

Otto Carius: Panzers in the mud es un libro escrito por Otto Carius, as de tanques alemán, comparable al legendario Wittman o más. Otto Carius vivió la guerra como tanquista y participó en ella desde 1941 hasta el final, cuando se rindió a la fuerzas angloamericanas.
Os dejo este enlace para más información:
http://www.achtungpanzer.com/gen4.htm
Su libro es o debería ser un libro de cabecera para todos aquellos que guste saber las interioridades de la vida de un tanquista de élite y más de uno que tuvo la fortuna de ser tripulante de los famosos Tigers. Su libro es un fantástico relato lleno de sorpresas y anécdotas sobre el uso del Tiger, sus problemas, toda la logística que envolvía a estos tanques y el profundo temor que despertaban entre los rusos.
Al leer su libro no puedo más que tener en mente al Combat Mission porque aparecen términos que el juego utiliza y las tácticas que emplean los rusos para hacer frente a esas bestias son las tácticas que cualquiera de nosotros usaría para hacer frente a los Tigers en cualquier partida.
Hay mucho por decir y no quiero ser pesado, pero el libro es muy bueno desde el punto de vista histórico y como fuente de información. Dejo de lado cualquier tema ideológico o político.
Hay trozos del libro realmente impresionantes, como la batalla defensiva que durante una semana llevó a cabo Otto Carius con su pelotón de Tigers, cargándose ellos solitos cualquier avance ruso blindado y dando respiro a las defensas alemanas, muy inferiores en número, para variar.
El Tiger es el actor principal de este libro, es un día a día de sus defectos y sus ventajas.
El libro está en inglés, pedido en Amazon tirado de precio y con el cambio euro/dólar sale más barato aún. Es muy ameno y su inglés no es complicado, no hay que ser Shakespeare.
Os dejo algunos esbozos de lo que el libro depara. Son anécdotas pero hay muchísimas más. He escogido las primeras que he encontrado.
"Me convertí en recluta otra vez cuando me destinaron al 7º Batallón Panzer de Reemplazos en Vaihingen. Mi comandante de tanques era el Unteroffizier Augst Dehler, una persona extraordinaria y un buen soldado.Yo era el cargador, y todos nosotros estábamos henchidos de orgullo cuando recibimos nuestro Panzer 38 (toneladas) checoslovaco. Nos sentíamos prácticamente invencibles con nuestro cañón de 37mm y dos ametralladoras checas. Estábamos entusiasmados por la protección del blindaje y no nos dimos cuenta hasta más tarde que sólo serviría como protección moral. Si fuera necesario, el blindaje detendría el fuego de armas cortas."

