La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Aqui un sitio reservado para los mensajes que no tienen porque ser de estrategia. Siempre respetando las normas generales de conducta y la buena educación, ante todo.
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Saturnino Martín Cerezo
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La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Saturnino Martín Cerezo »

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En primer lugar, mi enhorabuena a los seguidores "bleus" y en segundo, dejad que disfrute de otra Guinness que son muchos años esperando este momento.
Y entre los muertos siempre habrá una lengua viva para decir que "¡ Zaragoza no se rinde !"
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Zoidber
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Zoidber »

Me uno a tu felicitacion por partida doble. 1º por el partidazo de hoy (aunque yo soy mas de Gales :oops: ), y 2º por la Guinness :mrgreen:
perseo
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por perseo »

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=MZ05GKJFIOo[/youtube]

Porfin!!!! falta ganar un titulo en europa para demostrar quienes son los papis en este juego. Pero son grandes, muy grandes!!!!

Saludos
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aibargarai
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por aibargarai »

menudo partidazo!

Francia estuvo 20 minutos presionando y no avanzaron más de 10 metros en campo Neozelandes, y los allblacks sin cometer un golpe... que tios!

Asiertxu
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Cowboy
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Cowboy »

Enhorabuena a los All Blacks creo que se lo merecían por haber demostrado como se vive este deporte, tradición y filosofía pues de todo esto tiene un poco el rugby y nhorabuena a Francia por haber estado a puntito de ganar la final que la historia le debe, estan como Holanda en fútbol.

Ha sido un bonito mundial muy emocionante con resultados muy apretados en bastantess partidos, los de Inglaterra, Argentina y Escocia se han llevado la palma de emoción. Creo que aunque aún se han visto muchas diferencias entre los élite y el resto la verdad es que entre el HS y el HN se ha igualado bastante el tema.

A mi sobretodo me han gustado los galeses tienen un equipo de futuro brutal, que me decís de: Warburton, Noth, Halfpenny...por cierto más mayorcito es Phillips pero ha hecho un mundial espectacular , me hubiera gustado verlos en la final.


Aquí va un pequeño homenaje el "tierra de mis padres":
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=mEGfcv6hGPI[/youtube]
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Iosef
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Iosef »

7-8.... eso que es, waterpolo??????????? Mis chicos este sábado ganaron 26 - 40, y nos llevamos nuestra particular copa Bocaina (una versión canaria de la calcuta cup) Digo mis chicos porque yo este año no se si jugaré algo... :nono: :nono:

Ahora en serio, ya era hora de que estos chicos volvieran a ganar, si no, sus mujeres, o su oveja favorita (sheepfu***** les llaman los pérfidos..) no les dejan volver a casa. Mucha presión habrán soportado, jugar en casa , ufffff, en un pais en que esto es una religión ha debido costar.

Felicdades a todos los participantes, yo cada año les tengo mas cariño a los japos.. pero el mas oscuro rincón de mi corazón es para Samoa y Tonga :mrgreen:
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Cowboy
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Cowboy »

Bueno como estamos en jornada de descanso en el VI naciones, me he visto el partido Irlanda-Inglaterra, por cierto bastante malo, pero como mínimo he descubierto lo nunca visto existen primeras que son capaces de pensar por si mismos y corren, placan y apoyan a la línia, de verdad que nunca creí que mis ojos pudieran ver tal hazaña:

http://www.youtube.com/watch?v=NOPBwC0ZITs

Aunque como siempre la cabra acaba tirando al monte:

http://www.youtube.com/watch?v=teqizuet-ck



Hay que reconocer que tenía derecho a "buscar con el pie"...jeje :Ok:

saludos
Saturnino Martín Cerezo
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Saturnino Martín Cerezo »

