Re: AAR de CANAAN (Kriegspiel con Fog 2)
Publicado: 02 Ago 2023, 09:19
Los hititas empiezan la semana en Megido, donde son agasajados por el rey Miluquitas, que les suministra alimentos, sonríe de oreja a oreja, hace un acuerdo de seguir suministrando mientras dure la campaña y luego los manda cuanto antes hacia el sur con todas sus bendiciones.
El resto de reyes cananeos se asombra del buen rollito de Miluquitas con los hititas. Es el rey más poderoso de Canaan y parece que ha hecho su elección, pero como dice a sus asistentes “ante el poder del Labarna no soy más que un mosquito frente a un toro, un gorrión frente a un dragón, un autónomo frente a Hacienda”.
MEGIDO, EN SUS BUENOS TIEMPOS

Los hititas se alegran del acuerdo conseguido con un rey tan poderoso y avanzan a toda marcha, porque sus exploradores han descubierto, por fin, noticias de los egipcios. Las relativas a su llegada a Jope y la entronización del regicida Yamir. Descubren además que solo Breogán y su columna están allí, Boores está desaparecido más al sur. Hay una buena oportunidad de atacar a una columna y luego ir a por la otra antes de que se junten. Un plan sin fisuras.
Akayar y Yoye deben aplicar su plan cuanto antes. Así que marchan rápido por Samaria, que les suministra una miseria y no acepta turistas intramuros, pero no hay tiempo para exigencias. Los hititas descienden a la llanura litoral, donde sus carros pueden avanzar sin dificultades.
Con tanta prisa y pocas paradas para abastecerse, les empiezan a faltar suministros, por lo que comienzan a saquear a su paso los ricos campos de la zona, abundantes en cosechas. Una necesidad que acabó con la imagen cordial y cercana que estaban dando en varias ciudades, sobre todo las que no habían visitado todavía. Pero es que los soldados tienen que comer y encima sus comandantes tienen mucha prisa.
LOS CARROS HITITAS MARCHANDO A TODA LECHE

Breogán es avisado y se sorprende de la llegada de los hititas a la llanura litoral. Se da cuenta de su inferioridad y decide quedarse dentro de Jope, mientras pide auxilio a la columna Horus de su colega Borees, que anda lejos, disfrutando del buen clima de la ciudad de Laquis, sus excelentes asados de cabrito y sus simpáticas mujeres, aficionadas al bondage.
UNA NOCHE EN LA TIENDA DE BOORES

El resto de reyes cananeos se asombra del buen rollito de Miluquitas con los hititas. Es el rey más poderoso de Canaan y parece que ha hecho su elección, pero como dice a sus asistentes “ante el poder del Labarna no soy más que un mosquito frente a un toro, un gorrión frente a un dragón, un autónomo frente a Hacienda”.
MEGIDO, EN SUS BUENOS TIEMPOS

Los hititas se alegran del acuerdo conseguido con un rey tan poderoso y avanzan a toda marcha, porque sus exploradores han descubierto, por fin, noticias de los egipcios. Las relativas a su llegada a Jope y la entronización del regicida Yamir. Descubren además que solo Breogán y su columna están allí, Boores está desaparecido más al sur. Hay una buena oportunidad de atacar a una columna y luego ir a por la otra antes de que se junten. Un plan sin fisuras.
Akayar y Yoye deben aplicar su plan cuanto antes. Así que marchan rápido por Samaria, que les suministra una miseria y no acepta turistas intramuros, pero no hay tiempo para exigencias. Los hititas descienden a la llanura litoral, donde sus carros pueden avanzar sin dificultades.
Con tanta prisa y pocas paradas para abastecerse, les empiezan a faltar suministros, por lo que comienzan a saquear a su paso los ricos campos de la zona, abundantes en cosechas. Una necesidad que acabó con la imagen cordial y cercana que estaban dando en varias ciudades, sobre todo las que no habían visitado todavía. Pero es que los soldados tienen que comer y encima sus comandantes tienen mucha prisa.
LOS CARROS HITITAS MARCHANDO A TODA LECHE

Breogán es avisado y se sorprende de la llegada de los hititas a la llanura litoral. Se da cuenta de su inferioridad y decide quedarse dentro de Jope, mientras pide auxilio a la columna Horus de su colega Borees, que anda lejos, disfrutando del buen clima de la ciudad de Laquis, sus excelentes asados de cabrito y sus simpáticas mujeres, aficionadas al bondage.
UNA NOCHE EN LA TIENDA DE BOORES
