El tamaño máximo de los ejércitos es de veinte unidades, aunque ciertas cartas pueden aumentarlo.
Cuando un ejército entra en una región ocupada por otro enemigo se pueden dar los siguientes hechos:
─ el ejército enemigo evade el combate, huyendo a otra región.
─ el ejército enemigo es tan pequeño que resulta arrollado y desaparece.
─ se produce una batalla.
Las batallas pueden ser menores o grandes. Las menores se producen cuando al menos uno de los contendientes no llega a ocho unidades. Constan solo de frente y reservas.
La gran batalla es más compleja, pues el frente se divide en sector central y flancos.
En ambos caso la lucha se produce por turnos. Durante los mismos, siguiendo el orden de activación, que depende sobre todo de la calidad del comandante, cada unidad puede, de forma individual, atacar, moverse o permanecer inactiva. Las unidades derrotadas son puestas en fuga (existiendo la posibilidad de recuperarlas) o destruidas.
Cuando a uno de los adversarios le están yendo mal las cosas lo habitual es que intente retirarse del enfrentamiento. Entonces puede producirse una persecución.
En la misma se tiene en cuenta el valor de las unidades de caballería y del general, y las unidades puestas en fuga. Todo ello determinará las eventuales bajas.
Al final de la batalla obtenemos un resumen de lo sucedido.
Las batallas navales son parecidas. La principal diferencia es que cabe capturar naves enemigas. Pero no nos engañemos, en este juego el mar pertenece a los británicos.