Cowboy escribió:Bueno como estamos en jornada de descanso en el VI naciones, me he visto el partido Irlanda-Inglaterra, por cierto bastante malo, pero como mínimo he descubierto lo nunca visto existen primeras que son capaces de pensar por si mismos y corren, placan y apoyan a la línia, de verdad que nunca creí que mis ojos pudieran ver tal hazaña:

http://www.youtube.com/watch?v=NOPBwC0ZITs
Bueno este verderol, muy bueno. :Ok:
Cowboy escribió:Aunque como siempre la cabra acaba tirando al monte:

http://www.youtube.com/watch?v=teqizuet-ck

saludos
En mis tiempos (allá por el cuarternario), al que hacía eso (y la marca de los tacos no engaña) , a la primera oportunidad se le pasaba el balon y dejaba solito con la delantera contaria... y ¡pelillos a la mar! :mrgreen: :mrgreen:
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Justin [Gen]aro MacDuro
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Justin [Gen]aro MacDuro »

http://longitudlatitud.wordpress.com/

A veces sueño que juego al rugby otra vez, como antes de que el rugby me abandonase. No hago la jugada de mi vida, no consigo un ensayo imposible, no placo a Jonah Lomu. Simplemente, juego al rugby. Me veo en la línea de touche dando un paso hacia fuera para ver a mi talonador o con la rodilla en el suelo con el segunda línea a mi derecha, la cabeza apoyada en la cadera enorme de mi pilier izquierdo y los tacos clavándose en el suelo mientras nuestros ochocientos kilos chocan contra los suyos y el balón entra en el pasillo. El ocho levanta el balón por el lado cerrado, me adelanta, su flanker le para, llego para limpiar el ruck, nuestro medio de melé llega, levanta otra vez el balón y volvemos a empezar. El suelo está pesado, las camisetas de algodón de las de antes se cargan de agua y pesan un quintal, los pantalones blancos ya están cubiertos de barro, hace frío, echamos vapor como locomotoras viejas y el balón resbala como un atún recién pescado. El rugby. La vida.

Llegar al campo, por la mañana temprano, en invierno. Cambiarse en el vestuario. Las vendas en los dedos o en los tobillos, ayudar a la primera línea a vendarse la frente para sujetar las orejas, cerrar la venda con dos vueltas de cinta adhesiva negra, el olor a réflex. El ruido de los tacos sobre el cemento en el pasillo que nos lleva al campo, el cambio de resistencia del suelo al llegar a la hierba alta y húmeda. Correr todos juntos, despacio, entre la niebla, mirando de reojo a los del otro equipo que corren todos juntos al otro lado del campo. Sentir que parecen enormes, mucho más grandes que nosotros, más pesados, más fuertes. Sentir que todos juntos somos mucho más que la suma de cada uno de nosotros. Siempre hay alguien que dice algo, alguien que comenta la salida de la noche anterior, el último partido contra esos mismos tipos de enfrente, hay alguna risa, alguien da ánimos, alguien tose. Hay quien no dice nada nunca, o casi nunca. Yo soy de esos. Corro en medio de mis compañeros, no digo nada, soy uno de quince, dependo de mi equipo y mi equipo depende de mí. El rugby. La vida.

Cuando termina el calentamiento nos reunimos en círculo en torno al capitán. Nos abrazamos unos a otros, giramos el cuello, soltamos las piernas. Somos un equipo, dice. Podemos ganar, o nos pueden ganar ellos, pero no es lo mismo perder que nos ganen, dice. Si ganamos, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante tratar al rival con respeto. Si nos ganan, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante ganarse el respeto del rival y es importante poder mirarse al espejo en el vestuario. Somos un equipo, dice. No somos nadie sin el equipo, el equipo no es nada sin cada uno de nosotros. Cada uno hace lo que debe hacer y nadie hace menos de lo que debe. Nadie se arruga, nadie se esconde. Cada uno cumple con su función. Si alguien flaquea, el equipo le levanta. Si el equipo flaquea, nosotros lo levantamos. Cuidamos los unos de los otros. Si alguien no hace lo correcto, nos aseguramos de que lo haga antes de que el árbitro le sancione o los contrarios le hagan daño. Cada uno cuida de sí mismo, pero si alguien no se cuida lo suficiente, los demás cuidamos de él. Si alguien duda, le apoyamos. Si alguien se cae, lo levantamos. Permanecemos juntos, no dejamos que nadie se sienta solo, que nadie se vea solo en el campo nunca. Somos un equipo y no abandonamos a nadie aquí fuera. El rugby. La vida.

