TURNO 31
Segunda semana de enero de 1942
Es difícil mantener la noción del tiempo cuando se está en guerra, tu único objetivo es sobrevivir y cumplir las órdenes. Sin embargo esta circunstancia se hace aun más difícil cuando se está inmerso en el invierno ruso. El mero hecho de sobrevivir a las condiciones climáticas ya es una aventura por sui misma.
La semana pasada había sido igual de horrible que la anterior, al gélido clima había que sumar un enconamiento aun mayor en los ataques del ejército rojo. Las bajas de diversa índole, en todo el frente habían llegado a los 98.000 hombres. El mando tomó la decisión de organizar unidades volantes de confianza que apuntalaran el frente. Tras nuestra excelente labor defensiva en el XLIV armeekorps, el mando del Heeresgruppe Sud nos ordenó marchar hacia otro sector amenazado del 6º Armee. Debíamos partir a más de 100 millas al norte. Lugar donde las defensas del LI Armeekorps habían sido perforadas.
Movilizar a una unidad de tamaño Brigada reforzada como era la Leibstandarte en ese momento era una decisión muy difícil de tomar, puesto que implicaba el traslado de miles de toneladas de equipo, pertrechos y hombres a través de unos caminos testimoniales a temperaturas inferiores a 30º bajo cero.
Los hombres debía salir de las trincheras tan concienzudamente acomodadas y salir a la intemperie en unos camiones muy gastado mecánicamente y que tenían grandes posibilidades de detenerse para siempre en el camino. Lo que en primavera o verano es una preparación relativamente simple, en invierno se convierte todo el proceso en una actividad de extremada complejidad.
El trayecto no podía hacerse de manera continuada, debido al desgaste del material, las averías mecánicas y al cansancio del personal, por no hablar de la lentitud que implicaba tomar las precauciones necesarias para hacer frente a las posibles partidas partisanas. Tardamos cinco agotadores días en llegar, nuestro destino, el frente del LI armeekorps, cuyo nuevo comandante el general Konrad, requirió de nuestra presencia al mando del grupo de ejércitos. El mismo nos recibió y estrechó la mano de nuestro duro comandante el general Sepp Dietrich. Rápidamente y sin apenas descanso nos dispusimos, como ya llevaba siendo habitual a atrincherarnos.
Los hombres aun a pesar del frio criminal que nos rodeaba, se encontraban altos de moral, pues no habíamos recibido ningún ataque soviético masivo en todo lo que llevábamos de invierno, al parecer nuestra presencia desanimaba al mando soviético…. O al menos eso nos gustaba pensar.
La situación era de extrema gravedad en el Heeresgruppe Sud. Tras la liberación de las divisiones rumanas y alemanas de la bolsa cercana a Mariupol, el ejército rojo bajo el mando del mariscal Bletchkov reanudó con suma virulencia el castigo al 17º Armee, trayendo nuevos ejércitos al sector.
El frente se tambaleaba incluso en el sector del sobre extendido 6º Armee se abrieron grandes brechas que debían cerrarse lo más rápidamente posible, particularmente en el sector defendido por las débiles formaciones italianas.
Ese era el motivo por el que nos enviaron tan al norte.
Una vez se detuvieron los ataques, el mando del 17º Armee ordenó replegarse a todo lo largo de la línea del frente, enviando a las divisiones del 3º ejército rumano a retaguardia a descansar. Quedarse en la línea de frente era un completo y absoluto suicidio
A nosotros por nuestra parte se nos ordenó defender el pueblo de Bogodukhov, el cual se encontraba en uno de los ejes de avance de la ofensiva principal del RKKA. El nuevo comandante del LI Armeekorps, era un oficial capaz, con una buena visión del teatro de operaciones, pero no podía hacer milagros. Todos sabíamos que si el mariscal Bletchkov quería tomar la aldea, lo haría pasándonos por encima. Aun así deberíamos intentar impedírselo. Un poco más al norte de nuestra posición, el XL Panzerkorps, lanzó un duro contraataque contra la 88 Bgda. Acorazada rusa, dicho ataque era necesario para reestructurar la línea defensiva y obstaculizar la siguiente línea de avance enemiga, sin embargo a pesar de parecer una operación sin demasiadas complicaciones empezó a congregar un anorme número de efectivos aéreos por ambas partes. Nuestros agregados de la Luftwaffe decían que nunca habían visto nada parecido…..
