Forgotten Soldier: las memorias de Guy Sajer

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Haplo_Patryn
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Forgotten Soldier: las memorias de Guy Sajer

Mensaje por Haplo_Patryn »

El soldado Guy Sajer tuvo la "suerte" de participar en el frente ruso en la división alemana de élite Gross Deutschland. Sus memorias del frente ruso son lo que es Salvar al Soldado Ryan en películas bélicas, es decir, realismo y recuerdos de primera mano, sencillamente estremecedores.

Hay muchos libros sobre la IIGM pero las memorias de Guy Sajer alcanzan una dureza y un realismo que no tienen comparación con lo que se puede leer normalmente sobre la 2GM. Además, lo más interesante es conocer de primera mano la guerra en rusia desde el punto de vista del ejército alemán.

Podría hablar largo y tendido sobre este libro de memorias pero sólo os puedo decir que es lo mejor que he leído en libros de guerra, superior a A Bridge too far o cualquier otro libro de guerra (la mayoría de libros interesantes que he leído son americanos y no dan una visión del ejército alemán, la verdad).

Os dejo un extracto para que veáis por donde voy. Estoy seguro que os gustará. Deciros también que son un poco duras y que el realismo es tal que se te pone la piel de gallina. Todo lo que describe lo hace de tal manera que no puedes por menos que acongojarte.

Acabábamos de montar las dos Spandaus cuando el ruido de tanques pasando por los arbustos detrás de nosotros nos hizo encoger de hombros. En esa magnífica tarde de verano, los tanques alemanes estaban de nuevo saliendo de las sombras, moviéndose directos al este. Detrás de ellos, regimientos enteros, a paso doble, nos avanzaban y se desvanecían en una muralla de polvo, que los ocultaba de la vista. Unos cinco minutos más tarde, los rusos empezaron un bombardeo de una ferocidad sin precedentes. Todo se volvió opaco, y el sol se desvaneció de nuestros ojos, los cuales se habían vuelto enormes por el terror. Las nubes de polvo eran reemplazadas sólo por continuos resplandores rojos de las bombas al estrellarse contra las densas masas de árboles a 80 o 100 yardas de nosotros. El suelo se sacudía más duramente de lo que había experimentado jamás, y los arbustos detrás de nosotros se prendían en llamas. Gritos de terror profundo salían de nuestras gargantas. Todo parecía fuera de lugar. El aire a nuestro alrededor estaba lleno de polvo que volaba, mezclado con fragmentos de metal y fuego. Kraus y uno de los recién llegados fueron enterrados por un deslizamiento de tierras antes de que supieran qué les había ocurrido. Me lancé al lugar más profundo de nuestro agujero, y observé sin comprender al flujo constante de tierra saltando y cayendo violentamente hacia nuestro refugio. Empecé a aullar como un loco. Hals presionaba su cabeza sucia contra la mía, y nuestros cascos chocaban juntos por las sacudidas como dos latas de comida. La cara de Hals estaba transfigurada por el terror.

“Esto es.....el.....final” suspiró, sus palabras rotas por las explosiones, que se nos llevaban nuestro aliento. Sobrecogidos por el horror, sólo podía estar de acuerdo.

