Base aérea de la JASDF Chitose, Hokkaido, Japón
El aeropuerto civil de Chitose, pegado a la base aérea, funcionaba con total normalidad, con puntualidad japonesa. A Kurita no se le escapaba la ironía. Esa puntualidad, o si se prefiere, esa previsibilidad, era lo que, a su juicio, habían utilizado los rusos de manera tan magistral para tenderles la trampa de los SAMs que había costado la friolera de un tercio de los F-15J desplegados en la isla de Hokkaido. Ambos escuadrones habían sido golpeados prácticamente por igual, perdiendo a ambos comandantes y a algunos de sus pilotos más experimentados. Tokio había prometido transferir rápidamente a otros pilotos veteranos, pero de momento no habría más cazas de refuerzo.
Tampoco podían consolarse con un buen golpe a los rusos. De manera atípica, los cazas que habían salido a interceptar a los P-3 antisubmarinos lo habían hecho actuando en solitario, en lugar de la más habitual pareja, por lo que los derribos de MiG-29 habían sido escasos. Kurita podía apuntarse uno, aunque no le satisfacía: el piloto ruso se había equivocado en su ruta y se había quedado sin espacio para maniobrar, y había sido presa fácil de sus misiles.
Se había continuado con las CAPs, pero de manera mucho menos agresiva y cauta. Pero los P-3, obligados a operar donde se esperaba encontrar submarinos rusos, tenían que viajar más lejos, y habían continuado cayendo.
El Alto Mando en Tokio, en una decisión que había sorprendido y enfadado por igual a los pilotos de Chitose, había decido cancelar las patrullas aéreas de combate mientras se analizaba lo sucedido y se buscaba una táctica que pudiera contrarrestar el ingenio ruso.
Mientras tanto, sin embargo, los Kitsune E-767 AWACS seguían orbitando sobre Hokkaido...
Base Aérea de Burestvenik, isla de Iturup, oblast de Sajalín, Federación Rusa
- Mi coronel, los últimos datos de la vigilancia por satélite que estamos recibiendo de Moscú confirman que los japoneses han cancelado sus CAPs, pero siguen manteniendo sus AWACS en vuelo en las cercanías de Chitose.
- Mmm, con la cobertura radar terrestre japonesa podemos lidiar, pero los AWACS son un peligro constante. Y es más que probable que no podamos engañarlos otra vez con la misma treta. Pero se me está ocurriendo un plan...Capitán Burulenko, póngame en comunicación con Moscú, sin demora.
RFS Tver, K-456, Proyecto 949A Antey (Oscar II), 500 millas al noreste de Etorofu, bajo el Mar de Ojotsk
El comandante del Tver, el capitán de primera Grankin, era asimismo comandante del contingente de submarinos que debía "limpiar" el camino del convoy. La suya era sin duda la tarea más crucial de todas: si no eliminaban a los temibles SSK japoneses, estos se darían un festín con el convoy. Y, de momento, la cosa estaba tensa, con múltiples contactos. Pero todos biológicos.
- Control, sonar, contacto marcación 225, sumergido.
- ¿Otra puta ballena, sonar? - la tensión era palpable en Grankin, que de normal tampoco es que fuera la alegría de la huerta.
- Demasiado pronto, comandante, denos unos minutos - Domashev, responsable del sonar, hizo como si no hubiera oído el exabrupto. A pesar del carácter seco de su capitán, este era sin duda el mejor con el que había servido el sonarista. Así que la tripulación tragaba con sus salidas de tono. Tampoco es que tuvieran muchas más opción, se dijo Domashev con una sonrisa.
Si la misión de Grankin y su grupo de submarinos era ya complicada, hacía unas horas que Moscú le había sacado al Severodvinsk, su punta de lanza, para una misión concreta y secreta. En el último contacto que habían tenido con el submarino más nuevo de la flota este navegaba a 20 nudos, con prisa.
Grankin había tenido que reorganizar a su comando, adelantando a uno de los Akula para tomar el lugar del Severodvinsk, con los otros a sus flancos y algo adelantados, y con los Kilo como campos de minas móviles, navegando en total silencio a 3 nudos. Su idea era que, si alguno de sus submarinos detectaba a un SSK japonés, su propio submarino disparara un SS-N-15 sobre la posición, manteniendo al submarino ruso que había detectado al japonés oculto y libre de un contraataque.
Esa era la teoría, por supuesto.
También era consciente que, con lo silenciosos que eran los submarinos japoneses, necesitarían la ayuda de los aviones ASW. Y mucha suerte.
Por lo que era comprensible que cada contacto biológico lo pusiera, cada vez más, de los nervios.
- Control, sonar, clasificamos el contacto como biológico, un banco de atunes.
- Sonar, no me vuelva a informar de un contacto a menos que tenga una hélice y una bandera del sol naciente pintada en el casco. ¿Dónde narices están?