Hará unos 6 meses me animé a leer información sobre las Crónicas de Malaz (de la que he hecho una reseña recientemente aquí en Pdl) y en uno de los artículos que estaba consultando tuve ocasión de oir mencionar, por primera vez, otra saga que empezaba también a sonar bastante y que, como ya es habitual, comparaban con Martin y Eriksson. Este verano, en mi retiro hermitaño, alejado de internet y los vicios habituales, tuve ocasión de leer el primer libro de esta nueva triología de un escritor llamado R. Scott Bakker. Su primer libro se llama En el principio fue la oscuridad y la triología recibe el nombre de Principe de Nada. Son tres libros y cada uno tiene aproximadamente entre 500 y 700 páginas, para que os hagáis una idea. Los tres vienen con un glosario de lugares y personajes para no perderse, como es habitual en este tipo de libros. Los tres están traducidos y por tanto es una obra completa de la que no hay que esperar a que se traduzca y demás historias. La editorial es Timunmas y a diferencia de la “mala fama” que tienen algunas de sus tapas y de sus publicaciones, debo decir que personalmente las tapas del primer libro me gustan y la encuadernación me parece bastante buena. Su precio está sobre los 23-25 euros, depende de dónde los compréis y el resto de libros se mueven en esos mismos parámetros.

Siempre se corre el riesgo de crear “hype” con comentarios grandilocuentes llevados por la ilusión y la emoción y como opiniones hay muchas sé que corro el riesgo de que mis recomendaciones puedan no gustar y que se me etiquete negativamente por ello. Por eso voy a ser lo más objetivo posible y que cada uno decida. Hay mucha info en internet sobre esta saga, así que cada uno es libre de tomar la decisión que crea conveniente.
No quiero comparar esta saga que reseño en su aspecto cualitativo con Canción de Hielo y Fuego ni con otras sagas épicas/fantásticas al uso porque es un tema cansino. Pero sí que lo haré en lo que se refiere a cómo se enfoca el tema de los personajes, la forma de estar escrita y el desarrollo de la historia para que así tengáis una idea y un referente. La saga de R. Scott Bakker bebe de Las cruzadas de la Edad Media y de Dune, de Frank Herbert. Bakker escribió esta triología hará bastante (unos 20 años) y la fue puliendo hasta que una editorial le hizo una oferta. El éxito ha sido fulminante y se ha convertido en un referente de la fantasía en algunos países. En España está empezando a oirse hablar de ella.

El escritor tiene una extensa formación en filología y está doctorado en filosofía. Es un fan de Tolkien y ama la fantasía. Al igual que George Martin, Bakker apostó por una fantasía adulta (Erikson también entraría en este apartado) yendo un paso más allá de Martin: aunque en sus libros no hay escenas gore, lo que cuenta es bastante duro, gris y oscuro y la temática es bastante más profunda de lo que es habitual en una triología de fantasía. Hay escenas de violencia y de violaciones bastante duras e inusuales. El mundo de Príncipe de la Nada es un mundo a punto del caos absoluto, una especie de 2º Apocalipsis (el 1º casi acabó con todo vistigio de vida humana en el Mundo conocido) y eso se nota en los personajes, que están destinados a soportar penalidades y situaciones dramáticas que rozan lo insoportable. Y en ese mundo la Religión juega un papel fundamental.
Resumiendo mucho, el libro trata, como en las Cruzadas, de cómo dos grandes pensamientos religiosos están a punto de chocar en una Guerra Santa cuando una de las dos religiones decide que tiene que capturar la ciudad sagrada que está bajo influencia y dominio de la otra religión.
