Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

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Haplo_Patryn
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Mensaje por Haplo_Patryn »

LOS HERMANOS HOWE EN AMÉRICA

Al frente de la flota y del ejército de invasión británico en Nueva York se encontraban dos hermanos: el Almirante Lord Richard Howe y el General William Howe. Ambos eran oficiales de gran habilidad y larga experiencia en asuntos de guerra.

Ambos hermanos procedían de una familia de la alta aristocracia británica, una de las familias más ricas y poderosas de Inglaterra en el momento de la Revolución americana. También tenían sangre real, aunque esta es otra historia.


RICHARD HOWE

Richard Howe fue enrolado en la Armada. Ascendió en su carrera por méritos, y lo hizo rápidamente. Pronto se ganó una reputación de gran marino y durante la Guerra de los Siete años acumuló grandes titulares en la prensa gracias a su valentía y decisión al frente de diversos mandos. Pronto se ganó el respeto de sus hombres y subordinados al mando. Tenía un mote, ”Black Dick” por su complexión física y por ser un hombre de pocas palabras y muy serio.

Se convirtió en el almirante más joven en obtener ese rango y un líder en sus quehaceres. Detrás de su aspecto marcial y serio, Richard Howe era un hombre de una profunda humanidad que se preocupaba de sus hombres. No era igualitario en los tratos pero sabía respetar a sus inferiores en rango y que ellos le respetaran.


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Richard Howe fue un reformador de la Armada al mejorar la administración de las cuentas navales mediante el establecimiento de un nuevo estándar de honestidad, eficiencia y ética en el oficio público. Promovió innovaciones técnicas en el arte de la navegación y diseñó nuevos botes, velas, aparejos y armas. En 1776, Lord Howe introdujo un nuevo sistema de maniobrar flotas en su armada Americana usando señales con las banderas que permitían que los capitanes de la flota de invasión “dialogaran” entre ellos sin necesidad de usar otro sistema. Este sistema fue un cambio espectacular e introdujo a la Royal Navy en una nueva era de mando y control.


WILLIAM HOWE

William Howe se enroló en el ejército. Como su hermano, ascendió por méritos propios y la Guerra de los siete años también fue un punto de inflexión en su carrera al distinguirse en la costa francesa. Participó en las batallas alrededor de Québec y otros lugares. Pronto ganó fama de ser un brillante táctico, algo que veremos dentro de muy poco. Se granjeó una fama de héroe marcial, alto, serio, fuerte, tan silencioso como su hermano. Su “éxito” parcial en la batalla de Bunker Hill (explicada en el primer post del hilo) le llevó a la fama y al mando de las tropas de invasión británicas en las colonias.


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Ambos hermanos tenían su propia silla en el Parlamento británico y así fue durante muchos años. Aunque comandaban las fuerzas británicas de invasión, ambos eran simpatizantes de la causa rebelde en las colonias y abogaban por una política de conciliación, de suavizar las asperezas mediante pactos y un diálogo más profundo con los representantes de las colonias. A pesar de sus opiniones, no rechazaron el mando que se les ofreció para encabezar la flota de invasión porque ante todo estaba el honor y el deber, y el deber les obligaba a respetar la decisión del Parlamento y de su rey. En este aspecto demostraron que eran verdaderos profesionales y ante todo, caballeros británicos.


EL PLAN DE CAMPAÑA BRITÁNICO

Los hermanos pidieron ir a las colonias con poderes para poder negociar y entablar pactos parciales o totales, si llegara el caso, con los rebeldes. Querían adoptar una política de apaciguamiento y encontrar una solución pactada, no querían una guerra total como otros muchos otros parlamentarios o políticos de Londres. Su intención era romper la moral de los rebeldes y buscar una solución lo menos drástica posible para ambas partes.

El principal problema era el inmenso territorio americano con el que se encontraban delante. Invadir todas las colonias era realmente complicado porque no había suficientes tropas ni tiempo material para ello. Además, la mayoría de la población vivía fuera de las principales colonias, en el campo y en los bosques. Controlar una población tan dispersa era imposible con las tropas a su disposición. Así pues, había todo un abanico de opciones estratégicas a considerar y no era fácil decantarse por ninguna en concreto. Los hermanos tenían a su disposición las siguientes opciones:

1) Un bloqueo naval de las colonias. Esta opción pronto fue descartada porque implicaba tener que bloquear muchas millas náuticas y no había suficientes barcos para una operación de tal envergadura. La costa americana era demasiado amplia y además, Francia y España era países hostiles y había que guarnecer la costa británica ante una posible amenaza de las flotas europeas rivales.

2) Otra opción, muy agresiva y represiva, era los que los alemanes llamaban Shrecklichkeit. Era el uso deliberado de una extrema violencia y del terror para romper la voluntad de los americanos a la resistencia. Eran muchos los que abogaban por esta opción y durante 1775 algunos generales ya la habían aplicado en las colonias para sofocar a los rebeldes. Los hermanos Howe rechazaron esta opción ya que creían, y acertadamente, que esta política sólo animaba al enemigo a seguir luchando a la par que aumentaba el odio hacia los británicos. También favorecía un incremento de las filas de milicianos rebeldes dispuestos a deshacerse del “invasor” británico. Es más, los hermanos Howe prohibieron tajantemente el uso de una violencia injustificada aunque, como veremos, una cosa son las buenas intenciones y otra es la guerra misma, la de verdad. Su política de apaciguamiento les llevó a descartar esta opción y prohibieron cualquier uso de la violencia o de medidas represivas que violentaran a la población civil.

3) Hacer una guerra sin descanso contra el principal ejército americano hasta destruirlo por completo mediante ataques constantes y sin pausa. Los hermanos Howe también rechazaron esta opción porque la desaparición de un ejército americano sólo significaba que en otra parte surgían dos más. Las colonias estaban muy pobladas y no era una estrategia válida contra un enemigo tan esquivo como el americano.

4) Tomar zonas estratégicas claves en las colonias e ir expandiendo la influencia británica hasta llegar al fin de la rebelión. El problema es que esto requería mucho tiempo y muchas tropas, no era viable.

5) Una variación de la estrategia 4. Tomar y controlar diversos corredores y líneas de ríos, especialmente la línea del Río Hudson. Muchos británicos creían que New England era el foco rebelde más duro y que controlando el río Hudson la rebelión se podría controlar. Controlando esa región se podría dividir a la rebelión en dos y detenerla. Esta política de divide y vencerás era muy atractiva para los hermanos Howe porque requería un uso limitado de recursos y tropas sin comprometer al ejército británico al completo.

