Los sacerdotes romanos sacrifican sin parar en los altares del Capitolio, en honor de
Breogan, cuando llega un mensajero del Senado.
-Un momento, señores. Hubo un error... ¡El vencedor de Caralis y conquistador de Sardinia ha sido
MatsuHiroshi!
Los sacerdotes se miran perplejos. Uno contesta con claro enfado.
-¿QUE? A buenas horas el Senado avisa. Llevamos 10 bueyes, 20 ovejas y 30 cerdos en honor a
Breogán. Ahora tendremos que limpiar los altares de toda la sangre y empezar de nuevo.
-Y el agujero en el presupuesto de víctimas, que hay que comprar otras - avisó el tesorero del templo.
-Y las hachas, hay que pulirlas de nuevo - avisó el ejecutor.
-Y al poeta, que hay que pagarle un nuevo canto en honor de otra persona. Además,
MatsuHiroshi, que tiene una rima horrible - remarcó el cantor.
-Quizá deberíamos pensar en ofrendas de frutas, que no paramos de conquistar y los animales de agradecimiento a los dioses cuestan un pastón - aconsejó un pontífice.
-¿Ofrendas de frutas? Ya tuvo que hablar el hippy tarado. ¿Qué sería lo próximo? ¿Repartir pan y darse la mano? No me jodas - protestó el flamen de Marte.
-Oye, un respeto, que leo a Platón.
-Un griego maricón.
-Te vas a tragar esas palabras, flamen de mierda.
-Señores... - intentó calmar los ánimos un augur.
-Y tú, ya podías haber adivinado esto en las entrañas de las víctimas, que menudos augurios das - acusó el ejecutor.
-Es que las partes a la mitad y lo desparramas todo, pedazo de bestia.
-A ti te voy a desparramar, payaso.
Los sacerdotes empezaron a liarse a golpes y puñetazos delante del templo del capitolio, para sorpresa del mensajero.
-Con la monarquía esto no pasaba -soltó una vestal.
-¡Ya tuvo que hablar la virgen!
Animales para el sacrificio