Cuando volvemos a salir al campo desde el vestuario lo hacemos corriendo detrás del capitán. Abandonamos el calor de vestuario por el frío de la intemperie y una vez que se cruza la puerta ya no hay vuelta atrás, ya sólo se puede volver pasando a través del partido, ya sólo se puede volver a la comodidad atravesando los ochenta minutos, una vida entera.

Cuando sueño, no marco ensayos imposibles ni hago placajes rompehuesos. Simplemente, juego. Escucho el pitido del árbitro, sigo con la mirada el balón que vuela, corro, choco, me levanto, vuelvo a chocar. Revivo con toda exactitud el ruido de los impactos, las respiraciones de los jugadores en la melé, el tacto de las camisetas en las manos, el balón, el peso de la gente sobre ti cuando se derrumba el maul. Revivo la decepción del balón que se cae hacia delante, la amargura del placaje fallado, la emoción de ganar metros, paso a paso, la austera alegría del ensayo, la íntima exaltación del placaje que acaba con tu rival en el suelo. Si flaqueo, el equipo me levanta. Si no me cuido, el equipo cuida de mí. Hago todo lo que debo, hago todo lo que puedo, y cuando ya no puedo más percuto por última vez para ganar el último metro, placo por última vez para defender el último metro. Si el equipo flaquea, lo sostengo. Si alguno de mis compañeros no se cuida, le cuido yo. No dejo a nadie solo, nadie me deja solo. No bajo los brazos con condescendencia si gano, no bajo los brazos con autocompasión si pierdo. El rugby. La vida.

Cualquiera que haya jugado al rugby y haya puesto el corazón en ello, aunque sea durante cinco minutos, es jugador de rugby para toda su vida. Y cuando me muera, espero haber merecido ir al paraíso de los jugadores de rugby. Viento, lluvia, hierba alta, y ver al otro lado de la melé a John Jeffreys y a Michael Jones con mi misma camiseta. Si me atreviese a rezar a San William Webb Ellis para que el Paraíso fuese completo, ya puestos a soñar, le pediría que cuando Gareth Edwards levante el balón de la melé quien lo reciba sea Barry John. Entonces cualquier cosa podrá ocurrir.

Y es que, a veces, sueño que vivo otra vez.
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Pytor
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Pytor »

Justin [Gen]aro MacDuro escribió:http://longitudlatitud.wordpress.com/

A veces sueño que juego al rugby otra vez, como antes de que el rugby me abandonase. No hago la jugada de mi vida, no consigo un ensayo imposible, no placo a Jonah Lomu. Simplemente, juego al rugby. Me veo en la línea de touche dando un paso hacia fuera para ver a mi talonador o con la rodilla en el suelo con el segunda línea a mi derecha, la cabeza apoyada en la cadera enorme de mi pilier izquierdo y los tacos clavándose en el suelo mientras nuestros ochocientos kilos chocan contra los suyos y el balón entra en el pasillo. El ocho levanta el balón por el lado cerrado, me adelanta, su flanker le para, llego para limpiar el ruck, nuestro medio de melé llega, levanta otra vez el balón y volvemos a empezar. El suelo está pesado, las camisetas de algodón de las de antes se cargan de agua y pesan un quintal, los pantalones blancos ya están cubiertos de barro, hace frío, echamos vapor como locomotoras viejas y el balón resbala como un atún recién pescado. El rugby. La vida.

Llegar al campo, por la mañana temprano, en invierno. Cambiarse en el vestuario. Las vendas en los dedos o en los tobillos, ayudar a la primera línea a vendarse la frente para sujetar las orejas, cerrar la venda con dos vueltas de cinta adhesiva negra, el olor a réflex. El ruido de los tacos sobre el cemento en el pasillo que nos lleva al campo, el cambio de resistencia del suelo al llegar a la hierba alta y húmeda. Correr todos juntos, despacio, entre la niebla, mirando de reojo a los del otro equipo que corren todos juntos al otro lado del campo. Sentir que parecen enormes, mucho más grandes que nosotros, más pesados, más fuertes. Sentir que todos juntos somos mucho más que la suma de cada uno de nosotros. Siempre hay alguien que dice algo, alguien que comenta la salida de la noche anterior, el último partido contra esos mismos tipos de enfrente, hay alguna risa, alguien da ánimos, alguien tose. Hay quien no dice nada nunca, o casi nunca. Yo soy de esos. Corro en medio de mis compañeros, no digo nada, soy uno de quince, dependo de mi equipo y mi equipo depende de mí. El rugby. La vida.