Así pues, los hermanos Howe tomaron la decisión de usar un planteamiento parecido al del punto 5. Tomarían la colonia de Nueva York y la usarían como base de operaciones. A partir de ahí tomarían los territorios alrededor del río Hudson. Luego invadirían Nueva Jersey y Rhode Island y eso supondría tener el control de 3 colonias. Además, los hermanos Howe eran muy listos y sabían que en esas colonias había mucha presencia de americanos fieles a la Corona, los llamados Tories. Si los británicos podían tomar esas tres colonias su ejército de invasión podría verse reforzado por milicias de tories dispuestas a colaborar militarmente y públicamente.


LA CAMPAÑA DE NUEVA YORK. LOS HERMANOS HOWE EN ACCIÓN


Como he explicado antes, los hermanos Howe desembarcaron sus tropas en Staten Island sin que se disparara ni un solo tiro después de llevar a cabo una operación anfibia impecable. Éste no iba a ser más que el primer paso de una brillante serie de operaciones anfibias y de decisiones tácticas que tenían a los hermanos Howe como principales diseñadores, demostrando que en cuestiones militares eran muy superiores en ese momento a los generales americanos.

Los americanos habían optado por defender puntos concretos de Nueva York pero habían cometido un error gravísimo. En su afán por quererlo defender todo habían dispersado mucho a sus fuerzas. Los hermanos Howe se habían percatado de ello y animaron al enemigo a seguir en esa situación dispersa realizando pequeñas incursiones en diversos puntos muy alejados entre si.

Debemos comprender sobre todo que Nueva York es una ciudad rodeada de agua, con varias “islas” a su alrededor, como Staten Island o Long Island. Los americanos no podían dominar las aguas teniendo a la flota más poderosa del mundo en su costa así que se habían limitado a reforzar algunos puntos del río construyendo fuertes y estructuras defensivas apoyadas con artillería pesada. Defender Nueva York no era fácil y menos habiendo perdido el control de las aguas pero las decisiones tomadas por los mandos americanos no ayudaron en nada a la defensa de la ciudad.


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El 12 de julio, el Almirante Richard Howe decidió que era el momento de dar un golpe a la moral americana. Ordenó a dos de sus fragatas, el HMS Phoenix y el HMS Rose, que se abrieran paso a través del río Hudson. Mientras las dos fragatas se abrían paso por el río el ejército americano empezó a usar toda la artillería disponible, alcanzando a los dos barcos pero sin causar apenas daños. Por el contrario, los dos fragatas causaron el caos en diversos puntos del río, especialmente en las posiciones americanas teóricamente mejor defendidas. Algunas andanadas de las fragatas alcanzaron la propia ciudad de Nueva York, creando el caos y el desconcierto entre la población civil. En una sencilla pero demoledora demostración de poder naval los británicos habían dejado claro que ni el fuerte más seguro lo era ante la Royal Navy, y la moral de los defensores americanos cayó en picado ante esa humillante demostración de poder ofensivo naval. Sus supuestos puntos fuertes defensivos habían sido atacados impunemente, quedando en evidencia y los británicos habían demostrado que en el mar su superioridad era incontestable. Por si fuera poco, las dos fragatas anclaron en el río de tal modo que bloquearon el tráfico fluvial y los "tories" del río Hudson empezaron a hacerse sentir, todo tal como los hermanos Howe habían calculado correctamente meses antes de llevar a cabo la operación contra Nueva York.


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(Réplica exacta del HMS Rose)


Durante los días siguientes reinó una calma sospechosa. El ejército americano empezaba a acusar la falta de acción y la falta absoluta de disciplina entre la gran mayoría de sus tropas bisoñas. Muchas milicias empezaron a abandonar Nueva York ante la llegada del período de cosechas. Por si fuera poco, la escasa preparación de las tropas americanas estaba provocando que surgieran graves enfermedades en los campamentos americanos y las bajas empezaban a acumularse sin que aún se hubiera entablado un combate contra los regulares británicos. George Washington estaba que echaba humo, harto de la indisciplina de las milicias que actuaban e iban por libre sin ningún tipo de responsabilidad y harto de los mandos independientes que actuaban sin pensar en la situación general.

Desde el 12 julio, cuando los dos fragatas británicas habían osado recorrer el río Hudson impunemente, hasta el 15 de agosto de 1776 las cosas permanecieron muy tranquilas. Los británicos parecían no hacer nada y los americanos iban perdiendo tropas a medida que pasaban los días, tanto por las bajas por enfermedad como por las fugas de milicianos. George Washington y el resto de generales americanos estaban intrigados por la actitud británica. Su sistema de recogida de información fue muy pobre durante ese mes de verano y no sabían qué estaba tramando el ejército británico ni cuál podía ser el siguiente paso de los hermanos Howe. G. Washington intentó de todas las formas conseguir algún tipo de reporte o informe sobre los planes y la disposición de las tropas enemigas, pero no encontró manera de obtener esa información tan vital. Estaba realmente intrigado y preocupado.

Lo cierto es que los hermanos Howe se lo estaban tomando con calma pero había razones para ello. No sólo estaban dejando pasar el tiempo para crear desasosiego entre los rebeldes y la opinión pública a la vez que motivar a los tories americanos a alzarse, sino que esperaban además una flota de refuerzo cargada de tropas Hessian. Finalmente, el día 15 de agosto, dos convoyes de tropas Hessian llegaron a Nueva York el mismo día, y las tropas alemanas desembarcaron. Los oficiales británicos y alemanes acordaron dejar una semana de descanso a las tropas hessian para acondicionarlas y recuperarlas del largo viaje por mar antes de seguir adelante con la siguiente fase del plan.

Una vez hubieron pasado esos 6 días los hermanos Howe se dispusieron a atacar al ejército americano de George Washington, en Long Island. Al mando del general británico Cornwallis una poderosa fuerza compuesta de Hessian Jägers, batallones Highland, infantería ligera y grenadiers, desembarcaba en Long Island aprovechando la oscuridad en otra operación anfibia ejecutada con gran maestría y profesionalidad. El despliegue anfibio fue espectacular, con todo tipo de barcas de desembarco, algunas de ellas preparadas y acondicionadas para desembarcar artillería y caballos. Apoyadas por la Roya Navy con todo tipo de barcos, la operación fue una verdadera obra maestra.

