A mediados de diciembre de 1776 la situación en Nueva Jersey presentaba un cariz malo para los rebeldes, pero no mucho peor de lo que estaba hacía apenas unos días, cuando los Hessian y los británicos perseguían con insistencia la retaguardia de las tropas de general Washington. Ahora reinaba una cierta calma. El tiempo había empeorado y las tormentas no ayudaban a mejorar el estado anímico de las tropas: aguanieve, descenso de las temperaturas, lluvia, viento y niebla. Ambos ejércitos luchaban por encontrar un lugar cálido donde dormir y alimentos para subsistir.
Los rebeldes contaban con un buen suministro de armamento y munición. En cambio no gozaban de un suministro de ropaje adecuado. Muchas tropas iban mal vestidas, semidesnudos y la gran mayoría descalzos. Las tiendas de campaña, un elemento muy deseado, escaseaba. La moral era baja y muchos dudaban de que la Revolución fuera a tener éxito; se dudaba del liderazgo de George Washington y se empezaba a hablar de entablar relaciones con los británicos para poner fin a la revuelta.
Como el pueblo de Trenton estaba a apenas a 1 día de marcha de Filadelfia, el Congreso de los Estados Unidos decidió evacuar la ciudad y establecer el Gobierno en Baltimore. El pánico se había extendido por la capital y muchos eran los que creían que para Navidad los Hessian y los británicos estarían a las puertas de la ciudad. Algunos ciudadanos habían empezado incluso a evacuar la ciudad con todas sus pertenencias.
En esa situación crítica, apareció un artículo titulado THE AMERICAN CRISIS en el diario Pennsylvania Journal el 19 de diciembre, que pronto fue impreso como folleto y repartido por todos los estados, llegando incluso a manos de los soldados del Ejército de George Washington en el río Delaware. Lo había redactado Thomas Paine, uno de los primeros corresponsales de guerra de la historia, mientras acompañaba a las tropas rebeldes en la larga y dura retirada por Nueva Jersey. Apelando a los sentimientos más profundos y al amor por la libertad, el autor hacía una llamada desesperada para luchar contra la tiranía (los británicos) y defender los valores de libertad e independencia ante una agresión militar. Si el pueblo y las gentes de las colonias hacían caso omiso, la Revolución llegaría a su fin. La culpa no sería únicamente del Ejército, sino de todos aquellos que habían hecho oídos sordos a las peticiones de auxilio.

Thomas Paine, uno de los primeros corresponsales de guerra y el autor de The American Crisis
El impacto de este artículo fue fulminante. De alguna manera canalizó los sentimientos de la población y sirvió de catalizador para un cambio de rumbo. El artículo daba sentido a la Revolución, explicaba por qué luchaban las tropas, por qué había que lograr la independencia. La movilización de la población fue inmediata. Se reunieron prendas para suministrar a las tropas, las levas empezaron a funcionar y la moral de las tropas mejoraba a ojos vista. Había un atisbo de esperanza…

