AAR - The Hunted - Oberleutnant zS Thersten Baasch
Publicado: 31 Dic 2020, 22:21

Julio, 1943.
El Oberleutnant zur See Thersten Baasch recibe el mando del vetusto U-47, un U-boot tipo VIIB. El nuevo oficial acude a tomar el mando de su nave al puerto de Saint Nazaire, en la costa atlántica de la Francia ocupada.
Allí conoce a los oficiales y a su tripulación, todos ellos recién salidos de la escuela de submarinistas.
La primera misión no tarda en llegar. El comandante Baasch recibe un sobre lacrado con órdenes secretas. La zona de patrulla asignada es la costa de EEUU, cuadrantes CA y CB.
En un par de días el submarino está listo para partir, la cual ocurre sin novedad y el buque navega por el golfo de Vizcaya rumbo oeste.
"Alaaaarm!!!" El vigía ruge mientras la dotación de guardia salta al interior del submarino. Han divisado un Sunderland a gran distancia.
La dotación está bien entrenada y el submarino realiza la maniobra de inmersión de emergencia con rapidez, antes de que el avión aliado sea capaz de detectarlo.
Tras horas de navegación en inmersión, el submarino emerge en la noche siguiendo su ruta hacia América del Norte.
El oficial ingeniero informe de una avería en el giroscopio que obliga al Olt zS Baasch a abortar la misión, poniendo rumbo de vuelta a la base.
La tripulación está decepcionada y con la moral baja... En su primera misión han debido abortar y volver a puerto sin presa.
Un mes en el puerto, y una visita a Chez Kitty pagada por el comandante servirá para recuperar su confianza herida.
Durante ese mes de inactividad se lleva a cabo una revisión en profundidad del estado del buque para evitar que esto vuelva a suceder. El comandante del puerto se encarga además de trasladar las felicitaciones del comandante de la flotilla por la infructuosa pero incruenta primera misión, y de condecorar al Oberleutnant con la Cruz de Hierro de 2a clase.
Terminados los preparativos de la nave, se cargan provisiones para la segunda misión del submarino.
Septiembre de 1943.
En esta ocasión se les envía en patrulla a las rutas del Atlántico en los cuadrantes CD, DE y DF.
La ruta de tránsito hacia la zona de patrulla discurre en esta ocasión sin ninguna novedad.
La patrulla en los sectores designados se inicia, sin embargo, con una alarma aérea tardía, que no impide la detección y ataque por parte de la aeronave aliada. El Segundo Oficial recibe heridas de consideración, el casco sufre daños y los tubos 2 y 4 resultan inutilizados. El comandante consigue poner orden entre tanto caos y completa la maniobra de evasión evitando mayores daños. Las baterías, tocadas durante el ataque, son reparadas con celeridad tras abandonar la zona del ataque.
La moral comienza a bajar tras días de patrulla infructuosa. No hay mensajes de radio, y no se divisan enemigos a millas a la redonda. El combustible se consume con rapidez, y parece que la segunda patrulla del U-47 van a ser un rotundo fracaso de nuevo, cuando los vigías detectan la silueta de un nutrido convoy en su ruta a las islas Británicas.
Se completan los cálculos de navegación para situarse en el camino del convoy por la noche. Con dos tubos inutilizados el Comandante decide seleccionar bien un objetivo al que atacar y romper así la mala racha del buque.
La aproximación se realiza con éxito hasta una distancia media, situando al submarino en una excelente posición de disparo contra dos cargueros ligeros, un carguero pesado de 7200 Tn y un petrolero de 8000, identificado posteriormente como el Ancylus.
El submarino, sumergido, dispara dos torpedos eléctricos contra el objetivo, uno de ellos un moderno torpedo Falke.
Ambos torpedos impactan en el blanco produciendo una tremenda explosión que zarandea a la nave. Los crujidos del buque objetivo al inundarse y hundirse resuenan por todo el submarino.
El operario del Hidrófono detecta buques rápidos acercándose a la posición del U-47, con lo que el Comandante Baasch ordena una maniobra de evasión en navegación silenciosa, combinada con el uso de contramedidas Bold.
Los destructores no se dejan engañar y lanzan sus cargas de profundidad contra el submarino. Este tiembla, sacudido por las violentas explosiones que continúan durante minutos que parecen horas. Las maniobras de evasión combinadas con las Bold se suceden hasta agotar las reservas de contramedidas.