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General Charles Cornwallis

A las seis de la mañana de la mañana siguiente, el 22 de agosto, los barcos de línea británicos abrían fuego sobre las playas y los campos de Long Island mientras los soldados descendían por la borda hacia sus barcazas de desembarco, que permanecían ensambladas a los principales barcos de transporte. Mientras pequeños piquetes de tropas americanas se retiraban ante el bombardeo que se les caía encima, los chaquetas rojas desembarcaban en gran número. La infantería ligera saltaba de los botes y perseguía a los piquetes americanos sin pausa mientras los Dragones británicos (soldados a caballo) acababan de rematar la faena. A cubierto de los piquetes rebeldes 15.000 soldados británicos desembarcaron a lo largo del día 22, sin obstáculos y sin baja alguna. Tres días más tarde, el 25, desembarcaban las temidas tropas hessian. Impresionante. Ninguna otra armada del mundo ni ningún otro ejército del mundo podía haber hecho semejante demostración anfibia y de coordinación entre infantería y la Royal Navy.


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(Dragoon británico)


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Ante esta situación, Washington actuó sin tener prácticamente información de lo que ocurría. Creyendo que habían desembarco no más de 8.000 hombres, se limitó a esperar al enemigo a unas dos millas de donde estaban las tropas invasoras, sin decidirse a actuar de ninguna otra manera. Estaba indeciso porque dudaba de si esa invasión de Long Island era un cebo o realmente iba en serio. Washington creía que Manhattan iba a ser el objetivo clave. En vez de reforzar Long Island siguió manteniendo dispersas sus fuerzas entre las varias islas alrededor de Nueva York. La falta de información le ató de manos. Lo cierto es que no eran 8.000 tropas las que Washington calculaba que habían desembarcado los hermanos Howe en Long Island, sino que realmente eran 22.000 soldados. Fue un error de cálculo garrafal y decisivo que pronto iba a tener unas consecuencias desastrosas para los americanos.


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(Mapa de Long Island)



LA BATALLA DE LONG ISLAND: BROOKLYN HEIGHTS


Siguiendo los planteamientos estratégicos que los americanos habían acordado anteriormente, el ejército de George Washington rehuiría cualquier combate en campo abierto contra las superiores tropas hessian y británicas y buscaría defenderse en posiciones naturales que ofrecieran buena protección defensiva. Ahora bien, aquí es donde entra a colación las reflexiones obtenidas a raíz de la batalla de Bunker Hill explicadas en el primer post de este hilo. Uno de las conclusiones a las que llegaron los británicos en esa batalla, especialmente el General Howe que ahora estaba al mando, era que había que desestimar un ataque frontal a una posición fuertemente defendida en terreno natural ya que la fuerza de choque de las tropas regulares británicas y de los hessian quedaría mermada. Había que buscar, siempre que se pudiera, movimientos de flanqueo para desbordar esas posiciones fijas defensivas y obligar al enemigo a retirarse sin que se perdieran tropas valiosas en ataques frontales.

Así pues, vemos que los americanos buscaban un enfrentamiento frontal al estilo Bunker Hill y causar muchas bajas mientras que los británicos querían evitar eso precisamente. Los americanos situaron a sus tropas de Long Island en terreno elevado, boscoso y rocoso para luego esperar a las tropas regulares enemigas. Los ingleses iban a darles una sorpresa muy desagradable porque el General William Howe no estaba dispuesto a caer en el mismo error de Bunker Hill. La experiencia, de primera mano, que tuvo en esa batalla le causó una gran impresión y no aceptaba que volviera a ocurrir algo parecido. No quería una matanza de tropas regulares británicas ni hessian.

Las tropas americanas se situaron en unas elevaciones llamadas Brooklyn Heights y Heights of Guana (ver mapa). El error más grave fue que los americanos no protegieron su flanco y tampoco disponían de un sistema de información de inteligencia fiable ni de tropas a caballo para reconocer el terreno y los movimientos del enemigo, así que todo el flanco de las tropas situadas en Heights of Guana quedaban gravemente expuestas. En cambio los británicos disponían de los Dragones, que en seguida informaron de la situación y la colocación de las tropas americanas, especialmente de lo vulnerables que eran ante un ataque de flanqueo. Viendo una oportunidad, el 26 de agosto los británicos se prepararon para el ataque. Éste vendría desde tres frentes:

1) En el flanco izquierdo británico el General James Grant realizaría un ataque de fijación haciendo “mucho ruido” para evitar que el enemigo se moviera de sus posiciones, fijándolo sobre el terreno.

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General James Grant

2) En el centro, las temidas tropas hessian bajo el General Leopold von Heister haría lo mismo.

3) El General Henry Clinton (considerado el estratega de esta batalla) dirigiría una fuerza de flanqueo por la derecha del ejército americano para luego rodear a las tropas americanas que estaban siendo “fijadas” por las tropas del General James Grant y Leopold von Heister.

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General Henry Clinton

Por otra parte, la Royal Navy se desplazaría a las aguas costeras de Brooklyn Heigths y apoyaría el ataque con un bombardeo masivo. El plan era sencillo y brillante.

Durante la noche del día 26 y 27 10.000 tropas inglesas emprendían la marcha de flanqueo siguiendo la carretera Jamaica Road. Ningún americano salió al encuentro de la tropa de flanqueo, que pasó inadvertida. El ataque fue como la seda. Las tropas de fijación realizaron bien su tarea mientras que la fuerza de flanqueo aparecía por sorpresa desbordando el flanco izquierdo americano (desde el punto de vista americano), que se colapsó en cuestión de segundos. Algunas unidades americanas pudieron enfrentarse al enemigo mientras se ganaba tiempo para una retirada más ordenada pero las posiciones ya estaban perdidas y el caos se apoderaba de las tropas americanas. Algunas bolsas de resistencia combatieron heroicamente ante los regulares hessian y británicos pero la derrota era ya un hecho. Algunos testigos recuerdan que los americanos corrían como locos mientras los británicos y los hessian apenas podían seguir el ritmo de huída de los primeros. Los heridos y los muertos empezaron a amontonarse. En el frenesí del combate las tropas hessian empiezan a labrarse su fama de soldados terribles en combate.

Un testimonio recuerda: ” Los hessian y nuestros valientes Highlanders no dan cuartel, y es impresionante ver con qué tranquilidad los hessian despachan a los rebeldes a base de golpes de bayoneta, incluso a los que se han rendido...procuramos decirles a los hessian que los rebeldes han prometido no dar cuartel a ninguno de ellos, lo que hace que combatan con más furia y que maten a todo el que pillen por delante”. Los Hessian pasan a la bayoneta a todo el que se rinde o a todo soldado rebelde que encuentran por delante y los británicos les animan a ello.


