Según el plan Schlieffen, el golpe hacia París debía darlo el ala derecha germana, de manera que "la bocamanga del último soldado tocase el mar". París debía ser envuelto desde la derecha, y solo después, asaltado.Crixdaz escribió:Lo gracioso es que después de todo al final vas camino de París, con todos los requiebros que hemos visto de Schlieffen/XVII. Parece que al final has sucumbido al espíritu germano, esperemos que el Marne no signifique nada en esta partida.
Varios factores hicieron fracasar el plan. En primer lugar, el desastre del ataque francés por Alsacia y Lorena hizo abrigar a los alemanes la esperanza de un doble envolvimiento, también por el ala izquierda alemana. No lo consiguieron, debido a las fortalezas francesas; pero en el intento, gastaron unas reservas que habrían sido preciosas en el ala derecha.
Segundo, los junkers de Prusia oriental temieron por sus posesiones y convencieron al Káiser de que enviase dos cuerpos desde Francia a Prusia, para enfrentarse a los rusos. Estos dos cuerpos llegaron demasiado tarde para la batalla de Tannenberg, pero faltaron en la batalla del Marne.
Tercero, en un momento dado los alemanes decidieron, en vez de seguir hacia París, girar en el Marne para atacar al cuarto ejército francés por el flanco. La idea no era mala, si eso no hubiese supuesto a su vez ofrecer el flanco del primer y segundo ejércitos alemanes al BEF y al 5ème y al 6ème.
Y cuarto, y muy importante, los ejércitos franceses estaban más o menos intactos. Apalizados, sí; derrotados, también; en retirada desde hacíai días. Pero intactos. Von Molkte decía: "En una victoria, hay prisioneros y hay material capturado; ¿dónde están los prisioneros y el material capturado?"
El mérito hay que dárselo al denostado general Lanrezac, del 5ème, que cuando se dio cuenta de lo que se venía encima por el ala derecha alemana, ordenó que su ejército se retirara. Y eso, a su vez, obligó a retirarse al BEF y al 4ème.
Sin esa orden de Lanrezac, que le costó el puesto y el honor, los alemanes habrían destruido primero al BEF, luego al 5ème y por último al 4ème; y entre ellos y París solo habría habido el 6ème, que habría quedado sumergido por la marea teutona y habría sido también destruido. Sin Lanrezac, nunca habría habido batalla del Marne.
¿Por qué esta disgresión histórica? Pues porque en esta partida las cosas han ocurrido de forma diferente. En primer lugar, los franceses han reforzado muchísmo su ala izquierda, con lo cual el avance alemán ha sido muy lento allí. Pero, al hacerlo, han debilitado su centro. Y se lo he roto.
En segundo lugar, los franceses han luchado duro y sin retirarse. Eso ha demorado mi avance, pero por otro lado sus ejércitos están hechos trizas. Ahora, aparte de Bélgica y el frente de Metz-Lorena-Alsacia, apenas tienen nada. El 6ème y el tercer cuerpo del BEF, lo único intacto que les queda, tienen que extenderse a lo largo de un frente amplísimo; inevitablemente, dejarán huecos por los que me infiltraré.
O sea, que no temo una contraofensiva francesa, por la sencilla razón de que no tienen soldados para realizarla. No existirá batalla del Marne.
En todo caso, los franceses podrán detenerme en algunos lugares, pero no pasar a la ofensiva.
Una predicción un tanto arriesgada, pero he apostado por ella. Estoy avanzando sin temer contragolpes, es una apuesta. Pero mi enemigo ahora, más que los franceses, es el tiempo. Me quedan pocos turnos para conquistar París. Porque voy a por la capital enemiga.