

Aunque parezca increíble viendo los números, la batalla sigue. Una cantidad cada vez más grande de tropas huyen en todas direcciones y ahora todo depende del buen uso que haga del domino de las alas del campo de batalla.
Vista 2D.

Mi caballería sigue dubitativa, buscando un objetivo claro donde cargar. Fijaros en una cosa curiosa: el centro del campo de batalla se ha “despegado”. Mis refuerzos, la élite de los lanceros libios, y el uso intensivo de hostigadores e infantería ligera han provocado la huída de varias unidades de hoplitas con lo que ahora realmente la situación se relaja. En el flanco izquierdo es donde todavía hay más unidades griegas combatiendo y que aparentemente siguen en buen estado. Ahora ya tengo claro dónde cargará mi caballería pesada.

Fijaros en el centro. Hasta 4 y 5 unidades de hoplitas griegos, como fichas de dominó que caen unas sobre otras, huyen presas del pánico. La entrada de mi reserva de élite ha sido fundamental para romper el centro. Todavía hay unidades de hoplitas en buen estado pero ahora ya no hay una línea estable, se ha roto cualquier atisbo de racionalidad en casi toda la línea del frente. A mi unidad de carros de combate todavía la podéis ver en el centro causando destrozos y el pánico más absoluto, pero ahora su fatiga se ha elevado proporcionalmente al caos que ha provocado y no creo que me dure mucho más. Su participación ha sido fundamental para ayudar a desequilibrar el centro a mi favor. No ha sido necesario usar 3 o 4 unidades, con una sola ha bastado. Imaginaros qué hubiera pasado si hubiera podido colar muchas más ahí...
No obstante la situación no es definitiva. Los hoplitas todavía están presentes en gran número. Mi caballería pesada y la presión que pueda ahora realizar desde el centro serán claves para ganar esta batalla.