Ginger, tras el fracaso de su charla con Dagan de Jericó, se vuelve a territorio rebelde y ordena sacar la mayoría de suministros de las ciudades y enviarlos más allá del Jordán para alejarlos de las garras egipcias. Luego se encamina a Betel, para encerrarse y esperar la llegada de los hititas en su ayuda.
Los egipcios continúan su marcha al sur por el interior de Canaan, dirección Salem, para castigarla por su rebeldía, y pasan entre Betel y Hai. Por poco no detectan el pequeño ejército de Ginger camino de Betel, pero sí detectan la caravana de suministros de la ciudad de Gabaón, que cumpliendo la orden de Ginger está enviando sus reservas hacia el Jordán y se topa con los egipcios. Booresy Breogán no tienen piedad de la caravana y se quedan con todo lo que lleva. De esta manera consiguen suministros para varios días y ganan tranquilidad.
BOORES SE DIVIERTE ATACANDO LA CARAVANA DE GABAON

Luego se paran a pensar y marchan sobre Betel, donde detectan la entrada de tropas.
Eran las tropas de la reina Ginger, que de pronto observa a todo el ejército del faraón frente a sus puertas. Ginger, siempre repleta de ardides, decide enviar una doble a los egipcios, preguntando si vienen a desposarla o a esposarla, a ver como la tratan.
DOBLE CANANEA ENVIADA POR GINGER A LOS EGIPCIOS

Boores, al verla, la arresta al momento y la mete en su “carro del amor”. Sospecha que no es la Ginger verdadera, pero se aprovecha sometiéndola a toda clase de perversiones sexuales. Ginger, desde la muralla de Betel, oye los gritos de la pobre desgraciada y se da cuenta de que no puede tratar nada con los egipcios, ya que la ven como un simple trofeo para sus bajos instintos. Un anciano contesta a los hititas desde las murallas: “Si tratáis así a una reina no tenemos nada más que hablar”.