Finalmente los destructores abandonan, no se sabe si por quedarse sin cargas de profundidad con las que continuar el contrataque, o si por la efectividad de la evasión del submarino.
El ataque antisubmarino deja maltrecho al buque con daños relevantes en el casco que el ingeniero estima en un 30% de su resistencia, además de daños en uno de los motores diésel.
El submarino emerge a la luz del petróleo ardiente escupido por la presa hundida, y el Comandante decide aprovechar la noche para perseguir al convoy, mientras se realizan reparaciones de emergencia en el motor diésel y se recargan los tubos operativos.
Al día siguiente se hace de nuevo contacto con el convoy. En esta ocasión se tiene al alcance a 2 cargueros ligeros y 2 pesados (de 7200 Tn el Samaury y de 5100 el Skjelbred).
El Olt zS Baasch decide lanzar un ataque de superficie a media distancia con los dos torpedos de proa y, tras maniobrar el submarino, con el torpedo de popa.
Es una maniobra arriesgada, pero espera así conseguir dañar a uno u otro de los cargueros pesados, para rematarlos mas tarde, o perseguirlos y acosarlos, si todo marcha bien.
Pero el ataque es un fracaso, y los tres torpedos pasan de largo sin impactar en los blancos.
Mientras los escoltas, alertados por el ataque, se acercan a la zona del supuesto ataque, el submarino se sumerge maniobrando de nuevo para escapar, esta vez con éxito y sin ser detectados.
Tras unas horas de evasión, el Comandante ordena emerger para reiniciar la persecución, pero esta vez no logra volver a contactar con el enemigo.
Escaso de fuel, y con daños de consideración, es momento de volver a casa.
Al igual que durante la partida, la vuelta resulta ser una agradable travesía, con una tripulación satisfecha por su primera presa.
Ya en los búnkeres del puerto, el Segundo Oficial es trasladado de emergencia al hospital. Sus heridas no son mortales, pero sí graves y requerirá cuidados durante varios meses, con lo que un nuevo recluta reemplaza al ya veterano oficial.
Los daños del buque suponen dos meses en el dique, que la tripulación aprovecha para celebrar su exitosa misión y la condecoración de su Comandante con la Cruz de Hierro de 1a clase.
Tras el éxito obtenido, se recibe del mando órdenes para patrullar de nuevo las rutas del Atlántico.
La tripulación está descansada, y el buque reparado y pertrechado para la misión.
Es diciembre de 1943, y todo esta listo ya para levar anclas...
La patrulla de Diciembre de 1943 resulta ser un aburrido viaje de ida y vuelta sin encuentros. Los aliados han desaparecido de repente del océano Atlántico.
El U-47 vuelve a Saint Nazaire sin haber usado ni una sola munición.
El año nuevo en Chez Kitty es fabuloso... El ambiente cargado de humo y el champagne formando ríos a los pies de la dotación de los submarinos de la base.
Un descanso necesario para preparar la siguiente patrulla en el Atlántico.
El buque parte en Febrero de 1944. Un ataque aéreo en el golfo de Vizcaya se resuelve con daños para ambos contendientes. La retirada del 88 de cubierta y su sustitución por Flak extra, que añadan defensa aérea al submarino, llevado a cabo hace 4 meses, obtiene sus resultados. Pero el ataque aéreo provoca varios heridos en la dotación del submarino mientras se defiende vomitando fuego a la vez que se maniobra para la inmersión de emergencia.
Los daños estructurales son mínimos, tan solo una mínima entrada de agua que se expulsa con las bombas horas después de que el ataque aéreo sea rechazado por los Flaks.
La patrulla es prometedora. En los primeros días en posición, se detecta y persigue a un convoy aliado.
Para el primer ataque nocturno en superficie se emplean 5 torpedos en una maniobra de disparo de los torpedos de proa combinados con los de popa a media distancia.
Tres torpedos para el Seakay, un petrolero de 10300 Tn, y dos más para el carguero Fort Jemseg de 7100 Tn.
Dos de los torpedos del Seakay pasan de largo pero uno de ellos impacta... aunque no explota.
Sin embargo, ambos torpedos parten en dos al Jemseg que se hunde lentamente mientras el Comandante Baasch consigue evadirse con éxito de la escolta.
Al abrigo de la noche, el submarino confirma el hundimiento y recarga torpedos, dispuesto a perseguir y atacar de nuevo al convoy.
