El General de Brigada Rufus King, al mando de la 1ª División, III Cuerpo del Ejército de Virginia (8.516 hombres, 24 cañones) contempla con los catalejos la carretera a través de la cual las tropas bajo su mando la recorren en columna hacia Groveton, al este. Ha sido un día duro de marcha a buen ritmo desde muy temprano. La División del General Reynolds ha cruzado con anterioridad esta misma carretera y no ha detectado presencia alguna del enemigo. Las patrullas de caballería enviadas con anterioridad tampoco han informado de ninguna novedad. La marcha ha sido muy buena, con un calor de mil demonios.
Mientras contempla pasar a las tropas del General Gibbon, 4ª Brigada, el General Rufus King escucha las marchas musicales que cada regimiento usa para animar a las tropas. Flautas, redoble de tambores y todos marchando al son de la música.
-¡Los hombres se están portando bien, señor!- comenta el ayudante de campo del General Rufus.
-Sí, espero que sigan así cuando toque combatir- responde Rufus, algo pensativo.
-Se acerca un courier, señor-suelta el ayudante de campo señalando hacia el frente.
Un soldado a caballo se acerca veloz a través de la carretera de Groveton y se dirige hacia el General Rufus.
-Señor, mensaje del General McDowell (General al mando del III Cuerpo)- y sin bajarse del caballo alcanza un sobre que recoge el ayudante de campo.
-Parece que Jackson está concentrando sus tropas en Centreville. El general Longstreet ha quedado copado por nuestras tropas. Es una buena noticia, señor- el ayudante de campo sonríe y el general Rufus lee el mensaje. El courier saluda y arranca al galope hacia el este, a través de la carretera.
-No me fío ni un pelo de Jackson, es un zorro- Rufus se toca el bigote, pensativo. No sonríe y no parece con muchas ganas de hacerlo.Observa la carretera de nuevo. Al frente pasa la brigada de Abner Doubleday, 2ª Brigada. Detrás le siguen una unidad de artillería, con 4 cañones.
Al momento llega otro curier, este enviado por el general John Hatch, al mando de la 1ª brigada y que se encuentra ya cerca de Groveton, muy adelante del resto de la división.
-No hay rastro de los rebeldes- comenta en alto el ayudante mientras lee la nota enviada por el general Hatch.
Rufus alcanza los prismáticos y observa en dirección hacia donde se encuentra la brigada del general Hatch. Los edificios que conforman la pequeña localidad de Groveton son visibles claramente y cerca se pueden apreciar las tropas federales de la 1ª brigada.
El general Rufus sigue observando y descubre a lo lejos la presencia del general Alfred N. Duffie, al mando de la 1ª Caballería de Rhode Island, formada por 3 batallones. Es fácil de distinguir porque se mueven en dirección contraria a la marcha. Han estado haciendo una labor de exploración y vuelven sobre sus pasos para cubrir el avance final de la 1ª División. Se puede observar al fondo de la imagen.
-Que los hombres sigan la marcha, hasta nuevas órdenes-ordena el general Rufus a su ayudante de campo. Este hace llamar a varios couriers que permanecían esperando algo más atrás pero antes de partir el general Rufus los detiene con una mano mientras observa atento la llegada de otro courier. Esta vez el courier tiene un gesto algo alarmado y se nota de lejos que está nervioso, tenso.
-Señor, el general Gibbon informa que ha divisado al enemigo hacia la izquierda. Una batería rebelde posicionada para abrir fuego- el courier alarga un trozo de papel directamente al general Rufus.
-Dígale al general Gibbon que detenga inmediatamente la marcha y que espere hasta nuevas órdenes- el general Rufus parece preocupado e intenta observar a través de los prismáticos la batería enemiga, pero un espeso bosque al frente le impide ver nada. El courier parte con las nuevas órdenes.
-¿Una batería enemiga de artillería a nuestra izquierda, señor? Si hay una batería debe haber por fuerza más tropas. ¿Y de quién podrían ser esas tropas? Longstreet ha quedado atrapado al oeste y Jackson está al este- el ayudante parece intentar exponer los hechos mientras el general Rufus sigue pensativo. Finalmente parece despertar del letargo y despliega un mapa de la zona.
*(el pequeño punto rojo indica la presencia de tropas enemigas)*
-Esto no me gusta nada, nada en absoluto. Reynolds cruzó esta mañana y no detectó nada, pero ahora parece que se le pasó por algo esa batería y quién sabe qué mas...- Rufus no parece enfadado, sino más bien intrigado.
