Aqui un sitio reservado para los mensajes que no tienen porque ser de estrategia. Siempre respetando las normas generales de conducta y la buena educación, ante todo.
Esto se me ocurrió hace un par de navidades, creo que a alguien le puede hacer alguna gracia.
Vamos de Belenes.
Cuatrocientas treinta mil personas en Casa Aranda para disfrutar el tradicional chocolate con churros navideño. De repente, el salto. El niño ha sobrevolado a un matrimonio de ancianos perplejos y ha conseguido interceptar una silla libre al grito de "soy huerfano". Hemos tenido que fingir durante toda la merienda que éramos su familia de adopción. El niño nos ha sacado treinta euros en golosinas y una señora le ha dado una caja de bombones que había comprado para llevar a su marido yaciente, postrado y en las últimas. Un día vamos a terminar en comisaria, jodido niño.
Los churros fríos, el chocolate líquido. La niña de la mesa de al lado que empieza a emitir un ruido como de fuente versallesca con ganas de lucirse, nos giramos y el espectáculo es para verlo: la criatura se transforma en un aspersor de campo de golf conectado a la fábrica de colacao. Satragantao la probesita, la madre. Nada, nada, señora, no se preocupe, si esto con un agüita sale. Mi hija: pues para quitarte los tropezones de churro del abrigo vas a necesitar una pala. Mi hijo: hazle una foto, hazle una foto echando eso por la nariz. La madre de la fuente: mirada de odio tremebundo.
Manotazo cruel, empujón bestial, pánico, mi santa agarrada del brazo como si fuera un halcón peregrino y yo el cetrero de Aladín. Motivo: la entrada en escena del hombre más feo del mundo.
- Mirusté. Que tengo treh niñoh y acabo de salí d'Alhaurín (conocido presidio con sala VIP).
- No, lo siento, no tengo suelto, acabo de darle lo último a aquel señor rumano del acordeón que ha pasado justo después de la niña de Chernobil abandonada que pide con un mono y que afirma sufrir ardores crónicos y presenta aspectos intrínsecos penosísimos y desgarradores por cuanto activan las conciencias ecológico-soviéticas.
- Putos extranjeros, nos quitan el pan.
Gluppss. El macarro-lúmpen éste es un xenófobo de narices.
- Un churrito sí le puedo dar, si le parece.
- Te lo meteh por el culo, a ver zimáh tomao por un muettto d'hambre.
Gluppss. Sensibilidad paupérrima y orgullosísima, proclamo gónada en laringe.
Mis retoños a estas alturas se retuercen en las sillas, perdido todo respeto filio paternal.
- ¿Qué le debo?.
- Zzzziete por treh... y doh de shu... vinticu... máh el pluh de meza... dose por cuatro... totá zon: trintiziete euroh.
Y yo con el billete de veinte tendido, en plan listo mirando al tendido. Los niños vierten lagrimones como cabezas de ajo, agitan incontroladas las piernas por debajo de las rodillas pateando silla y suelo y se agarran los doloridos abdominales.
- Ve-ve-ve-ve-rá, es que han sido dos chocolates y siete churros.
- Trintiziete euroh. He disho.
- Glupsss. Yo.
- Flij Nafidá. Güerva cuando guhte. El camarero.
- Papá, eres un pringao, te ha timado la niña de Chernobil, que no había nacido cuando el destrozo, el rumano tenía acento de Huelva y el camarero estaba hasta las trancas de anís del mono y te ha cobrado como si fueras alemán.
- ¿Y tú cómo conoces el olor del anís?.
- Anda, tira papá, que te llevamos a ver el árbol de la Plaza de la Constitución.
Y me he dejado llevar. A ver.
One lovely morning about the end of april 1913, found me very pleased with life in general...
Ostras que guapo... Y al final, ¿como quedo la retransmision?
La verdad es que no lo sé; lo que sí hay es una foto de J. J. Santos al final del partido, cabreao, totalmente fuera de sí y con los ojos inyectados en sangre: