forma en como están escritos.
Borges criticaba a Tolkien porque decía que no escribía para los lectores sino que escribía para sí mismo y no le falta razón ya que es frecuente en sus libros ver como Tolkien salta de una acción a explicar la canción que están cantando lo elfos, por ejemplo, y luego hace una disquisición sobre ello olvidándose, aparentemente, de que hay un lector detrás que está aguantando la verborrea.
Os dejo lo que opina Borges sobre Tolkien:
Borges: Bueno, pero, ¿en qué difiere el caso de Borges del caso de cualquier otro escritor? Cuando uno está leyendo un libro, si uno no encuentra una forma de entrar en el libro, entonces todo es inútil. El problema con El Señor de los Anillos es que uno siente que es dejado fuera del libro, ¿no? Eso es lo que nos ha sucedido a la mayoría de nosotros. En tal caso, el libro no ha sido escrito para nosotros.
Yates: En Chicago, anoche, y aquí hace un rato y en todos lados la gente se acerca a Borges ansiosa de conocer la opinión de Borges acerca de Tolkien
Borges: Bueno, yo nunca pude... yo quisiera que alguien me explicara o de alguna forma me transmitiera cuál es la idea de ese libro. La gente dice que si me gusta Lewis Carroll, debería gustarme Tolkien. Me gusta mucho Lewis Carroll, pero me encuentro desconcertado por Tolkien.
Yates: Anoche, Borges, usted mencionó la diferencia que existe entre Tolkien y Lewis Carroll. Usted dijo que Lewis Carroll es fantasía auténtica, mientras que Tolkien sólo escribe y escribe sin llegar a ninguna parte.
Borges: Tal vez estoy siendo injusto con Tolkien pero, sí, siento que él escribe, escribe y escribe...
Recientemente han entrado en escena nuevos escritores y nuevas sagas y con permiso de otras sagas que existen y que no menciono aquí. La que está más de moda es Juego de Tronos, que ha alcanzado cotas de éxito enormes gracias a la serie de HBO. En el 2003 se abrió aquí un hilo donde ya hablábamos de esta saga, cuando apenas éramos unos pocos los que la leíamos por el efecto boca a boca. Con un lenguaje mucho más moderno, directo y ameno que Tolkien y una capacidad para matar personajes principales que pondría pálido a este último, sin duda es un cambio radical respecto a sagas de fantasía anteriores, un cóctel explosivo que brilla con fuerza en los tres primeros libros para luego caer en picado en los siguientes.
Gracias a Dios que parece que la serie es más entretenida que los últimos libros de Martin pero al menos George tiene el mérito de haber escrito varios libros de gran calado, muy dinámicos y entretenidos. George sabe vender, mezcla situaciones explosivas, cliffhangers continuos y adrenalina pura para crear un mundo medieval donde la magia está volviendo a la vida, a diferencia del mundo de Tolkien que es crepuscular. La capacidad de George para crear un mundo medieval, con casas enfrentadas y crear cientos de personajes, intrigas y entuertos, es de mérito y eso nadie se lo puede quitar. Es un folletín divertidísimo y George lo refuerza con buenas descripciones de combates, algo en lo que flojeaba un poco Tolkien, y mucho sexo sin censura algo que Tolkien no tocaba.
George es más directo que Tolkien, no sólo porque es un escritor curtido en Hollywood, sino porque usa recursos que son poderosos a la hora de vender: mucha intriga, acción, dinamismo, algo de sexo y escenas fuertes, sorpresas y esa novedad de matar sin miramientos ni consideración alguna por el lector, que se estremece ante la muerte de algunos personajes que eran importantes para él. Su escritura no es sofisticada y los personajes son tortuosos, aquí el problema es que no hay blancos ni negros porque no sabes quién es el malo o quién es el bueno y los lectores se sienten atraídos por gran parte de los personajes que salen en la obra, independientemente de sus acciones o de si forman parte de los “buenos” o los “malos”.
Hay más sagas, se me ocurren las vinculadas a las de Margaret Weiss y Tracy Hitman pero siguen un patrón de fantasía más tradicional, más cerca de Tolkien en filosofía que en la de George Martin. Son sagas más orientadas a los adolescentes, fundamentados en una fantasía inocua que se rige por los patrones estándar habituales.
