TURNO 25
Primera semana de Diciembre
El termómetro ha bajado a 35º bajo cero, no tengo palabras para describir las condiciones en las que nos encontramos. Tras las últimas victorias defensivas, hemos procedido a atrincherarnos todo lo mejor que hemos podido, pero, como ya he comentado antes, las condiciones son infrahumanas…
Hay áreas en las que para hacer un simple pozo de tirador, es preciso hacer uso de explosivos, con los peligros inherentes que ello conlleva.
La vida diaria se hace casi tan peligrosa como los combates, cada uno combate el frio lo mejor que puede. Hay unas normas básicas, la primera es llevar un mínimo de tres capas de ropa y entre medias las inestimables hojas de la revista Signal, las cuales una vez leídas hacen las labores de aislante.
El uso de guantes es imprescindible, pues el simple contacto de la piel con el metal congelado de las armas hace que se te peque la mano, lo que implica su inmediata congelación. Y ese es un auténtico problema, sobre todo en los pies.
Los hospitales de campaña se encuentran saturados de casos de congelación, miembros amputados, heridas gangrenadas, la situación ha llegado a tal punto que, para muchos kameraden, una herida de bala sería el menor de los problemas.
El mejor remedio para mantenerse caliente, suele ser, el fuego. Sin embargo a pesar de la abundancia de madera, es una labor prácticamente imposible hacerlo prender debido a la humedad y a las bajas temperaturas. Tan solo el alcohol y el combustible resulta eficaz para ello, sin embargo no nos encontrábamos sobrados de ambos recursos.
Por otro lado, las hogueras tan solo estaba permitido encenderlas en retaguardia y en los cortos periodos de luz, pues durante la noche era un reclamo inequívoco para la artillería o los morteros enemigos.
A pesar de ser una semana tranquila en cuanto a combates se refiere, también había multitud de heridos debidos a los combates de baja intensidad. Salir de patrulla era una de las misiones más odiadas, junto con las guardias nocturnas que cualquier soldado podía tener.
Cualquier impacto de metralla o herida de bala, multiplicaba su mortalidad por 5 debido al intenso frio.
Hace dos días salí con un pelotón de 40 hombres con el fin de localizar a parte de los miembros de una patrulla que se habían perdido en la ventisca y la niebla.
Tras varias horas de búsqueda, les encontramos a los tres, semidesnudos tirados en la nieve, con sus cuerpos horriblemente mutilados. Uno de mis soldados, Kauffmann, entró en cólera, pues uno de aquellos desdichados era su mejor amigo. Cualquier soldado entiende que puede perder la vida, luchando contra el enemigo, pero no de esa forma.
Nos empleamos a fondo durante todo el día siguiente, hasta que dimos con los culpables del crimen.
Tampoco hubo piedad para ellos.
Tras aquel episodio, volvimos hasta nuestro sector del frente. Nuestros ingenieros, nos habían preparado unos habitáculos relativamente confortables, pero no había forma de mantener el cuerpo caliente.
Todo el 1º Panzergruppe había adoptado un rol defensivo, incluso las panzerdivisionen, muchas de ellas a menos del 50% de efectivos, tenían asignado un sector de defensa del frente.
Aunque sabíamos que con la conquista de Crimea, muchas de sus unidades vendrían como refuerzo al Heeresgruppe Sud, éramos conscientes que las maltrechas divisiones de infantería del 17º y del 6º Armee iban a ser las beneficiadas. Estaríamos solos
El frente se encontraba pendiente de un hilo, haciendo una peligrosa curva que tenía como vértice la ciudad recién conquistada de Stalino. A juicio de todos nosotros, este sería el blanco de la inminente ofensiva soviética.
Nuestro enlace de la Luftwaffe, nos confirmó que a pesar del pésimo tiempo, los vuelos de reconocimiento habían identificado a las reservas rusas, justo delante de nuestras defensas. Lamentablemente, como digo, estaríamos solos pues nuestro apoyo aéreo, no se encontraba en mejores condiciones logísticas que nosotros.
Como todos los días, tratábamos de mantener la cabeza despierta y ocupada con multitud de cosas, muchas de ellas, ni siquiera tenían un contacto con la realidad que vivíamos a diario. Algunos hombres discutían acaloradamente de futbol, sobre cual jugador era mejor que otro y que si cuando todo acabase, su equipo se haría con el campeonato de liga…. Lo que no sabían muchos de aquellos hombres es que muchos de sus ídolos del deporte de antes de la guerra ya habían perecido en el frente.
Por mi parte, algunos kameraden oficiales y yo, nos gustaba jugar a generales y a debatir junto a nuestros colegas de transmisiones, cuales debían ser los movimientos maestros a seguir.
Los mapas eran, por lo tanto nuestra afición.
Crimea nos brindaba la oportunidad de redesplegar parte de la potencia del 11º Armee al que ser le habían añadido dos cuerpos rumanos para defender la península.
El norte, era a la postre, nuestro frente mejor guarnecido. Los fineses tenían a dos ejércitos completos protegiendo nuestro flanco más septentrional, lo que permitía al 18º y 16º Armee concentrarse un poco más fortificados.
A medida que bajábamos los ojos al sur del mapa, nos encontrábamos con las posiciones del Heeresgruppe mitte, las cuales tras el fracaso de la operación Taifun aguantarían el golpe del grueso de los ejércitos enemigos. Estaba claro que Stalin ordenaría al mariscal Bletchkov, aligerar la presión que sobre la capital se cernía
El eje de Tula-Kaluga, sería objeto casi con toda seguridad de un ataque masivo por parte de los carros enemigos.
Es en ese sector donde se desplegó en retaguardia el 2º Panzergruppe de Guderian, los cuales, a pesar de su agotamiento, taparían cualquier brecha que se produgera…. O al menos eso deseábamos todos.
Kilómetros más al sur, se encontraba atrincherado el poderoso 4º Armee, protegiendo el eje Orel-kurks, otro de los más que probables objetivos del asalto soviético.
Sabíamos que aquella delgada línea de divisiones de infantería eran un caramelo que la STAVKA no iba a desaprovechar, sin embargo aquellas divisiones habían tenido bastante tiempo para atrincherarse, por lo que aquellas posiciones sería muy costoso tomarlas al asalto.
Ese era el motivo, por el que el OKH había enviado rápidamente al 4º Panzerarmee hacia el sur. Gracias a las líneas férreas tendidas por los ingenieros, se había podido desplegar aquella reserva operacional tan considerable. De cualquier modo, la presencia de aquellos panzers se hacía minúscula ante la inmensidad del territorio y la cantidad de puntos susceptibles de defender.
Por último dejo lo más interesante, nuestro flanco norte, es decir el 2º Armee.
Aquellos valerosos hombres habían hecho una campaña de infarto, llegando sin apoyo a lugares tan importantes y lejanos como Kurks. Dicha ciudad era, como digo nuestro flanco norte, no podíamos perderla o buena parte del frente sur se desmoronaría.
Muchos pensamientos, muchos planes, muchas discusiones, todo con tal de superar aquel frio infernal…..
Querida Eva
Apenas puedo escribirte, debo mantener mis dedos en constante movimiento para evitar que se me congelen. Las horas de luz son muy escasas, por lo que apenas tampoco podemos leer. No se porque demonios tengo aun en mi baul aquellos libros que insistí en traer, esto no es Francia.
Cuida de Heidi por mi. Tu recuerdo me hace mantenerme vivo.
Te quiere tu Hubert