John Mulligan salió al exterior bostezando y estirándose. Amanecía ya sobre el aeródromo donde le habían destinado y el día parecía despejado, pese a algunas nubes que se adivinaban hacia el oeste... Mulligan pensó que eso daría ventaja a los bombarderos alemanes... en caso de que alguno lograra superar la tupida red que había tendido el mando de cazas y de la que él se sentía pieza clave.

Pronóstico meteorológico para el día de hoy, 11 de agosto de 1940.
Mientras tanto, en la centralita del aeródromo, sonaba una llamada no por esperada menos alarmante. El Mando de Cazas, en Stanmore, había recibido informes de RADAR acerca de la aproximación de dos incursiones alemanas sobre Inglaterra. El Sureste y el Este de Inglaterra estaban amenazados, por lo que el Fighter Command (FC) pondría en el aire a varios escuadrones con la misión de interceptar a los alemanes y evitar que estos pudieran bombardear sus objetivos.

El RADAR proporciona ventaja a los británicos, que pueden anticipar, hasta cierto punto, las incursiones germanas...
Inmediatamente el cielo de Inglaterra se llenaba de escuadrones, de unos 15 cazas cada uno, prestos a defender su territorio. Un escuadrón patrullaba en cada uno de los 14 sectores en que el FC había dividido la zona de Inglaterra al alcance de los bombarderos germanos, incluído Londres, adonde llegaba un escuadrón de Hurricanes procedentes del aeródromo de Kenley, en el sector 2/11.

Mapa indicando el despliegue de escuadrones de la RAF en el centro de mando del Fighter Command.
Sin apenas desayunar, Mulligan sube a su Hurricane tras una inspección rutinaria y despega cuando recibe la orden de la torre de control. El FC quiere a su escuadrón en el aire con tiempo suficiente de acudir a un sector adyacente si así lo requiere Fritz. Pronto Mulligan toma posición dentro de su escuadrón, que comienza a ganar altitud en cuanto se han incorporado todos los cazas. Son las 6 en punto.
Más o menos a esa hora, la inteligencia británica informa de una incursión alemana. Por el rumbo de la misma, se cree que atacarán la ciudad de Farnborough, pero pronto se descubre que se trata de una falsa alarma. Una segunda falsa alarma tiene lugar cuando se informa poco después de que una incursión se dirige contra el aeródromo de Hornchurch.

La apacible ciudad de Farnborough se salva de ser bombardeada por los alemanes antes incluso de que sus habitantes puedan tomarse las tostadas y el té.
Justo cuando el Mando de Cazas comienza a mirar con cierta reticencia los informes del RADAR, el Cuerpo de Observación (OC) confirma el avistamiento de aviones enemigos que se dirigen, según parece, contra el aeródromo de Biggin Hill. Al parecer la incursión es seria y numerosos aparatos de la Luftwaffe se dirigen al sector 7/11. La información del RADAR es tan precisa que antes de decidir la interceptación, el FC sabe exactamente la composición de la fuerza atacante: un Gruppen de Me110e, dos de Me109 y dos de Ju87. Además parece que un Gruppen de Me109 permanece sobre el Canal de la Mancha, probablemente para actuar como cobertura cuando regrese la incursión.

Un Schwarm, o formación de cuatro dedos, muy utilizada en los Gruppe de caza alemanes, se dirige hacia la costa inglesa.
El FC considera que tiene ante sí una buena oportunidad de darle en el hocico a la Luftwaffe; la lucha parece igualada aunque debido a que la información del RADAR ha llegado un poco tarde, sólo hay dos escuadrones de Hurricanes capaces de interceptar la incursión, el 501st, que actualmente está en el aire, patrullando el sector objetivo de los alemanes y el 32nd, estacionado precisamente en el aeródromo objetivo de la incursión. Así pues se trata de enfrentar a dos escuadrones de Hurricanes contra dos escuadrones de Me109 y rezar para que con algo de suerte los pájaros británicos logren zafarse de los Messerschmidt para poder atacar a los Ju87, débiles y lentos, desbaratando a buen seguro la incursión.
La alternativa sería obviar esta incursión, permitiendo que los alemanes bombardeen impunemente Inglaterra, además de otorgarles una cierta victoria moral. El FC decide probar suerte y apostar fuerte: ambos escuadrones tratarán de interceptar a los enemigos.
Mulligan, en la carlinga de su avión recibe instrucciones precisas del jefe de escuadrón. Al parecer hoy tendrá trabajo nada más empezar la mañana. Como si de un solo hombre se tratara, todo el 501st Fighter Squadron de la RAF pone rumbo hacia los aviones que se acercan a Gran Bretaña.

