A fugitivas sombras doy abrazos;
en los sueños se cansa el alma mía;
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.
Quevedo.
Ejercicio que relaja el ánimo, favorece el sueño, desentumece articulaciones, alivia nudos musculares, ahoga agitaciones febriles, sofoca calores que abrasan la sesera y compenetra el alma con su envoltura. Eso sí, mejor en buena y selecta compaña.

One lovely morning about the end of april 1913, found me very pleased with life in general...