"Como cargador tenía la peor posición de todas. No sólo no podía ver nada sino que nunca podía sacar la nariz al aire libre. El calor asfixiante que hacía dentro era insoportable. Al cruzar un pueblo o villorio ruso esperaba con fervor que el comandante nos fuera transmitiendo todos los detalles".
“El 8 de julio (1941) recibimos un impacto. Tuve que salir del tanque corriendo por primera vez. Íbamos en cabeza. Era en Ulla, un pueblo que estaba totalmente arrasado por el fuego. Nuestros ingenieros habían construido un puente de pontones cercano al que había sido destruido junto al Düna. Al encabezar la marcha para explorar la otra orilla ocurrió como un relámpago seco. Un impacto contra nuestro tanque, un crujido metálico, el grito de un compañero, ¡y eso fue todo!. Una pieza larga de chapa de blindaje había penetrado cerca del asiento del operador de radio. Nadie tuvo que decirnos que saliéramos de allí. No fue hasta que pasé mi mano por mi cara en la zanja que había al lado de la carretera que descubrí que el impacto también me había dado. Nuestro operador de radio había perdido su pierna izquierda. Maldecimos al acero checo por ser tan poco elástico y frágil y del poco trabajo que le había dado al ATG ruso de 47mm. Las piezas de nuestro propio blindaje y de las juntas habían causado considerablemente mayor daño que la metralla del explosivo en si.”
"Después de un día de calor asfixiante durente el cual nuestras gargantas habían esperado en vano por un poco de agua (los pozos rusos no se usaban por si el agua esta contaminada), maldecíamos por encontrar un riachuelo de agua limpia cuando corrió la noticia de que el comandante del batallón había ordenado que le fuera preparado un baño con el agua para nuestro café. Este comportamiento increíble por parte de un superior iba más allá de cualquier comprensión. Pero al pensar en el baño de nuestro superior nos dio una oportunidad para reir y hacer bromas y mejorar la moral de la tripulación, de manera que pronto esa anécdota fue vista desde su punto de vista más gracioso."
“Estábamos en nuestros búnkers lejos detrás del frente. Una mañana, el comandante me llamó excitado. “Hey, Carius, echa un vistazo- ¡como en las películas!. ¿Cómo es posible?”. Una división de campo de la Luftwaffe recientemente equipada avanzaba a través de nuestro cuartel hacia el frente. Me quitó el aliento: ¡cómo en un cuento de hadas!. Desde las bolsas de equipaje hasta los cañones, todo era nuevo. Vimos armas de las que sólo habíamos oído hablar en rumores: la MG42, el Pak de 75mm, y otras cosas asombrosas.
Les acompañamos hasta el frente para poder verlo todo de más de cerca. Había una atmósfera de gran respeto y dignidad alrededor de esa división. No había signos de combate, así que las MG42 fueron empaquetadas lejos, para que nadie las tocara. Un presentimiento molesto empezó a asaltarnos. ¿Qué ocurriría si Ivan decidiera a atacar allí mismo?. Antes de que esas armas pudieran ser puestas a punto, los rusos podrían haber roto la posición
Nuestros temores demostraron ser justificados. Un ruido seco y profundo procedente del noreste nos despertó de pronto. Escuchamos durante unos minutos, entonces nada podía mantenernos en nuestros búnkers más tiempo. A fuera, una dura tormenta de nieve prácticamente nos asaltó de golpe. Ese era el tiempo ideal para un ataque de los rusos. Sin esperar la alarma, despertamos a la compañía. Nuestras sospechas fueron confirmadas. Informes revelaban que los rusos habían roto el frente.
Encontramos al comandante de la Luftwaffe en un estado de completo desespero en su puesto de mando. No sabía donde estaban sus unidades. Los tanques rusos habían roto el frente antes de que los Pak pudieran disparar un solo tiro. Ivan había capturado todo el material nuevo, y la división se había esparcido a los cuatro vientos.
Cuando una unidad de infantería marchó hacia un pueblo, hombres con uniformes de la Luftwaffe les hicieron señas. Poco después, abrieron fuego con una efectividad devastadora. Los rusos habían capturado la ropa nueva de invierno que traía consigo la división.
Así que recibimos orden de disparar a cada uniforme de la Luftwaffe, ya que sólo los rusos podían ir dentro. Desafortunadamente, unos pocos de nuestros grupos de asalto cayeron también víctimas de esta orden.
Donde quiera que en los días siguientes oíamos disparar a una MG42 sabíamos que eran los rusos quienes las estaban utilizando.”


“En la tarde antes de mi partida a mi nuevo destino, August Dehler movió su tanque fuera de su “agujero”. Había estado enterrado en el suelo para resguardarlo del frío. Dehler resbaló por el blindaje inclinado y resbaladizo del tanque, con sus botas de fieltro y cayó al lado de la cadena izquierda. La cadena le cogió sin que el conductor se percatara. Se detuvo al tanque inmediatamente cuando el resto de la tripulación empezó a gritar, pero la cadena ya había aplastado la parte superior de las piernas. Murió al instante, sin emitir ni un sonido. Había perdido uno de mis mejores amigos”
“El mantenimiento de las baterías del Tiger era importante, especialmente en invierno. Tenían que ser constantemente cargadas dejando que el motor funcionara cuando no conducíamos demasiado. De otra manera, el stárter no encendía más el motor del tanque. Si eso ocurría, dos miembros de la tripulación tenían que saltar e ir atrás donde estaba el motor con un starter manual similar a los de los viejos aviones. No hace falta mucha imaginación darse cuenta que tener que recurrir a ello no era algo divertido en medio de una batalla a vista del enemigo.”
Por cierto, esto me recuerda la película Los violentos de Kelly cuando hacia el final Cleant Eastwood y el resto de su tropa entran en el pueblo aprovechándose de que los tanques alemanes (Tigers) están calentando los motores, tal como indica Otto Carius.

“Desafortunadamente, tuvimos un triste incidente que tuvo lugar con los soldados de infantería que habían sido montados encima de nuestros Tigers después de nuestra última operación. Los hombres habían encontrado un lugar el compartimiento de atrás del tanque. Estaban tan mortalmente cansados que eran incapaces de caminar. Se sentaron sobre los ventiladores de refrigeración, donde el aire caliente era expelido del compartimiento del motor.
Los soldados cayeron pronto en un sueño profundo y sufrieron envenenamiento por monóxido de carbono, porque el aire de refrigeración estaba mezclado con humos de desechos. A pesar de los inmediatos esfuerzos por reanimación, tres de ellos no pudieron salvarse. En ese momento no lo sabíamos, pero desde entonces en adelante fuimos capaces de advertir a todos los soldados.”

Un saludo