De pronto, una figura humana se dejó caer en nuestro agujero. Ambos temblamos con desesperación y terror. Entonces otra forma humana se unió a la primera, en un gran salto. Esta vez nuestros ojos se percataron de que eran dos de los nuestros. Uno de los recién llegados nos gritó como pudo, mientras intentaba conseguir aliento: “¡Mi compañía entera ha sido diezmada, ha desaparecido totalmente! ¡Esto es terrible!.”
Cuidadosamente sacó la cabeza justo por el borde del agujero mientras una serie de explosiones caían muy cerca de donde estábamos. Su casco y una parte de su cabeza salieron volando, y cayó de espaldas, con un grito terrible, horroroso. Su cráneo desmenuzado cayó a manos de Hals, y fuimos salpicados con la sangre y fragmentos de carne humana. Hals lanzó los restos asquerosos del cadáver tan lejos como pudo, y enterró su cabeza en el polvo y el fango. Las explosiones se habían vuelto tan violentas que sentíamos que la tierra a nuestro alrededor de movía y se desplazaba. Dentro de nuestro agujero, podíamos oír como un motor fuera de control. Entonces hubo otra explosión, más violenta que todas las anteriores, y un enorme destello de luz sacudió el límite de nuestro trinchera. Nuestros dos Spandaus cayeron de la parte de arriba sobre nosotros en un movimiento de tierra violento. Aquellos que no estaban sacudidos como tontos por el terror aullaban y gritaban como locos:
“Estamos acabados”
“Mama. Soy yo”
“No, no”
“Moriremos enterrados vivos”
“¡Ayuda!”
Pero nada de lo que dijéramos podía poner punto y final a ese infierno, que no parecía acabar nunca.....
Unos 30 soldados que llegaron corriendo se apretujaban contra nosotros. Éramos golpeados, sacudidos y enterrados sin piedad, mientras todos intentábamos ocultarnos y enterrarnos lo más adentro posible del agujero. Quien quiera que estuviera afuera o arriba, estaba acabado. La tierra a nuestro alrededor estaba marcado por miles de agujeros, y de cada uno de ellos podíamos oír ruidos de soldados huyendo en busca de refugio. Pero el cruel suelo ruso estaba listo para más salvas e impactos, y aquellos que pensaban que estaban salvados seguían muriendo.
Oímos el ruido de motores de aviones, y los vítores por la Luftwaffe surgieron de cientos de hombres desesperados. El bombardeo continuó unos segundo más , y entonces disminuyó dramáticamente. Los oficiales que estaban aún vivos hicieron sonar sus silbatos para la retirada, y los hombres en nuestro agujero se asomaban como conejos en su madriguera dispuestos a seguir a sus oficiales y salir de ese infierno. Estábamos a punto de seguirles cuando nuestro stabsfeldwebel, que no había muerto todavía, nos gritó muy alto: “¡Vosotros no! . Nos quedamos aquí para detener un contraataque ruso. Tened vuestras armas preparadas.”

Seis jóvenes de las Joventudes Hitlerianas que yacían cadáveres en la parte superior de nuestra trinchera habían cambiado de aspecto totalmente. A la izquierda, un soldado estaba totalmente enterrado, y las botas de Kraus salían de debajo un montículo de arena y suciedad. El otro granadero había sido completamente enterrado.
Con la ayuda del veterano, cuya cara estaba salpicada de sangre, fuimos capaces de poner de nuevo las F.M. en su lugar. La llanura, que había sido alterada y apenas la reconocíamos, estaba salpicada de agujeros y estrías, como si un gigante hubiera estado golpeándola. Donde quiera que uno miraba, había humo y llamas cuerpos sin vida esparcidos por todas partes. En la distancia, a través de las espirales de humo y polvo, podíamos ver los geysers de fuego de las bombas que nuestros ME-110 estaban lanzando sobre la artillería rusa. Parecía como si hubiéramos impactado varios depósitos de munición. Las ondas de choque de esas explosiones golpeaban la tierra y el cielo con una intensidad extraordinaria de luz, quitándonos el aire.
“¡Esos bastardos! Gritó el ober. “Ahora están teniendo lo que se merecen”.

Nuestros ME-110 giraron hacia al oeste, y la artillería rusa abrió fuego otra vez. Se estaban concentrando particularmente en los panzers, los cuales se retiraban en desorden, con al menos la mitad de su número destruidos.

Aunque mi brazo izquierdo se había casi roto con la caída de los soldados que huían presas del pánico y que saltaron en nuestro agujero, no había notado nada hasta entonces. Ahora, me estaba causando un dolor tremendo; pero estaba demasiado atareado para prestarle atención. El bombardeo continuaba de norte a sur, y entonces pasó por encima nuestro otra vez, intensificando y esparciendo sus dosis de terror y dolor. Nuestro grupo de hombres estupefactos podían respirar solamente con dificultad, como un inválido que se levanta después de una larga enfermedad y que intenta recuperar su fuerza y aliento. Éramos incapaces de hablar: no había nada que decir mientras pasaban las horas, y no hay forma de describirlas ahora con la fuerza y la vehemencia necesarias que requeriría. Nada permanece para aquellos que han sobrevivido a una experiencia semejante sino una sensación de pérdida de equilibrio incontrolable, y una aguda, sórdida angustia que no se va con el paso de los años.