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(Las tropas americanas de Stirling, Washington, Sullivan y Chester están situadas en las elevaciones de Heights of Guana)


Los rebeldes se rompen moralmente y huyen en desbandada. Los Hessian pronto descubren que los americanos sienten un pánico horroroso por las bayonetas, el arma del terror del siglo XVIII. Los americanos no disponen de bayonetas (de hecho los mosquetes americanos no disponían de bayonetas y sólo algunas unidades americanas privilegiadas tenían bayonetas en 1776) y ante un ataque cuerpo a cuerpo no tienen nada que hacer ante una hoja de bayoneta afilada y usada por un soldado hessian o regular británico. El terror que sentirán los americanos por las bayonetas agrandará aún más el pánico que ya de por si empiezan a despertar en ellos las durísimas tropas hessian.


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(En este mapa se aprecia claramente el movimiento de flanqueo británico (las líneas en color rojo a través de la carretera de Jamaica Road). Empezando desde arriba a la derecha la fuerza de flanqueo sigue hacia el oeste del mapa y luego al sur).

Los británicos habían perdido en el combate unos 370 hombres entre muertos y heridos mientras que los americanos perdieron unos 1.700 (300 muertos y el resto prisioneros o heridos). A pesar del éxito táctico no se había conseguido destruir el ejército americano, sólo ponerlo en fuga en gran desorden y causarles cuantiosas bajas. El ejército rebelde había huido pero estaba en disposición de combatir “otro día”. Ahora el ejército americano se encontraba cercado por tierra y mar en Brooklyn Heights. Los hermanos Howe creían que habían atrapado a unos 10.000 soldados en esa zona y estaban confiados en que caerían en manos británicas tarde o temprano. Los americanos tenían pertrechos y mucha artillería y defendían en posiciones de nuevo elevadas. Esta vez, no obstante, no había posibilidad de flanqueo.

Para evitar de nuevo un Bunker Hill el General William Howe decidió realizar tareas de asedio usando unidades de ingenieros, que abrirían trincheras hasta acercarse a las empalizadas de las defensas americanas. El trabajo era lento pero metódico y los americanos contaban los días mientras veían acercarse las trincheras de asedio enemigas. Entonces, apareció un aliado en forma de tormenta, lluvia, barro y niebla. El día 29 de agosto las tropas americanas, aprovechándose de las inclemencias del tiempo, abandonaban Long Island y se retiraban en medio de unas condiciones climáticas desastrosas. Los hombres, abatidos, huyen ordenadamente en medio de una fuerte lluvia hacia las barcazas que se han podido reunir y se alejan. La niebla les ayuda a emprender la huida ocultos y a salvo.


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(Los americanos se retiran aprovechándose del mal tiempo)

Aunque la huida de Long Island fue un duro golpe para la moral de los rebeldes, se consiguió salvar una gran parte del ejército que de no haberse evacuado seguramente habría caído en manos de las tropas invasoras tarde o temprano. George Washington había acertado al decidir retirarse.

En poco menos de una semana había caído Long Island y los americanos habían sufrido una derrota severa ante tropas profesionales. Los heridos, los incapacitados, los enfermos y los muertos, habían reducido las fuerzas de George Washington en gran número. La disolución de algunas de las milicias para ir a cosechar el campo tampoco ayuda en nada a la formación de un ejército serio que pudiera afrontar la amenaza de los hermanos Howe.

Los británicos disponían de la iniciativa y el siguiente paso de los hermanos Howe estaba pronto al caer...
Última edición por Haplo_Patryn el 14 Oct 2007, 21:59, editado 4 veces en total.
Andresc_84
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Mensaje por Andresc_84 »

un poco largo el articulo, pero a la vez muy bueno...no veo la hora de saber q paso luego con los hermanos howe, aunque todos conocemos el final general de la historia, no se sabe lo que ocurrio con estos personajes... murieron en accion?, regresaron?...veremos...espero q pronto ajaj
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Sebadov
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Mensaje por Sebadov »

Lamento que esta gran reseña este inactiva desde hace mas de 1 año. Espero que pronto te hagas tiempo y nos sigas entreteniendo con este relato Haplo!!


Saludos
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Mensaje por Haplo_Patryn »

Sebadov escribió:Lamento que esta gran reseña este inactiva desde hace mas de 1 año. Espero que pronto te hagas tiempo y nos sigas entreteniendo con este relato Haplo!!
Saludos
Gracias por recordarme mis deberes, ya tiempo olvidados. Parece que fue ayer que lo empecé, me trae recuerdos del Birth of America y de varios libros que leí entonces sobre la Guerra de Independencia, extraordinarios y que no se me quitarán de la cabeza.

A ver si me animo a seguirlo.

Saludos
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Kal
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Kal »

EMPUJON a uno de los mejores hilos de este foro.
One lovely morning about the end of april 1913, found me very pleased with life in general...
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Haplo_Patryn »

LA BATALLA DE HARLEM HEIGHTS.

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George Washington y el ejército americano se retiran a la isla de Manhattan

Después de la derrota en la batalla de Long Island y la retirada hacia Manhattan, las tropas al mando del general George Washington se encontraban en una situación apurada. Las tropas americanas habían demostrado ya que no eran capaces de combatir contra las tropas combinadas de regulares británicos y hessian alemanes. Las deserciones y la “fuga” de las milicias coloniales para recoger la cosecha o volver con sus familias mermaban regularmente el número de tropas de las que disponía el ejército americano para defender Nueva York y todo junto no presentaba un panorama nada alentador.

Tal como se puede apreciar en la imagen de abajo, la ciudad de Nueva York se encuentra justo en el límite sur de la isla de Manhattan. Si los americanos escogían defender la ciudad, los británicos podrían desembarcar más arriba para aislar la ciudad y a sus defensores, así que se decidió evacuar Nueva York y buscar una mejor posición al norte de la isla, alrededor del Fuerte Washington en las alturas de Harlem y en las orillas del río Hudson.

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El General Howe permaneció inactivo hasta el día 16 de septiembre, cuando una pequeña fuerza británica desembarca en Kipp’s Bay cruzando el East River, justo en el centro de la isla de Manhattan. Unos 70 milicianos de Virginia se retiran sin ofrecer combate y dan la nueva a George Washington.

Ante este nuevo movimiento británico, George Washington decide enviar una fuerza de reconocimiento de los New England Rangers bajo el mando del capitán Thomas Knowlton con el objetivo de calibrar el número de tropas enemigas desembarcadas. Avanzando hacia el sur, los rangers (unos 120 hombres) se topan, en una zona conocida como Hollow Way, a los piquetes de infantería ligera británicos y empieza un tiroteo. Más tropas de la 42ª de Highlanders vienen a reforzar a los británicos y los rangers retroceden, con los británicos persiguiéndoles sin tregua.

