Como aperitivo os contaré un poco como fue mi iniciación al mundo del buceo. Y que conste que mis intenciones son malas y que lo que pretendo es hacer el Haplo y picaros para que os hagáis un curso y podáis disfrutar de algo maravilloso y al alcance de todos.
En mi caso la cosa empezó de la manera más tonta. Nos quedaban a mi mujer y a mi algunos días de vacaciones después de las de agosto del 2004 y pensando en qué podríamos hacer con ellos me dijo “Oye, ¿y si hacemos un curso de buceo? A mí siempre me ha apetecido…”. Como uno se ha criado viendo documentales de Costeau, aquella me pareció una idea maravillosa. Así que liamos a una pareja de amigos y allá que nos fuimos los cuatro rumbo a Las Galletas, en el extremo sur de Tenerife, donde nos habían recomendado un club de buceo apañadito en el que hacer el curso en una semana y de paso poder hacer buen turismo y disfrutar de las playas de la zona.
Un inciso: hay federaciones nacionales que imparten cursos de buceo. En España es FEDAS (Federación Española De Actividades Subacuáticas) pero también existen organizaciones privadas supranacionales cuyos títulos están reconocidos en la mayoría de los países. Una de ellas es PADI, la más importante. Los títulos que tengo yo son de esta organización.
El curso constaba de algunas clases teóricas, algunas clases prácticas en aguas confinadas (piscina o puertos de aguas tranquilas y donde no te cubre) y cuatro inmersiones auténticas. Luego haces un examen no demasiado difícil y ya está. Y con eso… quedas enganchado para siempre, os lo juro.
Bucear es la sensación más maravillosa que he podido experimentar (sexo aparte, claro). Por momentos es como volar. Ver el fondo a 40 o 50 metros por debajo de ti mientras te deslizas lentamente es como flotar en el aire.
Y de la fauna que puedes ver, ni os cuento. Dicen, y es verdad, que en una sola inmersión puedes ver más animales salvajes que en años de paseos por el bosque.
Pero mejor os pongo unos pocos ejemplos de mis propias inmersiones:
Aquí mi amiga Egus en Tenerife jugando con una tortuga boba.

Y aquí mi mujer, Maribel, unos días antes con una raya.

Y este soy yo en Cuba con un banco de pagualas.

Saliendo de una cueva en Cuba (las piernas que se ven en la parte de arriba son las mías). El fondo está 1200 metros más abajo.

Una morena cubana. Tan gruesa como mi muslo.

Y una cueva en Menorca.

Tengo muchas más, pero para muestra de lo que pueden encontrar, creo que vale. ¿Os extraña que ahora planee mis vacaciones en función del sitio en el que me apetece bucear?

Pues eso, que espero que alguien más de por aquí comparta mi gran afición y añada algunos datos más y fotos si tiene. A ver si entre todo hacemos un buen hilo.