Es momento de introducir otra saga que compite con las comentadas arriba, con permiso de otras que seguro me dejo: la saga de Geralt de Rivia del escritor Andrzej Sapkowski. Ésta es una saga que ha pasado más desapercibida. No hay serie de TV, sí existe una serie polaca de bajo presupuesto pero nada más, no hay películas made in Hollywood. El lanzamiento de los tres juegos The Witcher para consolas y pc son sin duda su mejor marketing, especialmente el último de los juegos que ha recibido críticas positivas casi unánimes.
Recientemente se ha oficializado que se va a realizar una película “made in Hollywood” del brujo, basado en uno de sus primeros libros con historias cortas. Y si tiene éxito y no hacen el ridículo, saldrá una serie. A ver si hay suerte, crucemos los dedos.
Lo que sorprende de la saga literaria es que está terminada mientras que la de Juego de Tronos vete a saber. El escritor polaco no ha necesitado más que unos 10 años aproximadamente para escribirla y no se ha quedado a medias como la de George, que antes le dará un yuyu pastoret que dar por cerrada la saga de una vez por todas.
Volviendo a la saga del brujo, son 8 libros pero los dos primeros son historias cortas y pueden encontrarse ambos fusionados en uno dependiendo de la editorial. Aunque parece un número elevado hablamos de libros que contienen unas 400 páginas a lo sumo la gran mayoría. Luego tiene un par un poco más gruesos pero no estamos hablando de tomos gordos como Tolkien o George. Además, a diferencia sobre todo de George con sus últimos libros, el autor polaco más al grano que los dos escritores reseñados más arriba. La editorial española, muy avispada ella, ha dividido también el último tomo en dos para sacar tajada del reciente repunte de ventas pero en mi versión el último libro viene todo en uno. Ojo con eso, que aquí marica el último.
Hay diferencias acusadas entre esta saga y las otras dos mencionadas arriba. Vamos con ellas. La primera es que el autor polaco escribe muy bien, se nota que tiene talento. Es extraño ver a alguien que escribe tan bien haciendo una saga de fantasía básicamente porque lo que vende en estas sagas es la historia y normalmente se prioriza la acción y la capacidad para “vender” que el que el escritor escriba correctamente. Quizá sea un cliché pero normalmente estas sagas brillan más por el contenido que por la calidad literaria aunque como algún compañero ya ha comentado hay excepciones.
En la saga de Geralt el escritor polaco mezcla mitología, sobre todo polaca, su país natal, para crear un mundo medieval en el que utiliza una prosa muy sugerente (no entra en descripciones innecesarias, su lenguaje es más sugerente que detallista y exige del lector una mayor implicación ya que no le guía por raíles). Utiliza un lenguaje muy moderno, cargado de ironía. Incluso utiliza jergas de clases bajas para simular el nivel cultural, haciendo que más de una vez nos salte una sonrisa. Es bastante irónico y con toques picarescos y hay diálogos muy logrados que no sólo mantienen atrapado al lector por sus dosis de comicidad ácidas y sugerentes sino porque tiene su propio dinamismo y permiten fluir la narración.
Mientras que Tolkien crea un mundo épico de leyendas y relata el típico enfrentamiento del bien y del mal, George crea un mundo medieval donde todo el mundo parece tener ganas de llegar al poder y cumplir sus ambiciones más oscuras, a veces llegando a extremos realmente dantescos; pero el escritor polaco crea un mundo más tangible, mucho más próximo, donde las pasiones, miedos y las causas-efectos de lo que acontece nos resultan más cercanos porque son producto del alma humana (amor, envidia, odio, celos). De los tres escritores mencionados aquí es el más crítico y el que crea historias más comprometidas, de esas que hacen reflexionar. Utiliza brujos, algo de magia y monstruos de pesadilla para hacer una crítica sobre la conducta humana. En los libros de Geralt los humanos resultan en ocasiones ser más peligrosos que los propios monstruos y es esa sensación de cinismo, crítica y disección del alma humana que hace que sus libros sean tan interesantes, al menos desde mi punto de vista. Como lectura es un paso más allá de Tolkien y George. Es una lectura más madura, más introvertida, que implica y exige del lector una mayor participación para disfrutar de los detalles.
