EL ÚLTIMO CONSEJO ANTES DE LA GUERRA
Este es mi personaje, Eadric Aelfricson el Salvaje (Wilde) tal y como ha quedado configurado para la partida.
Tras intentar hacer frente a los noruegos y a Tostig, mientras las tropas del norte esperaban la llegada de los hombres del sur, del rey y de sus vasallos de la familia Godwin, Eadric aprovechó para realizar una breve escapada hacia su condado para reunir al consejo condal por última vez antes de la guerra que se avecinaba.
Imagen del Consejo de Eadric Wilde antes de darles ninguna orden.
El joven conde, en la charla, asignó a cada hombre las labores que debía realizar en su ausencia. El consejo principal, Saxed y el capellán de la corte, el obispo Swaefred, ambos, tratarían de mejorar las relaciones del conde con el obispado de Wenlock para que así pagase impuestos a Eadric y no al papa de Roma. Mientras, el mariscal Osred de Chirk trataría de que las siguientes levas del reino fueran mayores, entrenando a los jóvenes que aún no estaban preparados para partir a la guerra; por desgracia, era muy probable que en poco tiempo se necesitasen más hombres para defender el reino. Eadmund vigilaría que los recaudadores de impuestos realizasen su labor con eficacia y no robasen... demasiado. El papel del jefe de espías sería mantener los oídos abiertos por si, en ausencia del conde, alguien de la corte intentaba aprovechar el vacío de poder para realizar alguna artimaña y desbancar al conde.
Como se puede ver, el obispo Uhred tiene más simpatías por el papa (48 puntos) que por el conde (35) por lo que el dinero del obispado va a Roma y no a Ludlow.
El orden del día, sin embargo, tenía otro punto que el conde Eadric por fin iba a abordar: su matrimonio. Varios de sus consejeros y gente de la corte llevaban tiempo instando al conde para que tomase esposa que le diese un heredero. Eadric no veía nunca el momento oportuno para hacerlo y prefería disfrutar de la libertad que la soltería le otorgaba. Su visión cambió al observar las tropas noruegas unos días antes y ver que, efectivamente, el peligro en el que se hallaba el reino era una realidad absoluta y las cosas podían cambiar mucho en poco tiempo. Le engulló el deseo de preservar lo suyo, allí frente a los invasores noruegos, y pese a que muchas de las gentes que vivían en la zona tenían antepasados no muy lejanos en Dinamarca y también en Noruega, el pequeño ejército de Lancaster empezó a ensalzar sus propias costumbres, herencia y la legitimidad ancestral para mantener sus posesiones. Todos los hombres hablaban de ello y Eadric se contagió de ese espíritu hasta tal punto, que la necesidad de concebir un heredero sajón que mantuviese su estirpe se convirtió, de pronto, en algo perentorio.
Lo anunció en el consejo, advirtiendo al mismo tiempo de que le buscasen esposa dentro de los límites del propio reino: "La condesa será sajona, mi hijo será sajón por parte de padre y de madre, o no será". Al día siguiente, antes de marcharse, Saexred, su consejero principal, le mostraba una lista de las posibles candidatas para que eligiera. Ese hombre era el que más tiempo llevaba insistiendo a Eadric para que se casase, así que disponía de informes que actualizaba cada poco por si la cordura y sensatez se apoderaban por fin de su señor.
Listado de todas las mujeres solteras y sajonas.
Todas las candidatas eran jóvenes de la baja nobleza. No todos estaban de acuerdo en que el conde tomase una esposa de rango inferior y si no protestaron fue por la pertinaz insistencia que éste había tenido hasta el momento por mantenerse soltero; no fuera que se arrepintiera y volviera a las andadas...
El conde pidió unos días para tomar la decisión peses a que parecía clara y todos le advertían de que Elgiva de Leominster era la candidata ideal... bueno, todos, todos no porque Aelaf veía con claridad que si esa muchacha llegaba a la corte, su puesto como jefe de espías se veía peligrar. Él remarcó los defectos de la candidata, a saber, su fuerte temperamento y los frecuentes arrebatos de cólera por los que era famosa; así como ensalzó las cualidades humanas de la joven Wulfhryth de Dunmow. Todo hacía indicar que el conde no haría caso a Aelaf pues, por lo que se intuía, sólo una belleza realmente espectacular podía haber compensado las cualidades de la candidata elegida por el resto de miembros del consejo y dado que entre las candidatas, ninguna era especialmente agraciada, la cuestión parecía resuelta (1).
Elgiva, muy probablemente la futura condesa de Schrewsbury. Es la tutora de dos jóvenes galeses que viven en la corte de Eadric de Lancaster, señor feudal de su futuro esposo.
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(1) Si alguna candidata tuviese el rasgo "Lujuriosa" que aumenta las probabilidades de tener hijos, la hubiese escogido. No olvidemos que si el conde muere sin descendencia, la partida termina...