Cuando termina el calentamiento nos reunimos en círculo en torno al capitán. Nos abrazamos unos a otros, giramos el cuello, soltamos las piernas. Somos un equipo, dice. Podemos ganar, o nos pueden ganar ellos, pero no es lo mismo perder que nos ganen, dice. Si ganamos, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante tratar al rival con respeto. Si nos ganan, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante ganarse el respeto del rival y es importante poder mirarse al espejo en el vestuario. Somos un equipo, dice. No somos nadie sin el equipo, el equipo no es nada sin cada uno de nosotros. Cada uno hace lo que debe hacer y nadie hace menos de lo que debe. Nadie se arruga, nadie se esconde. Cada uno cumple con su función. Si alguien flaquea, el equipo le levanta. Si el equipo flaquea, nosotros lo levantamos. Cuidamos los unos de los otros. Si alguien no hace lo correcto, nos aseguramos de que lo haga antes de que el árbitro le sancione o los contrarios le hagan daño. Cada uno cuida de sí mismo, pero si alguien no se cuida lo suficiente, los demás cuidamos de él. Si alguien duda, le apoyamos. Si alguien se cae, lo levantamos. Permanecemos juntos, no dejamos que nadie se sienta solo, que nadie se vea solo en el campo nunca. Somos un equipo y no abandonamos a nadie aquí fuera. El rugby. La vida.

Cuando volvemos a salir al campo desde el vestuario lo hacemos corriendo detrás del capitán. Abandonamos el calor de vestuario por el frío de la intemperie y una vez que se cruza la puerta ya no hay vuelta atrás, ya sólo se puede volver pasando a través del partido, ya sólo se puede volver a la comodidad atravesando los ochenta minutos, una vida entera.

Cuando sueño, no marco ensayos imposibles ni hago placajes rompehuesos. Simplemente, juego. Escucho el pitido del árbitro, sigo con la mirada el balón que vuela, corro, choco, me levanto, vuelvo a chocar. Revivo con toda exactitud el ruido de los impactos, las respiraciones de los jugadores en la melé, el tacto de las camisetas en las manos, el balón, el peso de la gente sobre ti cuando se derrumba el maul. Revivo la decepción del balón que se cae hacia delante, la amargura del placaje fallado, la emoción de ganar metros, paso a paso, la austera alegría del ensayo, la íntima exaltación del placaje que acaba con tu rival en el suelo. Si flaqueo, el equipo me levanta. Si no me cuido, el equipo cuida de mí. Hago todo lo que debo, hago todo lo que puedo, y cuando ya no puedo más percuto por última vez para ganar el último metro, placo por última vez para defender el último metro. Si el equipo flaquea, lo sostengo. Si alguno de mis compañeros no se cuida, le cuido yo. No dejo a nadie solo, nadie me deja solo. No bajo los brazos con condescendencia si gano, no bajo los brazos con autocompasión si pierdo. El rugby. La vida.

Cualquiera que haya jugado al rugby y haya puesto el corazón en ello, aunque sea durante cinco minutos, es jugador de rugby para toda su vida. Y cuando me muera, espero haber merecido ir al paraíso de los jugadores de rugby. Viento, lluvia, hierba alta, y ver al otro lado de la melé a John Jeffreys y a Michael Jones con mi misma camiseta. Si me atreviese a rezar a San William Webb Ellis para que el Paraíso fuese completo, ya puestos a soñar, le pediría que cuando Gareth Edwards levante el balón de la melé quien lo reciba sea Barry John. Entonces cualquier cosa podrá ocurrir.

Y es que, a veces, sueño que vivo otra vez.