Más de 170 cazas acudieron a defender a la solitaria brigada de tanques, la luftflotte IV no se quiso quedar atrás e hizo un impresionante alarde de fuerza con más de 215 aparatos. Casi un 9% de la fuerza soviética fue destruida por la pérdida de 4 de nuestros aparatos, fue espectacular, a pesar de las duras condiciones climáticas…. A todos nos maravillaba el valor que derrochaban aquellos pilotos.
Como siempre, una vez nos acomodamos y protegimos el equipo, algunos oficiales nos dirigimos al cuartel general de la brigada con el fin de recabar información sobre lo que pasaba en el resto del frente, la información había sido confusa, pues muchas comunicaciones habían sido interrumpidas, de cualquier modo podríamos hacernos una visión global de lo que acontecía a nuestro alrededor.
En el norte, nuestras defensas se estaban consolidando, lo que significaba que el ejército rojo había enviado todos los efectivos de reserva en la zona a otros sectores donde veía posibilidades de ruptura, es decir al sur de Kaluga…
Según parece el mariscal Bletchkov, optó por continuar presionando el sector del 3º Panzer armee con intención de evitar que enviase refuerzos al sur, misión que cumplía con eficacia dada la virulencia del ataque. El V Armeekorps fue el centro de la ofensiva y de nuevo la VVS hizo acto de presencia con mas de 530 aviones, sin duda impresionante…..y terrible para la Luftwaffe. Perdimos 43 aparatos irreemplazables…. Habíamos perdido el control del cielo en el sector de Moscú….
Según nos informaron, los rusos lanzaron asaltos tras asaltos hasta que conseguían abrir brecha, no les importaban los hombres que perdieran. No me gustaría servir en un ejército que desprecia la vida de sus propios combatientes.
Según la manera de operar soviética, las divisiones de infantería eran las encargadas de asaltar el frente….las veces que fuera necesario sin importar las bajas, una vez la masa de infantería y la artillería obligaba a retroceder a nuestras defensas, entraban en acción las brigadas acorazas y los cuerpos de caballería rusos para explotar el frente golpeando a nuestras fuerzas en retirada. Esas unidades no tenían la suficiente consistencia defensiva por lo que podían ser objeto de contraataques locales, con el fin de recuperar el terreno perdido y obstaculizar el siguiente escalón de ataque enemigo.
Todos los contraataques que planificó el general Guderian fueron un completo éxito y causaron un serio descalabro a las unidades acorazadas enemigas, sin duda el impacto material era mínimo, no así el psicológico, además que nuestra aviación volvió a imponer su ley.
Como dato curioso, el reconocimiento aéreo de la Luftwaffe nos habían informado de la presencia de varias brigadas paracaidistas enemigas, prestas para lanzarse tras nuestras líneas….. les estaríamos esperando.
Las bajas que habíamos causado al enemigo apenas habrán incomodado al mariscal bletchkov, sin embargo le dará que pensar sobre nuestra capacidad de reacción
Querida Eva
Hemos estado 5 días de viaje, ha sido agotador, como podrás comprender no te puedo decir donde, como única referencia te diré que todo sigue igual de nevado y que hace igual de frío que donde estábamos, ¿es que este invierno no va a terminar nunca? Me enteré que Rochus había entrado a formar parte del personal de la cancillería del Reich como radio telegrafista, me alegro por él. Me comentó que os había invitado a comer a ti y a Heidi y que te vio muy delgada. ¿todo va bien mi amor?, espero que si, eres el único pilar en el que me apoyo, ¿lo sabes verdad mi amor?.
Bueno me despido, como ya sabes tardaré en recibir tus cartas, recuerda que siempre que nos trasladamos pasa lo mismo.
Te quiere tu Hubert