Aparece otro mensajero enviado por el general de brigada John Hatch que está ya en Groveton, esperando. La nota de Hatch deja claro su estado de humor e informa que tropas rebeldes y algunos piquetes empiezan a divisarse en las cercanías de Groveton.
-Esto es muy grave, maldita sea.-Rufus parece alarmado, ha salido ya de su ensimismamiento anterior y ahora parece otro hombre.-Ordene a la brigada de Abner Doubleday que se posicione en la granja Branwner y la mantenga. Que la brigada de Jonh Hatch pase a la defensiva, así como la caballería del coronel Alfred N. Duffie. Deben mantener el flanco derecho en Groveton si los rebeldes atacan. Hay que saber qué intentan. Que la brigada de Gibbon venga en apoyo de la de Abner inmediatamente, por la carretera.-. Los mensajeros parten inmediatamente y las órdenes tardan un poco en hacerse efectivas. La brigada del general Doubleday es la que reacciona más rápidamente. Los 6 cañones de la 1ª de artillería ligera de Rhode Island acompañan a la brigada de Doubleday, para dar cobertura en la granja.
-La granja es importante porque es un terreno despejado hacia la carretera. Si cortan la carretera dividirán el ejército en dos, no podemos permitirlo. No se atreverán a cruzar esos bosques tan espesos pero sí que lo harán campo a través, atacando la granja. Debemos tomarla y mantenerla hasta que llegue la brigada de Marsena, que es la más retrasada-explica el general Rufus a su ayudante, que le escucha con mucha atención.
-No sabemos a qué nos enfrentamos, señor. ¿No podrían ser simples piquetes o algunas unidades de milicias?-pregunta el ayudante de campo, intentando infundar ánimos a una situación que parece haberse desbocado en un par de minutos.
-No lo creo. Me apuesto lo que quiera a que se trata de la división al completo del general Jackson, ese viejo zorro nunca se está quieto.-Rufus parece tenerlo claro.
Llega otro mensajero, este del general Alfred N. Duffie, al frente de la caballería de la división.
-Ordene al general Alfred que apoye a la brigada de Hatch en Groveton y retrase el avance confederado de producirse-el mensajero saluda y parte veloz hacia Groveton, como un rayo.
A todo esto la brigada de Abner Doubleday y la 1ª de artillería ligera de Rhode Island han salido de la carretera y se adentran en dirección a la granja Branwner. A lo lejos el general Doubleday observa alarmado que varios regimientos confederados parecen dirigirse en formación de columna y a buen ritmo hacia la granja. Entiende en esos momentos que en breve habrá duros combates y que sus tropas tendrán un papel decisivo y clave en la defensa. Entiende que si rompen su brigada los federales podrían cortar la carretera y dividir a la división en dos. No puede aceptarlo, no puede permitirlo. Por suerte la artillería (6 cañones) del capitán Albert Monroe les dará apoyo pero el enemigo parece numeroso y él sólo cuenta con 3 regimientos: el 76º de Nueva York, el 95º de Nueva York y el 56º de Pensilvania. ¿Cómo responderán sus tropas?
En poco tiempo Abner Doubleday ha posicionado a sus tropas en formación en línea, 3 regimientos hombro con hombro para elevar la moral y la confianza. La situación no obstante es crítica. De la bruma empiezan a surgir más regimientos confederados, por todos lados. Sin duda debe haber entre 3 y 4 brigadas enemigas al frente, una división al completo contra un único regimiento: el suyo.
-¡Mensajero!-grita mientras suenan los primeros disparos de artillería que apoyan a sus tropas. El ruido es ensordecedor, los cañones se encuentran a unos pasos detrás de sus tropas de a pie. Sus regimientos están cargando los rifles mientras observan nerviosos, a lo lejos, el avance de las tropas confederadas.-¡Mensajero! ¡Informe al general Rufus que hemos tomado la granja pero que necesitamos refuerzos urgentemente, deprisa!- el mensajero parte como el rayo, a caballo.
Siguen los disparos de artillería, ensordecedores. El capitán al mando de la artillería se le acerca a pie, sonriendo. -¡Buenas tardes, señor! ¡Espero que sus tropas resistan porque nosotros no pensamos retirarnos, señor!-grita sonriendo por encima del estrupendo de los disparos.