Abandonados por un Dios en quien muchos de nosotros creíamos, permanecíamos postrados y magullados en nuestra semi-tumba. De vez en cuando, uno de nosotros miraba por encima del parapeto para observar la llanura polvorienta que había delante nuestro hacia el este, desde la cual la muerte podía caer sobre nosotros en cualquier momento. Nos sentíamos como almas perdidas, que habían olvidado que los hombres están hechos de algo más, que el tiempo existe, y la esperanza, y los sentimientos diferentes a la angustia; que la amistad puede ser más que efímera, que el amor puede ocurrir a veces, que la tierra puede ser productiva, y usada para algo más que enterrar a los muertos.
Éramos locos, gesticulando y moviéndonos sin pensamientos ni esperanza. Nuestras piernas y brazos estaban atontados por horas de apretujarnos y enterrarnos unos contra los otros, vivos o muertos, en un espacio tan reducido. El stabsfeldwebel nos repetía mecánicamente que debíamos mantener nuestra posición, pero cada nueva serie de explosiones nos enviaba a lo más hondo de nuestro agujero.
La noche cayó antes de que nos diéramos cuenta que el día había finalizado, y con la oscuridad volvió nuestro terror. Lindberg, cuya condición nerviosa era preocupante, se había colapsado cayendo en una especie de estupor que, por el momento, le había llevado a olvidarse del infierno vivido. El Sudete estaba casi tan afectado como Lindberg. Había empezado a temblar, como alguien enfermo y a vomitar incontroladamente. La locura y la maldad habían invadido nuestro cuerpo, y ganaba terreno rápidamente. En un estado de semi delirio, vi un gigante, a quien en otro tiempo conocía como Hals, inclinarse hacia su ametralladora y disparar hacia el cielo, que continuaba haciéndonos llegar su lluvia de fuego y metal. También vi al Stabs, con signos de demencia, sacudir el suelo con su puño cerrado, y entonces girarse hacia el granadero que aún vivía y golpearlo. El granadero, que parecía haber aguantado muy bien hasta entonces, simplemente se giró para ver al Stabs, como alguien en trance, y entonces estallar en lágrimas. Podía oír el eco de millones de ruidos y silbidos de las bombas cayendo sobre el suelo con una precisión mortal, y sentir que iba a quedarme sin aliento. Me levanté, totalmente despreocupado de lo que estaba haciendo, gritando improperios y obscenidades al cielo. Había alcanzado el límite del abismo, como todos mis compañeros, y como ellos estaba a punto de entrar en la locura más absoluta, estaba acabado. Mi ira quemaba como una hoguera, consumiendo mis últimas reservas de fuerza, mi cabeza empezó a navegar, y caí hacia delante contra los límites de la trinchera. Mi boca, que estaba totalmente abierta, llena de polvo y suciedad. Empecé a vomitar, y sabía que no podría ser capaz de parar hasta que me hubiera vaciado completamente. Nadé entre mis vómitos con mis manos temblorosas palpando el terreno que tenía delante, intentando alcanzar algún apoyo del parapeto. Un flash blanco, como en una pesadilla, encendió la oscuridad que nos había envuelto, y me sacó de la posibilidad de que me quedara sin sentido. Lentamente subí mis ojos por encima del nivel de la trinchera, para seguir la bengala rusa mientras caía al suelo. Durante esos momentos me sentí extrañamente seguro de que estaba en casa, que nada de lo que había a nuestro alrededor existía, y que la bengala que descendía era realmente una estrella fugaz.
Permanecí en mi estupor durante un largo tiempo, mientras las explosiones continuaban comprimiendo mi cuerpo. Algunos hombres permanecieron en una misma posición durante horas, despiertos con las piernas y los ojos totalmente abiertos. Finalmente, hacia la medianoche, todo cayó en silencio. No obstante, nadie se movió. Nos sentíamos tan cansados que el movimiento estaba más allá del límite de la posibilidad. Finalmente el veterano fue capaz de hacernos prestar atención: “ No os vayáis a dormir, chicos. Este es el momento en que Iván atacará”

