Panta escribió: ↑23 Dic 2021, 21:59
Creo que sería mejor designar un comandante de compañía, capitán, coordinador o delegado sindical, como les guste, siempre es bueno tener a alguien a quien culpar ante un eventual fracaso.
Además, eso de tomar decisiones militares en forma colegiada me recuerda (ominosamente) a los anarquistas votando acerca de si mantener la línea de frente o si retirarse (¿suena a algo que ya conocéis?
)
El sargento Patxi mordisqueaba una pajita, apoyando su espalda en el ribazo donde se habia detenido junto a su pelotón. En la Compañía le llamaban el pelotón Garibaldi porque en una gran parte de ellos eran anarquistas italianos que llevaban combatiendo desde el 36. Así que tenían mili hecha de sobra. Y muchas manías. Entre ellas su animadversión al ordeno y mando. El capitán de la Compañia les dejaba hacer. De hecho casi nunca aparecia por allí, así que aquel espíritu libertario todavía se mantenía dentro de aquel pelotón. La US Army habia completado la unidad con italo-americanos de reemplazo que hacían de pegamento para amalgamar aquella unidad tan extraña. Patxi se giró, incorporándose tras el pequeño terraplen junto al cruce y mirando hacia el este y sin dejar de mordisquear la pajita dijo:
-Me veo yendo de cruce en cruce y tiro porque nos toca.
-¿Y eso? -Luigi Longo rebañaba la salsa que quedaba en la lata con un pequeño trozo de pan.
-He oído que la muchachada de Pinkfloyd se dirigen al granero....
Luigi se quejo con la boca llena:
-A Pink siempre le tocan las misiones con finales felices.
Hizo una pausa. Hurgando entre los dientes con su uña, terminó de limpiarse los restos de aquella magra comida y se relamió al pensar que dentro de los graneros siempre se encuentra algo que echarse a la mochila.
-Será mejor que no te oiga llamarle así....
Y Patxi se dejó caer de nuevo al fondo de la pequeña zanja:
-Dicen que se llevan a "Bazooka" Harris con él.
-¿Y eso?
-¿Algo de cargarse algún blindado que se oye por allí? Ya sabes que le encanta abrir latas..., casi tanto como a tí -le dijo sonriendo pero sin apartar la vista de la pajita que se movía de un lado a otro del extremo de su boca. Luigi se removió inquieto:
-¿Y si al carro le da por moverse hacia el cruce y nos lo encontramos de bruces?
-Pues nada -sonrió el sargento-. nos metemos en otra zanja como esta y esperamos que venga la caballeria con el bazooka.
-Viéndolo así no pinta nada mal la misión que nos han encomendado.
-De hecho, ningún oficial nos ha dicho nada de ir hasta ese cruce. Nada de forma oficial. Ordenes y todo eso....
-¿No venías de ver al capitano ahora mismo?
-Sí. Pero, no. No estaba en el HQ.
-Entonces, lo del carro...
Terció otro soldado un poco más allá:
-¿El carro? ¿Olvídate de él? Ya oíste al sargento. Es cosa de Bazooka Harris y de Pinkfloyd. Ellos se ofrecieron voluntariamente a visitar aquel granero ¿Has visto Luigi? Mejor quedarse con el estómago vacio que con el estómago repleto de plomo.
Se oyeron risotadas apagadas en el pelotón. Patxi se volvió a levantar, desperezándose. Y sacudiéndose la ropa con ambas manos, dió la orden de ponerse en movimiento por la carretera hacia el este.