Doubleday sonríe, no puede evitarlo.-¡No se preocupe, capitán, aguantaremos! ¡Y dígales a sus artilleros que si los rebeldes se acercan mucho usen metralla para apoyar nuestros flancos!-
-¡Descuide, señor!. ¡Mis hombres saben lo que hacen. Buena suerte y deles fuerte!- el capitán saluda y se aleja hacia una de las baterías.
Un mensajero aparece. -¡Señor, mensaje del general Rufus!. ¡Le informa que la brigada de John Gibbon vuelve sobre sus pasos y en breve estará disponible para ofrecerle apoyo. Usted deberá hacer frente a las primeras embestidas del enemigo hasta que llegue la brigada de refuerzo!- Doubleday se alegra porque sabe que la brigada de Gibbon es la mejor de la división, numerosa, bien equipada y adiestrada. Deberá aguantar un rato hasta que se puedan desplegar los regimientos de Gibbon.
Pasan los minutos y la situación en la granja Branwner empieza a ser algo desesperada sin haberse producido aún ningún cruce de disparos entre las tropas a pie. El motivo es que queda muy claro que al frente hay toda una división rebelde y la situación será insostenible si no llegan los refuerzos a tiempo. El peligro de quedar rodeados o flanqueados es muy alto y encima deberán combatir en campo abierto. Las tropas rebeldes empiezan a formar en línea y a lo lejos siguen apareciendo más regimientos confederados.
El general Rufus, en la retaguardia, observa el mapa y va situando con anotaciones en rojo las posiciones de los rebeldes.
Está claro que al frente se encuentra todo un cuerpo del ejército rebelde, con varias divisiones. Una de las divisiones enemigas se dirige directamente hacia la granja Branwner y otra división está atacando en dirección a Groveton donde está la caballería y la brigada de Hatch, en posiciones defensivas.
En la granja Branwner empiezan los combates. Los primeros regimientos confederados se posicionan y se producen los primeros intercambios de disparos. El humo cubre toda la zona y cerca de 4.000 soldados combaten por una pequeña granja sin otro valor más que el militar. El fuego es ensordecedor y apenas deja ver nada más allá de las primeras líneas de hombres. Silban las balas, se oyen los gritos de los heridos y de fondo la artillería federal que cubre a las tropas de Doubleday, descargando metralla sobre los regimientos enemigos que más exponen sus flancos. El general Doubleday se mueve veloz entre regimiento y regimiento, dando ánimos e impartiendo pequeñas órdenes puntuales.
Entre descarga y descarga el general Doubleday se percata que los rebeldes intentan flanquear el flanco izquierdo. -¡Faltan tropas, maldita sea!- grita para sí mientras observa a su espalda. Gracias a Dios ya están llegando los refuerzos. La brigada de John Gibbon avanza en columna y presta para apoyar a sus hombres que combaten sin descanso desde hace unos minutos que ya parecen horas...
Doubleday corre en dirección al general Gibbon. -¡Buenas tardes, señor! ¡Gracias a Dios que acuden en nuestra ayuda, pensaba que tendría que vérmelas yo solo con toda esta división rebelde!- grita para hacerse oir mientras estrecha la mano del sonriente Gibbon, un general de gran personalidad.
-¡¿Pensaba que iba a dejarle disfrutar de la fiesta usted sólo, señor? ¡Mis hombres no quieren perderse este combate, hace tiempo que vienen deseando enfrentarse a la escoria rebelde, señor!- responde Gibbon, sin dejar de sonreir. -¿Hacia dónde quiere que posicione a mis tropas, señor?- pregunta Gibbon.
-¡Necesito un regimiento en mi flanco izquierdo, como mínimo!. ¡Los otros 3 regimientos los debería posicionar en el flanco derecho porque una brigada rebelde avance a través del huerto, en breve nos flanqueará por ahí si no les detenemos!.- Doubleday señala los flancos y Gibbon asiente.-¡Así lo haré! ¡Buena suerte!-y ambos generales se saludan y parten hacia sus tropas.
El general Gibbon se dirige a sus regimientos y capitanes respectivos. -¡6º de Wisconsin, al flanco izquierdo¡. ¡Los otros 3 regimientos al flanco derecho!. ¡Todos a la carrera, tenemos prisa!- ordena y en seguida los 4 regimientos empiezan a posicionarse a la carrera, en perfecta formación. Llegan justo a tiempo, ya que un regimiento de la brigada de Doubleday se ha retirado del combate e intenta rehacerse en el bosque que hay en la retaguardia. Mientras el 6º de Wisconsin avanza hacia el frente se cruzan con los que corren en retirada, es un caos.