Se cuenta que ante la retirada de los rangers, los británicos, con el fin de humillar y ridiculizar a los americanos, empezaron a usar las trompetillas que se usan tradicionalmente para la caza del zorro, una señal que indica que el zorro está huyendo y es momento de perseguirlo. Enrabietados y picados en el orgullo, los rangers detienen su retirada y plantan cara. La llegada de más refuerzos americanos envalentona a los rangers. Algunas tropas son enviadas por los flancos para detener el avance británico, de manera que la situación experimenta un giro radical. En un momento los británicos, que han avanzado confiados, se encuentran ante tropas más numerosas y recibiendo fuego desde diversas direcciones, lo que les obliga a retirarse hasta posiciones más ventajosas. Por primera vez desde la llegada de las tropas británicas y hessian a Nueva York, los británicos se ven obligados a retirarse.

Los dos bandos van progresivamente enviando tropas al combate. Varios cañones y tropas hessian, junto con varias unidades británicas llegan de refuerzo. La escaramuza inicial sufre una escalada dramática que preocupa cada vez más a George Washington, porque sabe que en un enfrentamiento directo y masivo sus tropas tienen todas las de perder ante tropas profesionales. Conservador y precavido, Washington decide retirarse y rehuir el enfrentamiento directo. Los británicos ganan una vez más la partida, aunque esta vez se han llevado un “pequeño susto”.

Los americanos pierden unos 70 hombres y los británicos unos 100. No ha sido una batalla importante pero la moral americana se reanima. Es una victoria británica pero los americanos la consideran también como una victoria. No ha durado más de una hora pero en esta escaramuza los americanos han plantado cara y han obligado a retirarse a las “invencibles” tropas británicas y hessian. El capitán Thomas Knowlton muere por las heridas sufridas en la batalla y el oficial británico al mando de la operación sufre duras críticas y es apartado del mando.

En los siguientes días los combates quedan eclipsados por un incendio que se produce en Nueva York que afecta a más de 300 edificios provocando un espectáculo dantesco y apocalíptico. Peor no pueden ir las cosas para el ejército americano, pero como pronto veremos no sólo no irá peor sino que rozará el desastre absoluto.


LA BATALLA DE WHITE PLAINS


Con la toma de la ciudad de Nueva York y con las tropas americanas recluidas a la zona norte de Manhattan, la situación es complicada para el ejército americano. Sin capacidad de maniobra y ante un enemigo que goza de la iniciativa y de una gran capacidad móvil gracias a su flota de transportes y de buques de guerra, George Washington sabe que los hermanos Howe pueden realizar cualquier desembarco allí donde se lo propongan y poner en peligro la integridad de todas las fuerzas bajo su mando con movimientos de flanqueo.

Su intención inicial es abandonar Manhattan y moverse más al norte pero el Congreso de los Estados Unidos le ordena categóricamente defender el Fuerte Washington, que se encuentra al norte de Manhattan y que en teoría es una estructura defensiva de importancia capital.

Las tropas americanas bajo mando del general Washington ascienden a unos 14.000 hombres, casi la mitad con los que contaba al inicio de la invasión de Nueva York por parte de los británicos. Las deserciones y fugas se suceden tras cada nueva retirada.

Los hermanos Howe se toman ciertos días para tomar Nueva York, mover sus bases de operaciones, acondicionar y pertrechar a las tropas y reemplazar las bajas sufridas en los combates anteriores. Pero ya están pensando en su siguiente movimiento. Como hasta ahora, la flota y el ejército actuarán coordinadamente para intentar aislar y rodear a las tropas americanas y acabar de una vez por todas con toda capacidad de resistencia. El 8 de octubre la flota británica sube el río Hudson e inabilita el río para los rebeldes, bloqueando cualquier movimiento naval por la zona. Tres días más tarde el general Howe embarca a su ejército en diversos barcos de transporte y pequeñas chalupas en Kip’s Bay y Turtle Bay y lo traslada río arriba a través del East River, desembarcando en Throg’s Neck, al norte de Manhattan y justo al lado de uno de los principales puentes que van del continente a la isla.

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No obstante, esta vez los británicos habían cometido un error. La zona de desembarco no era la más idónea y los americanos habían destruido el puente y apostado diversas unidades en zonas bien atrincheradas. Así pues los británicos estaban estancados en una zona pésima para realizar cualquier operación y nos les quedaba otro remedio que embarcarse de nuevo y buscar otra zona más al norte. En el proceso de espera George Washington decide retirarse de Manhattan el 18 de octubre y pisar el continente, no sin antes dejar una pequeña guarnición en el Fuerte Washington. Previendo que los hermanos Howe intentarían otro desembarco en la retaguardia, los americanos hacen una labor de reconocimiento para proteger las playas donde los británicos podrían desembarcar y apostan tropas en cada una de ellas.

Eso no impide que los británicos desembarquen una vez más tres millas más al norte. Cerca de 200 embarcaciones realizan las labores en esta operación anfibia. A la espera y cerca de la zona de desembarco se encuentran 4 regimientos que conforman la brigada continental del general rebelde John Glover (uno de los regimientos es el formado por los Marblehead mariners. Las tropas americanas se posicionan justo a la salida de la única carretera transitable que va desde la zona de desembarco al interior, de forma escalonada una detrás de otra. Los británicos y las tropas hessian avanzan con firmeza para encontrarse de pronto que son recibidos con durísimas descargas a quemarropa. Los americanos disparan y retroceden hasta la siguiente fila de soldados situados un poco más atrás, de forma escalonada. Eso les permite recargar mientras la fila siguiente realiza la descarga. Este sistema de combate causa 200 muertos entre las tropas reales y demuestra que los rebeldes están empezando a aprender a combatir.

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El general rebelde John Glover

Esta acción permite a las tropas del general Washington retroceder y cubrir su retaguardia hasta las alturas de White Plains, unas elevaciones que alcanzan 180 pies de media. Allí las tropas rebeldes se atrincheran y se preparan para recibir a las tropas británicas y hessian. Es el tipo de combate que quiere George Washington.

En cambio el general Howe se encuentra ante una situación desagrable. Quiere evitar a toda costa un enfrentamiento frontal donde las tropas enemigas estén en buena situación defensiva pero a la vez se encuentra que no le queda alternativa si quiere seguir avanzando y destruir al ejército rebelde. Despliega a cerca de 13.000 hombres en el campo de batalla en un día soleado de otono y ordena a los hessian que avancen y lideren el ataque: el Regimiento grenadier de Rall, los regulares de Knyphausen y el Regimiento von Lossberg atacarán el flanco izquierdo americano situado en la mayor elevación del campo de batalla.

