
De todas formas el chico es muy simpático, aunque no para de cascar y la falta de respeto hacia el equipo rival, le jugó una mala pasada.
Parece mentira, pero a Pizarro casi no se le oyó, ni siquiera para quejarse de la mala suerte, perdón ese es Haploski, que Pizarro se ha reconvertido al optimismo, religión que escasea en el left.