El stabs se lo quedó mirando con ojos preocupados. Se levantó y se inclinó contra el muro de la trinchera. Unos minutos más tarde, su cabeza cayó hacia delante, y se quedó perdido en un sueño paralítico.
El veterano continuó exhortándonos, pero los seis de nosotros que aún quedaban respondimos a sus peticiones con un silencio tan absoluto como el silencio de nuestros ocho cuerpos. El sueño nos golpeaba, como los cañones nos lo habían quitado. Si los rusos hubieran escogido ese momento para atacar, indudablemente habrían salvado muchas vidas de su lado. Nuestras posiciones avanzadas estaban defendidas por hombres dormidos y muertos. Aunque hubieran habido más explosiones, nuestros oídos no nos hubieran transmitido nada durante unas horas.

El Stabsfeldwebel fue el primero en despertarse. Cuando abrimos nuestros ojos, nos lo encontramos inclinado sobre el Sudete, que estaba durmiendo a su lado. El Sudete había gritado, lo que seguramente había despertado al Stabs. Nos sentíamos tan cansados y exhaustos que cada gesto nos hacía gemir de dolor. El cielo una vez más estaba volviéndose rosa, y podíamos ver el caos esparcido por toda la llanura. Todo estaba en calma, y no podíamos oír ni un ruido. Contemplamos el enorme espacio que nos rodeaba. El horizonte era casi un círculo perfecto, perdiendo su línea sólo en el límite de árboles hacia el norte y el sur. Sacamos nuestras latas de comida, e intentamos comer y hablar un poco.

“Eso es, debéis recuperar fuerzas”, bromeó el stabs, que estaba viviendo sus últimos momentos. “Me sorprendería que esta tranquilidad durara mucho más”.
“Quizás dure”, dijo alguien. “El show de ayer ha dejado muy pocos hombres vivos en esta posición. Podríamos tener dos o tres días como ahora”.
“Lo dudo”, dijo el Stabs. “El Führer ha dado la orden de marchar hacia el este, y nada puede parar a nuestras tropas ahora. La ofensiva continuará tan pronto como el sol esté alto”.
“¿De verdad cree eso?”, preguntó Lindberg, nervioso como siempre cuando algo iba como queríamos. “¿Nuestras tropas podrán destruir esos condenados cañones rusos?”.
“Si empieza otra vez”, me musitó Hals, “perderé la cabeza”.
“O morirás”, respondí. “No podemos esperar la misma suerte que tuvimos ayer”.
Hals me miró sorprendido. El Stabs, Lindberg, y el granadero superviviente estaban todavía hablando, mientras Hals y yo hacíamos predicciones pesimistas. Sólo el veterano continuó comiendo en silencio, sus ojos, rojos por la falta de sueño, fijados en el cielo.
Estaba a punto de hablar de nuevo cuando un ruido infernal sacudió el aire de la mañana. Un segundo más tarde, un infierno de cargas explosivas rusas cayó alrededor nuestro, y una vez más nos colapsamos con terror en el fondo del agujero.
“Dios mio”, alguien gritó. “Empieza otra vez”.
Hals se estaba acercando a mi un poco más, en medio de una nube de nubes polvo y barro. Acababa de abrir la boca para decir algo cuando una explosión violenta muy cerca de nosotros ocultó el sonido de su voz.
“No podremos resistir”, dijo.” Mejor será que salgamos”.
Una bomba explotó tan cerca que el suelo gris de la trinchera se volvió rojo a la luz de su llama, Una nube gruesa de humo nos envolvió, y enormes cantidades de tierra cayó encima nuestro. Podíamos oír los gritos de terror, y entonces la voz del stabs: “¿Alguien está herido?”.