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Uniformes de los 3 regimientos hessian que lideran el ataque en White Plains

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Estos tres regimentos son “viejos conocidos” de los americanos pues ya estuvieron presentes en la batalla de Long Island, cuando pasaron a la bayoneta a los americanos que se rendían presas del pánico. Eran tropas de choque, experimentadas y muy veteranas. Estos regimentos hessian nos acompañarán en toda la historia…

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Los hessian lanzan un duro ataque que causa muchas bajas pero el precio también es alto. El Coronel Rall rompe la defensa al encontrar un camino libre hacia una de las elevaciones que los americanos han defendido negligentemente, Chatterton’s Hill (ver mapa arriba). El coronel Rall lidera a los Grenadier con gran coraje y expulsa a los defensores. El precio es alto: se recuentan unos 349 soldados hessian muertos, quizás más. Los americanos sufren también bajas durísimas. Una única descarga de los regimientos de Knyphausen causa 92 bajas entre las tropas rebeldes.

La caída de la elevación amenaza el flanco del resto de las tropas rebeldes y George Washington se retira en orden y sin problemas. Los británicos y los hessian salen ganadores pero empiezan a tener la sensación que los rebeldes combaten mejor, que sus posiciones defensivas son cada vez mejores y están mejor escogidas. Hay la sensación extraña de que algo no va bien del todo…

El general Howe, en una decisión muy discutible, decide detener la persecución del ejército americano y pone sus miras en Fuerte Washington, que está aislado y defendido por unos 2.000 rebeldes en el norte de la isla de Manhattan...
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bohe
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por bohe »

joer desconocía este post....... lo que se me habia pasado... :shock: :bang:



:palomitas: :palomitas:

tengo lectura para el fin de semana :palomitas: :palomitas:


gracias Haplo.
crockio
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por crockio »

Se me habia pasado por alto este post de Historia, :shock:
Gracias por el esfuerzo,mis unicas referencias son las aventuras del sargento Lamb de Robert Graves.
Gracias
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Viendo Perros de paja.
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Haplo_Patryn
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Haplo_Patryn »

LA BATALLA DE FORT WASHINGTON

El General Howe, después de la batalla de White Plains, había decidido que era momento de acabar con el Fuerte Washington, una estructura defensiva realizada a conciencia por las tropas americanas que en teoría protegía el norte de Manhattan y tenía que impedir el tráfico enemigo en el río Hudson. Cuando George Washington se retiró de la isla de Manhattan, dejó una pequeña guarnición de cerca de 3.000 hombres en el fuerte, en teoría algo más que suficiente para protegerlo. Disponían de suministros para varios meses y de cañones.

Aunque Washington hubiera deseado evacuar el fuerte, dejó en manos de sus subordinados la decisión, especialmente del general Nathanael Greene que creía que podría suministrar el fuerte fácilmente cruzando el río Hudson con barcazas o, en su defecto, poder evacuarlo. Además, Nathanael creía que el fuerte no podría ser tomado fácilmente de manera que Washington dejó en sus manos el asunto.

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Retrato del general americano Nathanael Greene

Lo cierto es que los americanos estaban en un grave error. El fuerte no era tan inexpugnable como creían y presentaba diversos puntos débiles que los ingleses se aprestaron a explotar. El fuerte era demasiado extenso para la pequeña guarnición que lo defendía y el agua tenía que ser traída desde los ríos situados más abajo (el fuerte se encontraba en una elevación). Las defensas exteriores eran muy extensas, más de una milla, y estaban defendidas por milicias coloniales.

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El fuerte Washington en la actualidad

Mientras el general Howe posicionaba a sus 13.000 hombres alrededor del fuerte, el ejército de George Washington se situaba justo en pararelo al Fuerte Washington en la otra orilla del río Hudson (North River), después de varios días de marcha desde el campo de batalla de White Plains. A la misma altura en pararelo del Fuerte Washington se encontraba el Fuerte Lee, desde el que el general americano podía observar a través de su prismático la evolución de los acontecimientos en la otra orilla.

El 2 de noviembre de 1776, un traidor americano llamado William Demont salía del fuerte y se entregaba a las tropas británicas, revelando todos los planes defensivos del fuerte, la situación de las defensas exteriores y explicando con detalles la tensión que se vivía dentro del fuerte entre los diversos mandos americanos. Lo cierto es que había profundas divisiones en el seno de la guarnición sobre la mejor manera de defender el fuerte, algo que no ayudaba en nada a crear una situación de estabilidad.

El 15 de noviembre el General Howe enviaba un oficial con bandera blanca para solicitar la rendición incondicional y con un aviso muy claro: si las tropas americanos no se rendían toda la guarnición sería pasada por las armas. Los americanos permanecieron desafiantes y se negaron a rendirse.

A la mañana el ejército de Howe pasaba al asalto.

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El ataque se produjo desde tres bandas. El brigadier Lord Percy al mando de tropas Hessian atacó el fuerte desde el lado sur, usando los batallones del general Donop y Mirbach.
El brigadier Matthews con infantería ligera y los Guardias cruzaban en bote el río Harlem para atacar el lado este. Desde el norte se produjo el ataque principal por tropas Hessian al mando del general Von Knyphausen.

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El ataque resultó muy caro para las tropas Hessian, que formaban parte del ataque principal, pero los defensores fueron poco a poco expulsados de las defensas exteriores del fuerte, que pasó a recibir un duro fuego de artillería desde todas bandas. Al poco y ante la imposibilidad de mantener a la guarnición en el interior por falta de agua y presas del pánico, el mando americano se rendía.

El asalto supuso la pérdida de 450 soldados británicos y 320 Hessians. Por su parte los americanos perdían toda la guarnición, 2.900 hombres, la mayoría prisioneros. Los Hessian, extremadamente irritados por la pérdida de tantos compatriotas, pasaron a la bayoneta a muchos heridos y prisioneros hasta que algunos mandos pusieron coto a la matanza.

El general Washington y el general Nathanael Greene quedaron totalmente en estado de shock por los acontecimientos que observaban desde la otra orilla. George Washington había visto a través de su prismático cómo las tropas Hessian pasaban por la bayoneta a muchos compatriotas heridos o que se habían rendido. Estaba totalmente derrotado, con la mirada perdida. Alejándose de sus suboficiales, el general Washington se puso a llorar como un niño pequeño. La moral americana estaba por los suelos y algunos mandos se preguntaban hasta cúanto aguantaría George Washington. ¿Sería preferible relevarlo del mando en esas condiciones y después de tantas derrotas consecutivas?
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Alflobo
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Alflobo »

muy bueno, Sire... ¡Más! :palomitas: :aplauso: :aplauso:
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Haplo_Patryn
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Haplo_Patryn »

LA CONQUISTA DE NUEVA JERSEY: LA LARGA RETIRADA

La campaña de Nueva York ya estaba llegando a su fin. Con las victorias logradas a base de una demostración de fuerzas sin precedentes y con una coordinación entre la flota y el ejército digna de la potencia mundial que se le suponía, el imperio británico había logrado poner en fuga a los rebeldes tomando una de las ciudades más importantes de las colonias americanas a un precio relativamente bajo.

