Street Wars - Constructor. Rememorando clásicos
Publicado: 22 Nov 2007, 12:20

Constructor fue uno de esos juegos que marcan una época que mezclaba estrategia en tiempo real aderezado con grandes dosis de originalidad y humor negro.
Portada en las principales revistas de informática de la época, en el año 1997, Constructor fue un bombazo que tuvo muy buena acogida. El juego te ponía en la piel de un magnate de la construcción que competía por controlar diversos barrios de una ciudad contra otros constructores. Como tal, debías construir casas y alquilarlas a personajes de los más variopintos. En función del tipo de construcción, tus inquilinos eran gente adinerada o trabajadores, los cuales tenían un nivel de exigencia más alto o más bajo sobre las condiciones de habitabilidad del edifico que alquilaban.
Constructor, no obstante, presentaba un bug grave que impedía poder avanzar en el juego justo cuando empezabas a cogerle el truco. Fue mi primer contacto con los bugs y como internet estaba en pañales muchos jugadores se quedaron decepcionados de no encontrar soluciones a ese problema. La descarga de parches online no era nada habitual así que el juego se quedó con ese bug y santas pascuas.
Para arreglar el desaguisado, salió al año siguiente su 2ª parte: Street Wars. Este juego estaba limpio de bugs y ofrecía un argumento idéntico al del su predecesor pero con toques más "mafiosos".

Como mafioso, debías controlar los barrios de las ciudades que ofrecía el juego. Podías construir edificios muy diversos, desde casas de lujo a las más modestas. Los inquilinos cuanto más ricos mejor pero también eran más exigentes. Quizás te pedían un jardín en su finca y debías construir una fábrica de objetos para proporcionarles los mayores lujos: setos, vallas, casitas de perro, una casita de herramientas adosada, piscina, alumbrado, parada de metro etc. Todos estos detalles hacían que al final una finca con sólo un edificio acabara convirtiéndose en una fincha de lujo, con todos esos detalles gráficos reflejados en la pantalla.
El juego presentaba unos gráficos muy buenos y lo siguen siendo aún a pesar del tiempo que ha transcurrido.

Las opciones de construcción eran bastante amplias, con diversos tipos de edificios de alquiler, fábrica de objetos y un sinfín de edificios con personajes "peligrosos". Aquí es donde el juego entraba en su apartado más divertido. Al ser un juego de mafiosos, tu misión era expulsar a los inquilinos que pertenecieran a otro bando o constructora, así que debías enviar mafiosos y personajes realmente desquiciados que se encargaban de hacer verdaderas chapuzas en las casas de los rivales. Desde un fontanero loco que provocaba inundaciones a los inquilinos rivales, hasta un loco con una sierra eléctrica que se encargaba de destrozar la casa. O un saboteador que con una bomba y unos petardos montaba un buen jaleo. Todo valía para hacer frente a las bandas rivales.

Además de esos personajes indeseables, podías construir una cárcel y otros edificios que te permitían contratar personajes que contrarestaban los efectos de aquéllos. O bien podías instalar casas de perros guardianes en cada finca para alejar a los más atrevidos y evitar sorpresas.
Para financiar tus negocios tenías que cobrar los alquileres y para cobrarlos los más altos posible debías construir fincas más lujosas o subir el alquiler. Cuanto menos lujo menos ingresos pero más habitantes y más hijos tenían los inquilinos. Cuanto más ricos mayores ingresos pero menos hijos y más exigencias debías afrontar, construyéndoles jardines, vallas y todo un surtido de pijadas que costaban un buen dinero.
Había muchas variables a controlar, desde el tiempo dedicado a reproducir y tener hijos a el tiempo dedicado a otros menesteres, cosa que provocaba efectos diversos. Porque una guerra mafiosa provoca bajas y las bajas sólo se pueden sustituir con nuevas generaciones de "niños mafiosos".

Al final todo era una espiral que te obligaba a controlar muchos aspectos y a no despistarte. Se pueden construir cárceles, pizzerías y un sinfín más de edificios que añadían más opciones "tácticas y estratégicas" para lograr ser el amo del barrio, edificios que te permiten acceder a más personajes para contrarestar o causar males mayores. Cuanto más hijos tuvieran los inquilinos, más mafiosos podías reclutar o más obreros y paletas para poder reparar y construir más edificios.
Al final el juego se complicaba porque la espiral ascendente de acción-reacción se incrementaba mucho y se convertía en una gozada ver todo el escenario repleto de movimiento y de sucesos diversos que salpicaban todo el barrio.

El juego además, ofrecía unas animaciones muy divertidas que permitían hacerte una idea de lo que pedían, reclamaban o se quejaban los inquilinos. Animaciones con dosis profundas de humor negro.
El juego fue más valorado por los jugadores que por las propias revistas especializadas. Un juego divertido, original y que rompe esquemas.
Saludos