TURNO 38
Primera semana de Marzo
Al fin vemos la luz al final del túnel. Tres largos meses de invierno crudo, cruel y sin comparación en la historia de la guerra, han cambiado a nuestro ejército para siempre. Aunque, si bien es cierto no podemos decir que tenemos días de sol y playa, aguantar temperaturas de 6 o 7 grados bajo cero no es problema para nosotros.
Han sido muchos los kameraden que no volverán con nosotros, muchos padres de familia, muchos hermanos e hijos que ha dejado su juventud en esta tierra dejada de la mano de Dios. Pero debemos mirar hacia delante, debemos tratar de acabar con esta guerra de una vez y es por eso, y solo por eso por lo que debemos dejarnos la piel……..por eso y por el recuerdo de tantos amigos dejados atrás.
Como ya comenté la Leibstandarte fue sacada del frene del LI Armeekorps y transferida al XXX AK del general Hans von Salmuth, la misión; la captura de la fortaleza Odessa. Esa ciudad mantenía inmóvil a todo el 4º Ejército rumano cuyas divisiones eran fundamentales para la inminente campaña de verano.
Llevábamos quince días entrenándonos codo con codo con nuestros aliados rumanos
Las divisiones que componían la fuerza de ataque junto a nosotros eran las siguientes; 24ª, 76ª y la 239ª Infanterie divisionen. De las tres, la última era la única fresca. Las otras dos habían sufrido junto al XI Armeekorps el peso de los asaltos soviéticos durante el invierno. La razón de su presencia en la operación, no era solo la experiencia de sus cuadros si no también la imperiosa necesidad de recibir nuevos reemplazos mientras procedíamos al entrenamiento de la operación.
La cobertura aérea recaería en el eficaz IV Fliegerkorps al mando del general der Luftwaffe Kurt Pflugbeil que nos apoyaría con más de 100 cazas y 250 bombarderos, sin contar la fuerza aérea rumana.
Cada una de las divisiones se entraría con una homóloga rumana con el fin de afianzar la colaboración entre los ejércitos de los dos países. Dicha resolución no siempre fue una buena idea, porque seamos francos, ningún alemán considerábamos iguales a nuestros débiles aliados.
A la Leibstandarte, por tanto, se la asignó el sector de operaciones de la 1ª División rumana. La cual se encontraba en un estado deplorable.
Llegamos a sentir lástima por aquellos hombres así como por sus pequeños caballos. Carecían casi por completo de transporte motorizado, no es de extrañar que se quedaran asombrados cuando nos veían aparecer con nuestros vehículos, en particular los del SS Aufklarungs abteilung de Panzermeyer.
El estado de sus armas aun era más triste. Revisar su equipo constituía una tortura para nuestras unidades de mantenimiento logístico.
Sin embargo conocer y convivir con aquellos hombres, soldados como nosotros, fue enriquecedor. Salvo lamentables excepciones, el trato fue correcto por ambas partes y no tardamos en detectar que se esforzaban enormemente con la idea firme de tratar de emularnos.
La rutina diaria consistía en prácticas y maniobras de asalto de armas combinadas. Los oficiales de las compañías de armas, nos esforzábamos en nuestra labor docente con la oficialidad rumana, la cual nos dimos cuenta que mantenían una excesiva distancia con la tropa. Esa distancia se traducía en una falta de eficacia en el combate.
Todos los oficiales de compañía escribíamos informe diarios a nuestros comandantes de batallón y estos a su vez hacían lo propio en la escala de mando. Dichos informes llegaban al mando del Armeekorps de inmediato con lo que se ponían en marcha soluciones a los problemas que surgían. Esa eficacia no se traducía de igual manera en las unidades aliadas.
Con todo, a medida que pasaban los días nos dimos cuenta del valor que rezumaba el soldado corriente rumano, el cual tan solo necesitaba de una razón convincente para sacrificar su vida, una vez la obtenía, luchaba fieramente.
Las noticias que nos llegaban del frente en un primer momento no eran demasiadas, sin embargo gracias a nuestros amigos de la Luftwaffe pudimos saber de la nueva estrategia del enemigo. Atacar mediante raids de bombardeo nuestros cuarteles generales:
Los ataques, según nos informaron habían sido numerosos y muy contundentes.
Cerca de 1600 hombres habían perdido la vida, por no hablar del consiguiente trastorno en las unidades de transmisiones y logísticas.
Todos y cada uno de nosotros sabíamos lo que enjambres de Pe-2 y Il-2 podían hacer, máxime cuando nuestra jagdwaffe se mantenía en tierra inmóvil por las gélidas temperaturas
Incluso los cazas soviéticos habían aprendido las técnicas del combate aéreo y empezaban a mirar con un cierto aire de igualdad a nuestros pilotos…. O al menos esa era su intención
Ninguno de nosotros queríamos creer que esa chusma podría medirse de igual a igual con nuestros experimentados pilotos.
En todos los sectores del frente comenzaron los movimientos organizativos de cara a los próximas semanas. Oíamos rumores de traslados de divisiones motorizadas y panzer de un sector a otro. En el Heeresgruppe mitte por ejemplo, el 2º Panzerarmee de Guderian, se reagrupaba con el fin de reaprovisionarse y volver a constituir una fuerza combativa de primer orden.
Frente a ellos, la Luftwaffe (y eso que la efectividad de los reconocimientos no había sido la idónea) estimaba en 9 ejércitos y algo más de 700.000 hombres la fuerza del enemigo, solo en el frente de la capital, sin duda era una fuerza descomunal.
De cualquier modo el área que mas movimientos estaba sufriendo era el saliente Kurks-Kharkov. Sobre el concentrábamos dos de los mejores panzerarmees de la Wehrmacht el 4º del Generaloberst Hoth y el 1º de von Kleist. Incluso se había traído al VIII Fliegerkorps del frente central con el fin de nutrir de un mejor y más numeroso apoyo aéreo.
En la localidad de Lokot tuvimos conocimiento de una reunión entre los mandos de parte de las unidades congregadas en la zona.
Sin duda este año verá como las armas alemanas se hacen con en triunfo…. Al menos esas son las esperanzas que tenemos todos los que aquí combatimos.
Querida Eva
Siento no haberte podido escribir durante estos días pero el hermetismo se ha adueñado del frente, toda seguridad es poca en estos tiempos. No puedo contarte nada mi amor pues probablemente la carta no llegara a su destino, solo recuerda que desde el Ostfront, todos los que aquí combatimos soñamos con el regreso a casa victoriosos. Cuídate mi amor y cuida de la pequeña Heidi.