Sí es cierto, sin embargo, que la resolución de enfrentamientos -que no el sistema o el juego propiamente dicho, ojo- cojea un poquito. Así como una IA que muestra, como todas, sus vergüenzas al poco de darle un tiento. Sin embargo, la variedad de escenarios y el diseño de estos palian esa falta y el desafío es bastante alto en general, o eso me parece. Y en ocasiones me he quedado flipado con algunas apuestas de escenarios que he abierto pero no me atrevo a entrarles por parecerme muy complicados.
En la resolución de combates, como decía, si encuentro algunas cositas que no me agradan del todo pero si un juego consigue hacerme volver a los hexágonos, es que algo está muy bien ideado. El problema en los combates es que obliga a seguir pautas muy similares contra IA, y no fuerza a tomar otras cosas en consideración. Manteniendo distancia o buscando la proximidad son las dos herramientas con las que juega la NATO por un lado, y el Pacto de Varsovia por el otro. Sí, a veces, esa sensación de coloniales británicos en un Amanecer Zulú es una imagen recurrente.
Estaría bien probar el juego con un blue contra blue, o reds vs reds, a ver qué sensaciones produce. Esto me hace pensar que la idea puede prosperar de mejor manera si se atreven a acercarse a la 2GM, con unidades más equiparables, mayor peso de infantería y mayor necesidad de mantener terreno. Combates más trabados y menor determinismo de impactos de los combates modernos que, aunque tienen su encanto, se traduce a veces en una sensación especialmente mecánica que no favorece la recreación, especialmente cuando la infantería es el objetivo a destruir.
Yo les doy mi bendición para que continúen en esta línea. Alabado sea el wargame y una posible revigorización del hexágono. Amén.