Asombroso relato. Tengo el corazón encogido, nunca he jugado al Rugby, pero tu narración me ha hecho vivirlo en primera persona. Tengo la misma sensación en una cancha de basket, aun revivo los momentos previos al salto inicial,el sentimiento de grupo, la adrenalina fluyendo, los rituales previos.El basket,la vida. :Ok:
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Justin [Gen]aro MacDuro
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Justin [Gen]aro MacDuro »

Pytor escribió:
Justin [Gen]aro MacDuro escribió:http://longitudlatitud.wordpress.com/

A veces sueño que juego al rugby otra vez, como antes de que el rugby me abandonase. No hago la jugada de mi vida, no consigo un ensayo imposible, no placo a Jonah Lomu. Simplemente, juego al rugby. Me veo en la línea de touche dando un paso hacia fuera para ver a mi talonador o con la rodilla en el suelo con el segunda línea a mi derecha, la cabeza apoyada en la cadera enorme de mi pilier izquierdo y los tacos clavándose en el suelo mientras nuestros ochocientos kilos chocan contra los suyos y el balón entra en el pasillo. El ocho levanta el balón por el lado cerrado, me adelanta, su flanker le para, llego para limpiar el ruck, nuestro medio de melé llega, levanta otra vez el balón y volvemos a empezar. El suelo está pesado, las camisetas de algodón de las de antes se cargan de agua y pesan un quintal, los pantalones blancos ya están cubiertos de barro, hace frío, echamos vapor como locomotoras viejas y el balón resbala como un atún recién pescado. El rugby. La vida.

Llegar al campo, por la mañana temprano, en invierno. Cambiarse en el vestuario. Las vendas en los dedos o en los tobillos, ayudar a la primera línea a vendarse la frente para sujetar las orejas, cerrar la venda con dos vueltas de cinta adhesiva negra, el olor a réflex. El ruido de los tacos sobre el cemento en el pasillo que nos lleva al campo, el cambio de resistencia del suelo al llegar a la hierba alta y húmeda. Correr todos juntos, despacio, entre la niebla, mirando de reojo a los del otro equipo que corren todos juntos al otro lado del campo. Sentir que parecen enormes, mucho más grandes que nosotros, más pesados, más fuertes. Sentir que todos juntos somos mucho más que la suma de cada uno de nosotros. Siempre hay alguien que dice algo, alguien que comenta la salida de la noche anterior, el último partido contra esos mismos tipos de enfrente, hay alguna risa, alguien da ánimos, alguien tose. Hay quien no dice nada nunca, o casi nunca. Yo soy de esos. Corro en medio de mis compañeros, no digo nada, soy uno de quince, dependo de mi equipo y mi equipo depende de mí. El rugby. La vida.

Cuando termina el calentamiento nos reunimos en círculo en torno al capitán. Nos abrazamos unos a otros, giramos el cuello, soltamos las piernas. Somos un equipo, dice. Podemos ganar, o nos pueden ganar ellos, pero no es lo mismo perder que nos ganen, dice. Si ganamos, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante tratar al rival con respeto. Si nos ganan, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante ganarse el respeto del rival y es importante poder mirarse al espejo en el vestuario. Somos un equipo, dice. No somos nadie sin el equipo, el equipo no es nada sin cada uno de nosotros. Cada uno hace lo que debe hacer y nadie hace menos de lo que debe. Nadie se arruga, nadie se esconde. Cada uno cumple con su función. Si alguien flaquea, el equipo le levanta. Si el equipo flaquea, nosotros lo levantamos. Cuidamos los unos de los otros. Si alguien no hace lo correcto, nos aseguramos de que lo haga antes de que el árbitro le sancione o los contrarios le hagan daño. Cada uno cuida de sí mismo, pero si alguien no se cuida lo suficiente, los demás cuidamos de él. Si alguien duda, le apoyamos. Si alguien se cae, lo levantamos. Permanecemos juntos, no dejamos que nadie se sienta solo, que nadie se vea solo en el campo nunca. Somos un equipo y no abandonamos a nadie aquí fuera. El rugby. La vida.

Cuando volvemos a salir al campo desde el vestuario lo hacemos corriendo detrás del capitán. Abandonamos el calor de vestuario por el frío de la intemperie y una vez que se cruza la puerta ya no hay vuelta atrás, ya sólo se puede volver pasando a través del partido, ya sólo se puede volver a la comodidad atravesando los ochenta minutos, una vida entera.