El artículo de Thomas Paine que revivió las esperanzas de los rebeldes en los oscuros días de diciembre de 1776
LOS PLANES PARA EL INVIERNO DEL GENERAL HOWE: GUARNICIONES EN EL DELAWARE
Los hermanos Howe ya tenían lo que habían venido a buscar en Nueva Jersey. Ahora que el ejército rebelde estaba roto y en retirada y que la rica colonia de Nueva Jersey estaba en sus manos, sus intenciones era apaciguar los ánimos de los colonos y estrechar los lazos de amistad para conseguir la fidelidad de la colonia. Lo cierto es que aunque sus intenciones eran buenas, era difícil olvidar los saqueos y los pillajes realizados por las tropas reales en su persecución del ejército de George Washington. Los Hessians eran expertos en rapiñar todo lo que podían y se habían dado casos de violaciones y otros sucesos penosos en diversas poblaciones, tanto por británicos como por soldados Hessian.
La necesidad de vivir del campo había obligado a las tropas reales a comportarse de forma dura y agresiva, conseguiendo avituallarse a base de saquear a los colonos de Nueva Jersey. Aunque había muchos tories y gente afín a los británicos, lo cierto es que eran una minoría. Otros se mostraron neutrales pero lo cierto es que en general, la invasión de Nueva Jersey por parte británica no despertó sentimientos demasiado “cariñosos” hacia los invasores.
Por otra parte existía un problema logístico muy grave. Los británicos dependían del suministro realizado por mar desde el Reino Unido y aunque la Royal Navy permitía llegar con seguridad a los convoys de transporte, el volumen transportado de suministros no era suficiente para mantener el ritmo de consumo de las tropas británicas y Hessian. Demasiada distancia y demasiados obstáculos naturales. Los hermanos Howe eran suficientemente inteligentes para percatarse que la única manera de subsistir era vivir del terreno donde se alojaban. Dada la situación de las tropas reales en Nueva Jersey, se hacía imperativo buscar una manera de suministrar y dar cobijo a más de 10.000 hombres. En teoría las tropas británicas debían pagar por todo lo que requisaban pero era difícil controlar los saqueos y los abusos de la autoridad. Por norma general los colonos huían o escondían todo lo que podían cuando se acercaban las tropas británicas y Hessian. Estaba claro que la situación no era "amistosa".
El 14 de diciembre de 1776, el general Howe almorzaba cómodamente en Trenton con los principales mandos encargados de las guarniciones que se iban a establecer en la zona durante el invierno. La logística era el principal obstáculo en esos momentos. Las tropas reales tenían que buscar refugio y suministros para poder pasar el invierno pero la excesiva concentración de tropas en puntos muy concretos era un obstáculo para lograr un buen avituallamiento. Era necesario repartir las tropas para no saturar la región y evitar exigir demasiado del campo y los colonos que los avituallaban.
Así que, durante el almuerzo, hizo saber a sus oficiales que había decidido que las tropas Hessian y los batallones escoceses se situarían en diversos puntos a lo largo del río Delaware mientras los británicos permanecerían en posiciones interiores repartidos por toda Nueva Jersey. Después de un reconocimiento a fondo del río Delaware, el general Howe había decidido apostar tres guarniciones con una distancia de separación entre ellas de unas 6 millas, suficientemente cerca para apoyarse mútuamente y lo suficientemente separadas para permitir que cada una tuviera su propia zona de forrajeo.
En Trenton, la guarnición más al norte del río y la más expuesta, apostó al combativo Coronel Johann Rall con tres regimientos Hessian. Estas tropas habían sacudido de lo lindo a las tropas de George Washington en las batallas de White Plains y Fort Washington, pasando por la bayoneta a heridos y prisioneros y combatiendo duramente. Más al sur, en Burdenton, situó al Coronel Von Donop con 3 batallones de Hessian Grenadiers y un destacamento de Jägers, apoyados por 6 cañones de 3 pulgadas Hessian. Mucho más al sur y lejos del mapa que aquí abajo podéis ver (ver mapa seguidamente), apostó a los escoceses. Hacia el interior y situada en la retaguardia de las 3 guarniciones, el general Howe emplazó una importante fuerza británica bajo mando del general Alexander Leslie en la población de Princeton.

Todas estas guarniciones estarían, a su vez, bajo mando del general británico James Grant.

General James Grant
Los mandos Hessian presentaron de inmediato sus quejas. No había suficientes edificios en los puntos escogidos para alojar a todos los soldados y, al esparcir tanto a las tropas, se corría un riesgo muy grande. El general Howe era consciente del problema y del riesgo que eso suponía, pero no creía que los rebeldes fueran ya ninguna amenaza seria. Además, en caso de problemas la cercanía de cada guarnición una de otra permitiría que acudieran refuerzos con la suficiente celeridad para lidiar con cualquier ataque.
En una carta fechada el 17 de diciembre, el general Howe escribe: “Me cuesta imaginar que Washington se arriesgue a cruzar el Delaware a estas alturas del año con las dificultades que el hielo puede llegar a causar en las embarcaciones”.
Los oficiales Hessian se enfrentaban ahora a los problemas que ya habían anunciado durante la reunión con el general británico. Las guarniciones estaban expuestas y no había suficientes hombres para poder controlar un territorio tan complicado y expuesto a los ataques enemigos. Por si fuera poco las poblaciones escogidas no gozaban de suficientes edificios para albergar a todas las tropas y había que buscar otro modo de emplazarlas, principalmente en casas y edificios situados en la periferia de las guarniciones principales, debilitando aún más la situación defensiva de las fuerzas Hessian.

Aspecto del soldado Hessian, el típico soldado alemán duro y disciplinado
Las fuerzas Hessian situadas en Trenton estaban muy cansadas ya que habían estado persiguiendo al enemigo durante semanas, sin descanso. Las inclemencias del tiempo tampoco habían ayudado a que se pudieran recuperar físicamente. Por si fuera poco las poblaciones escogidas no gozaban de ningún tipo de defensa fija, sin muros ni otro tipo de edificación defensiva. Trenton, por ejemplo, era una población situada allí por su valor económico, no por su valor militar, justo en el río Delaware (rico en pesca y muy navegable para transportar mercancías).
El coronel Rall recibió de inmediato los consejos de sus suboficiales para que fortificara Trenton ante la posición tan expuesta en la que se podía llegar a encontrar en caso de un ataque rebelde. La respuesta del coronel Rall a sus ingenieros fue ruda y tajante:”¡Mierda y más mierda! (“Scheiszer bey Scheisz”). Dejad que vengan…acabaremos con ellos con la bayoneta”.
Mientras todo esto sucedía el general Washington apostaba su cuartel general un poco más cerca del río, en la población de Newport. Y con su catalejo observaba atentamente las evoluciones al otro lado del río…
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