El mundo de Principe de Nada es un mundo desértico, donde el norte está prácticamente abandonado y viven seres extraños. El norte fue prácticamente arrasado y abandonado cuando tuvo lugar lo que se conoce como El 1r Apocalipsis (una Guerra Santa). La acción del primer libro en cambio transcurre 2.000 años después, en la parte meridional del continente Eärwa, alrededor de una zona denominada Los Tres Mares. Eärwa es el continente del mundo de la saga, un continente dividido en un norte semiabandonado y salvaje y un sur desértico donde conviven la mayoría de imperios y reinos humanos que sobrevivieron al primer Apocalipsis. En el sur (alrededor de los Tres Mares) es donde se va a producir ese choque de religiones que adquiere tonalidades dantescas.
Como veis las referencias con las Cruzadas es algo que viene a la mente rápidamente, el choque de dos culturas y pensamientos religiosos que quieren salvaguardar por una parte y conquistar por otra, una ciudad “Santa”. Las referencias a Dune son también bastante fuertes, no sólo por el ambiente desértico, sino también porque en esta saga veremos cómo surge un Profeta y cómo el escritor es capaz de analizar y explicar cómo funciona el pensamiento humano cuando las ideas religiosas imperan y vertebran la vida de una comunidad, nación o raza. La manipulación psicológica, los condicionantes culturales, la forma del pensar humano, etc, todo ello se aúna para mostrarnos actitudes y comportamientos que llevan a una guerra apocalíptica.
R. Scott Bakker escribe como un filósofo y su obra está repleta de una más que apreciable carga filosófica, donde se analizan comportamientos humanos y actitudes que no se comprenderían si no fuera porque esos comportamientos están sujetos a unos principios culturales muy enraizados y que son incomprensibles para otra cultura diferente. Resumiendo, que lo que puede ser chocante para unos puede no serlo para otros porque las costumbres y la cultura no son las mismas. Ese choque de religiones y culturas está muy bien descrito en el primer libro y se aprecia en la forma amoral de comportarse de algunos personajes, lo que sorprende al lector porque no se espera eso de un personaje que parece que va a ser importante. Es decir, encariñarse con un personaje que luego resulta ser un amoral (amoral para nosotros, desde su punto de vista el comportamiento es “normal” y “lógico”) supone un impacto que deja a los lectores del revés. La galería de personajes no es extensa en comparación con Malaz y Canción de Hielo y Fuego y eso permite al escritor profundizar y crear unos personajes fascinantes en un mundo que está al borde del Caos Absoluto. Todos los personajes son grises, hay una tristeza que impera en todo el libro (y entiendo que en toda la Saga) que hace que la lectura sea dura e impactante. Uno de los puntos fuertes de la Saga es la galería de personajes, nada estereotipados (nada de un guerreo machote, un mago supergauy o un elfo que tiene una puntería sin parangón) y la profundidad y complejidad de sus pensamientos y acciones porque están atados a unos principios culturales y religiosos que determinan muchos de sus actos y formas de pensar. Ese subyugamiento a esos condicionantes sirve de herramienta al escritor para modelar unos personajes muy curiosos, en algunos casos realmente impactantes.
En ese mundo donde una nueva Guerra Santa va a tener lugar los reinos que controlan la ciudad Santa en disputa deciden unirse para hacer frente a la amenaza, dejando de lado las rencillas históricas. Aquí entra la política, las traiciones y el juego sucio característico de la naturaleza humana. Por ejemplo, entrará en escena uno de los reyes venido a menos, que ansioso por recobrar una gloria perdida sabe que tiene un as en su manga: el disponer bajo su mando de uno de los estrategas militares más brillantes que se han conocido y que está destinado a dirigir al ejército que ha de hacer frente a la amenaza de los “infieles” (infieles entre comillas porque cada religión considera a la otra “infiel”).
Como veis el cóctel empieza a agitarse: reyes, imperios, religiones, profetas, una ciudad santa, un estratega brillante…y un abanico de personajes, no muy extenso, pero que se va dando a conocer creando un mundo impactante y en ciertos aspectos con muchos temas candentes en la actualidad (choque de culturas).