Cuando sueño, no marco ensayos imposibles ni hago placajes rompehuesos. Simplemente, juego. Escucho el pitido del árbitro, sigo con la mirada el balón que vuela, corro, choco, me levanto, vuelvo a chocar. Revivo con toda exactitud el ruido de los impactos, las respiraciones de los jugadores en la melé, el tacto de las camisetas en las manos, el balón, el peso de la gente sobre ti cuando se derrumba el maul. Revivo la decepción del balón que se cae hacia delante, la amargura del placaje fallado, la emoción de ganar metros, paso a paso, la austera alegría del ensayo, la íntima exaltación del placaje que acaba con tu rival en el suelo. Si flaqueo, el equipo me levanta. Si no me cuido, el equipo cuida de mí. Hago todo lo que debo, hago todo lo que puedo, y cuando ya no puedo más percuto por última vez para ganar el último metro, placo por última vez para defender el último metro. Si el equipo flaquea, lo sostengo. Si alguno de mis compañeros no se cuida, le cuido yo. No dejo a nadie solo, nadie me deja solo. No bajo los brazos con condescendencia si gano, no bajo los brazos con autocompasión si pierdo. El rugby. La vida.

Cualquiera que haya jugado al rugby y haya puesto el corazón en ello, aunque sea durante cinco minutos, es jugador de rugby para toda su vida. Y cuando me muera, espero haber merecido ir al paraíso de los jugadores de rugby. Viento, lluvia, hierba alta, y ver al otro lado de la melé a John Jeffreys y a Michael Jones con mi misma camiseta. Si me atreviese a rezar a San William Webb Ellis para que el Paraíso fuese completo, ya puestos a soñar, le pediría que cuando Gareth Edwards levante el balón de la melé quien lo reciba sea Barry John. Entonces cualquier cosa podrá ocurrir.

Y es que, a veces, sueño que vivo otra vez.

Asombroso relato. Tengo el corazón encogido, nunca he jugado al Rugby, pero tu narración me ha hecho vivirlo en primera persona. Tengo la misma sensación en una cancha de basket, aun revivo los momentos previos al salto inicial,el sentimiento de grupo, la adrenalina fluyendo, los rituales previos.El basket,la vida. :Ok:

No es mia , es del tipo del blog que no tengo ni idea de quien es , a mi sin duda me ha recordado a mis tiempos de pilier , joder que gran verdad eso de que cuando salias al campo veias a los del otro equipo grandes como armarios y capaces de pasarte por encima como si nada ... pero aun asi salias al campo dispuesto a recibir ostias como panes !
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Re: La Tierra es oval.. ¡¡¡CAMPEONES!!!

Mensaje por Saturnino Martín Cerezo »

Justin [Gen]aro MacDuro escribió:http://longitudlatitud.wordpress.com/

A veces sueño que juego al rugby otra vez, como antes de que el rugby me abandonase. No hago la jugada de mi vida, no consigo un ensayo imposible, no placo a Jonah Lomu. Simplemente, juego al rugby. Me veo en la línea de touche dando un paso hacia fuera para ver a mi talonador o con la rodilla en el suelo con el segunda línea a mi derecha, la cabeza apoyada en la cadera enorme de mi pilier izquierdo y los tacos clavándose en el suelo mientras nuestros ochocientos kilos chocan contra los suyos y el balón entra en el pasillo. El ocho levanta el balón por el lado cerrado, me adelanta, su flanker le para, llego para limpiar el ruck, nuestro medio de melé llega, levanta otra vez el balón y volvemos a empezar. El suelo está pesado, las camisetas de algodón de las de antes se cargan de agua y pesan un quintal, los pantalones blancos ya están cubiertos de barro, hace frío, echamos vapor como locomotoras viejas y el balón resbala como un atún recién pescado. El rugby. La vida.

Llegar al campo, por la mañana temprano, en invierno. Cambiarse en el vestuario. Las vendas en los dedos o en los tobillos, ayudar a la primera línea a vendarse la frente para sujetar las orejas, cerrar la venda con dos vueltas de cinta adhesiva negra, el olor a réflex. El ruido de los tacos sobre el cemento en el pasillo que nos lleva al campo, el cambio de resistencia del suelo al llegar a la hierba alta y húmeda. Correr todos juntos, despacio, entre la niebla, mirando de reojo a los del otro equipo que corren todos juntos al otro lado del campo. Sentir que parecen enormes, mucho más grandes que nosotros, más pesados, más fuertes. Sentir que todos juntos somos mucho más que la suma de cada uno de nosotros. Siempre hay alguien que dice algo, alguien que comenta la salida de la noche anterior, el último partido contra esos mismos tipos de enfrente, hay alguna risa, alguien da ánimos, alguien tose. Hay quien no dice nada nunca, o casi nunca. Yo soy de esos. Corro en medio de mis compañeros, no digo nada, soy uno de quince, dependo de mi equipo y mi equipo depende de mí. El rugby. La vida.