La situación en la granja es dura. Un regimiento ha huido y Doubleday debe ganar algo de tiempo hasta que los regimientos de Gibbon se posicionen bajo el fuego enemigo. Un regimiento rebelde ha avanzado mucho y amenaza con dividir en dos la línea defensiva. Doubleday no tiene otra opción que enfrentarse a ese peligro.-¡95º de Nueva York! ¡Carguen Ballonetas! ¡A la cargaaaaaaaaa!- los hombres gritan y corren bajo el estruendo que les rodea. El regimiento 95º corre y choca contra el regimiento rebelde, la lucha es cuerpo a cuerpo, muy dura y sangrienta...
Desgraciadamente el enemigo es muy numeroso y la carga del 95º ha sufrido un fuerte desgaste. Se retira del campo de batalla hacia el bosque en retaguardia, para recobrarse. A Doubleday sólo le queda un regimiento, el 56º de Pensilvania. Por suerte la brigada de Gibbon ya se ha posicionado y empieza a castigar duramente a las tropas rebeldes. Doubleday grita a un mensajero y solicita que transmita ayuda urgente al general Rufus.
El general Rufus, que sigue a lo lejos el combate, recibe el mensaje rápidamente. La situación es crítica, el flanco derecho está siendo aniquilado y en la granja Branwner la brigada de Doubleday está recibiendo un duro castigo.-Que la carreta de suministros se dirija inmediatamente a la granja Branwner- ordena sin pensárselo dos veces.
La llegada de la brigada de Gibbon ha dado nuevos aires. Es una brigada combativa, de alto nivel, muy numerosa. Sus 4 regimientos son valerosos y una fuerza de choque envidiable. En unos minutos varios regimientos rebeldes se dan a la fuga. En perfecta formación en línea han mantenido un intercambio de fuego muy intenso y sin romper la formación han conseguido controlar la situación. Si algún regimiento hubiera perdido la moral, la línea se hubiera roto, creando huecos y reduciendo la moral de los regimientos adyacentes. Sin reservas, la situación hubiera sido desastrosa...
A medida que van pasando los minutos Doubleday envía de nuevo a uno de sus regimientos dados a la fuga con anterioridad al combate para cubrir pequeños huecos. La brigada de Gibbon está haciendo un trabajo sublime y el desgaste de los rebeldes sufrido a manos de Doubleday permite que las tropas de Gibbon rematen la faena con presteza. La artillería del capitán Alfred ametralla los núcleos de resistencia y pronto la granja queda afianzada en manos federales.
En el flanco derecho la situación es gravísima. La brigada del general Hatch y la caballería del coronel Alfred está siendo vapuleada duramente y apenas pueden ofrecer una ligera resistencia.
Por suerte el tiempo corre y la brigada más retrasada de la división, la brigada del general Marsena R. Patrick llega a la granja Branwner y recibe la orden de avanzar hacia el flanco derecho para tapar huecos y ayudar al pobre de Hatch y a la caballería federal.
Algunas baterías de artillería cubren a Hatch y a la caballería ofreciendo fuego de metralla y poniendo a la fuga a varios regimientos rebeldes pero la situación allí es crítica y el tiempo corre. Algunas baterías de artillería se dan a la fuga al recibir fuego graneado de los regimientos rebeldes. Son demasiados y la resistencia aún siendo tenaz, no tiene futuro. Los rebeldes caen sobre las baterías lentamente pero con seguridad.
El general Rufus contempla el mapa general.
¡Y justo en ese momento acaba la misión!
¡VICTORIA!
El campo de batalla de la granja Branwner ha quedado sembrada de cuerpos y de un general rebelde, colgado de las riendas del caballo...
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Esta misión la he jugado con el mod de la comunidad instalado y el último parche. El mod es la caña, nuevos gráficos, uniformes, árboles, cielos y nuevo menú de órdenes, sonidos, música, etc.
La misión duraba 45 minutos, más o menos. En esos 45 minutos debía aguantar el ataque rebelde e intentar mantener la granja, objetivo principal, mientras mi flanco derecho hacía lo que podía. Por suerte mi flanco derecho aguantó lo justo, un poco más y se hubiera venido abajo.
Este escenario es el que de momento más me ha costado ganar, lo he jugado unas 5 o 6 veces y hasta la 7ª o 8ª (perdí la cuenta) no he conseguido ganarlo.
Un juegazo