Al contrario de lo que podría pensarse, el estratega brillante no es el personaje principal, sino un monje guerrero, medio filósofo, medio mago. Es uno de los personajes más impactantes que he leído en mucho tiempo, comparable a un Tyrion, Gandalf o alguno de los más grandes de la fantasía. El personaje se llama Anasûrimbor Kellhus y es un monje guerrero que abandona su Orden para dirigirse a una búsqueda. Nunca se abandona la Orden así que Kellhus es de alguna manera un privilegiado, una excepción excepcional que de pronto debe salir al “exterior”. Kellhus ha vivido en una Orden de Monjes con reglas muy extrictas y ha sido entrenado para controlar la mente, las emociones y las pasiones del cuerpo, además de saber calcular probabilidades y predecir, en cierta manera, el resultado de esas probabilidades. Kellhus es un personaje sin parangón, un personaje amoral que se considera que está por encima del resto de seres humanos por su dominio de los sentidos, la mente y por saber predecir comportamientos antes de que ocurran. Con un profundo conocimiento del control de las emociones y una grandísima “paz interior”, Kellhus se sabe superior al resto de hombres y los manipula y usa para fines que considera más elevados. Al no estar atado a ningún sentimiento, reglas culturales o principios, Kellhus actua por encima del resto de personajes con los que se cruza, que sí están maniatados por algunos de esos aspectos. Como no concibe los conceptos de bien y el mal, Kellhus se comporta como un Dios.
A todo esto hay que añadir que el mundo de Eärwa cuenta con varias escuelas religiosas y órdenes, unas enfrentadas a las otras u otras. Así por ejemplo tenemos la orden del Consulto, una orden que se cree desaparecida después del 1r Apocalipsis y que tiene como útlimo objetivo desencadenar el 2º Apocalipsis. En cambio, el Mandato es una orden que cree que el Consulto todavía existe pero como nadie cree que sea cierto se les considera unos “pirados”. Si se les teme es porque tienen miedo de la “Magia” a la que tienen acceso (sí, la Magia también está presente pero en dosis pequeñas a diferencia de Malaz, por ejemplo).
Finalmente, uno de las cosas que muchos lectores comentan es el uso de los nombres que el escritor aplica a sus personajes. Son nombres muy curiosos y rebuscados pero que le dan al libro una fuerza muy curiosa: Anasûrimbor Kellhus, Seswatha, Incheiri Gotian, Ikurei Xerius III, Coithus Saubon y un larguísimo etcétera. Hay como algo especial en esos nombres pero para otros puede parecer algo demasiado rebuscado e innecesario.
Resumiendo, es un libro nada habitual que aporta elementos filosóficos y religosos, que intenta analizar la manipulación de las masas por parte de Reyes y Profetas, que usa la fantasía para describir comportamientos bajo condicionantes culturales y que se sirve de estos elementos para dialogar con el lector sobre temas candentes y actuales, todo ello en un mundo fascinante y complejo, que está al borde de un cisma. Es un libro algo fuera de lo habitual en el mundo de la Fantasía ya que su lectura no es fácil (a diferencia de Malaz, por ejemplo, su dificultad no estriba en la cantidad de historias, personajes y situaciones, sino en que la lectura es bastante más compleja de lo habitual). Al tener un componente de reflexión y de filosofía, la lectura es más trabajosa que un libro de fantasía de esparcimiento y dinámico, con aventuras de capa y espada.
Es por eso que lo recomiendo a los que disfrutaron con libros como Dune o que están versados en lecturas algo duras, ariscas y espesas (por el contenido). Los que esperéis aventuras de capa y espada, diálogos sencillos y tramas simples saldréis muy defraudados. A los que os gusten las buenas historias con personajes especiales, con fundamento y salidos del hilo habitual, este libro os gustará mucho.
A mí me ha sorprendido y gustado muchísimo. Está ahí arriba con los mejores y eso que acabo de empezar el 2º y dicen que es todavía mejor. Ya os contaré mis impresiones.