“¡Dios!” gritó el veterano a través de un espasmo de tos. “¿Dónde demonios está nuestra artillería?”.
Lindberg había empezado a temblar otra vez. Entonces el fuego ruso se detuvo en seco. El veterano echó un vistazo con cuidado, y tras él nuestras sietes cabezas salieron de su escondite. Miramos la llanura, que todavía estaba cubierta de nubes de polvo. En la distancia, al lado del bosque, alguien estaba gimiendo.
“Deben ir cortos de munición”, dijo el Stabs, sonriendo. “Si no, no habrían parado tan rápidamente”.
El veterano lo miró con su mirada habitual de resignación. “Estaba pensando lo mismo de nuestra artillería, Stabsfeldwebel. Me estaba preguntando porqué no están disparando”.
“Nos estamos preparando para una ofensiva, eso es por lo que estamos tan quietos. Pronto veremos nuestros tanques....”.

El veterano observó el horizonte.
“Estoy seguro,” continuó el Stabs,” que nuestra ofensiva empezará otra vez, en cualquier momento....”
Pero estábamos mirando al veterano: sus ojos se habían abierto más y más, así como su boca, que parecía preparada para gemir. El stabs también se había levantado y observaba atónito.
A una distancia remota, un línea delgada negra se extendía de una punta del horizonte al otro, y se estaba moviendo hacia nosotros como una ola que se dirige hacia la playa. Nos quedamos mirando por un momento, atónitos: la línea era densa, y de alguna manera irreal. Entonces el veterano gritó en una voz que nos paralizó de pánico: “¡Son los siberianos!. Están aquí. Debe haber un millón de ellos”.
“Todos a sus puestos”, gritó el Stabs, cuyos ojos permanecían fijos, como hipnotizados, sobre la visión que se extendía delante.



Continuará.....¿o no? :mrgreen:
Última edición por Haplo_Patryn el 02 Nov 2004, 09:40, editado 1 vez en total.
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Mensaje por Leta »

Impresionante .... :shock: :shock: :shock:
Escucha el podcast de PDL !
http://www.ivoox.com/escuchar-audios-pdl-wargames_al_4216917_1.html
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Adelscott
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Mensaje por Adelscott »

¿Y ya esta...? No nos puedes dejar asi.. ¿Es una traducción o es una transcripción?.... Aggggg
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bohe
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Mensaje por bohe »

Si yo tambien tengo el libro. Yo tengo una edición de 1968 de plaza y janes. La verdad es que es muy entretenido y sabe transmitir muy bien la dureza de aquel frente.

"...con gestos de autómata, cada uno de nosotros empuñó sus armas y se acodó en el parapeto. Halls temblaba como una hoja y su proveedor, el pequeño Lindberg, no lograba acercar correctamente la cinta de 7,7.
-Acércate más -rugió Halls a su sirviente-. Acércate o te mato.
El semblante de Lindberg se contraía, como si estuviese a punto de llorar. El veterano ya no gritaba. Tenía el arma calada en el hombro, un dedo en el gatillo y los dientes apretados como para romperse.
El rumor seguía aumentando y nos llegaba más distinto de minuto en minuto. Era omo un prolongado grito ahogado por su amplitud.
Nos quedamos petrificados ante el peligro, por no poder concebir de golpe la importancia del mismo. Nuestro estupor era demasiado grande y estábamos un poco en la actitud de un ratón ante una culebra. Pero ...."
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FRANA
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Jolines...

Mensaje por FRANA »

Pues si señor, impresionante de verdad.
Vamos a ver:
:?

Nombre del libro, editorial, castellano o Inglish :mrgreen: :mrgreen:

Más, más... :mrgreen: :mrgreen:
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Haplo_Patryn
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Mensaje por Haplo_Patryn »

bohe escribió:Si yo tambien tengo el libro. Yo tengo una edición de 1968 de plaza y janes. La verdad es que es muy entretenido y sabe transmitir muy bien la dureza de aquel frente.