Mulligan y su flanqueador, pilotando sus Hurricane del 501st Squadron de la RAF, cambian de rumbo para interceptar la incursión alemana contra el aeródromo de Biggin Hill.
Cuando los Huricanes interceptan la incursión enemiga, tiene lugar una dura lucha, que por desgracia no les resulta favorable: los cazas alemanes consiguen proteger a los bombarderos y una serie de rápidos y aparentemente caóticos combates se suceden, hasta que ambos bandos se separan. Cuando esto sucede el panorama es desalentador para los británicos: a pesar de que los Hurricanes logran desbandar los dos Gruppen de cazas Me109 que protegían la incursión, el 501st ha sido a su vez dispersado por los cazas enemigos, mientras que el 32nd tiene aún peor suerte, quedando inutilizado para el resto del día, ya que la mayoría de los Hurricanes que logran volver a la base lo hacen ligeramente averiados (-1Punto de Victoria, PV)

La dura lucha entre Messerchmidtt y Hurricanes será recordada mientras la luz de los hombres ilumine la Tierra.
Mulligan ha tenido suerte, aunque su Hurricane se ha separado de la formación, apenas ha recibido impactos de los cañones y ametralladoras de los alemanes. Durante unos instantes, dos Fritzs le tenían enfilado, y sólo logró desembarazarse de ellos a costa de separarse de la formación y picar tan salvajemente como fue capaz. Por un momento pensó que estaba perdido, ya que los pájaros alemanes eran más rápidos que el suyo, pero fuera por el motivo que fuera, abandonaron la caza. Mulligan se sintió aliviado cuando perdió de vista a los alemanes, pero de camino a su base, pensó que eran ellos quienes se habían anotado el tanto: habían protegido a los bombarderos, que a buen seguro, al verse libres de perseguidores, se cebarían con los infortunados que estaban en tierra.
Los Stukas proceden a realizar su bombardeo, apoyados por el Gruppe de Me110, listo para ametrallar su objetivo en vuelo rasante. Por desgracia para los intereses británicos, los bombarderos se separan y logran atacar con eficacia dos blancos diferentes. Un Gruppe de Ju87 ataca el aeródromo objetivo de la misión (-2PV), donde por fortuna no queda ningún aparato británico que pueda ser blanco de los alemanes, ya que todos los escuadrones basados en Biggin Hill habían despegado para participar en la defensa del sector.

Hoy en día, el aeródromo de Biggin Hill se destina a uso civil, pero durante la SGM, los aviones destacados en esta base reclamaron 1400 victorias.
El otro Gruppe de Ju87, junto el Gruppe de Me110 atacan la industria aeronáutica situada a las afueras de Londres (-1PV) logrando paralizar la fabricación de nuevos cazas Hurricanes en las instalaciones atacadas (-1 Punto de Reemplazo de Hurricanes, PR).

Los bombardeos contra la industria aeronáutica diminuyen el número de aparatos listos para reemplazar las pérdidas de cazas en las filas británicas.
Al fin Mulligan logra alcanzar su aeródromo, donde espesas columnas de humo negro señalan los incendios provocados por las bombas de los Stukas. En cuanto toma tierra, Mulligan se dirige a la improvisada tienda donde se reúnen los pilotos de su escuadrón. allí están Shephard, Pollard y Atkinson, sus inseparables amigos de los tiempos de la Academia. Por lo que cuentan el escuadrón ha tenido una actuación floja, y aunque no han perdido ningún compañero, tampoco ninguno de ellos ha conseguido importunar a los bombarderos enemigos. Cuando Mulligan pregunta por el otro escuadrón enviado contra los alemanes, enseguida asoman caras largas... han perdido dos pájaros y varios pilotos han vuelto heridos a la base. Mulligan aprovecha que Pollard es todo un experto en las tácticas enemigas y le pregunta si el daño causado a los alemanes habrá merecido la pena.
- ¿Daño? ¿Qué daño? Maldita sea, Mulligan, no hemos derribado un solo aparato. Ni nosotros ni menos aún esos lechuguinos del 32.
- ¿Ni uno solo?
- Ni uno solo, has oído bien. Lo único que me consuela es que esos Messerschmidt han quedado tan desperdigados que tardarán un tiempo en volver por aquí.
- ¿Tardarán en volver? ¿Cómo cuánto?
Pollard miró a Mulligan con una mezcla de escepticismo y desesperación.
- En ocho horas los tendremos de vuelta.

Mulligan, todavía con su chaleco salvavidas, conversa con sus compañeros, que no parecen escatimarle las malas noticias (en realidad la foto es de "Sandy" Lane, que fue jefe de escuadrón durante la batalla).
Pasan los minutos sin que se detecte una nueva incursión, llegando el reloj a las 8:00, momento en el que los escuadrones en patrulla sobre el cielo inglés deben aterrizar para repostar, no estando disponibles hasta las 10:00. El 501st que había sido desbandado en la primera incursión del día, todavía tardará dos horas más en estar disponible. El 32nd en cambio necesitará reparaciones en varios aparatos y deberá ser provisto de nuevos aviones y pilotos antes de poder volar de nuevo, por lo que no estará disponible hasta el próximo Día de Incursión (DI)

El Tote Board donde el FC actualiza la información de los escuadrones no disponibles a cada momento, justo tras el regreso para repostar de los cazas que partieron a las 6:00.
El día comienza mal para Inglaterra. Sin duda habrá muchos más como este.