
La cuestión es que soy un tipo de 39 tacos que, aparte de aficionado a la lectura (mi primer hobby ahora mismo), al fútbol y a los juegos de estrategia (ambas compartirían una virtual segunda posición), de un tiempo a esta parte corro, hago deporte, me calzo unas zapatillas y me voy a dar vueltas al parque que está delante de mi casa.
Y mañana, y por ello este mensaje, voy a correr mi primera maratón.



Vamos a ser dos mil quinientos "atletas", y os aseguro que todas las historias de cada uno de ellas darían para escribir un libro. Seguro además que hay, por lo menos, mil más edificantes y valerosas que la mía.
Pero la mia es la mía y, no os libráis, os la voy a contar

Resumiendo es la historia de odiarse a uno mismo, o más que odiarse, dejarse llevar por la vida sin poner interés en prácticamente nada. Siempre he sido un chico, ya de niño lo era, con "algunos quilitos de más", pero en los últimos años de la veintena y cuando enfilé la treintena, la cosa fue poniéndose cada vez peor. También fumaba, desde los diecisiete años y, pese a que me escondía de mis padres para hacerlo, no lo dejaba porque me daba todo un poco igual; para qué esforzarme si además, con lo poca cosa que soy no voy a conseguirlo.
Hará unos años, sentí un dolor "allá donde la espalda pierde su nombre". Fui al médico y resultó una calcificación de un tendón motivada por el poco ejercicio que hacía. Me compré ropa deportiva y salí a correr. A los cincuenta metros, el pulsómetro pitaba y mis pulmones no podían más. Tuve que dejar de correr y ponerme a caminar, y así estuve un tiempo hasta que... como todas las cosas en mi vida, lo dejé; lo dejé a medias, sin terminar... Bajé algo de peso pero lo recuperé rápido, rápido.
Y hará unos años decidí que no era mierdecilla como pensaba, ni tan tonto ni tan poca cosa y que debía intentar cambiar mi vida.
Empecé el día 3 de enero de 2006, el primer día de mi madurez en el que no fumé ningún cigarrillo. Y hasta hoy, cinco años, doce meses y ocho días sin fumar que llevo y así seguirá hasta el fin de mis días.
Conseguí dejar de fumar a la primera, en la única ocasión en la que lo había intentado. Fumaba paquete y medio y lo primero que hacía al levantarme era encender el cigarrillo (muestra de lo enganchado que estaba).
Pero dejar de fumar trajo como consecuencia que fuese engordando paulatinamente. Así el 20 de enero de 2008 un imbécil me llamó "gordo", apunte estuve de partirle la cara porque no sólo me lo llamó, sino que insistió en el hecho de que me estaba poniendo como un cerdo. Ese mismo día me pesé: 90 kilos (mido 1'75) y con la cabeza gacha me dije que, pese a lo mal que me sentaron sus palabras, caramba, tenía más razón que un santo. Había que poner remedio.
Y entonces recordé que, años atrás ya me puse a régimen con un dietista y que perdí quince quilos en un par de meses y que... los recuperé en menos tiempo. Esta vez, siguiendo el ejemplo del tabaco, que dejé "a la brava", me dije que haría lo mismo con la gordura: comer menos y volver a caminar.
A la semana siguiente de empezar el régimen de adelgazamiento, me rompí, empujando un coche, las fibras del gemelo izquierdo: dos meses quieto en casa con la pierna vendada sin poder hacer ejercicio.
Aún así, el primer mes bajé cinco quilos. Luego me puse a caminar, seguí comiendo menos y aquel verano ya pasé de la talla XXL a la L y había perdido quince quilos sólo con mi obstinación.
Pasó el tiempo, la gente casi ni me reconocía porque mi peso era fundamentalmente debido a grasa, no a músculo. Como decía, pasé de usar la talla XXL a... la M al invierno siguiente. Mis salidas a caminar llegaron a los dieciocho quilómetros.
En el verano de de 2009 ya pesaba alrededor de 70 kilos y, os lo repito, la gente no me reconocía.
Había un problema: caminando sólo me cansaba si me tiraba cuatro o cinco horas seguidas haciéndolo, de tal manera que sólo podía salir los fines de semana. Había que cambiarlo.
Y en julio de 2009 empecé a correr. El primer día hice dos km y medio y llegué a casa mareado. Al tercero ya cumplí mi objetivo de hacer cinco, en 37'50''.
Ahora acelero...
En octubre de 2009 corrí mi primera carrera popular, un diez mil en mi ciudad, Castelló de la Plana en 49'44'' (y sufriendo como un condenado

Por entonces ya pesaba 62 kilos, y la talla M pasó al olvido: gastaba ya (y gasto aún) la talla S, la más pequeña y, puedo decir orgulloso, que he descartado algún jersey o camisa de esa talla porque... ¡me viene grande! De la XXL a la S

Y bueno (ya termino, ya...) el año pasado en mi ciudad iba a celebrarse por primera vez una maratón, así que me inscribí y me tiré un año entero pensando en ese acontecimiento.
Siete días antes empecé a notar dolores en el abductor izquierdo y, por falta de experiencia, seguí entrenando porque iba a ser el último entrene fuerte que haría. Agravé el problema y no pude salir.
Fue un palo tremendo, el día de la carrera tuve que irme de Castelló porque no podía soportar ver a la gente corriendo.
Pero la depresión fue pasándose, seguí con mis carreras y mejorando tiempos. Ahora mismo, corrí el último diez mil en 44'19, cinco minutos menos que la primera vez en dos años; y la última media maratón, hace cinco semanas, la hice en 1h36'35, sacándome 17 minutos en dos años (y eso que fue un día de lluvia y viento...).
Y aquí estoy, como un flan esperando a mañana, a las 9:00, salir y... llegar. La meta está junto a mi casa, de hecho puedo verla ahora mismo, mientras escribo, todo nervioso, este mensaje.
Llevo días contando el tiempo que falta...
En fin, que eso es lo que quería compartir con vosotros y os pido disculpas por el ladrillo. Me ha venido bien para descargar tensión.
También quiero agradecer a uno de los foreros de aquí, a Von Voit, por sus consejos, por interesarse y por tener siempre una sonrisa en la boca cuando le he hablado de estas cosas. Antonio, ahora voy a hacerme un masaje... de Coca-cola... Zero

Y lo último: tengo que agradecer muchas cosas a mucha gente, empezando por mis padres que, aparte de apoyo moral, han tenido que hacer esfuezos de muy diversa índole para echarme un cable. También a muchas otras personas que, en distintas facetas de la aventura de mi vida, en estos últimos años me han apoyado, ayudado y sé que mañana se alegrarán mucho por mí... Sé todo eso, pero mañana, si cruzo el arco de meta, me lo voy a dedicar a mí mismo, en un ejercicio de egocentrismo total. Han sido 30 cigarrillos menos fumados cada día, 29 kilos de peso perdidos y más de 5.000 kilómetros entrenados... me merezco poder terminar, me merezco cruzar la meta y, si tengo fuerzas, levantar los brazos.
P.D.: Como podéis ver en mi avatar, la prueba es el Campeonato de España de la distancia... aún quedan dos billetes en el equipo español para los juegos olímpicos

P.D.II: El objetivo, el noventa por ciento del objetivo es terminarla, como sea, corriendo, andando o arrastrándome... pero, todos los corredores tenemos siempre también en la cabeza una marca: 3h30' es la mía. También mi intención es terminar de la mitad hacia delante y entre los mil primeros... pero eso es más secundario.