Pero, ¿quién es Geralt? Es un cazador de monstruos. El hombre convive con ellos por la fuerza, normalmente con resultados desastrosos, además de con enanos y elfos que son vistos como lo haría un xenófobo hoy en día. Hay racismo por todas partes. Incluso Geralt es considerado un freak, un bicho raro, un engendro, un mutante. El hombre se está expandiendo por el mundo y con ello atropella y destruye tanto los entornos naturales como los hábitats del resto de especies, que intentan luchar por mantener su estilo de vida. Los monstruos también peligran y muchos de ellos son producto de la conducta humana. Esto es algo que se aprecia muy bien en el tercer juego de la saga para pc. Hay monstruos, sí, pero muchas veces actúan de una manera salvaje porque no tienen otra. ¿Quién es el bueno? ¿Quién es el malo? En esa frontera en los que no hay blancos y negros, sino grises, se mueve Geralt, siempre intentando hacer lo correcto pero sabiendo que no siempre lo que parece correcto es lo más acertado. Más de una vez veremos a Geralt haciendo algo que nos hará plantearnos como lectores si es lo justo, si es lo que nosotros haríamos. Son esos dilemas morales, esa doble lectura que tiñe todas las acciones de Geralt lo que hace que esta saga sea mucho más crítica y filosóficamente más interesante que las dos anteriores.
Los dos primeros tomos son una toma de contacto, con historias cortas. El primer libro ya nos describe bien cómo es la saga y por dónde van los tiros. El capítulo de la estrige es brillante, con una prosa dinámica, buenos diálogos y una gran puesta en escena. El problema es la estrige y Geralt está allí para resolverlo pero no es tan fácil como darle un tajo definitivo. El brujo debe resolver el entuerto que otros han creado y a cambio se ve inmerso en un doble y triple juego. Nada es lo que parece.
En esas historias cortas también veremos guiños y giros de guión en relación a cuentos tradicionales que conocemos a través de Disney o de los de siempre. La historia que recuerda al de la bella y la bestia, que también podemos encontrar en el primer volumen, es otro gran giro de guión al guión trillado que todos conocemos. La bella no resulta ser tan bella y la bestia no tan bestia. Esas dosis de ironía y de travestismo en las historias hacen que algo que pretende ser un guiño gracioso acabe siendo una sátira ingeniosa ¿Quién es el malo? ¿Quién es el bueno? No todo es lo que parece, no hay blancos ni negros.
De estas hay muchas más, entre ellas la historia que da origen al personaje de Cirilla, que será la gran protagonista junto con Geralt de la saga en sí. El cuento del hombre que se convierte en bestia al llegar la noche tiene aquí su propia historia en un capítulo donde no hay acción, sólo diálogos ingeniosos y buena prosa. En el segundo tomo Cirilla aparece físicamente por primera vez, en una final muy emocionante por inesperado, poniendo ya en marcha la historia que dará pie a la saga que se desarrolla en los siguientes tomos hasta el final.
En estos últimos 6 tomos Geralt debe dejar de lado un poco su papel de aniquilador de monstruos para hacer de carabina de Cirilla en un mundo medieval donde estalla una gran guerra. Asedios, guerras, matanzas, saqueos, encuentros con algunos personajes encomiables, situaciones variopintas, intrigas palaciegas y tejemanejes de los estados en guerra salpicarán la historia, dando un giro de guión bastante acusado respecto a los dos primeros tomos fundados en historias cortas y que en algunos tramos recordarán un poco al Juego de Tronos de Martin. Pero siempre rondará en los libros esa doble moral, esa lectura ácida de la conducta humana, los males que el hombre es capaz de generar sobre sí mismo así como las consecuencias que esos actos generan en el mundo que el escritor polaco describe.
Puede decirse que si uno desea introducirse en la fantasía, Tolkien es un buen candidato por ser el padre de la misma y porque es una lectura siempre recomendable especialmente para los jóvenes. George es una forma de divertirse y pasar grandes ratos con una lectura fácil que engancha por su gran elenco de personajes y situaciones límite, reforzado por esa fría precisión quirúrgica que tiene George por matar a personajes principales sin pestañear. Pero Geralt es harina de otro costal. No son libros donde la acción sea el vehículo del libro, es una historia más de largo recorrido, con dilemas morales y una mayor profundidad de campo, con personajes más complejos. Es una lectura más madura, más trabajada, pensada para aquellos lectores que buscan algo más profundo y menos frenético que Martin, por ejemplo. Tiene sus pegas, claro: al ser una lectura diferente, más reflexiva y madura, no engancha tanto ni consigue tanta fidelización del lector como Juego de tronos por ejemplo, pero eso no resta mérito a la calidad de sus libros y de algunas de sus historias.
Aquí dejo eso. Vaya parrafada, se nota que tengo tiempo libre.
Ala, ya tenemos debate para los que quieren abrirlo.