
A Otis le tocó la dura tarea de ser lider de escuadra. Nada más y nada menos que la vida de 7 hombres dependían de sus decisiones. Un cargo de gran responsabilidad y más teniendo en cuenta que apenas unas horas antes habíamos aprendido a leer un mapa topográfico. Aún así aceptó su sino.
Otis hizo un primer movimiento muy inteligente, se apoyó en su segundo al mando, un experimentado soldado llamado Vivi para llevar a cabo las acciones que tenía en mente. Consultaba con él las acciones que quería realizar antes de llevarlas a cabo. Esas son las acciones que distinguen a un buen líder de uno malo.
Creó los binomios y nos dijo en que formación nos teníamos que mover. Marchamos hacia adelante. Durante la misión Otis tuvo sus momentos de indecisión pero a mí me dio la sensación de que supo desenvolverse teniendo en cuenta el poco tiempo que llevaba de líder. En ocasiones, la presión resbalaba por su sombrero en forma de sudor pero en esas ocasiones aparecía nuestro superior Buka y le ayudaba a continuar adelante.
La misión se hizo larga porque el terreno era difícil y engañoso. Los soldados americanos, alias los infieles, no nos lo pusieron fácil. Pero yo me lo pasé pipa.
Felicidades Otis un gran trabajo. Y no lo digo yo, lo dicen los hechos: todos volvimos a casa. Eso es lo que cuenta. Aquí tienes a un fusilero encantado de estar a tus órdenes

saludos,
Walde