Cuando termina el calentamiento nos reunimos en círculo en torno al capitán. Nos abrazamos unos a otros, giramos el cuello, soltamos las piernas. Somos un equipo, dice. Podemos ganar, o nos pueden ganar ellos, pero no es lo mismo perder que nos ganen, dice. Si ganamos, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante tratar al rival con respeto. Si nos ganan, no bajamos los brazos y seguimos hasta el final porque es importante ganarse el respeto del rival y es importante poder mirarse al espejo en el vestuario. Somos un equipo, dice. No somos nadie sin el equipo, el equipo no es nada sin cada uno de nosotros. Cada uno hace lo que debe hacer y nadie hace menos de lo que debe. Nadie se arruga, nadie se esconde. Cada uno cumple con su función. Si alguien flaquea, el equipo le levanta. Si el equipo flaquea, nosotros lo levantamos. Cuidamos los unos de los otros. Si alguien no hace lo correcto, nos aseguramos de que lo haga antes de que el árbitro le sancione o los contrarios le hagan daño. Cada uno cuida de sí mismo, pero si alguien no se cuida lo suficiente, los demás cuidamos de él. Si alguien duda, le apoyamos. Si alguien se cae, lo levantamos. Permanecemos juntos, no dejamos que nadie se sienta solo, que nadie se vea solo en el campo nunca. Somos un equipo y no abandonamos a nadie aquí fuera. El rugby. La vida.

Cuando volvemos a salir al campo desde el vestuario lo hacemos corriendo detrás del capitán. Abandonamos el calor de vestuario por el frío de la intemperie y una vez que se cruza la puerta ya no hay vuelta atrás, ya sólo se puede volver pasando a través del partido, ya sólo se puede volver a la comodidad atravesando los ochenta minutos, una vida entera.

Cuando sueño, no marco ensayos imposibles ni hago placajes rompehuesos. Simplemente, juego. Escucho el pitido del árbitro, sigo con la mirada el balón que vuela, corro, choco, me levanto, vuelvo a chocar. Revivo con toda exactitud el ruido de los impactos, las respiraciones de los jugadores en la melé, el tacto de las camisetas en las manos, el balón, el peso de la gente sobre ti cuando se derrumba el maul. Revivo la decepción del balón que se cae hacia delante, la amargura del placaje fallado, la emoción de ganar metros, paso a paso, la austera alegría del ensayo, la íntima exaltación del placaje que acaba con tu rival en el suelo. Si flaqueo, el equipo me levanta. Si no me cuido, el equipo cuida de mí. Hago todo lo que debo, hago todo lo que puedo, y cuando ya no puedo más percuto por última vez para ganar el último metro, placo por última vez para defender el último metro. Si el equipo flaquea, lo sostengo. Si alguno de mis compañeros no se cuida, le cuido yo. No dejo a nadie solo, nadie me deja solo. No bajo los brazos con condescendencia si gano, no bajo los brazos con autocompasión si pierdo. El rugby. La vida.

Cualquiera que haya jugado al rugby y haya puesto el corazón en ello, aunque sea durante cinco minutos, es jugador de rugby para toda su vida. Y cuando me muera, espero haber merecido ir al paraíso de los jugadores de rugby. Viento, lluvia, hierba alta, y ver al otro lado de la melé a John Jeffreys y a Michael Jones con mi misma camiseta. Si me atreviese a rezar a San William Webb Ellis para que el Paraíso fuese completo, ya puestos a soñar, le pediría que cuando Gareth Edwards levante el balón de la melé quien lo reciba sea Barry John. Entonces cualquier cosa podrá ocurrir.

Y es que, a veces, sueño que vivo otra vez.
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