"...con gestos de autómata, cada uno de nosotros empuñó sus armas y se acodó en el parapeto. Halls temblaba como una hoja y su proveedor, el pequeño Lindberg, no lograba acercar correctamente la cinta de 7,7.
-Acércate más -rugió Halls a su sirviente-. Acércate o te mato.
El semblante de Lindberg se contraía, como si estuviese a punto de llorar. El veterano ya no gritaba. Tenía el arma calada en el hombro, un dedo en el gatillo y los dientes apretados como para romperse.
El rumor seguía aumentando y nos llegaba más distinto de minuto en minuto. Era omo un prolongado grito ahogado por su amplitud.
Nos quedamos petrificados ante el peligro, por no poder concebir de golpe la importancia del mismo. Nuestro estupor era demasiado grande y estábamos un poco en la actitud de un ratón ante una culebra. Pero ...."
Joder, perfecto Bohe, me has dejado de piedra :P

Sí, un gran libro, sí señor.

El libro está en inglés, a no ser que corra por ahí alguna edición en castellano que desconozca, como la que cita Bohe :roll:

Os dejo este enlace al libro de Amazon. Está tirado de precio, apenas llega a los 6 euros.

http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/de ... ce&s=books
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Yurtoman
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Mensaje por Yurtoman »

Increíble. :shock:

Gracias Haplo :P

Saludos.
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Justin [Gen]aro MacDuro
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Mensaje por Justin [Gen]aro MacDuro »

Yo mañana ire en busca de estas memorias que tampoco deben estar mal y las acaban de reeditar:

http://www.elcorteingles.es/libros/prod ... 8470020277


Haber si ocurriera lo mismo con las de Guy Sajer y con muchas otras que en su dia fueron publicadas aqui en España.Es curioso ver como en los 50 - 60 muchas editoriales "adictas al regimen" publicaran una gran cantidad de memorias , libros y estudios vistos desde el lado aleman , durante esos años y hasta principios mediados de los 70 esos libros fueron reeditados y se siguieron publicando otros nuevos .Pero hacia finales de los 70 coincidiendo con el fin del regimen y la tansicion esos libros dejaron dejaron de ser editados , las empresas que aun siguieron haciendolo en su mayoria quebraron o cambiaron los temas de sus publicaciones.La sociedad española estaba cambiando y ya no le interesaban los temas militares, menos aun si estos trataban de algo que fuera afin al antiguo regimen.Realmente es sorprendente la cantidad de libros sobre la WWII que fueron publicados por editoriales españolas durante los 50 y 60 , a dia de hoy parece que las editoriale sestan comenzando a recuperar parte de ese material , esperemos que sea asi.

P.D:Paulsen si quieres tu tambien el de Skorzeny dimelo y te lo pillo a ya vienes a por el ! :wink:
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Fernando
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Mensaje por Fernando »

Antes de entusiasmaros demasiado con Guy sajer y su libro, que he de confesar que no he leido, mejor leeros esto:

http://www.deutschesoldaten.com/books/sajer.htm

Está en inglés pero discute en profundidad si es un libro escrito por un veterano o una invención posterior. Hay gente que lo defiende y otra que lo ataca.
Justin [Gen]aro MacDuro
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Mensaje por Justin [Gen]aro MacDuro »

Fernando escribió:Antes de entusiasmaros demasiado con Guy sajer y su libro, que he de confesar que no he leido, mejor leeros esto:

http://www.deutschesoldaten.com/books/sajer.htm

Está en inglés pero discute en profundidad si es un libro escrito por un veterano o una invención posterior. Hay gente que lo defiende y otra que lo ataca.
Vaya , parece que eso de atacar y tratar de fraude a los autores de memorias alemanes es una especia de deporte nacional , con Sven Hassel pasa lo mismo.A mi realmente me da igual si esos hechos los vivio el mismo o son experiencias recopiladas de otros soldados , lo que importa es lo que cuenta y como lo hace.
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Mensaje por Haplo_Patryn »

Tengo que confesaros que sé que hay ciertas discusiones sobre si estas memorias son verídicas o no y que lo sabía cuando abrí este hilo. He leído de todo sobre los que dicen que son reales y los que no.