Ahora era momento de plantearse el siguiente paso. Con el invierno llamando a las puertas era momento de dar un golpe decisivo a la rebelión. ¿Dónde atacar seguidamente? Nueva Jersey era una colonia adyacente, rica en cultivos y recursos alimentarios. El objetivo parecía obvio pero algunos mandos británicos apostaban por destruir por completo el ejército de George Washington y atacar Filadelfia para romper la rebelión completamente.

Lo cierto es que no sabremos nunca qué hubiera pasado si realmente se hubiera llevado a cabo la 2ª opción, pero los hermanos Howe tenían en mente la primera. El motivo es que el ejército británico, a pesar de ser muy numeroso, se encontraba en un país de unas dimensiones enormes y existía un problema logístico como nunca antes se había encontrado ejército alguno. Los refuerzos, reemplazos y los suministros debían trasladarse desde el Reino Unido en barco, en un viaje de más de 3.000 millas por mar. Era evidente que el ejército británico tenía que vivir de lo que podía recolectar y recoger en las propias colonias, no había otra manera de subsistir en un país tan grande donde las distancias hacían imposible algunas aventuras militares. El ejécito británico necesitaba comida, forraje para los caballos y techos donde cobijarse y el reciente incendio de la ciudad de Nueva York había convertido la ciudad en un lugar poco agradable y conveniente.

Así pues, los hermanos Howe decidieron realizar 2 campañas rápidas antes de la llegada del invierno. El Almirante Howe tomaría Rhode Island, una provincia que disponía de un buen puerto y de campos que permitiría alimentar al ejército. Por su parte, el General Howe atacaría Nueva Jersey, una colonia rica y fructífera, donde además podría cobijarse al ejército a lo largo de sus pueblos pequeños y acogedores. El único obstáculo para llevar adelante sus planes era que el ejército de George Washington se encontraba en Nueva Jersey y habría que sacarlo de ahí cuanto antes…

Por su parte George Washington estaba atento a cualquier noticia. En breve recibió despachos muy fiables de que los británicos iban a por Nueva Jersey, así que prevía que los británicos iban a cruzar el río Hudson al fin para encontrarse con su ejército. El 12 de noviembre el ejército americano se movía más hacia el sur, hacia Hackensack en el norte de Nueva Jersey.

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ENTRA EN ESCENA UNO DE LOS PROTAGONISTAS: CHARLES CORNWALLIS

Para liderar a los británicos en la campaña contra Nueva Jersey, el general Howe confió el mando al general Charles Cornwallis, uno de los generales más importantes de la época y todo un protagonista de la escena internacional en el siglo XVIII. Este mando independiente sería el primero que tendría el honor de realizar.

Se trataba de un hombre de posición elevada, de amistades importantes y que había sido ayudante de campo de Jorge III en 1765. Bien conectado en la corte, había ejercido varios cargos en la misma de importancia. Era un militar muy bien considerado por sus tropas, querido y admirado, inteligente y un “whig” de pies a cabeza. Creía firmemente en la naturaleza de la guerra contra las colonias y era un fuerte defensor del Imperio Británico.

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CRUCE DEL RÍO HUDSON: LAS TROPAS BRITÁNICAS VUELVEN A SORPRENDER AL EJÉRCITO AMERICANO

La invasión de Nueva Jersey empezó con un cruce nocturno del río Hudson, otra proeza militar británica. En la tarde del 18 de noviembre, la Royal Navy movilizó a toda una flotilla de barcos y chalupas cruzando los puestos enemigos sin ser detectados por el enemigo y por la noche las tropas embarcaron en silencio con destino a la otra orilla del río Hudson.

Al frente iban las siguientes tropas: dos batallones de infantería ligera, 2 de Guardias, 2 de Grenadiers británicos, 3 batallones de Hessian Grenadiers y el 33r Regimiento Foot. Con ellos viajaban varios destacamentos de los Ingenieros reales y de la Artillería Real, con ocho cañones de campo. También iban varias milicias tories, leales al Imperio. En total unos 5.000 hombres.

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Soldado del 33r Foot

Partiendo en silencio y con un absoluto secretismo, las tropas británicas y Hessian se embarcan aprovechando una noche lluviosa y de la presencia de una ligera niebla. Guiados por varios lealistas (tories), la flota llega hasta los acantilados de Nueva Jersey, una estructuras rocosas enormes que caen verticalmente hacia el agua, elevándose centenares de metros y extendiéndose por el río hasta donde alcanzaba la vista. Parecía imposible encontrar un paso que permitiera el ascenso pero ahí delante había uno, un sendero estrecho que subía desde la orilla hasta la parte superior, una senda agreste por la que sólo se podía avanzar en fila y en la que apenas cabían 2 hombres a lo ancho. Los americanos habían protegido los acantilados pero se habían olvidado de esta zona, así que el desembarco se produjo sin sorpresas y con un éxito rotundo.

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Este dibujo muestra el sendero de gran inclinación que va de la orilla del río Hudson a la parte superior de los acantilados y muestra el desembarco de las tropas del general Cornwallis

Durante toda la noche las tropas británicas y Hessian suben el acantilado. Luego llega la ardua tarea de subir los cañones de la Artillería Real, algo que requería toda la habilidad de los ingenieros británicos. Usando una estructura de poleas los cañones son subidos verticalmente haciendo uso de las propias manos de los soldados, en una demostración brutal de superioridad logística y de preparación militar.

Las tropas del general Cornwallis habían desembarcado unas millas al norte del Fuerte Lee y a pesar de pasar toda la noche moviendo y trasladando tropas y equipaje, las tropas americanas no consiguen detectar al enemigo. Los británicos establecieron en seguida un perímetro y se aprestaron a avanzar hacia el sur, directamente hacia los americanos.

Una esclava negra fue la que dio aviso a los americanos de que los ingleses estaban viniendo, para total sorpresa del mando rebelde. El pánico se apoderó de las tropas y George Washington ordenó que se evacuara Fort Lee de inmediato, no quería tener un nuevo Fort Washington. En pocos minutos tenían lugar las primeras escaramuzas mientras los americanos huían a la desesperada, esparciéndose por los bosques y los caminos sin que los generales pudieran reestrablecer la disciplina. Equipaje, municiones, ropa, carros…todo quedaba atrás ante la huída de las tropas americanas. Ante la insistencia de los mandos británicos por obtener de Cornwallis la orden de perseguir sin tregua a las tropas rebeldes en fuga, Cornwallis respondió: ”Dejad que huyan y permaneced quietos. No queremos perder ningún hombre. Un Jäger vale más que 10 rebeldes”.

