Gracias, seguimos adelante.
Agosto-noviembre de 1619
Llegamos ahora a una nueva fase estática del juego en la que ambos bandos observamos las defensas rivales sin decidirnos a atacar; ni Bucquoy avanza hacia Budweis ni Mansfeld cruza el Danubio. Las fuerzas están igualadas en este punto del juego y nadie se atreve a moverse porque significaría una derrota casi segura. Mientras tanto el regimiento moravo de Schlick va recibiendo reemplazos en Praga hasta completarse en octubre.
Esta calma no se corresponde con la frenética actividad diplomática desde la que se aviva el conflicto. Es como si los generales estuvieran esperando instrucciones. En septiembre hago una nueva
petición de ayuda económica a Inglaterra como la que ya vimos. Las peticiones de ayuda son decisiones que suelen aparecer cada año aproximadamente y siempre vienen bien a cambio de pocos puntos de compromiso. Los católicos las reciben por parte de España y del Papado.
En octubre tenemos noticias del
tratado de Munich entre Baviera y Austria. Mal asunto, pues eso significa que los imperiales, al ver que no se sofoca la rebelión, están fraguando una alianza en contra de los insurrectos. De momento no se desbloquea Baviera ni parece que los católicos hayan recibido refuerzos, pero en los próximos meses es lo que sucederá.
Pero este mazazo está lejos de refrenar a la nobleza bohemia, que contesta en noviembre con la elección de un nuevo rey por su propia cuenta:
Federico V del Palatinado, “rey por la gracia de Dios y de los Estados”.
El nuevo rey llega a Praga con refuerzos: 400 coraceros y 400 arcabuceros a caballo a las órdenes de
Cristian I, príncipe de Anhalt-Bernburg. Este señor guarda un historial de cerca de 20 años sirviendo a los electores palatinos. Empezó sirviendo al padre de Federico V y ahora el nuevo rey le ha elegido para tomar el mando de las fuerzas protestantes. Sin embargo observando sus características no parece el más indicado para el puesto... Se trata de un general de 3 estrellas, valores de 2-2-2 y el rasgo de “arrogante” (que resta un punto de mando a la fuerza en la que se encuentra presente). Por tanto es peor general, a pesar de su sangre azul, que Mansfeld, el bastardo general mercenario. Pero poco podré hacer porque tiene antigüedad 4, un punto menos que Mansfeld, y por tanto superior en el escalafón.
Pero los protestantes no son los únicos que se han reforzado (aunque poco) en noviembre. En Linz aparece una nueva fuerza y un nuevo líder imperial.
Noviembre. Llegan una nueva fuerza por bando. Cristian I de Anhalt toma en Praga el mando del regimiento de Schlick y lo suma a su caballería personal. En Linz aparecen nuevos refuerzos católicos.
Esta fuerza católica está compuesta por las primeras tropas españolas que entran en juego: tres tercios y dos unidades de caballería. Su comandante es el conde
Baltasar de Marradas y Vique, caballero de la orden de Malta que dejó el caloret de Valencia para dirigirse a la corte imperial en 1599 para luchar contra los turcos (al igual que Dampierre). En la guerra de los 30 años no destacó como militar pero a pesar de todo se le concedieron tierras y el rango de conde. Enemistado con Wallenstein por haberle retirado el mando tras una serie de errores, fue uno de los que estuvieron detrás de su asesinato.
No serán las únicas tropas españolas. Pronto llegarán más a través del camino español, la ruta que unía España y Flandes.
El camino español. Ausgusto Ferrer-Dalmau. El cuadro muestra los tercios de camino a Rocroi.