Buen turno para ver en qué medida la magia, por si sola, se convierte en un verdadero peligro sin necesidad de tropas ni reclutamientos que lastren la economía. Sólo la Magia...y el Fuego.
Para empezar el turno, una mala noticia que no hace más que sumar dentro de mi lamentable estado general.

No sé si es mala suerte o alguien me ha hecho un ritual a distancia, que todo es posible. En todo caso pierdo el templo que no hace más que hurgar más en la herida. Por si es insuficiente gran parte de la población queda sepultada por el terremoto, cayendo en picado los ingresos y aumentando el índice de revuelta.
Veamos el asalto al castillo de Abysia con mi ejército principal.

Como veis son muchos magos, unos 10. Nada más, Abysia no tiene tropas aquí y las que tenía están en otro sitio o han muerto en anteriores combates. Pero donde antes sólo habían magos...

Elementales de Fuego, menores, pero Elementales. Estos magos están cargaditos de gemas de Fuego y estos Elementales cuestan una.

Y el Fire Storm que ya va siendo un habitual de los enfrentamientos con Abysia. Mis unidades se empiezan a prender, restando puntos y desmoralizándolas lentamente pero sin pausa.

Un nuevo hechizo, uno de nivel 8, casi nada: Pillar of Fire. Suerte que los magos de Abysia no tienen mucha puntería pero cuando aciertan de lleno mis unidades se funden de calor totalmente o quedan prendidas por las llamas, consumiéndose lentamente.

El panorama a medida que mis tropas avanzan es un poco caótico, con Fuego por todas partes, unidades que tienen los pelos quemados y parecen antorchas vivientes, los Pillar of Fire que van cayendo y destruyendo mis unidades poco a poco, etc.
Mis tropas llegan a la brecha en el muro, menos mal.

Pero Frozen Lama ha encriptado a sus magos con Fire Cloud, unas nubes de fuego que permanecen en el campo de batalla varias rondas de combate y que al cruzarlas prenden las ropas o queman la piel de las unidades que las cruzan. Menuda broma. También recibo la bienvenida al interior del castillo con algunos Falling Fires, todo un espectáculo de fuego y llamas. Los Elementales de Fuego se unen a la fiesta enfrentándose a mis osos, que deben estar flipando con tanto fuego por aquí y por allá.

Al final de la batalla puedo contar mis unidades con los dedos de mis manos. Sobreviven Conan, muchos de mis chamanes, el Golem y los Mechanical Men que son inmunes a los elementos. Por lo menos consigo vengarme y me cargo a todos los magos de Fuego sin excepción. Zas, zaca. Jodidos magos.

No está mal, a Frozen Lama perder 10 magos no le debe haber hecho mucha gracia pero a cambio ha destruido todo mi ejército, que ahora es una sombra de lo que fue hace unos turnos. Digámoslo claramente: mi ejército ya no existe como tal. He tomado el castillo pero no tengo con qué defenderlo.
¡Situación!

He ganado una provincia pero a un coste muy alto, que sumado a la pérdida del templo y de población me dejan muy tocado. Mi capacidad de reclutamiento es nula y no puedo invertir en nada. Me limito a seguir rezando para llamar a Crom y en ajustar algunas cosas, pero poco más. Arcoscephale sigue dividiendo mi Reino y Abysia se mira ahora el campo de batalla con más confianza que antes al saber que ya no me queda casi respuesta alguna.
Por si fuera poco Abysia ha empezado a convocar a algunos Storm Demons, seres etéreos que lanzan Lightning Bolts (rayos) y que serán un buen complemento a sus fuerzas flamígeras.
Gran nación Abysia, el Fuego en todo su esplendor.