Avanzando pues lentamente, las tropas reales llegan a Fort Lee y lo toman sin combate, encontrando gran cantidad de suministros, tiendas de campaña y munición. Por el camino quedan restos de la fuga rebelde y algunos rezagados. Sin pausa pero sin prisas las tropas británicas y Hessian siguen persiguiendo al ejército rebelde sin entrar en combate en ningún momento. En estos momentos el ejército de George Washington es de todo menos un ejército.

En la noche del 20 de noviembre las tropas rebeldes entran en Hackensack, al norte de Nueva Jersey (ver mapa más arriba). La noche es oscura y lluviosa. La vista es deprimente: las tropas americanas, sin apenas ropa de invierno y la mayoría sin botas y descalzos, ya no es un ejército, no lo parece. En las caras se observa la desesperación, el cansancio y el miedo. Muchos llevan mantas encima para taparse de la lluvia, es una visión dantesca.

Durante los siguientes días la infantería ligera británica y piquetes de Hessian entablan combates esporádicos contra las tropas americanas en fuga. A pesar de la desperación, las tropas rebeldes luchan con valentía y tenacidad y las tropas reales empiezan a respetarlos.

El general Howe envía más refuerzos, entre ellos varias brigadas más de infantería y una unidad de Dragoons, la temible caballería británica. Con estos refuerzos las tropas de Cornwallis doblan su número a 10.000 hombres.

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Dragoons británicos

La persecución es de película. Día tras día las tropas británicas persiguen a los americanos pero les dejan huir, sólo los hostigan. Mientras dura la persecución las tropas reales corren a sus anchas por el territorio, capturando vacas, cabras y demás animales, recolectando cosechas y demás alimentos. Nueva Jersey es muy rica.

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Tropas británicas atraviesan una población en persecución de los rebeldes

Las tropas rebeldes llegan a Newark y George Washington decide enviar los heridos y los más débiles hacia el oeste, mientras que los más enteros y las principales unidades seguirán hacia el sur, hacia Princeton y Trenton. Para cuando llegan a Brunswick el 20 de noviembre el ejército americano de George Washington sólo cuenta con 3.000 soldados, harapientos y hambrientos. Lejos quedan los 30.000 soldados con los que contaba al inicio de la campaña de Nueva York. La finalización de los contratos con las milicias y la llegada del invierno, junto con el desgaste de las batallas de los últimos meses y las deserciones han dejado mermadas las fuerzas rebeldes.

Preveyendo el futuro, George Washington se reúne con oficial al mando de la Compañía Independiente de Artillería del Estado de Nueva York, el capitán Alexander Hamilton. Le pide que cubra el cruce del río Raritan para evitar que los americanos caigan prisioneros de los británicos y Hessian. Se suceden los combates mientras los americanos intentan cruzar intactos un puente que cruza el río. Los cañones de Hamilton combaten durante horas, y las escaramuzas se suceden sin pausa.

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Alexander Hamilton

Finalmente el cruce se produce sin mayores daños y siguen hacia el sur hacia Kingston no sin antes dañar el puente sobre el río Raritan para dificultar el avance enemigo. Los británicos se detienen, no obstante, en Brunswick y los americanos aprovechan para seguir hacia Princeton, más al sur y cerca del río Delaware. Durante los siguientes días cruzan el río. George Washington despliega a todas las tropas a lo largo del río hasta 25 millas de una banda a otra, para evitar cualquier desembarco británico. A la vez ordena que toda embarcación, por pequeña que sea, sea requisada y movida a la orilla americana para evitar que sean capturadas por los británicos. Esta orden se ejecuta con brillantez y con eficiencia, dejando sin embarcación alguna la orilla oriental del río Delaware. En Nueva York los americanos se habían visto superados por el dominio de las aguas por parte británica. Ahora, en el Delaware, los americanos disponían de esa ventaja.

El 8 de diciembre, las tropas británicas entran en Trenton a las orillas del río Delaware. El general Howe ha tomado el mando de las tropas británicas de Cornwallis y junto con varios oficiales se dirige al galope hacia el río. Nada más llegar, son recibidos por una tremenda descarga de artillería. Toda la parte occidental del río brilla en fogonazos, un espectáculo tremendo. El general Hessian Münchausen cuenta hasta 37 cañones en acción. Los Jägers y la infantería ligera británica corren a buscar refugio ante la descarga enemiga pero el General Howe permanece bajo el fuego inmutable, con una calma absoluta durante cerca de una hora. Parece imposible que salga vivo de tal descarga de artillería durante tanto tiempo pero lo hace. El barro les salpica de vez en cuando al caer un explosivo cerca, pero ninguno sale dañado. La flema británica del General Howe sorprende a todos los oficiales Hessian, que preferirían buscar refugio antes que quedarse como unas estatuas siendo blanco de la artillería rebelde. Esa muestra de valor o de locura es típica de los oficiales británicos.

Las tropas reales realizan diversas exploraciones de la zona en busca de botes pero no encuentran ninguno. Se busca material para construir barcazas en Trenton pero el general Howe no desea ya perseguir a los rebeldes. Sus tropas han estirado mucho sus líneas desde las últimas semanas y el frente es demasiado grande para adentrarse en una persecución hacia territorio enemigo. Además las tropas están cansadas y el invierno ya se acerca. Los caminos están embarrados y llueve con regularidad. Es momento de coger aire. El general Howe da la vuelta a su caballo y se retira hacia Trenton. Atrás quedan las explosiones de la artillería rebelde.

El general Washington observa desde la otra orilla y con un pequeño suspiro, se sienta a descansar…
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Haplo_Patryn »

[youtube]http://es.youtube.com/watch?v=Bz4t-epyC ... re=related[/youtube]

Si entendéis el inglés, esta escena explica el final de mi relato en el post anterior.
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Erwin »

J O D E R

Impresionante el Curro Haplo.

Enhorabuena :Ok:

Saludos
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por bohe »

joer con los ingleses, vaya baño le han pegado a Washington..... supongo que no tardara en llegar la reacción....
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Matador_spa
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Re: Momentos claves de la historia: el cruce del rio Delaware.

Mensaje por Matador_spa »

Si no hubiera sido por la ayuda Francesa y Española a su birriosa "Revolucion" , los norteamericanos aun seguirian siendo subditos de su Graciosa Majestad Britanica
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