Ciertamente hay muchas lagunas y algunos fallos en la descripción del calibre de algún armamento por ejemplo, pero cuando se ha leído un poco del libro uno se da cuenta que tiene algo especial. Está muy bien escrito y si algo resume la sensación que impregna su lectura es el temor y el miedo que el protagonista sufre y experimenta durante su periplo por las estepas rusas. Hay terror, miedo, cansancio...Guy Sajer nos cuenta desgracias y la evolución psicológica que va sufriendo con el paso del tiempo. La descripción de absoluto terror a los bombardeos rusos, el pasaje donde describe el cruce del Dnieper y otros pasajes más donde explica con detalle lo que le ocurre al ejército alemán, pone la piel de gallina y se nota que hay algo más que puro "cuento".

Guy Sajer no explica heroicidades sino que explica el drama humano que vivió él y millones de soldados alemanes. Sencillamente es algo difícil de explicar, hay que leerlas.

Fernando, te aconsejo que las leas y luego nos des tu opinión. Estoy seguro que cuando hayas leído un poco te darás cuenta que tuvo que estar allí y yo no tengo ninguna duda ahora mismo. :D
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Mensaje por Fernando »

Justin [Gen]aro MacDuro escribió:
Fernando escribió:Antes de entusiasmaros demasiado con Guy sajer y su libro, que he de confesar que no he leido, mejor leeros esto:

http://www.deutschesoldaten.com/books/sajer.htm

Está en inglés pero discute en profundidad si es un libro escrito por un veterano o una invención posterior. Hay gente que lo defiende y otra que lo ataca.
Vaya , parece que eso de atacar y tratar de fraude a los autores de memorias alemanes es una especia de deporte nacional , con Sven Hassel pasa lo mismo.A mi realmente me da igual si esos hechos los vivio el mismo o son experiencias recopiladas de otros soldados , lo que importa es lo que cuenta y como lo hace.
Hay que ir con ojo porque los autores que se hacen pasar por veteranos de verdad pueden dar una idea falsa de lo que fueron los hechos reales. Y por desgracia haberlos haylos.

Recuerdo que hace unos años vi un documental muy interesante acerca de un judio que había escrito un libro de éxito sobre sus experiencias en un campo de concentración cuando era un crio, libro que por lo visto era desgarrador. En el documental se seguían sus andanzas hoy en día y como se encontraba en una reunión de antiguos supervivientes de los campos con ouna judía que también había estado de cría en el mismo campo. Ambos se reconocían y se fundían en un emocionado abrazo. Sin embargo el documental no acabó allí sino que continuó, entrando en escena un joven israelí judio de hoy en día que tras leer el libro y ver que había algo que no cuadraba, se puso a investigar. Para no hacer las cosas demasiado largas, el presunto superviviente era un suizo que de judio no tenía nada y que había nacido en 1946 o 47 viviendo en Suiza una infancia de lo más convencional y nada trágica. Sencillamente se había fabricado una identidad de superviviente que hasta el mismo se creía. Lo curioso es que la superviviente con la que se había abrazado, era también otra falsaría que no tenía nada de supervviente ni de judia. El que hubiera sido un joven judio el que dudara de los hechos y los decidiera investigar es de una coherencia total ya que según su forma de ver las cosas, por lo demás absolutamente correcta desde mi punto de vista, las mentiras nunca ayudan ni ayudarán en nada a preservar la memoria del Holocausto y de las víctimas de éste y que por tanto el mejor servicio que se les puede prestar es desenmascarar a los falsarios que cuando se descubren, son munición para los neonazis y revisionistas, ya que ponen en presunta evidencia lo que dicen las verdaderas víctimas.

En resumen que a veces hay por ahí mentirosos compulsivos que llegan a límites verdaderamente patológicos (por ejemplo la misma Anastasia, presunta hija superviviente del zar Nicolas II, que luego reultó venir de campesinos polacos como se demostró por medio de un estudio genético de ADN mostrado por un documental de investigación muy preciso) y no es adecuado dejarse engañar por ellos.
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Mensaje por Haplo_Patryn »

Fernando escribió: En resumen que a veces hay por ahí mentirosos compulsivos que llegan a límites verdaderamente patológicos (por ejemplo la misma Anastasia, presunta hija superviviente del zar Nicolas II, que luego reultó venir de campesinos polacos como se demostró por medio de un estudio genético de ADN mostrado por un documental de investigación muy preciso) y no es adecuado dejarse engañar por ellos.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Yo creo que la valoración de las cosas las tiene que hacer uno mismo y no dejarse influir por lo que cuenta el autor o lo que diga la crítica.

