Tras haber limpiado la Península de esos bastardos, quedando solamente pequeños núcleos de rebeldes que sueñan con volver con su antiguo amo,nos preparamos para enviar la última expedición hacia Tánger y finiquitar el problema cordobés. Zirid, será un dulce más para nuestro voraz apetito conquistador. En este tiempo pasado, nuestro Rey ya tiene heredero varón, y nuestro Cardenal sigue convirtiendo provincias al catolicismo, empresa que nos cuesta grandes sumas de dinero, y que en ocasiones falla, debido esto último al ambiente de rebelión. Una vez acabemos con Córdoba se reducirá con creces.



