Introducción
Al terminar 1807 España es aliada de Francia para su alegría y también para su desgracia, como se vio en la derrota naval de Trafalgar en 1805. En su alianza de 1807 ambos países decidieron dividirse Portugal, un país que según Napoleón profesaba demasiada obediencia hacia Gran Bretaña, y una presa largamente deseada por Godoy. En la ruta hacia Portugal, las tropas francesas lideradas por el general Junot entran en España en octubre de 1807. Junot entra en Lisboa el 30 de noviembre.
Pero al mismo tiempo otros cuerpos del ejército ocupan la península con el pretexto de cubrir a las tropas de Junot. Al comienzo de 1808 ya controlan el norte y el centro de España y han tomado las ciudades de Barcelona, Pamplona y San Sebastián. Esta presión creciente preocupa seriamente al gobierno español, especialmente desde que el 20’ de febrero de 1808 el mariscal Murat es nombrado teniente general del emperador en España.
Su llegada pone en duda las intenciones reales del emperador. En estas circunstancias, se produce un motín la noche del 17 al 18 de marzo de 1808 dirigido contra Godoy, en la cima de su impopularidad. La llegada de los franceses a España, directamente vinculada a sus proyectos con Portugal, aumenta su descrédito. Godoy es apresado, pero siguen las tensiones y el motín popular lleva al rey Carlos IV a abdicar el 19 de marzo de 1808. El príncipe Fernando sucede a su padre con el nombre de Fernando VII. Pero este cambio no agrada a Napoleón, que se niega a reconocer al nuevo rey.
Napoleón ofrece el trono a su hermano mayor José. Pero para que pueda ser rey el trono tiene que quedar vacante. Napoleón reúne a la familia real española en Bayona en abril de 1808. Fernando y Carlos IV llegan el 30 de abril, esperando el apoyo de Napoleón. Pero, aislados y lejos de casa, no tienen muchos medios para oponerse a la voluntad imperial. Carlos IV acepta renunciar a la corona e irse al exilio a Compiegne, Francia. Fernando VII también renuncia tras algunas dudas. Después de París y Nápoles, la dinastía Borbón cede Madrid, donde se establece un Bonaparte.
El 6 de junio de 1808, Napoleón nombra oficialmente a José rey de España. Con el aparente apoyo de los notables, José puede ir y tomar posesión del trono. Sabe que no será una tarea fácil, ya que la resistencia en contra de los franceses está organizada. Incluso para llegar a Madrid necesita protección de los cuerpos del mariscal Bessieres. Desde marzo ha aumentado la tensión entre la población y el ejército francés, que cada vez se parece más a un ejército de ocupación. El anuncio de las abdicaciones de Bayona; aparentemente una trampa, removió un avispero.
Cuando Murat decide enviar a Bayona a los últimos miembros de la familia real que quedaban en Madrid los madrileños se alzan en una sublevación a las afueras del palacio. Murat lleva a cabo una represión sistemática y las luchas son particularmente sangrientas. El número de víctimas mortales de ese día; el dos de mayo, es enorme entre los insurgentes; probablemente más de mil. Entre los franceses sólo hubo cien muertos.
Pero la Batalla de Madrid es la chispa que encenderá la Península.
En varias regiones de España, como Asturias, Andalucía y Aragón, las noticias de la sublevación del 2 de mayo provocan reacciones inmediatas. La sublevación se extiende rápidamente a la provincia de Valladolid, a Salamanca y especialmente a Galicia, una región de terrenos apropiados para la resistencia. El 24 de mayo la ciudad de Zaragoza se libra del yugo y con ella la región de Aragón. A continuación se alza Extremadura, Cartagena y Murcia y después las zonas costeras. Les sigue parte de Cataluña, y sólo Barcelona permanece bajo dominio francés. El 26 de mayo de 1808 la sublevación se extiende a Sevilla y Cádiz en Andalucía.
Al terminar el mes, casi todas las provincias españolas están en pie de guerra. Sólo Castilla y el centro de la península estaban libre de la sublevación, ya que la concentración de tropas francesas no permiten ninguna insurrección. Pero en todos los demás sitios la resistencia se está organizando. En las provincias rebeldes incluso las tropas regulares del ejército se unen a la sublevación y se realizan contactos con los británicos.