Por eso te comentaba arriba que después de leerlas mi impresión es que lo que cuenta es verdad y cada uno que saque sus conclusiones.
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Fernando
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Mensaje por Fernando »

Haplo_Patryn escribió:Tengo que confesaros que sé que hay ciertas discusiones sobre si estas memorias son verídicas o no y que lo sabía cuando abrí este hilo. He leído de todo sobre los que dicen que son reales y los que no.

Ciertamente hay muchas lagunas y algunos fallos en la descripción del calibre de algún armamento por ejemplo, pero cuando se ha leído un poco del libro uno se da cuenta que tiene algo especial. Está muy bien escrito y si algo resume la sensación que impregna su lectura es el temor y el miedo que el protagonista sufre y experimenta durante su periplo por las estepas rusas. Hay terror, miedo, cansancio...Guy Sajer nos cuenta desgracias y la evolución psicológica que va sufriendo con el paso del tiempo. La descripción de absoluto terror a los bombardeos rusos, el pasaje donde describe el cruce del Dnieper y otros pasajes más donde explica con detalle lo que le ocurre al ejército alemán, pone la piel de gallina y se nota que hay algo más que puro "cuento".

Guy Sajer no explica heroicidades sino que explica el drama humano que vivió él y millones de soldados alemanes. Sencillamente es algo difícil de explicar, hay que leerlas.

Fernando, te aconsejo que las leas y luego nos des tu opinión. Estoy seguro que cuando hayas leído un poco te darás cuenta que tuvo que estar allí y yo no tengo ninguna duda ahora mismo. :D
Puede que si y puede que no. Dar una opinión antes de leerlas desde luego sería muy aventurado pero te diré a modo de ejemplo que yo he tenido acceso a unas memorias INÉDITAS extraordinarias realizadas por un veterano de la División Azul donde se describe TODO (relaciones entre los soldados, con los foiciales, trucos y triquiñuelas típicas de mili pero también los combates y las sensaciones que le causaban) con pelos y señales donde ves claramente el miedo que pasaba y lo que sentía a cada momento y te puedo asegurar que con ese material, una mina de oro de información en todos los sentidos, puedes hacer verdaderas maravillas si lo elaboras bien. Puede que el tal Guy Sajer contara con la información de un veterano (o un relato escrito de este) y a partir de ahí elaborara todo lo demás, por ello comete fallos increíblemente garrafales e inexcusables del tipo de cambiar la cinta de la Grossdeutschland de brazo y detalles parecidas.

De todas maneras la defensa que hace Nash de Guy Sajer (el link que he puesto es en mi opinión extremadamente interesante ) es a veces realmente aguda así que no acabas de saber a que carta quedarse con respecto al libro. Como tu dices, mejor leerlo y que cada cual opine.
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bohe
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Ubicación: esa pregunta es demasiado confusa

Mensaje por bohe »

A mi la verdad es que el libro en su momento me gusto mucho y por eso ahora lo estoy volviendo a leer. Para mi si el hombre éste estuvo alli y es un veterano alemán o si es un vendedor de quesos de la Mancha me es indiferente. La verdad es que cumple el objetivo que le pido a un libro y es el de hacerme pasar un buen rato de lectura y mantenerme con interes de seguir leyendo hasta que el libro se acaba.
Otras veces me he encontrado con testimonios en internet de veteranos de guerra contando sus batallas y no he podido pasar de las primeras lineas, porque no transmitian absolutamente nada más que una sucesión de hechos, fechas y descripciones de armamento y que como documentos de estudio pueden estar muy bien, pero que como lectura de entretenimiento son autenticos rollos.
En fin supongo que en el fondo depende de lo que cada uno busque en un libro de tematica bélica. A mi éste es el que más me ha gustado de todos los que he leido pero, para gustos colores.
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