A la noche del día siguiente, de nuevo el Olt zS Baasch lanza al submarino en un ataque nocturno de superficie, esta vez contra dos petroleros.
Sin embargo, los 4 torpedos disparados pasan de largo dejando claras estelas a la luz de la luna.
Mientras se ordena inmersión se distingue la alarma en el convoy.
Varios destructores encienden sus focos y ponen rumbo a toda máquina hacia la posición del submarino.
Horas de ataque de cargas de profundidad se suceden. El U-47 maniobra cambiando posición y profundidad, acabando con su reserva de Bolds, sufriendo las explosiones submarinas, que aunque no llegan a afectarle de lleno, provocan graves daños entre la tripulación y los sistemas del buque.
El doctor y varios marineros sufren heridas graves, hay varios contusionados. El casco sufre daños importantes, todos los Flak quedan inutilizados, el depósito de fuel comienza a perder combustible, lo cual favorece la detección del submarino...
Y sin embargo, en un intento desesperado, yendo por debajo de la profundidad de seguridad, se logra engañar a los destructores enemigos. Parece que el escape de fuel ha ayudado al engaño, puede que hayan creído que habían hundido al submarino.
Horas después se emerge y se realizan reparaciones de emergencia.
A pesar de los daños, la dotación del submarino quiere venganza con un ataque más... Pero aunque el Comandante ordena la persecución, el submarino no es capaz de alcanzarles.
La fuga de combustible no ha sido grave y se retoma la ruta de patrulla con la esperanza en encontrar nuevas presas.
Y sin embargo no son barcos lo que aparecen en el horizonte, sino un avión caza submarinos que sale de la niebla de improviso y es capaz de hacer un par de pasadas antes de que el submarino consiga una profundidad segura.
Un nuevo pájaro se une a la fiesta.
De nuevo las cargas de profundidad que sueltan de sus barrigas sacuden el buque aumentando la lista de daños: más daño estructural en el casco, una pequeña inundación, motor diésel tocado, varios heridos...
Por fortuna, el acoso termina y el submarino sigue de una pieza.
El ajetreo de las reparaciones enmascara el consejo de guerra que preside el capitán. El Comandante Baasch comunica su decisión a los oficiales. Ha decidido abortar la misión y volver a puerto. No es ninguna deshonra retirarse con una presa entre las fauces y una larga lista de daños.
Por fortuna, el U-47 logra volver a puerto desapercibido.
4 meses necesitan los operarios del puerto para llevar a cabo las reparaciones. En junio llegan noticias de la invasión aliada en Normandía.
Durante este mes, se manda un gran número de U-boots al canal para detener la invasión, con terribles bajas entre los submarinistas.
En Julio de 1944, el U-47 está de nuevo listo para partir. Y la suerte ha querido que no reciba órdenes de sacrificio en el canal, sino de patrulla en el Atlántico. La tripulación lo celebra con alivio.
La partida es tranquila y la patrulla en el Atlántico comienza con éxito al detectar un convoy en los primeros días.
La maniobra de aproximación es perfecta, y un ataque de superficie coloca un torpedo en el carguero Clan Mcarthur, de 10500 Tn que lo deja dañado en el mar.
El U-47 consigue evadir la escolta, no sin recibir daños que le inutilizan el tubo de popa.
El Comandante decide perseguir a la presa herida, descolgada del grueso del convoy, con la esperanza de que haya sido abandonada a su suerte sin escolta.
A la noche siguiente, un ataque sumergido hunde la presa con una fulgurante explosión.
Sin embargo, la presa estaba escoltada y el contrataque no se hace esperar. Las cargas de profundidad afectan al casco y dañan un motor eléctrico y el depósito de fuel.
Dos daños determinantes que delatan la posición del submarino. La siguiente andanada es tremendamente certera, varias cargas explosionan en la exacta posición del submarino. Un par de brechas en el casco hacen que el final del U-47 sea rápido. Se inunda en cuestión de minutos e implosiona al superar la profundidad de seguridad.
No quedan supervivientes.
La última transmisión de radio del submarino indicaba su posición y confirmaba su último hundimiento.
La tripulación del U-47 y su comandante, el Olt zS Thorsten Baasch, cumplieron 5 misiones culminadas con el hundimiento de 3 naves enemigas con un tonelaje de 25600 Tn, y con su propio sacrificio.