
-¡Eso es mentira Brejóvich! ¡Has salido tan embustero como tu padre! ¡Entre los cosacos no ha habido santos! Todos ellos son de familia mujiks(*).
-¡Sí que los hubo!
-¡Mientes como un perro!
-¡Te digo que los hubo!
-Di uno, a ver.
-¿Y san Jorge?
-¡Bah! ¡No digas herejías! ¿Acaso era cosaco?
-De pura raza del Don. Nació en la stanitsa de la parte baja, en Semikarakórskaia, si no me equivoco.
-¡No es verdad! Al menos te podías haber cerciorado antes. ¡No es cosaco!
-No, ¿eh? Entonces, ¿por qué lo representan con una pica?
(*) apelativo con el que los cosacos llaman a los rusos.
Este diálogo tiene lugar en el tercer libro de 'El Don apacible', obra del escritor Mijaíl Shólojov (1905-1984). Shólojov, que nació a orillas del río Don, ha sido elevado a la categoría de autores como Dostoyevski o Tolstoi, lo cual no sorprende una vez hayamos leído 'El Don apacible'.
Escrito en cuatro libros, 'El Don apacible' nos cuenta la epopeya del pueblo cosaco en el transcurrir de la 1ª guerra mundial y la revolución bolchevique. Hechos convulsos que cambiaron y diezmaron a un pueblo amante de sus costumbres, su libertad, su organización, y en definitiva de su forma de vida apegada a la tierra y al trabajo duro. Una vida dura, sí, pero que se ve aliviada cuando un vaso de vodka queda vacío, alguien entona una alegre canción cosaca y un bailarín inicia sus acrobáticas danzas. Leeremos cómo la vida tranquila de la familia Mélejov se ve truncada por el inicio de la 1ª guerra mundial, donde las tropas alemanas y austriacas se enfrentan a un ejercito zarista mal dirigido y pertrechado. Aún así la sola aparición en el campo de batalla de la caballería cosaca provoca un efecto devastador sobre la moral del enemigo. Pero no sólo los ejércitos alemán y austriaco sufrieron el arrollador ímpetu de los cosacos, también el ejercito rojo tuvo que enfrentarse con ellos durante la guerra civil. Una guerra civil entre amigos, entre familias, entre hermanos cosacos luchando en las orillas del Don apacible.
El acercamiento a esta obra maestra debe hacerse sin prejuicios sobre el pueblo cosaco ni su autor. Todos tenemos en mente a un cosaco como un ser borracho y salvaje, y sí, en algunos casos se cumple, pero si nos alejamos del cliché también podemos ver a un pueblo que ha sufrido terribles pruebas durante su historia, y que hoy en día intenta recuperar su tradición y orgullo. En cuanto a los prejuicios políticos sobre su autor, creo que el hecho de haber sido diputado del Sóviet Supremo de la URSS no nos debe disuadir de la lectura de una obra grandiosa y de gran riqueza literaria. Es más, durante la lectura se puede apreciar una crítica agria sobre la imposición al pueblo cosaco de la ideología bolchevique.
Monta en tu caballo, únete a tu sotnia y cabalga por la estepa hacia “El Don apacible”.

Saludos.
P.D.: Caid ya hizo una reseña de este libro en el año 2004 viewtopic.php?f=5&t=407&p=3891&hilit=el ... ible#p3891