Quería hacer la reseña con calma y tiempo, pero al paso que voy veo que cuando tenga tiempo, ya habré olvidado el contenido de este impactante libro de relatos.
Si bien desde el punto de vista literario no deja de ser algo pasable sin más, si tenemos en cuenta quién es el escritor y su contexto, la narración toma otro tinte.
Siempre pienso que lo importante de un libro es el libro y ya está, lo que se disfruta leyéndolo. Pero eso no es óbice para tener en consideración que el disfrute, en ocasiones, viene no solo por qué estás leyendo, sino por el modo en que se hace o por las circunstancias en que fue escrito o por mil motivos más que no solo tienen que ver con lo que es la mera narración. Y hay veces que sí, que vale con la escritura misma y ya está.
Los nueve relatos de que consta el libro están ambientados en la Guerra Civil y aunque podríamos generalizar diciendo cosas como que denuncia las barbaridades de la guerra y los radicalismos, voy a aventurarme a decir que, si no en todos al menos sí en la mayoría, denuncia las atrocidades cometidas por el ejército republicano y te explica, en forma narrativa, por qué perdieron la guerra víctimas de sus propios errores.
Y Chaves Nogales, el autor, era un republicano convencido, incluso izquierdista. De ahí viene el asunto de la importancia del contexto en estas narraciones.
Es, por añadidura, un ejercicio valiente de desilusión y desesperanza. Chaves Nogales era redactor de un periódico madrileño y al estallar la guerra, lo convirtieron en "camarada director" permaneciendo en Madrid mientras era asediada y llevando a su periódico a convertirlo en el de máxima tirada. Pero cuando la capital cayó, Chaves Nogales ya no pudo más y se fue a París, no siguió al mando republicano instalado en Valencia.
Estaba asqueado de la guerra y no solo por las acciones del enemigo.
Así que en París escribió estos relatos que, como decía antes, denuncian sobre todo al ejército (sic, porque de ejército tenía poco, como bien muestra el autor), su ejército, al que él defendió a capa y espada mientras estuvo en Madrid. Una vez fuera, una vez liberado de las necesidades del frente donde obviamente no se podían denunciar a las tropas que tú defendías, que tu periódico defendía, pergeño este compendio que no tiene, obviamente, como propósito hacer publicidad de la República en el exterior. No es literatura propagandística aunque, tal y como lo veo yo, sí es de compromiso, de mucho compromiso y gran valentía.
La sensación que produce es de absoluta desolación. ¿Cómo demonios se pretendía ganar una guerra así, haciendo la revolución mientras a pocos kilómetros tenías al enemigo bien armado, disciplinado y dispuesto a aprovechar las enormes disidencias internas?
Supongo que me ha quedado una mierda de reseña, como todas las que hago. No creáis que no me doy cuenta de que no lo veo, así que para completarla y leer una gran reseña profesional, os pongo el enlace a la que hizo Andres Trapiello en El País:
http://elpais.com/diario/2001/11/24/bab ... 50215.html